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69.17% EL Mundo del Río / Chapter 193: DIOSES DEL MUNDO DEL RÍO (3)

章節 193: DIOSES DEL MUNDO DEL RÍO (3)

Un antiguo filósofo griego, Heráclito, dijo en una ocasión: «El carácter determina el destino.»

Burton estaba pensando en esto mientras paseaba arriba y abajo por su dormitorio. Lo que había dicho Heráclito era tan sólo parcialmente cierto. Todo el mundo tenía un carácter único. Sin embargo, ese carácter era influenciado por el entorno. Y cada entorno era único. Cada lugar no era exactamente parecido a cualquier otro lugar. Además, el carácter de una persona era parte del entorno en el cual se movía. El cómo actuaba una persona dependía no sólo de su carácter sino también de las oportunidades y restricciones peculiares del entorno, que incluía a la propia persona. El yo de la persona arrastraba consigo todos los entornos dentro de los cuales esa persona había vivido. Esos entornos eran, en un cierto sentido, como fantasmas, algunos formados por un ectoplasma más denso que otros, y por lo tanto perseguidores más poderosos de su alojamiento móvil, la persona.

Otro antiguo sabio, éste hebreo, no griego, había dicho: «No hay nada nuevo bajo el sol.»

El viejo predicador jamás había oído hablar de evolución, y así no sabía que nuevas especies, desconocidas bajo el sol, emergían de tanto en tanto. Más aún, había pasado por alto el que cada nuevo bebé recién nacido era único, y por lo tanto nuevo, tanto bajo el sol como bajo la luna. Como todos los sabios, el predicador hablaba con medias verdades.

Cuando dijo que había un tiempo para actuar y un tiempo para no actuar, pronunció una auténtica verdad. Es decir, a menos que uno fuera un filósofo griego y señalara que no actuar es en sí mismo un acto. La diferencia filosófica entre el griego y el hebreo residía en sus actitudes con respecto al mundo. Heráclito estaba interesado en la ética abstracta; el predicador, en la ética práctica. El primero acentuaba el por qué, el último el cómo.

Era posible, pensaba Burton, vivir en este mundo y preguntarse tan sólo acerca del cómo. Pero un humano completo, alguien que intentara realizar todo su potencial, sondearía también el porqué. Esta situación exigía el porqué y el cómo.

A falta del primero, no podría funcionar adecuadamente con el segundo.

Allí estaba con otros siete nacidos de la Tierra, en una torre erigida en el centro de un mar en el polo norte de aquel mundo. El mar tenía un diámetro de casi cien kilómetros y estaba rodeado por una ininterrumpida cordillera de montañas de más de seis mil metros de alto. En aquel mar el Río desprendía casi todo su calor antes de derramarse por el otro extremo y empezar a acumular calor de nuevo. Densas nieblas como aquellas de las puertas del Infierno ocultaban una torre que se alzaba dieciséis kilómetros por encima de la superficie del mar. Bajo las aguas y hundiéndose profundamente en la tierra, la torre se extendía por más de ocho kilómetros o incluso más hondo.

Había un pozo en el centro de la torre que albergaba en aquel momento a unos cuantos miles de millones de wathans. Wathans. El nombre ético para las almas artificiales creadas por una especie extinta desde hacía millones de años. En algún lugar cerca de la torre, profundamente hundidas en la tierra, inmensas cámaras en las cuales eran mantenidas las grabaciones de los cuerpos de cada uno de los más de treinta y cinco mil millones de personas que habían vivido en su tiempo en la Tierra, desde aproximadamente el 100.000 A.c. hasta el 1983 D.C.

Cuando una persona moría en el Mundo del Río, el resurrector, utilizando un conversor masa-energía y la grabación, reproducía ese cuerpo en una orilla del Río. El wathan, el alma sintética, la invisible entidad que albergaba todo lo que convertía a esa persona en sentiente, se deslizaba inmediatamente hasta el cuerpo, atraído como el hierro por un imán. Y el hombre o mujer, muerto veinticuatro horas antes, estaba de nuevo vivo.

