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57.65% Re: zero arco 3, 4, 5. / Chapter 290: El bosque de Elior, congelado para siempre. Parte4

章節 290: El bosque de Elior, congelado para siempre. Parte4

_Fortuna: Tú, gran llorona.

_Emilia: ...

_Fortuna: Te amo, taaanto…

La fuerza desapareció de ella.

Su brazo hizo un ruido sordo al caer al suelo. 

Emilia sintió que el cuerpo de Fortuna se había aligerado. 

Al perder su fuerza, debería agravar el peso en el regazo de Emilia, pero Fortuna definitivamente se había vuelto más ligera estando en los brazos de su hija. 

La parte más importante de su madre que no debería perderse, se había perdido.

Incluso Emilia podía entender eso.

_Emilia: ...

Ella había perdido a Fortuna, su madre. 

Juice, Petelgeuse Romanee-Conti, había perdido su cordura.

Y Emilia,

_Pandora: Entonces, ¿te has preparado para escoger la esperanza que sigue a la apertura del sello?

Preguntó Pandora después de caminar hacia Emilia, quien sostenía el cadáver de Fortuna.

Ella observó a Emilia sentarse, teniendo esa expresión calmada y esperando silenciosamente por su respuesta.

Finalmente, Emilia entendió. 

_Emilia: ¿Abrir, el sello?

_Pandora: Sí. A pesar de que es muy desafortunado, tu madre, con la que compartiste tu promesa, ha fallecido. Ya no hay necesidad de promesas que te mantengan encadenada. ¿Qué piensas?

Al escuchar a Pandora hablar con su descabellada lógica, como si fuera normal, Emilia comprendió qué quería conseguir este demonio disfrazado de humano al realizar este truco.

Este demonio hizo lo que hizo para que Emilia rompiera su promesa.

Con el objetivo de hacer que Emilia perdiera de vista la importancia de una promesa, Pandora causó la muerte de Fortuna, atormentó la mente de Juice y aniquiló el bosque. 

_Pandora: Cierto, lo olvidé.

_Emilia: ...

_Pandora: Dudo que ellos vuelvan a ser necesarios para ti.

Pandora estiró su mano hacia el inmutable rostro de Emilia. Unas luces tenues empezaron a brillar, rodeando a Emilia, antes de elegir posarse en el brazo de Pandora como si fuera su hogar.

Eran espíritus menores.

Las hadas que habían guiado a Emilia al sello y le mostraron el camino.

Por algún motivo, estaban yendo hacia Pandora.

_Pandora: Dudaba de que vinieras aquí por tu cuenta, así que pedí su ayuda. No se comunican con palabras, pero han sido muy útiles.

Pandora sonrió mientras daba las gracias a los espíritus, y entonces ellos danzaron por el aire.

Emilia ni siquiera estaba segura de cuándo había empezado todo esto.

La cabeza de Emilia vacilaba al mirar a la puerta del sello.

Pareciera como si la puerta se acercara, ansiando abrirse algún día y observando a Emilia, quien sentía el peso de la llave en sus manos. Pensaba que la había soltado por ahí, pero nuevamente estaba en sus manos. 

_Pandora: Tienes la llave. Entonces, sabes qué hacer.

Pandora asintió. Emilia se levantó lentamente. 

Bajó la cabeza de su madre de su regazo y silenciosamente la colocó sobre la hierba. Enroscó sus dedos en el flequillo, arreglando amablemente el hermoso rostro de su orgullosa madre.

Y,

_Emilia: Muere.

— Una espada de viento helado silbó por el aire, rebanando el cuerpo de Pandora en pedazos.

La sangre que chorreó se congeló en un instante. Flores de carmesí congelado florecieron furiosamente. 

Con un simple carámbano estando en el medio de ellas, esparciendo los pétalos salpicados de sangre; una obra de arte de hielo y muerte.

_Pandora: Eso fue bastante peligroso. ¿A qué ha venido eso—?

