Su aterrado corazón le pedía que se retirara, que escapara fuera de la habitación.
Él logró reprimir esa necesidad, mordiéndose el labio todavía más fuerte mientras levantaba la cabeza.
Para decir lo que debía ser dicho.
_Subaru: Yo...
_Beatrice: …
_Subaru: Yo no soy Él. Lo diré cuántas veces haga falta. Tu tan esperado príncipe en su blanco corcel no llegará ¡Ni aunque te quedes aquí hasta el fin de los tiempos, nunca vendrá!
_Beatrice: ¡—! ¡Entonces! ¡Betty simplemente se pudrirá aquí, de hecho!
_Subaru: Eso no ocurrirá. No te permitiré elegir eso. Voy a decirlo cuantas veces sea necesario para que cambies de opinión. Él no vendrá. No podrás mantener tu promesa. —Pero no te dejaré morir.
_Beatrice: Yo… ¡¡te odio muchísimo, parece!!
Al decir eso, las emociones de Beatrice explotaron.
El torrente de magia cambió de forma mientras se fijaba en un sólo objetivo, una luz blanca ocupaba todo el campo de visión de Subaru.
Ni siquiera tuvo tiempo de sentir la corriente de viento.
La onda de choque atravesó a Subaru desde la frente hasta la espalda, revolviendo todas sus entrañas.
Su sangre comenzó a fluir a contracorriente, y todos sus poros dolían como si estuvieran siendo arrancados todos y cada uno de ellos.
Sus ojos daban vueltas, perdía el equilibrio, sufría un abrumador vértigo, dejó de percibir luz, sonido u olores. Esto podría ser lo que los humanos llaman morir.
— Pero, Natsuki Subaru lo sabía.
_Subaru: —¿Qué ocurre? ¿Eso es todo?
Resistiendo unas náuseas tan intensas que sus órganos podrían salirse por su boca, Subaru se obligó a sí mismo a hablar para que su debilidad fuera imperceptible.
El mundo podía sentirse bajo sus pies y, en el momento en que confirmó esto, poco a poco recuperó su percepción. Sus extremidades estaban en su lugar, su cabeza estaba en su lugar, sus órganos no estaban saliéndose por su boca, su alma aún no había abandonado su recipiente.
Y qué más da. Es lo mismo de siempre, sólo otra experiencia cercana a la muerte.
Natsuki Subaru ya había aprendido lo suficiente como para saber que esto no era la Muerte.
_Beatrice: No es, cierto, de hecho...
Su visión estaba ondulante, borrosa e inestable.
Recuperando el suficiente enfoque como para reconocer que seguía dentro de la Biblioteca, observó a la chica frente a él, sus brazos estaban completamente abiertos como si hubiera presenciando algo imposible.
Era Beatrice.
Ni siquiera ella misma podía comprender por qué él no solo no murió, sino que ni siquiera su figura fue alterada.
Pero, para Subaru, no había misterio alguno, ya que él sabía que resultaría de esta manera.
Era inconcebible que Beatrice se permitiera a sí misma matar a Subaru.
_Subaru: Beatrice...
_Beatrice: …
Su consciencia estaba borrosa. Pero la fuerza de voluntad le permitía aferrarse a su casi desvanecida mente.
La chica frente a él vacilaba. No podía comprenderse a sí misma, incapaz de rechazarlo por completo, mientras miraba con terror al destrozado Subaru.
Sospechando que su voz la alcanzaría en este momento, se esforzó por recuperar por completo la consciencia, y habló.
_Subaru: Yo, no… soy, Él...
_Beatrice: …
_Subaru: Pero—
Los repetidos rechazos hicieron que Beatrice estuviera a punto de derramar lágrimas.
La conversación normalmente terminaría ahí. Pero, antes de que acabase —antes de que las emociones de Beatrice alcancen su límite— Subaru habló.
_Subaru: —yo… quiero estar contigo, Beatrice.
_Beatrice: ¡—!
_Subaru: Eres muy gentil, así que, para que ya no sientas más tristeza, quiero estar a tu lado.
_Beatrice: Auh… ghh...
La expresión de Beatrice cambió.
Era como si estuviera reprimiendo la ira, reprimiendo las lágrimas, como si estuviera luchando por evitar que una emoción en particular se mostrara en su rostro.
Pero se tragó sus palabras, dio un suspiro cortado, y tomó el libro del taburete. Volteando las páginas, volteándolas con violencia, hasta que sus dedos casi arrancaban el papel, entonces dio un silencioso quejido.
Y entonces,
_Subaru: —¿Qu, é?
Antes de que Beatrice pudiera hacer algo, la visión de Subaru se distorsionó.
No tenía nada que ver con su mareada consciencia o su falta de sangre. Esto era la realidad.
La Biblioteca Prohibida empezó a deformarse frente a Subaru
El suelo a su alrededor se movía, los libreros perdían el equilibrio hasta que empezaron a caer uno tras otro. Los libros caían desordenadamente sobre el suelo, convirtiendo la Biblioteca Prohibida en un mar de papel.
Aun así, el mundo seguía deformándose.
El suelo bajo sus pies también comenzó a retorcerse, ondulándose como olas, evitando que pudiera mantener el equilibrio.
_Subaru ¿¡Qué… qué es…!?
_Beatrice: …
Mientras se aferraba desesperadamente a la puerta, Subaru miró a Beatrice.
Se dio cuenta de que, en esta habitación movediza, únicamente lo que rodeaba a Beatrice permanecía intacto. El taburete en el que se encontraba sentada no se había movido ni un centímetro, soportando el peso de Beatrice mientras ella miraba a Subaru.
_Subaru: —auh,
Antes de que Subaru pudiera decir algo, el piso debajo de él empezó a ladearse
El suelo bajo sus pies se agrietó con un sonido como el del papel desgarrándose. Un agujero lleno de pura oscuridad estaba abriéndose en el suelo, sin duda alguna a punto de enviarlo a algún lugar por medios distintos al Pasaje de la Puerta.
Quizás ella trataba de aprisionarlo en alguna especie de espacio hiperdimensional inexistente.
_Subaru: —Mierd—
Dijo Subaru cuando notó el agujero en el suelo y dio un paso atrás.
Como si el mundo se hubiera inclinado de verdad, Subaru cayó desafiando a la gravedad. La abertura de la puerta se lo tragó, mandándolo de vuelta a la mansión en llamas por medio del Pasaje de la Puerta.
_Subaru: ¡Qu-quema!
Gritó al sentir el calor del muro contra el que se estrelló.