De todos los más de treinta y cinco mil millones, Burton había experimentado más muertes que nadie. Un hombre que había muerto 777 veces podía proclamar un récord. Aunque había estado muerto más a menudo que nadie, pocos podían afirmar haber vivido tan intensamente en la Tierra y en el Mundo del Río como él. Sus triunfos y sus momentos de dulzura habían sido pocos; sus fracasos y frustraciones, muchos. Aunque en una ocasión había escrito que las cosas buenas y malas de la vida tendían a equilibrarse, su propio libro mayor tenía más números rojos que negros. El Libro de Burton mostraba un déficit, un fuerte desequilibrio. Pese a lo cual se había negado a aceptar la bancarrota. El porqué había continuado luchando, el porqué había deseado tan desesperadamente seguir viviendo, no lo sabía. Quizá era debido a que confiaba en cuadrar sus libros algún día.

¿Y entonces qué?

No lo sabía tampoco, pero esa misma pregunta era un acicate. Avivaba su llama.

Allí estaba él, arrastrando un horda de fantasmas, y situado por fuerzas que no había comprendido y seguía sin comprender en aquel enorme edificio en la cima del mundo. Había sido erigido con una finalidad, conceder a los terrestres una posibilidad de inmortalidad. No una inmortalidad física sino un regreso, quizá una absorción, al Creador.

El Creador, si existía alguno, no había proporcionado al pueblo de la Tierra, ni a ningún otro ser sentiente, un alma. Esa entidad que figuraba tan ampliamente en todas las religiones había sido algo imaginario, un deseo no existente. Pero lo que los sentientes podían imaginar podía ser llevado a la realidad, y el podía ser se había convertido en el era. A lo que Burton y otros ponían objeciones era al implícito debía ser. Los Éticos no habían preguntado a cada resucitado si él o ella deseaba ser alzado de entre los muertos. No habían tenido ninguna elección. Les gustara o no, se habían convertido en lázaros. Y no se les había dicho cómo o por qué.

Loga había dicho que simplemente no había habido tiempo suficiente para ello. Aunque fueran asignados un millar de agentes para preguntarles a un millar de personas por hora si deseaban o no ser dotados con almas sintéticas, el proyecto hubiera tomado treinta y cinco millones de horas. Si las entrevistas eran conducidas por cincuenta mil agentes, tomaría medio millón de horas. Si las entrevistas podían ser realizadas sobre una base de veinticuatro horas sobre veinticuatro, y eso no era posible, tomaría algo así como unos cincuenta y siete años preguntarle a todo el mundo.

¿Y qué se hubiera conseguido al final de ese tiempo? Muy poco. Quizá diez o doce millones pudieran decidir no seguir viviendo. Incluso un hombre como Sam Clemens, que insistía en que él deseaba la eterna paz y la quietud de la muerte, hubiera optado por la vida si se le hubiera dado la disyuntiva. Podría al menos desear probar la vida ofrecida, una con condiciones distintas a la de la Tierra. Un centenar de consideraciones le harían cambiar de opinión. Lo mismo podría aplicarse a aquellos otros que, por variadas razones, sentían que su vida en la Tierra había sido miserable, fracasada, dolorosa, y por lo tanto no valiosa.

Los resucitados tienen que ser tratados como una masa había dicho Loga. No hay otra forma de manejarlos. Sin embargo, hemos hecho algunas pocas excepciones. Usted fue una de ellas, porque yo arreglé secretamente las cosas a fin de que fuera despertado en la zona de resurrección, hace ya tantos años. Usted se convirtió en un caso especial. El canadiense, La Viro, fue visitado por uno de nosotros, y le fueron transmitidas algunas ideas a fin de que pudiera fundar la Iglesia de la Segunda Oportunidad. Sus misioneros difundieron enseñanzas que contenían algunas verdades

acerca de esta situación. Estas acentuaron las razones éticas de que los lázaros estuvieran aquí; acentuaron el que cada persona debía avanzar éticamente.

¿Por qué no se le dijo a todo el mundo la verdad desde un principio? había preguntado Burton. Y entonces, antes de que Loga pudiera contestar, Burton se había respondido a sí mismo: Entiendo. Por la misma razón de que no se le pudo preguntar a todo el mundo si deseaba otra vida y otra oportunidad.

Sí. E incluso aunque nosotros los Éticos hubiéramos aparecido en el Valle y hubiéramos dicho la verdad a todo el mundo, tan sólo un determinado porcentaje nos hubiera creído. Y nuestras enseñanzas hubieran sido pervertidas, cambiadas y negadas por muchos.

