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55.55% Frente a la obscuridad / Chapter 9: Capítulo 8

章節 9: Capítulo 8

El viernes temprano en la mañana Heinrich intentaba despertar a Leila la noche anterior se había desvelado viendo películas

- Hermano de verdad, tengo sueño –

- Lo sé, pero te dije que era muy noche y que tenías que dormir –

- Un ratito más –

- No podemos llegaremos tarde levántate y entra al baño veras que te sientes mejor –

- Está bien ya voy –

- Preparare el desayuno –

Al salir de casa ya era tarde y tuvieron que correr a mitad de camino se encontraron a Oscar

- Señor Heinrich, Señorita Leila –

- ¡Oscar!, ¿cómo estás? –

- Bien, gracias por preguntar –

- ¿Como supiste que se nos había hecho tarde? –

- No lo sabia vine por ustedes traigo ordenes de la Señora Estefanía –

- ¿A donde nos llevas? –

- A la ciudad la gente nos espera para prepararse para esta noche –

- Que dices, tenemos que asistir a clases –

- La Señora ya hablo a la escuela, podemos ir a dejar algunos papeles y nos vamos –

- Mmm. Bien pero el tiempo esta medido –

Heinrich entro a su salón y tomo algunos libros que dejo olvidados se despidió diciendo que los vería el lunes, Leila lo espero en el carro.

Al salir todos observaban a los dos chicos irse, todo en ellos era raro, la escuela se quedó alterada.

El viaje estuvo ameno Oscar no deja de hablar acerca de David y sus errores. Al llegar al departamento no podrían creer lo que encontraron era un ejercito de personas todas se movían de la sala a los cuartos hombres y mujeres por igual.

Leila se sorprendió y se acurruco en Heinrich

Hasta que vieron a Elizabeth la chica de la tienda Bon Amour

- Pequeña princesa Joven Señor ya llegaron, disculpe toda esta intromisión son ordenes de su madre –

- Entiendo, no se sienta angustiada –

- Necesitamos probar los vestidos y cual es de su agrado, taje un grupo de personas para ayudarme con los arreglos –

- No me opondré a las ordenes de mi madre, solo tratemos que no se estrese Leila –

- Claro Joven Señor, ven conmigo, pequeña princesa –

- Hermano –

- Ve, es mejor así –

Sin dar más objeciones se separan, a Heinrich le hicieron un corte de pelo manicura arreglos faciales y un tratamiento a su pelo, Leila la llevaba peor, desde masaje hasta un tratamiento intensivo en el cuerpo un baño de aguas regenerativas, el estilista llego y le puso muchas cosas en el pelo mientras otra chica traía una crema tan amarilla por todo su cuerpo su piel le ardía y se mareo por los químicos entro a la bañera y es agua quedo verde le depilaron el cuerpo desde el cuellos asta la punta del pie.

Al salir del agua unas chicas tenían unas botellas con una espuma morada le rociaron todo el cuerpo mientras que otro tipo ponía aceite en su pelo tres chicas con una especie de paño tallaron su cuerpo asta dejarlo rojo de tanto rose, Leila se quedó callada sin objeción alguna su hermano le había dicho que no se opusiera.

Al tomar el segundo baño el agua era entre lechosa y rosa con un aroma a tan sutil a flores al sacarla la dejaron desnuda y prendieron tres ventiladores mientras Elizabeth daba ordenes de retoque, cuando por fin estuvo seca le colocaron una bata de dormir y la llevaron al comedor ya habían pasado seis horas.

- Leila, estoy aquí, hermano que le paso a tu pelo –

- Lo arreglaron, Señorita Elizabeth por que tiene el color tan pálido, que paso –

- Solo le dimos un blanqueamiento a su piel ella recibió mucho sol, solo lo emparejamos –

- Te duele la piel –

- Al principio si, pero ya no –

- Joven señor, la comida esta servida, aun tiene que escoger los trajes –

- Si –

La comida fue muy ligera, pero Heinrich no podía dejar de mirarla desde cuando su tono de piel era tan blanca hasta sus labios habían cambiado de color, eso le provoco un deseo de besarlos. Estarán más suaves o no habrá diferencia era la pregunta que se hacía, hasta que fue interrumpido

- Hermano te quedaste dormido –

- No –

- Te preguntaron algo –

- No escuche –

- Quieren que elijas los trajes –

Al voltear a la sala vio tres maniquíes con unos trajes muy exóticos eran uno era Dorado con algunos toques de morado otro era de color azul marino con toques color cobre, el tercero color negro con algunos toques de dorado.