_Emilia: Muere.

Varas de hielo cayeron para empalar las extremidades de Pandora, una lanza de hielo se disparó desde el suelo para perforar a Pandora desde la ingle hasta la corona; su congelado cuerpo chilló al hacerse añicos.

_Pandora: Por favor cálmate. Estoy segura de que nos entenderemos si conversamos.

_Emilia: Muere.

Bolas de hielo se acercaron desde ambos lados, aplastando a Pandora entre ellas y transformándola en salpicaduras de sangre.

_Pandora: Deberíamos parar. Eres amable por naturaleza y no una niña capaz de dañar a los demás. ¿Tu madre nunca te había dicho eso?

_Emilia: Muere.

Una cuchilla giratoria de hielo cortó a Pandora desde los pies hacia arriba, arrojando una lluvia de sangre roja.

_Pandora: A tu madre le entristecería verte así. Ni tus auténticos padres, ni el Arzobispo Petelgeuse, desearían esto.

_Emilia: ¡MUEREEEE!

Una niebla blanca cubrió el cuerpo de Pandora, transformándola en una escultura de hielo. En el instante siguiente, una espada gigante de hielo que la golpeó, quebrándola en vez de cortarla, arrojando la escultura de Pandora contra el suelo.

Pero, a pesar de esta tormenta de destrucción y sed de sangre,

_Pandora: Menudo problema. Pareciera que los efectos fueran lo opuesto a mis intenciones.

_Emilia: ¡¡Muere, muere, muere, muere!!

Gritando y moviendo los brazos, Emilia lanzó una destrucción glacial sobre Pandora.

Pero, aunque todos los ataques acertaban y moría de manera espantosa, ella regresaba continuamente, completamente restaurada en un abrir y cerrar de ojos.

_Emilia: ¡Hahhh! ¡Hahhh! ¡Hauhhh!

Emilia estaba alcanzado su límite por usar tanta magia.

Con sus repetidos lanzamientos de magia inadecuados para ella, el cuerpo pequeño de Emilia empezó a congelarse. El vasto maná enjaulado dentro de su joven cuerpo estaba desenfrenado y no lograba escapar a tiempo.

_Pandora: La manifestación de poderes que sobrepasan tus capacidades, como cuando ni siquiera puedes evadir los daños en tu propio cuerpo, podrían ser debidos a tu linaje. La sangre de una bruja no puede escapar de ese karma… Quizás este bosque había sido necesario para que no despertaras este poder.

Emilia sacudió la cabeza en rechazo a ese ruido. Su pierna derecha estaba totalmente congelada, y era cuestionable si ella podía siquiera tolerarlo. Cayó de rodillas, con sus ojos rebosantes de sed de sangre al mirar a Pandora.

Al ver ese agudo y siniestro brillo, Pandora negó con la cabeza.

_Pandora: Estoy a punto de lograr mi más ansiada meta, pero desafortunadamente creo que debo dejarlo por hoy. Al parecer, no desearás escuchar nada más sobre abrir la puerta amablemente.

_Emilia: ¡¡Muere, muere, muere, muere!!

_Pandora: Por hoy ya está bien; he descubierto la presencia de tu linaje y ha nacido un nuevo Arzobispo del Pecado. Alcanzaré mi objetivo en otro momento.

Una lógica egocéntrica, ignorando a los demás y totalmente centrada en sí misma.

Era como si Pandora se desentendiera de la situación; y entonces, unos copos blancos revolotearon por su visión.

Nieve.

Los atroces poderes mágicos de Emilia estaban enloqueciendo, deformando el clima hasta el extremo y haciendo nevar.

Al principio simplemente rociaba, pero la nieve aumentaba progresivamente en fuerza e intensidad, y poco después llegó acompañada de vientos lo suficientemente feroces para considerarlo una tormenta de nieve.

