La persona que tenía frente a mí, ya no era la misma que conocí. Sus mirada llena de odio, me producía miedo. No sé si pueda esperar algo bueno de esto.
—¿Dónde está mi papá?—pregunté directamente.
Sin responderme, se acercó metiendo sus manos en los bolsillos.
—¿Te acuerdas de este lugar?— miró los alrededores.
—Sí, me acuerdo, pero te hice una pregunta.
—Solíamos venir aquí junto a Aomi. Pasaron muchos cosas, ¿No es así?
—¿Y por qué piensas en eso ahora?
—Quise que vinieras para recordártelo, ya que no creo que después de hoy, puedas ver la luz del día.
—¿Qué planeas hacer? —mi cuerpo no paraba de temblar.
—Muchas cosas.
—Dijiste que me perdonarías si llegaba a venir y hacía lo que dijiste.
—¿Y me creíste? Que estúpida puedes ser. ¿Crees que después de que viniste hasta aquí, voy a dejarte ir? No pensé que sería fácil hacerte venir, pero eres muy obediente — sujetó fuertemente mi mentón, obligándome a mirarlo.
—Deja a mi papá fuera de esto.
—No me puedes dar órdenes y, menos, estando en una situación como esta. Ahora solamente eres una perrita que va a hacer todo lo que yo le pida, ¿Entiendes?—tenía una sonrisa realmente aterradora.
—¿Qué quieres de mí, Kanji.
—Ya lo sabrás cuando lleguemos a nuestro nidito, así que no te desesperes. Ahora sé buena chica y actúa como si nada estuviera pasando. Caminarás junto a nosotros al auto sin llamar la atención—me agarró el brazo obligándome a caminar.
¿Qué debo hacer? Si me quedo, estoy segura que me matará. No puedo dejar que le hagan daño también a mi bebé. Tengo que huir y llamar a Akira.
Bajamos las escaleras y él soltó mi brazo, ya que habían estudiantes en el cambio de clase. Miré a mi alrededor para saber en qué dirección podría correr.
Vi mi oportunidad cuando detuvieron a Kanji, estudiantes de nuestra antigua clase. Salí corriendo lo más rápido que pude y bajé las escaleras hasta el tercer piso. No vi ninguno de los hombres de Kanji, así que seguí bajando las escaleras hasta el primer piso.
No podía salir, ya que el portón estaba cerrado, así que corrí en dirección a la oficina del director. No podía correr más, estaba muy agitada y agotada por tanto correr. Tengo miedo que esto le cause daño a mi bebé.
Abrí la puerta y me encontré con la asistente del director.
—Por favor, ayúdame a esconderme. No dejes que me lleven—le dije, casi sin aire y en lágrimas.
—¿Quién te está buscando?—preocupada me sujetó la mano.
—Kanji, el chico de la otra vez. Por favor, mo le diga dónde estoy. Tengo que hacer una llamada.
—¿Debería llamar a la policía?— preguntó.
Si llama a la policía y llega, no sé que pueda decirle. La policía no es confiable. Si Kanji le da dinero, lo más probable me lleve con él.
—No, no la llame. Llamaré a alguien para que me busque.
—Tengo que avisarle al director—se dirigió a la oficina.
Tengo que llamar a Akira ahora. Tomé mi bolso buscando el teléfono. Llamé como pude. Los nervios no me dejaban sujetar bien el teléfono.
—Director, esta chica necesita su ayuda.
—Buenos días, señorita, ¿Qué puedo hacer por tí?
—Necesito que me escondan y no digan nada. Uno de sus estudiantes me está buscando para matarme. Ayúdenme, por favor—le supliqué en lágrimas.
Escuché un suave disparo y vi como se desplomó el director al suelo.
—Sr. Carter, ¿qué ha hecho?—gritó desesperada la asistente.
Le dieron otro disparo a ella y se desplomó en el suelo también.
—Eres una niña desobediente. ¿Ves lo que me haces hacer? Esto también es tu culpa. ¿Qué planeabas intentando huir? ¿Creíste que te dejaría ir así de fácil? De algo bueno salió todo esto; hace tiempo quería salir de este viejo inútil, pero no había tenido la excusa perfecta.
—¿Cómo pudiste matar a esas personas? Ellos no te hicieron nada, ellos me iban a ayudar—estaba en pánico, mi cuerpo no dejaba de temblar.
—Suficiente razón para matarlos, ¿no crees? No vas a poder escapar por más que lo intentes. Dame ese teléfono— me arrebató el teléfono de las manos.
No sé si Akira llegó a responder, ni siquiera sé si la llamada salió. Este hombre es peligroso, puede matarme en cualquier momento.
—Me hiciste pasar mucho trabajo buscándote. Espero no estés planeando otra estupidez o aquí mismo te mataré—me agarró del brazo, y nos dirigimos a la entrada.
—Gracias por la ayuda—le dijo al guardía de seguridad de la escuela, mientras le daba dinero.
No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Primero deja al director y a su secretaria tirados en la oficina sin hacer nada por ellos y, ahora le paga al guardia, ¿Con qué clase de persona me metí?
Agarrando mi brazo fuertemente, me tiró dentro del auto.
—Ahora te quiero callada y cooperando, ¿Fui claro?
—Sí—asentí con mi cabeza.
¿Qué podría hacer para salir de aquí? Estoy segura que me matará. ¿Por qué me sucede esto a mi? Tengo mucho miedo de esta persona.
Mis nervios le afectan a mi bebé, pero ¿como puedo calmarme?
Akira:
Llamada telefónica:
—Tenemos problemas, Sr. Akira. La señorita Lisa no está por ninguna parte.
—¿Cómo que no está por ninguna parte?
—No sabemos lo que pasó, señor. La dejamos en la casa de su mamá cómo ordenó. Ella entró al edificio como de costumbre, pero vi que pasó mucho tiempo y, ella no salía, así que fui a preguntarle a su madre y me dijo que ella no la ve desde que se fue de viaje.
—¿Para qué mierda te pago? ¡Eres un completo inútil! Si algo le llega a pasar, lo pagarás con tu maldita vida. ¿Te quedó claro? ¡Búscala!— grité molesto.
—Sí, señor.
¿Qué estás haciendo, Lisa? Ella estaba muy nerviosa esta mañana. Algo estaba pasando. ¿Por qué mierdas no la acompañé? No creo que te hayas escapado, no eres tan tonta; además si lo hubieras hecho, te hubieras llevado a tu madre y no lo hiciste. ¿Será que ese pendejo de Carter es quien la tiene? ¡Maldición!