«Créame, nuestra forma de hacerlo era la mejor, aunque tuviera sus desventajas y limitaciones. Lo sabemos a causa de lo que nuestros predecesores nos contaron acerca de sus proyectos de resurrección de otros sentientes. Además, cuando la gente de la Tierra fue resucitada aquella mañana, se hablaban un centenar de miles de lenguas distintas. No hubiéramos sido comprendidos por muchos. No todo el mundo hubiera podido oír el mensaje hasta que la Iglesia de la Segunda Oportunidad hubiera difundido una lengua común, el esperanto, a lo largo de todo el Mundo del Río.

Entonces Burton había dicho:

En los anteriores proyectos, esto, casi tengo miedo de preguntarlo, ¿cuántos, qué porcentaje, Siguieron Adelante?

Tres cuartas partes de aquellos resucitados en los Mundos Jardines lo consiguieron

había dicho Loga. La cuarta parte restante... sus grabaciones fueron disueltas cuando murieron después de que se agotara su período de gracia.

¿Murieron, o fueron muertos? había preguntado Burton.

La mayor parte de ellos se mataron los unos a los otros o se suicidaron.

¿La mayor parte?

Loga había ignorado aquello.

Una dieciseisava parte de la gente resucitada como adultos o jóvenes en anteriores proyectos pasaron la prueba, Siguieron Adelante. Cada uno de esos proyectos tenía al menos dos fases. Aquí, después de que la fase con aquellos que murieron antes o durante el año 1983 D.C. haya sido completada, serán traídos aquellos que murieron después para el segundo estadio. El final.

Pero el primer estadio va a tomar más tiempo del planeado a causa de su interferencia había dicho Burton.

Sí. Creo... sé... que el porcentaje de aquellos que Siguieran Adelante hubiera sido más alto, mucho más alto, si a los lázaros se les hubiera concedido más tiempo. No podía soportar la idea de tanta gente siendo condenada, de modo que me convertí en un renegado. Traicioné a mis compañeros Éticos. Yo... puede que me haya condenado a mí mismo a no... a no Seguir Adelante. Pero no creo en eso. Lo hice a causa de mi amor por la humanidad.

Los cristianos y los musulmanes en la Tierra habían creído en una resurrección física. Y así había sido. Pero la finalidad última de los Éticos era budista, la absorción del alma en la Totalidad.

Como si leyera en su alma, Loga había dicho:

Dígame, Dick, ¿cree usted realmente, cree en la parte más íntima y profunda de su mente, la que cuenta, que Seguirá usted Adelante?

Burton se había quedado mirando a Loga por un momento. Luego, lentamente, había dicho:

No. No en el sentido que usted quiere dar a entender. Simplemente no puedo creerlo. No hay ninguna evidencia de que algo como el Seguir Adelante se produzca.

¡Sí, sí la hay! Nuestros instrumentos no pueden percibir el wathan, lo que ustedes llaman el alma, cuando su propietario ha muerto después de haber alcanzado un cierto estadio de... llamémosle bondad en vez de avance ético.

Lo cual significa únicamente que los instrumentos no pueden detectarlo había dicho Burton. No saben ustedes lo que le ocurre realmente al wathan en ese punto.

Loga había sonreído y dicho:

En definitiva, tenemos que volver a caer en la fe, ¿no?

Por lo que he visto de sus manifestaciones en la Tierra, no tengo fe en la fe había dicho Burton. ¿Cómo sabe usted que el wathan, como lo llama, simplemente no se ha gastado? Es algo artificial, pero su vida termina de forma natural, como todas las cosas sintéticas... y naturales también... terminan. El wathan no es una entidad material, tal como nosotros conocemos las cosas materiales, pero ahí reside precisamente el asunto. No sabemos realmente si es material o no. Puede tratarse de una forma de materia desconocida para nosotros. O de algo formado por pura energía. De ser así, se trataría de una forma de energía desconocida para nosotros. ¿Pero cómo sabe usted que no puede cambiar a otra forma, que sus instrumentos sean incapaces de detectar?

¡Lo hace! ¡Lo hace! había dicho Loga. ¡Penetra en lo Indetectable! ¿De qué otro modo puede explicar usted que el wathan pase más allá del alcance de los instrumentos únicamente cuando su propietario ha alcanzado un cierto estadio de avance ético?

¡Aquellos que no alcanzan este estadio pueden morir una y otra vez, pero siempre, siempre, los wathans regresan a sus cuerpos resucitados!

Puede que exista una explicación en la que usted no haya pensado.