_Pandora: Parece que, cada vez que vayamos a hablar a partir de ahora, tendré que empezar por hacerte expulsar todo antes de que podamos siquiera mirarnos.

Pandora miraba desde arriba mientras caminaba hacia Emilia, quien respiraba blancas bocanadas. Aunque veía a un odiado enemigo acercándose, Emilia no podía moverse. Su cuerpo ya se había congelado hasta la cintura, y ya ni siquiera podía levantar sus manos.

_Pandora: Tú causaste este frenesí de poder, y procederás a caer en un largo sueño. ¿Se agotará completamente el maná de este bosque congelado, o quizás una entidad que posea un poder comparable al tuyo lo contrarrestará? Tanto en un caso como en el otro, sospecho que pasarás bastante tiempo debajo del hielo.

_Emilia: ¡Muere, muere!

_Pandora: Lamento decirte que no moriré. Sospecho que tanto tú como yo seguiremos saludables cuando el hielo se derrita y nos encontremos otra vez. Y cuando ese momento llegue, la historia no debe proceder tal y como está ahora. Y por eso…

El dedo blanco de Pandora tocó fríamente la frente de Emilia.

Los ojos amatistas de Emilia hirvieron de aversión, mientras que Pandora sonrió sin ninguna malicia.

_Pandora: Todos tus recuerdos que lleven a este día serán completados sin mi presencia en ellos.

_Emilia: —Ah.

_Pandora: Siéntete libre de complementarlas de la manera que desees. En efecto. Te esforzaste al máximo para mantener tu promesa. Me haría feliz si ese hecho pudiera ser grabado en tu corazón y tú pudieras seguir siendo como eres actualmente.

El cuerpo de Emilia estaba congelado hasta el esternón, su rostro retrocedió y su mirada temblaba y estaba desenfocada.

Sus ojos giraban y se le salía la saliva de la boca mientras la mente de Emilia era saqueada.

Se desmoronaba.

Indiscriminada e insensiblemente, el papel pintado de sus recuerdos era reemplazado.

Las conversaciones que había tenido se desvanecían en la distancia, mientras que los insultos que nunca recibió la asaltaron.

Las promesas son importantes y no desaparecen.

Ella mantuvo su promesa, y eso era lo que nunca olvidaría. Y ella tampoco olvidaría mantener sus promesas, jamás.

Ella mantuvo su promesa. La promesa fue mantenida.

Nadie tenía ninguna razón para reprocharla por mantener su promesa.

_Pandora: ¿A qué conclusiones llegará tu corazón, y qué sonrisa me mostrarás cuando volvamos a encontrarnos? Estaré esperando ansiosamente nuestra maravillosa reunión.

La ventisca se extendía por el bosque. Pandora sostenía su largo y despeinado cabello y comenzó a caminar.

Habiendo permanecido de rodillas estupefacto, Juice estaba medio enterrado en la nieve. Cuando Pandora le susurró algo, se levantó con expresión de impotencia.

Los dos, Pandora y Juice, caminaban uno al lado del otro mientras salían del bosque nevado.

Emilia sólo podía ver cómo se marchaban.

La congelación ya había llegado a su rostro, y su consciencia permanecía sólo en sus ojos.

Al bajar la mirada, Emilia se dio cuenta de algo.

En el suelo ante ella, había un montón de nieve antinatural.

Como si, en medio de este paisaje de nieve blanca, alguien la estuviera abrazando.

_Emilia: ...

Su boca no se movía. Ya ni siquiera podía cerrar los ojos.

Su cuerpo estaba congelado, y su corazón se estaba congelando. Entonces, la consciencia de Emilia—

_Emilia: —adre.

—pasaría un siglo encerrada en el hielo sin derretirse.

Hasta que un espíritu la encontró, un espíritu que la buscaba, un espíritu al que se le otorgó el don de la vida únicamente por el bien de ella.

Hasta ese momento, Emilia permaneció congelada en el hielo.