Levantó la cabeza, para darse cuenta de que había sido arrojado hacia un pasillo convertido en un infierno. Lo único que lograba reconocer del lugar era que se encontraba en el ala principal.
Las llamas lo abrasaban mientras miraba hacia la puerta por la que acababa de salir, dándose cuenta de que la mitad de la puerta ya estaba completamente carbonizada, lo cual lo sorprendió mucho.
Fue un milagro que el Pasaje de la Puerta funcionara. Pero era evidente que volver a cruzarla ya no lo regresaría a la Biblioteca.
_Subaru: Mier, da… si ésta es el ala principal...
Entonces quizás encontraría alguna puerta funcional en el piso de arriba.
Apenas pudiendo reconocer, gracias al número de puertas, que este no era el piso más alto, Subaru decidió dirigirse a la escalera, aunque estuviera en llamas.
El humo hacía que le picaran los ojos, los cuales reaccionaban derramando lágrimas. Sus pulmones quemaban con cada bocanada de aire, pero lograba evitar desmayarse por la contaminación tapándose la nariz y la boca con su sudadera.
Cada minuto contaba.
Como si de verdad pudiera alcanzar la Biblioteca — No. Este no es el momento para lloriquear.
No podía olvidarse de la expresión de Beatrice al final.
_Subaru: Maldita idiota, haciendo esa expresión otra vez...
El entumecimiento en sus extremidades causado por las ondas mágicas de Beatrice empezaba a abandonar su cuerpo.
Aun así, sentía como si estuviera arrastrando su propio cuerpo, el cual apenas obedecía sus órdenes, aferrándose a su propia alma mientras se dirigía al final del pasillo.
La expresión de Beatrice seguía apareciendo en su mente.
Era la misma expresión que vio en un bucle anterior.
Cuando él y Beatrice se enfrentaron a Elsa, y la mujer supuestamente muerta asesinó a Beatrice.
Cuando Beatrice lo alejó para protegerlo, y su estómago fue perforado.
Cuando vio que Subaru estaba a salvo, y su cuerpo se convirtió en partículas de luz sin decir nada.
Subaru nunca olvidó la expresión de Beatrice de aquel entonces.
No era alivio por haber protegido a Subaru, ni alegría por haber alcanzado su tan deseada muerte, sino que era tristeza.
— No quiero estar sola. Era la clase de expresión que cualquiera podría entender.
_Subaru: Así que, de ninguna manera… ¡de ninguna maldita manera te voy a dejar sola!
Dicho eso, se lanzó hacia el fuego en busca de una ruta favorable.
Pudo sentir algo indescriptible dentro de su cuerpo, algo que de alguna manera estaba mal, pero el ardor de su piel y el dolor por las quemaduras evitó que pudiera prestarle atención.
Si en ese momento Subaru le hubiera prestado atención, quizás se habría detenido inmediatamente de forma involuntaria debido a lo repugnante que era ese algo.
Subaru, jurando sacar a Beatrice de ahí mientras atravesaba las llamas, se encontraba bañado de una abrumadora cantidad de miasma negro, envolviéndolo en lo que parecía un manto de sombras protector.
Sin darse cuenta de esto, Subaru atravesó un muro de fuego y logró llegar a las escaleras.
Suspiró por el cansancio, miró hacia la escalera ascendente frente a él, y se dio cuenta de que se encontraba en el segundo piso.
Procedió a subir la escalera, dirigiéndose directamente al piso más alto. Pero entonces—
_Subaru: …
—escuchó el sonido de algo mojado arrastrándose por el suelo, por lo que se detuvo para mirar hacia abajo.
El sonido venía del piso de abajo. Su raciocinio le decía que eso era imposible.
A su alrededor sólo podía escuchar la destrucción y los destrozos del edificio en llamas.
Esta mansión colapsaría dentro de pocos segundos, y ese era el primer piso del ala principal, donde se desató el infierno. Nada debería poder moverse allí abajo.
Subaru había corrido por toda la mansión, por eso sabía por dónde se había propagado este fuego, del cual incluso las mabestias huyeron.
Por lo que ese sonido debía ser una alucinación.
—Pero si fuese así, entonces ¿qué es eso que estoy viendo?
_Subaru: ...No es posible.
Una sombra emergió de las llamas mientras arrastraba algo consigo.
Se dirigía a los pisos superiores, subiendo por la misma escalera que Subaru, deteniéndose en el descansillo entre el primer y segundo piso —y miró hacia arriba al notar la presencia de Subaru encima suya.
La sombra vestía un atuendo negro, sostenía una cuchilla negra, tenía cabello negro, y era una mujer.
_Subaru: ¿Elsa…?
_Silueta: …
La sombra no respondía, pero definitivamente lucía como la mujer vestida de negro que Subaru conocía.
¿Por qué está ella aquí? ¿Podría Garfiel haber perdido de alguna manera? Si es así, entonces, mi batalla por salvarlo todo, habría terminado en derrota, y—
_Subaru: No, no es eso...
Justo cuando empezó a tener esas ideas en su mente, Subaru sacudió la cabeza.
Él tenía que confiar en la fuerza de Garfiel. Incluso suponiendo que su oponente era fuerte, Subaru apostaba por la victoria de Garfiel.
Otto y Frederica habían hecho todo lo que pudieron para apoyar en la evacuación de Petra y Rem.
Garfiel seguramente también dio lo mejor de sí.
¿Cómo podría Natsuki Subaru haber llegado tan lejos sin creer en sus compañeros?
_Subaru: Garfiel no pudo haber perdido. Así que, por qué estás...
Creyendo en la valerosa lucha de Garfiel, Subaru dirigió sus palabras hacia la sombra que se encontraba debajo.
Esta mujer no debería estar aquí. ¿Qué motivaba sus acciones?
Pero justo antes de que fuera a preguntárselo, Subaru se dio cuenta de algo.
O más bien, estaba obligado a darse cuenta.
_Subaru: —Tú, ya no eres Elsa, ¿verdad?
Los ojos oscuros que miraban a Subaru ya no tenían brillo alguno.
Estaban tan negros y vacíos que costaba creer que esos eran ojos.
El sonido extraño venía de la aplastada mitad inferior de la sombra, arrastrándola consigo. Aun así, esa cosa actuaba como si estuviera con vida, lo cual Subaru encontraba increíblemente repulsivo.
Ciertamente se trataba de alguien con tanta energía vital, que Subaru pensaba que era casi imposible de matar, pero que fuera incapaz de morir luego de toda esa destrucción…
_Subaru: Pero, ¡no tengo tiempo para sentir lástima por ella...!