Centenares y centenares de mentes más grandes que la suya han intentado hallar otra explicación, y han fracasado.

Pero aún puede aparecer alguien que no fracase.

Ahora está dependiendo usted de la fe había dicho Loga.

No. De la historia, de la lógica y de la probabilidad.

Loga se había mostrado trastornado, no a causa de que estuviera empezando a dudar de sus creencias, sino a causa de que temía que Burton no pudiera Seguir Adelante.

Tal como habían ido las cosas, era Loga quien no había Seguido Adelante. Su grabación corporal había sido destruida, y ya no iba a tener la oportunidad de alcanzar aquella meta final. Sin embargo... era culpa del propio Loga el que ahora no tuviera esa oportunidad. Si no hubiera hecho tomar un rumbo distinto al proyecto, aún estaría vivo, y la grabación de su cuerpo aseguraría el poder seguir intentando la consecución de aquel misterioso acontecimiento conocido como Seguir Adelante.

El desconocido que había sumido a Loga en el olvido, ¿era un Etico que de alguna forma había sobrevivido al asesinato masivo por parte de Loga de sus compañeros? Si era así, ¿por qué no se dejaba ver? ¿Tenía miedo de los ocho lázaros? ¿Estaba tomándose su tiempo hasta que pudiera matarlos y devolverlos al Valle, donde no pudieran seguir interfiriendo con el designio original?

Cualquiera que supiera cómo introducir órdenes prioritarias en la computadora no debería temer a los ocho. Pero entonces quizá el desconocido sabía algo que ellos ocho no sabían todavía pero que podían descubrir. Si era eso, el desconocido intentaría librarse de ellos tan rápidamente como fuera posible.

Sin embargo, era posible que uno o más de los ocho fuera el responsable de que

Loga se hubiera desvanecido.

Burton estaba pensando en esto cuando la cabeza de Nur apareció en la pantalla mural.

Me gustaría hablar contigo.

Burton pronunció el código que permitía a Nur verle a él.

¿De qué se trata?

Nur llevaba un turbante verde, indicando que había hecho el peregrinaje a la Meca. La elección del color era probablemente accidental, sin embargo, puesto que el pequeño moro no era alguien que diera importancia a tales cosas. Su largo y lacio pelo negro caía desde el borde del turbante hasta sus huesudos hombros. Su delgado rostro tenía una intensa expresión.

La orden inhibidora contra resucitar a Monat y todos los Éticos y sus agentes aún está vigente. Esperaba esto. ¡Pero ha ocurrido algo mucho más sorprendente aún!

Hizo una pausa.

¿Y bien? dijo Burton.

Sabes que Loga nos dijo hace tres semanas que le había dicho a la Computadora que empezara a resucitar a los dieciocho mil millones en las grabaciones. Todos supusimos que esto ya había sido hecho. ¡Pero no es así! Aparentemente, Loga cambió de opinión por alguna razón desconocida. Quizá pretendía esperar hasta que nosotros estuviéramos fuera de la torre. Sea como esa, ni una sola persona ha sido resucitada desde entonces.

El shock mantuvo en silencio a Burton por un momento. Cuando se recobró, dijo:

¿Cuántos cuerpos están albergados aquí ahora?

Hasta el momento, dieciocho mil millones un millón trescientos treinta y siete mil ciento noventa y nueve. No. Ahora doscientos siete.

¿Supones... dijo Burton.

Nur, anticipando lo que quería decir, cosa que hacía con una irritante frecuencia, dijo:

Sí. He comprobado que ahora la Computadora tiene una prioridad de refuerzo del desconocido. Todavía vigente.

Simplemente piensa dijo Burton. Hace tan sólo tres j semanas, pensábamos que nuestra larga lucha había terminado. Que todos los grandes problemas se habían disuelto, y que a partir de entonces nuestros únicos problemas serían personales.

Nur no respondió.

Muy bien. Lo primero que debemos hacer es someternos todos nosotros a una prueba de la verdad. No podemos aceptar la suposición de que existe un desconocido hasta que hayamos eliminado a todos los componentes de nuestro grupo.

Eso no les va a gustar dijo Nur.

Pero es lo mas lógico que podemos hacer. j

A los seres humanos no les gusta la lógica cuando les resulta inconveniente o peligrosa dijo Nur. De todos modos, I se someterán a la prueba. Tienen que evitar las sospechas.


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