※ ※ ※ ※ ※

Después de haber sido testigo de todo y viéndose a sí misma congelada, Emilia se quedó completamente quieta.

Ella recordaba todo lo que pasó.

Esas escenas del pasado que habían surgido lentamente desde que se despertó.

Todos aquellos recuerdos habían perdido su falso velo superficial y empezaron a fluir.

La joven Emilia había visto de todo ese día: cómo Fortuna murió en sus brazos, cómo la mente de Juice se quebró y enloqueció, y fue testigo de la culpable de todo ese mal.

¿Lo olvidé por mi propia debilidad y deseo de olvidarlo?

_Echidona: Sería un error culparte por la falsificación de tus recuerdos.

_Emilia: ...

La chica de pie junto a Emilia, Echidna, se dirigió a ella.

Emilia experimentó sus recuerdos indirectamente, y Echidna fue testigo de todo lo que sucedió de principio a fin.

Ella miró a Emilia, quien observaba la nieve.

_Echidona: Esa cosa a la que te enfrentaste era la Bruja de la Vanagloria, Pandora. Ella ejerce una lógica superficial y egoísta, reescribiendo los acontecimientos como sus caprichos y placeres le dicten. La disminución de su influencia sería el resultado del paso del tiempo y de tu propia fuerza.

_Emilia: Mi, fuerza...

_Echidona: Como puedes ver, tu fuerza es tan inmensa que no puedes controlarla completamente. Si estamos hablando únicamente en términos de combate, superaste a Pandora incluso cuando eras joven. Pero las batallas no son tan simples como para que puedas prevalecer sólo con la fuerza. Sobre todo cuando Pandora es una bruja con gran tendencia a sobrevivir.

Parecía que Echidna conocía sobre Pandora, pero no estaba claro hasta dónde alcanzaba su conocimiento.

Sin embargo, la expresión de Echidna mientras hablaba con Emilia mostraba tanto resentimiento y amargura como siempre, y Emilia dudaba que obtuviera una respuesta honesta si le hiciera alguna pregunta.

_Emilia: ... ¿No me estás insultando como antes?

_Echidona: Esa es la clase de cosa que odio de ti. Por supuesto que soy lo suficientemente amable como para tener consideración con alguien que acaba de recordar la muerte de su madre. Incluso si ese alguien es una sucia puta despreciable.

_Emilia: Gracias.

Echidona suspiró, sin dar más consuelo.

Al notar que estaba a punto de sonreír ante la actitud de Echidna, Emilia se dio cuenta de que había estado intentando desviar su atención del espantoso recuerdo ante ella, lo cual era una muestra de debilidad.

Estos recuerdos resucitados habían sacudido la perspectiva que Emilia tenía del mundo.

Habían cambiado la vida de Emilia desde su comienzo.

Después de todo, Emilia iba a salvar a todos aquellos que permanecían en el bosque — y ese fue su razonamiento para dedicarse a la Selección Real, pero.

_Emilia: Me pregunto si alguien sigue vivo... en este bosque congelado.

Emilia había sido testigo de las muertes de Fortuna y Archi.

El ataque de la Serpiente Negra era información que había estado oculta en la memoria de Emilia. Ella conocía el poder de esa mabestia y la perniciosa característica que poseía.

La mabestia de la destrucción, la Serpiente Negra, infecta a las criaturas vivas con un centenar de enfermedades con tan sólo tocar a sus víctimas, y maldice la tierra que recorre, transformando la región en un lugar de muerte donde sólo las mabestias pueden vivir.

¿Cuánta gente había sobrevivido antes de que la aldea fuera sepultada en la nieve?

Y los que sobrevivieron y ahora estaban encerrados en hielo, ¿estaban infectados por la pestilencia de la Serpiente o no?

La respuesta a esas preguntas podrían hacer que Emilia perdiera su razón para luchar.

De hecho, ella podría estar de acuerdo con que estos recuerdos estuvieran sellados.