Incluso suponiendo que fuera incapaz de morir, Subaru no sentía empatía por ella.
Considerando el hecho de que Elsa llegó a la mansión con vida, tenerle lástima sería tratarla con demasiada indulgencia a pesar de su estado actual. A pesar de eso, Subaru no tenía como pasatiempo atormentar cadáveres andantes.
Su sentido común le dijo que ella simplemente tenía que ser atrapada en el colapso de la mansión, y el fuego la cremaría.
_Subaru: Que las llamas te consuman. Yo voy por Beatri—
Sacudiendo su cabeza, Subaru ignoró a la sombra y dirigió su camino hacia los pisos superiores.
_Subaru: —¿Eh?
Con un ligero ruido, la sombra saltó.
Su boca se abrió completamente mientras apuntaba hacia Subaru, lanzando su afilada cuchilla.
_Subaru: …
El viento generado por la cuchilla mientras rozaba la nariz de Subaru hizo que sus pulmones olvidasen cómo respirar y que su corazón olvidase cómo latir.
Esa cosa acababa de intentar matar a Subaru, y fue de una manera tan natural que parecía que sólo hubiera caminado hasta allí.
Pero el ataque falló por muy poco, por lo que agrietó el suelo junto a las puntas de sus pies.
El enemigo no se estaba conteniendo, su destrozada mitad inferior simplemente no tenía la fuerza suficiente para dar un buen salto. Si hubiera tenido esa fuerza, ese ataque habría matado a Subaru.
_Subaru: ¡No me jodas!
Rápidamente pateó a la sombra que se acercaba para luego seguir subiendo la escalera.
Todo ocurrió tan rápido que se había olvidado de respirar, volteando para ver al enemigo. Su cuello se había doblado debido a la patada mientras que sus extremidades se retorcían de manera extraña en el suelo, casi como una marioneta, y luego comenzó a desplazarse como una araña por las escaleras para perseguir a Subaru.
_Subaru: ¡Tiene que ser una puta broma…!
Alguna vez ya la había llamado mujer araña, pero nunca pensó que de verdad lo fuera a ser.
Sorprendido por sus movimientos inhumanos, Subaru subió hasta el final de la escalera. Se imaginaba a la sombra persiguiéndolo mientras se adentraba en las llamas del pasillo del tercer piso.
A la mitad de este pasillo, se encontraba la oficina. Aquella habitación, siendo la más resistente de la mansión, debería estar mayormente intac—
_???: —¡¡GGG!!
_Subaru: ¿¡Hhah!?
Interceptando a Subaru en medio del fuego, una mabestia con cabeza de león rugió.
Habiendo perdido su melena, y con la mitad de su cuerpo quemado de forma muy grotesca, ésta era sin duda la mabestia que el equipo de Subaru supuestamente había matado en el comedor.
Aparentemente, la bestia medio muerta volvió para hacer guardia frente a la puerta, apegándose a la orden de su ama.
Lo cual significaba que, en este preciso momento, Subaru era como el insecto de verano volando ignorante hacia el fuego. La frase quedaba estúpidamente bien.
La mabestia medio quemada atacó al cuello de Subaru con las enormes garras de su pata frontal. Incluso a pesar del estado moribundo de la bestia, el ataque pulverizó la pared en su camino. Esa fuerza era más que suficiente para cortarle la cabeza como si fuera hierba.
_Subaru: ¡Sumados apenas valen lo que un oponente completo!
Pero Subaru lo esquivó agachándose y lanzándose hacia el frente.
Subaru había aprendido de las demás mabestias que éstas siempre apuntaban a los puntos vitales de sus presas. Subaru pensó que la bestia apuntaría a la cabeza, así que él rodó hacia adelante para lograr flanquear a la bestia por uno de sus lados.
Esta bestia, totalmente capaz de devorar a Subaru de un solo bocado, rugió de ira mientras intentaba ajustar su postura para encarar a Subaru. Pero las cosas no iban a ser tan fáciles.
_Mabestia: —¡¡Grrrrr!!
Persiguiendo a Subaru, la sombra que acaba de trepar las escaleras, hundió sus colmillos en la mabestia moribunda.
La bestia, que se encontraba volteando en la otra dirección, reaccionó demasiado lento al corte que la sombra le realizó con su mortal cuchilla. La pata trasera izquierda de la bestia fue completamente amputada justo en la articulación y la sangre comenzó a derramarse de la desastrosa herida mientras el chillido de la bestia hacía eco por todo el pasillo.
La bestia dio un latigazo con su cola con forma de serpiente para golpear a la sombra que se arrastraba por el suelo.
La sombra la esquivó con un movimiento imposible, más allá de las capacidades humanas, y sesgó la cola de la mabestia con su cuchilla, la cual después enterró profundamente en la herida recién abierta de la bestia.
Subaru escuchó el ensordecedor chillido mientras se dirigía a la puerta de la oficina, para no dejar escapar esta oportunidad.
En el camino, abrió de una patada la puerta de la habitación de registros, pero ésta no llevó a la Biblioteca, más bien llevándolo a perder el tiempo. La bestia y la sombra seguían luchando detrás de él; pero, dado que los únicos gritos que escuchaba eran los de la bestia, era obvio cómo acabaría.
_Subaru: ¡Beatrice!
Habiendo llegado a la oficina, Subaru realizó algo parecido a una plegaria mientras abría la puerta.
Si la Biblioteca aparecía ante él, podía despedirse de aquella batalla entre monstruos.
Pero, cruelmente, lo único que vio fue una oficina desordenada.
_Subaru: ¡Mierda… ésta tampoco era!
La oficina distaba tanto de lo que Subaru deseaba ver, que prácticamente demostraba la magnitud del rechazo de Beatrice.
Ya no podría buscar otras puertas, ni volver a los pisos inferiores de la mansión en llamas. Si había alguna puerta que pudiera quedar disponible, sería—
_Subaru: El pasadizo secreto...
Era un poco difícil llamar "puerta" al pasadizo secreto, el cual se abría por medio de un mecanismo.
El pasadizo se abría gracias a un libro deslizable, y era muy poco probable que atravesar su entrada lo llevase a la Biblioteca Prohibida.
Si quedaban puertas, se encontrarían en lo profundo del pasadizo.
_Subaru: A mitad del pasadizo debería haber una puerta que lleva a una habitación pequeña… pero...
En un bucle anterior, Elsa lo emboscó al cruzar esa puerta.
