Después de algunos días de escaparnos volvimos a la escuela y todo resultó normal, claro que, llamaron a Axel a dirección, como era de esperarse. Cuando llegó al salón le pregunté qué le dijeron, su cara de culo me decía que no la pasó muy bien en la oficina del director, pero, ¿Quién carajos se la pasa bien con un adulto diciéndote que tu estás mal porque los "importantes" Lo convencieron de eso? El mundo debería aceptar que los que tienen más siempre tendrán el control en las personas, ya así sean más notas, más amabilidad, más dinero, cualquier porquería de persona que tenga "más", controla masas.
—El muy imbécil del director dijo que golpear a la gente para quitarle el dinero es malo.—Me miró con una cara peor que con la que llegó.
—Oh vamos ese idiota le lamió las bolas a la madre del maldito que tocó a Skyler y dijo lo primero que le ordenaron decir.—dije enojado haciendo gestos groseros.
—¿Cómo es que su madre va a tener bolas si es su "madre"?—rió al escuchar lo que había dicho.
—Es que el chico es una cagada, lo tuvo por el culo.—reí como estúpido por la broma tan infantil y grosera.
Es completamente repudiado hablar mal de los padres de alguien más, pero claro, son los padres de un imbécil con tendencias a violador ¿por qué no insultarlos un poco? Al fin y al cabo ellos fueron quienes lo criaron con su montaña de dinero repleto de mentiras. Dicen que siempre es bueno ayudar a un amigo, así que no estuvo mal hablar así de la madre de alguien para verlo sonreír ¿o si? Nadie salió herido además de él, y él no hizo nada.
—Vamos a huir.—Le dije a Axel de repente.
—¿Ahora? ¿A dónde iríamos?
—Es la última hora, no haremos nada en arte, podemos ir a tu casa, invitamos a Nora, nos ponemos como zorras y vamos a la disco.—Lo último lo dije bromeando con voz de chica.
—Está bien, larguémonos de aquí.—Se dirigió Axel determinado.
Sonreí radiante empezando a correr por el pasillo hasta detrás de las escaleras, ahí había una puerta dónde habían escobas y trapos del conserje. Abríamos la puerta con una tarjeta o con alguna botella de agua cortada y dentro se encontraba una especie de escotilla que llevaba a la parte de atrás del Instituto que no se podía pasar por otro lado porque había una cerca electrificada.
Al hacer todo ese proceso salíamos directamente a la calle y nos íbamos por otra avenida para llegar a su casa, era una manera infalible para escaparnos por las tardes y nunca nos atrapaban. Salté gritando victorioso mientras caminaba junto a mi amigo, él me miro sonriendo, no era tan expresivo como yo, era más como un perro rabioso que le gustaba hacer cosas malas.
—¿Tienes la ID falsa?—pregunté sujetando las tiras de mi mochila.
—Debe estar en la casa, tranquilo.— dijo relajado mientras seguíamos caminando.
Cuando llegamos a su casa, entramos a su habitación y yo empecé a rebuscar en su clóset desordenando todo lo que tocaba. Su ropa generalmente no me quedaba, él era más musculoso, yo era más un esqueleto, tenía mis razones para no comer o ejercitarme.
Me puse una sudadera negra con detalles blancos y unas bermudas negras con unas botas. Era casual, no me iba a vestir elegante para una disco, iba a embriagarme y bailar, no a hablar, eso no existe para mi en esos lugares.
Nora me envió un mensaje diciendo que ya estaba en la puerta y se escucho el incesante y molesto sonido del timbre. Corrí hasta la puerta y la abrí mirándola enojado esperando a que por fin parara, solo para enojarme un poco más, solo un poco, me dio unas palmadas en la mejilla.
—Buen chico.—Sonrió victoriosa.
La miré ofendido a punto de decir algo pero guardé silencio y la dejé pasar. Estuvimos un rato hablando sobre cuál era el plan para entrar a la disco que habían abierto hace unas semanas y cada vez que lo veía estaba lleno, generalmente esos lugares eran meticulosos para dejar a cierta gente entrar, pero al fin y al cabo siempre lográbamos algo en la noche.
Los padres de Axel seguían sin llegar, entonces robamos algunas cervezas del refrigerador de su padre en la barra y bebimos mientras caía la madrugada. Estábamos algo encendidos ya, habíamos bebido de más, ¿qué decirles? ¿No debíamos hacer algo para divertirnos? Entonces tomamos nuestras cosas y nos fuimos encaminando entre las oscuras calles del lugar hasta llegar a los lugares ruidosos y con largas filas famosas por los lugares. Nos acercamos al club y como imaginamos había una fila tediosa formándose en el lugar, Nora nos tomó de los brazos caminando normal saltándose la fila encarando al Guardia.
—Hola ¿qué tal? Soy cliente regular y me gustaría pasar de una manera más rápida, ¿se puede?—exclamó sin rodeos esperando una respuesta positiva.
—Muestren sus ID.—dijo completamente serio sin pintas de ser amigable.