Incluso si Pandora no hubiera interferido, quizás Emilia hubiera querido olvidarse de estos acontecimientos.

Así de desesperanzadores eran estos recuerdos.

_Echidona: ...Permanecer aquí indefinidamente no concluirá la Prueba.

Echidna contempló el silencioso mundo sumergido en la nieve.

_Echidona: El pasado pasó sin problemas. Como desafiante de la Prueba, debes haber reconocido tu más grande arrepentimiento. Ahora necesitas presentar una respuesta.

_Emilia: ¿Presentar una respuesta para la Prueba?

_Echidona: La primera Prueba es superada al demarcar un fin al símbolo de tu arrepentimiento. ¿Confirmas las acciones de tu pasado o las rechazas? Si eres incapaz de aceptar plenamente esto y rechazas la pregunta, todo esto terminará sin que la Prueba sea completada.

Ante las palabras de Echidna, Emilia suspiró profundamente.

Ella se había preguntado una y otra vez qué necesitaba para superar la Prueba.

Cuando se enfrentó a los falsos recuerdos, se preguntó por qué no era capaz de superarlos.

Perder a Puck, y tener que hacerse cargo de las partes de sí misma que ella le había confiado, fue lo primero que hizo que los recuerdos de Emilia se desataran.

Ahora, Emilia finalmente estaba en el punto de partida de la Prueba.

Pero, aunque sus piernas habían alcanzado la línea de salida, ella había perdido de vista la línea de salida en su propio corazón.

Ella se fue del bosque porque quería salvar a todos; salvar a su madre.

Resultó que esas ideas ni siquiera eran idealistas; eran meras fantasías.

Su madre estaba muerta, y no sabía si los aldeanos estaban a salvo.

Si perdía la razón por la que emprendió este camino, ¿qué le quedaba a Emilia?

_Emilia: — Eso ya me lo han enseñado.

Justo cuando parecía que su corazón estaba comenzando a vacilar, una mano se extendió desde la luz y la detuvo.

Un brazo poderoso; para empujar a Emilia hacia adelante cuando estuviera perdida sin saber cuál era su destino.

« No te rindas. Mira hacia adelante, levanta la cabeza, mírame. »

Él le había dicho eso repetidamente, una y otra vez.

Él sabía que Emilia era débil, pero le gritó que no permaneciera siendo débil.

Cuando Emilia agitó la cabeza e insistió que todo había terminado, él dijo que nada había terminado y tiró de ella para levantarla de nuevo.

Cuando Emilia quiso rendirse, pensando que era inútil, él afirmó infundadamente que ella era la mejor.

El ínfimo dolor de sus dientes chocándose entre sí, y el calor de sus labios cubiertos por los del otro, encendieron una llama en el corazón de Emilia.

_Emilia: Mi madre me amaba.

_Echidona: ...

Emilia: Yo quería ayudar a madre Fortuna. Quería que me abrazara de nuevo mientras dormíamos en la misma cama. Quería decirle, innumerables veces, que la amo.

_Echidona: ¿Entonces te arrepientes?

Echidna le estaba preguntando por el momento de la decisión de Emilia, con dos esperanzas.

En aquel entonces, si Emilia hubiera tomado la mano de Pandora y roto la promesa, quizás el grupo de Pandora se habría retirado del bosque y no le habrían arrebatado a Fortuna ni a Juice.

Si reflexionase sobre el pasado usando palabras como quizás, si, suponiendo, entonces tal vez ese sería el caso.

_Emilia: No me arrepiento de nada.

_Echidona: ...

_Emilia: No me arrepiento de haber mantenido mi promesa, y de haberme quedado en mi tierra en aquel entonces... De lo que sí me arrepiento es de no haber sido lo suficientemente fuerte, y de no haber podido considerar las cosas más sabiamente. Nunca me arrepentiré de haberme mantenido fiel a las enseñanzas de Madre, ni de no haber escuchado nunca a Pandora; jamás haría eso.