Pero no sabía si esa puerta estaba dentro del área de efecto del Pasaje de la Puerta. Y, sobre todo, Subaru tenía que pensar que esto era obra de Beatrice, llevándolo de puerta en puerta para intentar y sacarlo de la mansión a través del pasadizo secreto.
Ella sin duda era consciente del estado actual de la mansión, y estaría llevando a Subaru por una ruta que asegurase su supervivencia.
En ese caso, el pasadizo secreto podría no llevarlo a la Biblioteca Prohibida.
Podría llevarlo a las afueras de la mansión, a la cabaña en las montañas al final del túnel de escape y, por lo tanto, perdería para siempre su oportunidad de salvar a Beatrice.
_Subaru: —¡No me están dando tiempo para pensar!
Subaru escuchó el grito de agonía final de la bestia mientras el golpe ejecutor se llevaba a cabo.
La mabestia, que sin darse cuenta había luchado valientemente para ganarle algo de tiempo a Subaru, probablemente había muerto esta vez definitivamente a manos de la sombra de Elsa.
Tras sacudirse la cabeza, Subaru se adentró en el pasadizo secreto.
Una escalera de caracol lo suficientemente larga como para alcanzar el subsuelo de la mansión le dio la bienvenida — y parecía que las llamas habían alcanzado incluso a este túnel. El calor y el humo imposibilitaban la realización de cualquier actividad aquí.
Subaru se puso la mano en el pecho para poder tolerar el dolor, fortaleciendo su resolución mientras corría escalera abajo. Bajando justo después de subir. El calor lo estaba hirviendo lentamente, y sólo imaginarse de qué color estaría su piel lo aterraba.
Cuando llegó al final de la escalera, Subaru dio un vistazo a la oscuridad del pasadizo mientras respiraba entrecortadamente.
Aparentemente el humo estaba escapando por algún agujero entre los muros de la escalera, ya que no podía ver efecto alguno del calor o el fuego en la parte subterránea del pasadizo.
En vez del peligro de morir quemado, Subaru ahora tenía que lidiar con moverse a ciegas en completa oscuridad.
Caminó por unos diez metros más antes de llegar a un espacio un poco más abierto, encontrando la puerta que conducía a la pequeña habitación que estaba buscando, y se detuvo.
_Subaru: Aquí está...
Subaru nunca había llegado más allá de esta puerta en el pasadizo secreto. No sabía si existía alguna otra puerta más adelante.
Lo que significaba que ésta podría ser la última oportunidad de Subaru de llegar a Beatrice. Y si este lugar funcionaba como un verdadero pasadizo secreto—
_Subaru: …
Después de sacudirse la cabeza para dispersar la debilidad de su corazón, Subaru alcanzó la manilla de la puerta.
Si Beatrice había llevado a Subaru por aquí con la intención de que sobreviva, entonces sus probabilidades de encontrarla eran mínimas.
Subaru temerosamente tocó la manilla de la puerta—
_Subaru: ¡Qu-quema! Esta puerta también...
Sollozando de dolor debido a la quemadura en su mano, Subaru miró con mala cara a la puerta.
La respuesta de la puerta hizo que una especie de ola de inquietud surgiera en él, como si estuviera reflejando el corazón de Subaru, y entonces —se dio cuenta.
_Subaru: ¿La manilla quema...?
Aunque el subterráneo no estaba precisamente frío, nada indicaba que había fuego o que lo hubiera habido.
El humo y el calor probablemente se habían estado escapando por una abertura en la estructura de piedra de la escalera. Si la especulación de Subaru era correcta, entonces tenía sentido que esta puerta estuviera tan caliente.
De hecho, la puerta estaba tan caliente que uno se preguntaría si estaba en contacto con las llamas.
_Subaru: ...Beatrice. Si puedes oírme, por favor escucha.
Teniendo cuidado de no tocar la puerta, Subaru levantó un poco la cara y comenzó a murmurar.
Con fe en que su voz alcanzaría a la ausente chica.
_Subaru: ¿Me guiaste hasta aquí? Si lo hiciste a sabiendas de que ésta era la única ruta de escape, entonces no tengo palabras que expresen la enorme mente maestra que eres.
Las tácticas de Beatrice para llevar a Subaru hasta aquí no podían ser pasadas por alto.
Sin duda, el encuentro con la sombra de Elsa y las mabestia no tenían nada que ver con Beatrice, pero ella definitivamente guio a Subaru paso a paso.
Si él procedía a abrir esta puerta y llegaba a la cabaña en las montañas, los planes de Beatrice seguramente tendrían éxito.
_Subaru: Pero, parece que las cosas no irán como la seda. —Yo podría abrir esta puerta, pero no lograría escapar como tú deseas que haga. No es que esté siendo cabezota e insista en no querer irme, ¿vale? Bueno, tal vez sí lo estoy siendo un poco, pero… se trata de algo más serio.
Dirigiéndose a alguien que tal vez ni siquiera estaba escuchando, Subaru conectaba palabra tras palabra de la manera más relajada posible.
Golpeaba sus uñas contra la puerta que le bloqueaba el camino y suspiró.
_Subaru: Si abro esta puerta, probablemente moriré. Quizás tú y los demás no se den cuenta de esto; pero, ahora mismo, así están las cosas del otro lado de esta puerta. Es difícil explicarlo con palabras… pero yo entiendo el poder de la ciencia y me doy cuenta.
Dejando de lado su fracaso en el comedor, el conocimiento del siglo XXI de Subaru se lo estaba gritando en la cara.
La puerta que se encontraba frente a Subaru tenía las mismas características que una puerta en medio de una emergencia relacionada con el fuego y que, durante dicha emergencia, no debía abrirse por ningún motivo.
No era broma, la vida de Subaru corría peligro.
Ahora era una cuestión de si Beatrice estaba escuchando o no. Y en caso afirmativo, entonces sería una cuestión de si le creería o no.
Subaru: Beatrice, voy a abrir esta puerta. —Dejaré que juzgues por ti misma lo que he dicho.
A pesar de que era consciente de que la puerta frente a él representaba un peligro mortal, el corazón de Subaru se encontraba calmado.
No era que tuviera nervios de acero, o que su determinación fuera infinita.
Era que podía tranquilamente poner su vida en manos de esta otra persona.
Ya que, después todo,
_Subaru: —Confío en ti, Beatrice.
Con sus manos ardiendo de dolor, Subaru abrió la puerta.
Y entonces—
※ ※ ※ ※
En vez de bajar la escalera de caracol, la sombra llegó a las profundidades por medio de algo parecido a una caída en picado.