Hicimos caso y buscamos las tarjetas falsas, no crean que era como en las películas donde las tarjetas eran demasiado obvias, usamos nuestra foto pero otro nombre y otra edad no tan exagerada, eso fue todo. Él las miró buscando algún fallo y luego volvió a nosotros.
—¿Si son amigos me podrían decir cómo se llaman?—mencionó desconfiado.
—Ella es Pamella y el es Rich, ¿por qué esa pregunta?—pronuncié relajado.
—Por seguridad... Miren, no los puedo dejar pasar, pero los puedo adelantar por ser regulares, colóquense cuatro puestos atrás.—Sonreímos haciéndole caso.
En los clubes siempre habían exclusividades, si luces muy viejo te ponen a lo último sin dejarte pasar casi nunca, los regulares siempre lograban entrar porque ya eran conocidos y los nuevos tenían que esperar pero pasaban, todo era cuestión de esos tres básicos factores.
Esperamos un rato hasta que entramos, mientras caminábamos por el pasillo de entrada ya habían personas chocándose con otras contra las paredes sin vergüenza ajena de lo borrachos que estaban, eso me emocionaba aún más a quedarme ahí todo el día sin descanso. Las luces de múltiples colores parpadeaban y se movían por todos lados y nada más entrar el agua de rociadores te mojaba manteniendo a los más embriagados despiertos. Me despedí con una seña de mis amigos indicando mi próxima muerte en ese lugar para dirigirme a la barra a pedir lo más fuerte que podía pedir, tomé varios shots hasta que me fui con un trago más pesado a la pista. Ya estaba algo mareado pero aún consiente y sin problemas para seguir despierto gracias al agua fría que no me dejaba caer.
Mi cuerpo empezó a moverse con la música, me intercalé hasta el montón de gente chocando unas con otras pero no de una manera incómoda ya que daba igual en ese momento. Pasó el tiempo, ya ni siquiera podía contarlo de lo intenso que se había puesto el lugar, vi a una persona caer al suelo y se la llevaron, ese si que pasó una buena noche. Una persona se me había acercado por atrás y me volteé riendo escandalosamente, era un hombre, se veía joven, no era extremadamente viejo, era enorme eso si. Se acercó y empezamos a bailar juntos mientras la gente se aplastaba más y más.
No tenía problemas con acercarme a un hombre, tampoco de manera obscena, y menos me daba vergüenza estando así de caliente en el momento. Admito que no me acostaba con hombres pero a veces hay que probar algunas cosas, ¿no? Claro que me gustaban las mujeres pero si no podía ordenar mi cabeza, no iba a darle una explicación a mi orientación. Se acercó a mi oído y me gritó para que lo escuchará.
—¿¡Qué tal si vamos a un lugar donde te pueda escuchar!?
Asentí para no hablar y tomó mi brazo arrastrándome entre las personas que a penas se distinguían debido al incesante parpadeo de las luces que provocaba aún más mareos y te dejaban poco consciente de dónde estabas. Me llevó hasta un baño donde era casi como una cabina anti sonido y me acorraló literalmente contra la pared, muy bien, estoy jodido, si no moría golpeado, moría violado, oh mira, eso rimó.
—Tienes un cuerpo joven... ¿Te gustaría probar algo nuevo?—preguntó con una voz profunda.
—Ah... ¿Qué?—Estaba demasiado borracho para entender esas cortas palabras, se escuchaban entrecortadas y sentía los oídos como si estuviera debajo del mar.
—Ven conmigo.—dijo en mi oído como si sirviera de alguna manera.
—Vale.—reí goofy y me encaminé con él fuera del club.— Espera... Hay... ¿Tragos allá?—Todo me iba algo lento por la sensación de la ebriedad.
-Hay algo mejor.- me sonrió y mi cerebro lo único que captó fue su rostro, entonces sonreí de vuelta como un tonto y saqué la lengua.
Me guió hasta un coche, ya no veía ciertas escenas que pasaban e inmediatamente mi cerebro las borraba. Subimos y no asimilaba más que una mano en mi pierna y escenas instantáneas. De la nada estábamos frente a frente en una cama y me mostró algo que parecía una lámina bastante delgada.
—Abre tu boca...
Hice caso a sus palabras, lo puso en mi lengua y luego empujó mi mandíbula haciendo que cerrara la boca. Lentamente, mientras eso se deshacía en mi boca, empecé a ver luces por todas partes, todo daba vueltas haciendo infinitos espirales y sentía manos por todo mi cuerpo, miraba sorprendido todo y dejaba que sucediera, por alguna razón se sentía increíble, mi corazón estaba acelerado y mi cuerpo no dejaba de moverse chocando una y otra vez contra el otro. Miraba la habitación y las fotos se marcaban en mis ojos, haciendo fuertes destellos, sudaba como loco y no lo sentía, porque la adrenalina en mi cuerpo no bajaba, sentía que no debía parar en ningún momento.
Pero debía parar, tenía que parar, o sino algo saldría mal en el futuro, lo sabía, lo sentía, pero lo ignoraba como un gran cobarde tratando de huir de la verdad.
Porque no guardaba un secreto, ocultaba la verdad.