Después de todo, Fortuna le había dicho qué ella estaba orgullosa de Emilia, quien había decidido cumplir su promesa, y que ella era su tesoro.

Esas palabras eran un tesoro en sí mismas, y permanecerían dentro de Emilia para siempre.

_Echidona: ¿Tu lucha no ha perdido su significado?

_Emilia: No. Yo... no pude salvar a Madre. Pero todavía no conozco a todos en la aldea. Quizás todo el mundo está esperando allí, esperando el rescate bajo la nieve. Soy la única que puede salvarlos.

_Echidona: Esa tierra ha sido contaminada por la Serpiente Negra. Aun suponiendo que haya aldeanos vivos bajo el hielo, dudo que sobrevivan mucho tiempo después mientras albergan la infección.

_Emilia: Así es como te imaginas que será. Una especulación bastante desagradable. Todo el mundo está esperando ser rescatado bajo la nieve. Voy a sacarlos de allí rápidamente, y todos me regañaran. Y luego se reirán, contentos de estar vivos.

_Echidona: Un delirio imbécil.

_Emilia: ¡No, es un pronóstico para un futuro feliz!

Emilia dio un paso adelante.

Se enfrentó a Echidna e hizo un gesto hacia el paisaje de nieve.

_Emilia: ¡No dejaré que reniegues de algo que nadie ha visto todavía! ¡No aceptaré que las cosas que Madre me dejó terminen tan tristemente! ¡Voy a cumplir los ideales de mi Madre!

_Echidona: ¿Ideales? ¿Tu madre quería lograr algo?

_Emilia: Ella lo dijo, que un día todos saldrían del bosque y podrían vivir una vida normal. ¡Al igual que el grupo de Juice y todos los aldeanos se llevaban bien, e igual que Subaru me dijo que yo le gusto, un día llegará ese mundo que se suponía que Madre y Juice recorrerían juntos!

_Echidona: ¿Y los aldeanos congelados serán incluidos en ese mundo? ¿Después de que tú los apresaras en el hielo?

_Emilia: Me siento muuuy mal por eso. ¡Me disculparé una y otra vez, una y otra vez, hasta que me perdonen! Y una vez que me perdonen, les mostraré el mundo. Les diré que ya no tienen que vivir en secreto. ¡Que este es el mundo del que hablaba Madre Fortuna!

_Echidona: ...

Emilia gritó después de respirar hondo.

Ya no estaban en la nieve, sino en un mundo de luz blanca.

Sin prestar atención a la ausencia del intenso frío, y a la partida de la escena compuesta por sus arrepentimientos, Emilia levantó su voz.

_Emilia: ¡Gritaré mis sueños hasta quedarme ronca, para que mi Madre en el cielo pueda oírlos!

_Echidona: ...

_Emilia: ¡Soy feliz en el mundo que mi Madre amaba!

El mundo se fracturó.

Al ver las fisuras que recorrían el espacio blanco, Emilia finalmente se dio cuenta del cambio de ubicación. Sus ojos se abrieron de sorpresa y Echidona juntó las manos.

Aplaudiendo.

_Echidna: Ya veo, entiendo. Pensaba que sabía qué ocurriría, pero esto excede todo lo que imaginaba. Eres una vendedora agresiva, insistente, arrogante, complaciente, egoísta e hipócrita.

_Emilia: Exactamente. ¿Tiene algo de malo?

_Echidona: No, realmente no me importa. Pero también eres igual a tu madre en este aspecto.

Echidona frunció el ceño mientras respondía a la pregunta de Emilia.

Porque ella sonaba igual a,

_Emilia: Mi, madre... no te refieres a Madre Fortuna, ¿sabes algo de mi otra madre?

_Echidona: La conozco. Ella es parte de la razón por la que me pongo tan emocional cuando trato contigo. Aunque todavía hay algún tipo de resentimiento irracional, como si me lamentara: ¿por qué siempre pasa sólo contigo?