_Sombra: …
La sangre que salía de la sombra era negra como agua sucia, y arrastraba su aplastada mitad inferior de manera tan asquerosa que esta cosa parecía impropia de este mundo. Con una mortal cuchilla negra en su mano derecha, y el corazón de la mabestia muerta en su mano izquierda, la sombra apretó su puño para destrozar ese órgano vital mientras seguía desplazándose por las profundidades del pasadizo.
La escurridiza sombra tenía forma humana, pero eso no bastaba para determinar si tenía o no la voluntad de un ser humano.
Su cuerpo había sido destruido hasta tal punto, que ya no podía funcionar; su vida había sido raspada tantas veces, que ya no podía revivir; y ya había consumido hasta la última gota de su vitalidad en su estado de sombra.
Si uno se preguntara cómo es que ella podía seguir desplazándose de esa manera, la sombra respondería: porque su personalidad antes de convertirse en una sombra, era así de persistente.
Eventualmente ella, de forma totalmente silenciosa, alcanzó la parte más profunda del pasadizo.
La sombra no tenía voluntad, y no tenía otra meta más que acorralar todo lo que se moviera y acabar con su vida. Percibiendo que su objetivo había pasado por aquí, la sombra blandió su oscura cuchilla.
_Sombra: …
Silenciosamente, la puerta frente a la sombra comenzó a romperse.
La sombra apartó con una patada los escombros de la puerta que había roto con su cuchilla, y dio un vistazo hacia el interior, hacia la oscuridad que yacía ahí delante,
_Sombra: …
Pasaba un ligero viento que hacía sentir a la sombra que estaba siendo absorbida por la oscuridad.
Un humo blanco se desbordó desde lo profundo de la oscuridad, y una neblina comenzó a formarse ante la sombra.
Y entonces — el oxígeno comenzó a fluir hacia el interior, donde una combustión incompleta había tomado lugar, mezclándose con los últimos remanentes de un fuego casi extinguido, aumentando la temperatura de golpe y estallando en la habitación.
Backdraft.
(NdT: Básicamente se trata de una explosión de gases de humo. Imaginen una habitación cerrada en que se produce un incendio. Las llamas consumen el oxígeno y, por lo tanto, el fuego se apaga. Sin embargo, el humo se sigue generando y la habitación se llena y se llena cada vez más de humo supercaliente. Si en ese momento se abriera una puerta, el oxígeno entraría de golpe en la habitación, entrando en contacto con el humo supercaliente y condensado, haciendo que se prenda en fuego de forma abrupta, produciendo una explosión de gases o backdraft)
Era imposible que la sombra, una entidad sin inteligencia moviéndose con el único propósito de destruir, pudiera haber anticipado este fenómeno explosivo.
_Sombra: …
El estallido de las llamas consumió a la sombra, un fuego infernal quemó su cuerpo por completo.
El cuerpo de la sombra ya no tenía medios para regenerarse o revivirse, esperando únicamente a descomponerse, hasta que un fuego cuyas capacidades iban más allá de la carbonización envolvieron sus restos mientras la temperatura seguía aumentando constantemente — reduciéndola a cenizas.
El avance de la explosión y las llamas no se detuvo solamente con la sombra, avanzando por el pasillo subterráneo, convirtiendo a la escalera de caracol en un mar de fuego abrasador, explotando una vez más en la oficina creando una conflagración final todavía más grande.
— Viviendo sus momentos finales, la Mansión Roswaal finalmente colapsó.
※ ※ ※ ※
Al ver cómo había cambiado la Biblioteca Prohibida, Subaru contuvo su aliento.
Unas fisuras recorrían el suelo cerca de la entrada, el agujero hacia el espacio hiperdimensional seguía ahí. Los libreros caídos eran un completo desastre, y una parte de la habitación estaba en llamas.
La situación en la Mansión Roswaal había empezado a afectar también a la Biblioteca Prohibida.
_Subaru: …
Pero, al notar la mirada que estaba fijada en él, Subaru reprimió su sorpresa y empezó a pensar en lo importante.
A partir de ahora, toda su atención sería puesta únicamente sobre aquella chica.
—Dado que ésta era sin duda, su última oportunidad.
_Beatrice: Eres un idiota, de hecho...
_Subaru: ¿En serio es eso lo primero que dirás?
_Beatrice: Es que, eso eres, parece. Betty se esforzó tanto para que pudieras escapar, pero desperdiciaste tu oportunidad, y volviste, de hecho. ...La mansión ya no tiene puertas, supongo. Y la Biblioteca Prohibida también está empezando a incendiarse, de hecho.
Era cierto.
El fuego estaba esparciéndose sobre uno de los libreros, convirtiendo a los valiosísimos libros en nada más que cenizas.
Todo el lugar era completamente inflamable, y ardería en un santiamén.
_Subaru: Así que, éste es nuestro final.
_Beatrice: ...En efecto. Este es el final, parece. Ya no hay mucho que Betty pueda desear. El fuego ya alcanzó el conocimiento que estaba destinado para Él, por lo que la promesa nunca podrá cumplirse, supongo.
_Subaru: Ya veo. Entonces, te pido que escuches mis últimas palabras.
Los ojos vacíos de Beatrice miraron a Subaru.
No dijo nada que pudiera alentarlo o detenerlo, pero esa reacción en sí significaba que al menos estaba dispuesta a escuchar. Subaru asintió con la cabeza, y tomó un poco de aire.
Las palabras que no había logrado expresar antes, durante su separación anterior.
Ahora mismo, él dirá todo lo que deseaba transmitir.
_Subaru: Beatrice. —Ayúdame.
_Beatrice: ¿...Eh?
Sin una pizca de duda, lo dijo con la cabeza en alto.
La sorpresa se dejó ver en los ojos de Beatrice en respuesta a las declaraciones de Subaru, cuyo rostro estaba completamente lleno de hollín.
Indudablemente ella había tratado de imaginarse lo que Subaru podría decir.
Mientras se acercaba a su inevitable final, Beatrice definitivamente había pensado en qué clase de palabras usaría Subaru para intentar acercarse a ella.
"Quiero salvarte". "No te dejaré estar sola". Quizás frases heroicas como esas, y la aparición con estilo que ella imaginaba de Él, eran lo que había estado esperando.
Pero si Subaru quería transmitir sentimientos verdaderos y honestos, entonces declaraciones como esas no tenían lugar.
_Subaru: He estado pensando en cómo podría decir algo genial como: "Te sacaré de tu aislamiento" o "Voy a salvarte". ...La verdad es que, esas cosas eran lo único que se me ocurría mientras me armaba del valor necesario para superar la situación. Pero entonces comencé a considerar "¿qué es lo que pienso de ti?" y "¿qué es lo que quiero comunicarte?"