Echidona se encogió de hombros, y su forma empezó a desvanecerse.

Emilia sintió una especie de vaga presión sobre su consciencia; una sensación pasajera, como si se despertara de un sueño que circundaba a su alrededor.

_Echidona: Este es el final. No importa cuán complaciente sea tu lógica, te has reconciliado con tu pasado y no hay más que hablar. Sólo tienes que bailar con torpeza mientras tomas la decisión de tu madre de sacrificarse y la usas como tu racionalización.

_Emilia: Puedes decir lo que quieras. Yo, me he acostumbrado a tus insultos.

Echidona no se olvidó de dar un último golpe; pero, con la mano en la cadera, Emilia mostró compostura ante ella. Y, al apartar la mirada, Echidona —

_Echidona: Aún quedan dos Pruebas, pero... frustrantemente, dudo que sean un obstáculo.

_Emilia: ¿En serio?

_Echidona: Ser siempre seria y resoluta es el némesis del auto-cuestionamiento. Estas pruebas que invaden tu interior tienen una terrible compatibilidad con la presente tú. Podrías llamarlo un favor resultante de tu total omisión de pensar.

_Emilia: En verdad es muuuy doloroso cuando hablas de una manera que suena como si yo no estuviera pensando.

Emilia mostró su disgusto.

En cualquier caso, su conversación aquí estaba a punto de llegar a su fin.

Echidna estaba prácticamente fuera de vista y la cabeza de Emilia estaba empezando a nublarse. Ya no podía mantenerse consciente por más tiempo.

Emilia: Echidona?¿Echidona?

Echidna: ...Te odio, a ti, te odio, simplemente a ti, te odio.

_Emilia: Pero yo realmente no te odio.

Aunque Emilia no vio la expresión que hizo Echidna en ese momento, tuvo la sensación de saberlo.

Su consciencia, ascendió.

※ ※ ※ ※ ※

Emilia recuperó la consciencia y gimió, sintiendo algo duro en su espalda.

Detrás de ella había una pared. Parecía que ella había colapsado contra esta pared, quedándose apoyada contra ella y cayendo inconsciente tal cual se había quedado su cuerpo.

Ella extendió su mano para tocar la pared y comprobar la escritura rudamente grabada allí. Se encontró directamente con un te amo, y terminó sonriendo en el momento perfecto.

Ahora mismo, Emilia quería que las palabras de él fueran las que la soportasen más que las de nadie.

_Emilia: ...Lo siento, Madre.

Su sonrisa se retorció, mientras su voz se resbalaba, ahogada, a través de su boca.

Su disculpa resonó por toda la oscura habitación, al igual que el ruido de su llanto.

Las lágrimas fluyeron una tras otra, imparables. Incontenibles.

Ella había elegido actuar de manera fuerte, ser testaruda, y no dejar que la bruja la viera llorar. Dentro de esta tumba, donde no había que preocuparse de que hubiera algún espectador, Emilia presionó su rostro contra la pared y lloró magníficamente.

_Emilia: Madre... madre...

Las lágrimas se derramaban.

Acumuladas desde hace mucho. Lágrimas que ella necesitaba llorar hacía cien años.

En esta pequeña sala, donde nadie se enteraría, Emilia pudo al fin llorar la muerte de su madre; algo que nunca había sido capaz de hacer porque ella lo había olvidado. 

Para que, cuando saliera, nadie supiera cómo se veía su cara cuando lloraba.

Para que ella pudiera terminar con esto, sin que el muchacho que le dijo a su débil yo que la amaba, la viera siendo débil.

Ella lloró, y lloró, y lloró, y lloró.

Todo mientras lloraba los recuerdos de su madre, el afecto de su madre y todo lo que ella le había dado.

Emilia se quedó exactamente así, continuando su llanto con el rostro apretado contra las palabras "te amo".


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