Subaru expresó sus pensamientos, sinceros y sin maquillar, a una Beatrice que se había quedado sin palabras.
Mirando cobardemente en otra dirección, Subaru no quería ver cómo estaba recibiendo Beatrice sus palabras.
_Subaru: Decir que te voy a salvar es de risa; porque la verdad es que tú no necesitas mi ayuda en absoluto. Eres fuerte, inteligente, linda… puedes hacer todo lo que te propongas, y lograr todo lo que desees.
_Beatrice: …
_Subaru: Tienes capacidad de sobra para vivir por ti misma. Obviamente. Ya que, de lo contrario, no habrías logrado subsistir por cuatrocientos años. Es por eso que cosas como ayudarte o salvarte no funcionaban contigo.
_Beatrice: …
_Subaru: Pero aunque seas tan fuerte, tan inteligente y puedas hacer tantas cosas, te asusta vivir sin nadie. Te lastima. Te hace sola. Así que nadie puede culparte por aferrarte al concepto de Él.
_Beatrice: Luego de que rechazaste… los sentimientos de Betty… ¿¡qué podrías siquiera saber!?
Mordiéndose el labio, Beatrice miraba a Subaru con algo parecido al odio.
Pero esa emoción tan vacilante no lograba convertirse en odio. Beatrice intentaba aferrarse desesperadamente a esa furia que se dispersaba, y Subaru sacudió la cabeza.
_Subaru: Pero sí lo sé. Sé que eres muy gentil. Que cuando alguien está teniendo pesadillas, tú sostendrás su mano para que se sienta a salvo. Que cuando alguien se enfrenta a una adversidad insuperable, tu extenderás tu mano y le abrirás un camino. Que cuando alguien que no puedes evitar odiar pierde a alguien querido, tú compartirás su tristeza.
_Beatrice: Hablas como si, lo supieras todo...
_Subaru: Yo no tengo poder alguno, por lo que no te sería de ayuda. Pero si hubiera algo que pudiera hacer, como evitar que sigas estando tan sola, entonces lo haría sin duda alguna.
Los ojos de Beatrice se abrieron por completo, Subaru extendió su mano derecha.
Estaba totalmente llena de quemaduras, desagradable a la vista. Pero, aun así, lucía mejor que su atroz mano izquierda luego de todo el daño que recibió.
Primeramente Subaru sacudió su mano, la limpió y la hizo presentable para que ella pudiera tomarla.
_Subaru: Beatrice. Ayúdame.
_Beatrice: …
_Subaru: Si no estás conmigo, estaría tan solo que ya no podría vivir. Por favor, ayúdame.
Si otra persona escuchara eso, sonaría como un método extremadamente patético y vergonzoso de persuasión.
No puedo vivir sin ti, así que, por favor, toma mi mano. Eso clamaba.
No podía hacer nada por ella, así que le estaba mostrando que ella podía hacer algo por él, y con ese razonamiento, le pedía que viviera.
Era una ridículamente egoísta, irracional e incompetente manera de persuadir.
_Beatrice: No, es… no es justo, de hecho.
_Subaru: …
_Beatrice: Usar, esas palabras… y, decirlas así… después de, y tú… tú que no eres Él… rechazaste a Betty, y aun así...
Se le atoraban las palabras, se había quedado sin palabras, dudaba al hablar, estaba conmovida y angustiada.
Sus ojos todavía seguían puestos en la mano que se le había ofrecido mientras aún sostenía firmemente el libro entre sus brazos.
Lágrimas salían de sus ojos.
_Beatrice: ¡Estuve sola por cuatrocientos años…! Pasé todo ese tiempo en aislamiento, si tomo tu mano ahora, qué podría… ¡de todos modos morirás algún día! La vida humana termina en un parpadeo para Betty… ¡así que! ¿¡cómo podría aferrarme a eso!?
_Subaru: Me es imposible imaginar tus cuatrocientos años. Ni siquiera podría hablar como si lo entendiera. Cuatro siglos… ni siquiera he vivido un cinco por ciento de eso. Sé que no puedo comprender el miedo que tendrás después de que muera.
_Beatrice: ¡Entonces! Entonces… ¡lo que estás diciendo, no resuelve nada…!
_Subaru: Pero, mañana, podremos ir de la mano.
_Beatrice: …
_Subaru: Mañana, y el día siguiente, y el siguiente también. Puede que no sea por cuatrocientos años, pero podemos pasar nuestros días juntos. Puede que no sea por toda la eternidad, pero en el mañana, y en el ahora, te atesoraré.
_Beatrice: —hk
_Subaru: Beatrice. —Elígeme.
Subaru ya había tomado su decisión.
Ahora le presentaba esa elección a Beatrice. El resto dependía de ella.
¿Permanecería leal a su madre, dándole un punto final a esos cuatrocientos años siendo consumida por las llamas?
¿O rompería la promesa con su madre, dejando atrás su reunión con Él, tomando la mano de Natsuki Subaru?
_Beatrice: E-Eres, Él es...
_Subaru: ...no es yo. No me iguales con alguien que creaste en tu mente. Yo soy yo. Natsuki Subaru. Olvídate de esos sentimientos no correspondidos durante cuatrocientos años por ese tipo del que no conoces ni su cara.
_Beatrice: …
_Subaru: En vez de temerle a una despedida que tal vez algún día llegue, vive conmigo en un mañana que definitivamente ocurrirá. Soy débil; pero, aun así, deseo llegar muy alto… si estamos juntos, estarás tan ocupada preocupándote por mí, que ya no tendrás tiempo para pensar en el aburrimiento o la soledad.
_Beatrice: ...nng!
_Subaru: Elígeme, Beatrice.
Lo repetiría las veces que hiciera falta para que sus palabras la alcanzaran.
Porque él entendía sus confundidos sentimientos, y su vacilante corazón.
Para que el egoísmo de Natsuki Subaru pudiera llevar la carga de la culpa de Beatrice por su indecisión, y su deshonra por romper la promesa.
Para que esta chica nunca vuelva a llorar en soledad.
_Beatrice: Pero te irás...
_Subaru: No será para siempre. El futuro que temes llegará tarde o temprano. El momento en el que seas dejada atrás, tan eterna como eres, seguramente llegará. Pero si sólo piensas en ese temor a las despedidas, y te olvidas de toda la diversión de estar juntos, entonces estarías borrando la mayoría de nuestras vidas.
_Beatrice: Pero me dejarás...
_Subaru: Estemos juntos. Vivamos juntos. Vayamos juntos. Apilemos recuerdos sobre recuerdos, los suficientes para vencer tu miedo al adiós, los suficientes para que puedas sonreír y decir con la frente bien en alto: lo valió. Los suficientes para recuperar esos cuatrocientos años que pasaste en soledad, y los superes por completo.
_Beatrice: ¡Incluso si… eso ocurre! ¡Algún día volveré a estar sola!
Él dio un paso al frente. Reduciendo la distancia.
Los vacilantes ojos de la chica lo reflejaban.
Era completamente lo contrario al príncipe en su blanco corcel que ella había estado esperando por cuatrocientos años.
Justo ahí se encontraba el cotidiano y mundano Natsuki Subaru.
_Subaru: Vivirás por toda la eternidad, y puede que el tiempo que pases conmigo se sienta sólo como un momento. Pero me aseguraré de grabarlo en tu alma. Mi momento.
_Beatrice: …
_Subaru: —¡Que Natsuki Subaru fue un hombre que, incluso más allá de la eternidad, siguió brillando igual que siempre, que su brillo nunca se rebajó ni al tono sepia!
La Biblioteca Prohibida comenzó a desmoronarse con el sonido de cristal rompiéndose.
El área que rodeaba a Subaru y Beatrice estaba llena de fisuras espaciales y llamas carbonizantes.
Pero en este momento, él no sentía ni calor, ni temor alguno.
En este instante, lo único que existía para Subaru era Beatrice.
Y lo único que existía para Beatrice, era Subaru.
Las temblorosas manos de Beatrice sujetaban el libro que recibió de su madre.
Con fe en que soltar ese libro significaba sanar sus cuatrocientos años de soledad, Subaru extendió su mano.
Y gritó.
_Subaru: ¡Elígeme! ¡¡Beatrice!!
_Beatrice: —auh!
_Subaru: ¡Tú quieres que alguien te lleve al exterior! ¡¡Por eso siempre te sientas frente a la puerta!!
Con un último estruendo decisivo, ese mundo conoció su final.
La Biblioteca Prohibida, la prisión de soledad de la chica, fue consumida y borrada por las grietas y el fuego.
Pero justo antes—
—Un libro cayó al suelo de la Biblioteca Prohibida.
※ ※ ※ ※
Habiendo escapado por el pasadizo secreto y llegado la cabaña en las montañas, el grupo de Otto vio la mansión arder desde la cima de una pequeña colina.
Otto, Petra, y Frederica. Y Rem en la espalda de Frederica. Los cuatro habían logrado evacuar a salvo a través del pasadizo a las montañas.
Las montañas, y particularmente la zona que rodeaba la cabaña, aparentemente tenía una barrera para alejar a las mabestias. No veían señales de mabestias salvajes ni de alguna clase de emboscada de mabestias domadas en las proximidades.
Pero ninguno de los presentes tenía la compostura suficiente como para regocijarse por su supervivencia.
Todos ellos miraban hacia la mansión casi rezando, esperando que ocurriera alguna especie de cambio visible.
Mientras confiaban en que Subaru y Garfiel, quienes seguían adentro, estarían a salvo.
_Otto: …
Dejando para después el tratamiento de sus heridas, Otto miraba hacia la mansión, tratando de ni siquiera parpadear. Petra se encontraba a su lado, presionando sus propias manos con una fuerza inconcebible para su edad. Estaba muy, pero muy, pero muy preocupada; tanto, que era insoportable. Todos sabían que la joven chica sentía un gran cariño por Subaru. Considerando su angustia, Otto no podía evitar rezar por el bienestar de Subaru.
_Otto: …
Gentilmente, Otto puso su mano sobre la cabeza de Petra para tranquilizarla.
Le sonrió mientras ella volteó a verlo con sorpresa, para luego devolver su mirada hacia la mansión.
Y entonces se dio cuenta.
_Otto: ...Allí.
En medio del ala principal de la mansión en llamas.
Una enorme explosión incendiaria estalló desde la oficina que contenía el pasadizo secreto que el grupo de Otto usó.
Las ventanas se quebraron, un abrumador infierno se extendió en todas direcciones, antes de que la mansión perdiera su forma — y colapsara.
_Petra: Ah...
Otto escuchó el dolor de Petra.
Y Otto, habiendo presenciado esa misma realidad y concluido lo mismo que Petra, también trataba de resistir las ganas de gritar en negación. Pero, si perdía la compostura aquí, sería un insulto al corazón de la chica que probablemente quería llorar mucho más que él.
Pero los pensamientos de Otto fueron anulados.
_Petra: ¡Otto-san, mira!
_Otto: ¿¡Hghah!?
Justo cuando estaba por bajar la mirada, la pequeña mano de Petra lo abofeteó en la mejilla.
El golpe lo sorprendió, aturdiéndolo y haciéndolo ver estrellitas por un momento. Pero en seguida vio la mirada de emoción de Petra mientras apuntaba hacia la mansión, por lo que rápidamente volteó en la misma dirección, y lo comprendió.
_Otto: Hah, jajajaja...
—Un pilar de luz blanca se extendía desde los escombros de la mansión hacia los cielos.
El pilar se curvó, tomando una forma parecida a la de un arcoíris, cambiando de ángulo hacia algún lugar lejano al este.
Prácticamente anunciando que su destino yacía allá.
Otto conocía lo que había en esa dirección.
Por lo que su rostro se relajó mientras miraba a Petra celebrarlo, así que,
_Otto: Ahora todo depende de ti. —Estoy verdaderamente exhausto.
※ ※ ※ ※
Mientras tanto, la misma luz que le trajo alivio a Otto fue presenciada por Garfiel, quien se encontraba prácticamente desnudo con sólo un taparrabos cubriéndolo. Chasqueó sus dientes.
_Garfiel: ¡Ja! ¡Así que lo lograste, Capitán! ¡Sabía que podrías! ¡Hoshin mantiene sus promesas incluso después de muerto!
Habiendo escapado de la mansión y corrido hacia el bosque, Garfiel se puso la mano en la cintura mientras se reía como un idiota.
Al lado de Garfiel, en el suelo, había una joven chica inconsciente con sus extremidades atadas con pedazos de la misma tela de la poca ropa que traía Garfiel — era Meili.
¡Botín de guerra! Obviamente no era la manera en como iba a alardear al respecto, más bien sucedía que ella era una testigo involucrada en el ataque, y había muchas cosas sobre las que tenían que interrogarla.
Pero más que nada, los principios de Garfiel no le permitirían matar a la pequeña.
_Garfiel: En fin, la mujer de negro debió haber quedado achicharrada.
Garfiel miró hacia la destruida mansión, suspirando.
Le había arrojado a la mujer una mabestia que la aplastó por completo — era un método indirecto que no dejó una sensación en sus manos; pero, aun así, Garfiel sabía que había escogido por voluntad propia destrozar una vida casi humana.
Sus manos temblaban, y podía sentir un doloroso nudo en el estómago.
Pero Garfiel reprimió esos sentimientos sacudiendo la cabeza, sentándose junto a la durmiente Meili antes de recargarse sobre un árbol.
_Garfiel: Por ahora, dejaremos el sabor de la victoria y la sensación de matar para después. Nada de lo que mi asombroso ser haga logrará algo ahora mismo. ...Contamos contigo, Capitán.
Extendiendo su puño, Garfiel miró hacia el pilar de luz blanca.
_Garfiel: Cuando todo 'sto termine, ¡hay un idiota al que ambos debemos darle un buen puñetazo en la cara!
※ ※ ※ ※
— La atrapó.
Ella sabía que esto pasaría, y aun así la tomó.
Incluso aunque ella siempre había sabido que, si tomaba su mano, si se aferraba a esa calidez, nunca sería capaz de volver a sus noches de aislamiento y soledad.
Incluso aunque ella siempre se advirtió a sí misma sobre cuán insensato era sujetarse a una calidez efímera.
Esa voz, llamándola.
Esos ojos, mirándola.
Esas manos, necesitándola.
Incluso aunque ella siempre supo que nunca habría podido negarse.
— Subaru.
Sí, ese soy yo.
—Subaru, Subaru.
Así es. Ese es mi nombre.
— Subaru, Subaru, Subaru.
— ¡¡Subaru!!
Por fin me llamaste así.
※ ※ ※ ※
—La tormenta de nieve era devastadora.
Blancas cortinas impedían ver más allá del aliento propio, el cual se congelaba en el instante en que entraba en contacto con este gélido mundo.
La brisa que la envolvía era helada, y el viento de la tormenta llevaba consigo nieve tan afilada que casi cortaba la piel.
Pero, incluso en medio de esta feroz tormenta, la chica, cuyo cabello plateado oscilaba con el viento, cargaba con una fuerte voluntad en sus ojos amatistas, y miró hacia el frente.
_¡¡Nunca, jamás… permitiré que te lleves a nadie!!
Un brillo cubrió sus brazos mientras los extendía, y liberó una enorme cantidad de poder mágico.
La tormenta amplificaba la magia de congelación que se dejaba ver por medio de un pálido resplandor, la cual cortó a través de este mundo como una espada incandescente, cortando en pedazos una por una a aquellas blancas mabestias que no paraban de llegar.
El incesante y desagradable chasquido de sus pequeños dientes no paraba de sonar.
La encarnación del hambre — una antigua calamidad sin solución, especializada únicamente en devorar a su presa, algo con lo que nadie podía coexistir.
Sin dar un sólo paso atrás, la chica de cabello plateado se enfrentaba al ansia asesina del hambre, la cual seguía creciendo en número.
Pero su respiración estaba entrecortada y había perdido algo de control sobre su monstruoso maná: cristales blancos comenzaban a cubrir la mitad inferior de su cuerpo.
Si esto seguía así, no tardaría mucho en convertirse en una estatua de hielo.
Pero, incluso sabiendo eso, ella no podía retroceder.
…
La chica volteó a mirar detrás suya.
Ahí se encontraba todo lo que ella tenía que proteger de ser masacrado por estas mabestias: una tumba en ruinas, y varias vidas que estaban poniendo todas sus esperanzas sobre sus pequeños hombros.
Un hombre que no había entrado en las ruinas estaba observando aturdido la batalla de la chica, con una joven chica totalmente inmóvil de cabello rosado en sus brazos.
La mitad de su cuerpo se sentía congelado. Pero un fuego ardía en su interior.
_¿Cómo podía quejarse o llorar luego de haberlos visto?
_¿Con qué confianza o con qué propósito estaba ella de pie allí?
_¡No… no dejaré que acabes con nadie! Las manos de todos estaban unidas… ¡y pienso proteger eso! ¡Eso es lo que le prometí a mi Madre!
Un torrente de luz blanca impactó contra la horda de mabestias que se aproximaba.
No hacían chillido alguno al morir, sólo caían inmóviles en cuanto eran alcanzadas por el resplandor blanco. Presenciaban la triste muerte de sus compañeros, para justo después entrar en un estado de canibalismo y comérselos completamente hasta incluso morder la nieve.
Es terrible.
Pero tal vez las personas también sean así cuando se aferran a la esperanza.
Aún así. Aunque sea así—
_Mientras no me olvide de Madre ni de Juice, ni de todos el día de hoy… ni de lo que él escribió para mí, nunca me rendiré.
Incluso si terminaba convertida en hielo, ella jamás se arrepentiría.
Atravesando esta tormenta, las mabestias invasoras continuamente se acercaban más y más, acercándose a la chica y aquellos que confiaban en ella.
Si era necesario, ella estaba dispuesta a dar su vida.
Pero, justo cuando ese pensamiento comenzó a atormentar la mente de la chica, escuchó una voz.
_Todo estará bien, no te excedas tanto, Emilia-tan.
…
Ella sabía que alguien acaba de aterrizar a su lado, habiendo descendido de las alturas.
Ella miró al lado. La tormenta de nieve era demasiado fuerte, aquellas cortinas de pulcro blanco le impedían ver el rostro de la otra persona.
Pero ella sabía exactamente de quién se trataba.
Su voz, su actitud y, sobre todo, el hecho de que siempre estaría ahí para ella cuando sea que ella lo necesitara.
_No te preocupes por el resto, ya puedes descansar. —Nuestra batalla inaugural por la liberación está por comenzar.
Parecía que estaba sonriendo.
La silueta comenzó a caminar, seguida inmediatamente por una silueta más pequeña.
Entonces escuchó una segunda voz.
Esa voz sonaba animada, como si hubiera estado esperando por mucho, mucho tiempo por este momento—
_Lo que viene ahora es algo totalmente desconocido, de hecho.
_Sí, y vamos a hacer algo al respecto. —¡¡Tú y yo!!
El Espíritu Beatrice, y el Contratista Natsuki Subaru, dos entidades que a partir de ahora lucharían juntos batalla tras batalla, siempre de la mano, dieron inicio a su pelea inaugural justo aquí.