- Escojo el negro –

- También me gusto hermano –

- Bien sigamos –

Se levanto de la sala y camino al lado de Leila

- Acompáñame pequeña princesa es hora del salón de belleza –

- Señorita Elizabeth, no escogerá el vestido de Leila –

- Son pares, ya escogió usted -

- Entiendo –

Solo quedaban tres horas para el evento no podían llegar tarde al ser el invitado de honor tenia que acompañar a la mesa principal.

El clima estaba frio y eso le preocupaba a Heinrich Leila era muy susceptible a las bajas temperaturas, a pesar de preocuparse, también la llevaba mal el traje era demasiado justo, había olvidado la sensación de la formalidad, ropa interior, camisa, chaleco, escudo, saco, plastrón, sujeta camisas, cinturón y no olvidemos el bastón con el escudo de la familia , a pesar de traer tanta ropa no era abrigadora a si que el ultimo atuendo era una capa de terciopelo negra con bordados dorados en la parte de abajo

- Señorita Elizabeth, eh sido muy paciente, pero esto ya es demasiado la capa no creo que sea adecuada para este evento –

- Joven señor, es necesario esta dando honor a su apellido usted es el noble más importante después de los príncipes –

- Está bien –

Puso sus manos en su entre cejo y se sentó a esperar a Leila, en eso la recordó si el estaba pasando un mal rato como estaría esa pequeña

- Señorita ya son los últimos toques necesitamos estas extensiones –

- No quiero eso es raro, Elizabeth –

- Ponlas y si Heinrich lo nota las quitaremos –

- Si está bien –

- Señorita Elizabeth, ya es hora de ponerle el vestido –

- ven súbete a la mesa –

entraron tres chicas y dos hombres a la recamara de Leila no podría creer eran cinco cajas con un solo vestido, comenzaron a montarlo era algo glorioso un vestido raso color beige con bordados en tono dorado en la falda corte sirena con los vuelos empezando un poco debajo de la rodilla el corsease levantaba en el vientre asta mediación del pecho con transparencia en la división del busto al cuello sin hombros de manga larga de doble cola el bordado era igual al del saco de Heinrich a eso se referían cuando hablan de conjuntos en el pecho bordado con dorado llevaba el escudo de la familia dos leones uno sentado recargando su garra en la espada y el otro erguido en sus patas traseras.

- Hemos terminado su maquillaje, es tan fresco, pero muestra su hermosura –

- Amo su cabello quedo tan glorioso –

- Escogí estas zapatillas que son de tacón bajo para tu comodidad –

- Gracias, a todos, pero ¿porque tanta tela? –

- Pequeña princesa, sabes la responsabilidad que tiene en sus Hombros Heinrich, si lo amas tanto debes esforzarte y ayudarle recuerda las clases de etiqueta y sobre todo no olvides que no puedes llorar en la fiesta ni hacer berrinche, no puedes poner en problemas a tu hermano entiendes –

- Si, entiendo –

- ¡Excelente! Salgamos pequeña princesa –

Heinrich estaba sentado en el sillón demasiado aburrido mirando su bastón era el del abuelo lo recordaba y la mancuernilla que sobre salía de la manga del saco las personas que estaban en la sala comenzaron a murmurar no importándoles que fuera una falta de respeto.

Levanto la mirada y ahí estaba ella la mujer mas hermosa que en su vida había visto, aunque pequeña un metro sesenta los diez centímetros de las zapatillas le ayudaban a estilizar su figura su cuello parecía de mármol los labios carnosos y rosados acompañaban a esos ojos que eran sombreados por la obscuridad de grandes pestañas, el cabello rizado recogido, Heinrich seguía viéndola admiro su escote y su torneada figura el color del vestido los bordados, sin hacer algún gento seguía tranquilo sin cambiar su expresión.

- Hermano, ¿no te gusta cómo me veo? –

Esa voz lo hizo que regresara a la realidad, se levantó y camino rápidamente asta tomarla por la muñeca

- ¿Eres tú, Leila? –

- Si hermano soy yo –

Aparto la vista un segundo para aclar su mente cerro los ojos y abrió lentamente los ojos, reconoció esa sonrisa tan de ella, la soltó de la muñeca y dio unos pasos atrás

- Creí que eras otra persona –

- Joven señor, hemos encontrado la bella oculta –

- Ella siempre a sido hermosa –

- Por su puesto –

- Basta hermano me haces sentir incomoda –

Después de que su mete se aclara ahora tenia otras emociones ese escote era demasiado revelador y que decir de su vestido parecía una segunda piel dejaba demasiado expuesta su figura era demasiado seductora

- Ese vestido es no te cubrirá del frio –

- Lo tengo en cuenta joven Señor, llevara este abrigo –

Señalando una caja que se encontraba en la sala, al sacarlo era impresionante una capa sin cuello que encajaba perfecto con aberturas a los lados color perla con piel de zorro blanco que iba creciendo con forme caía largo medio metro arrastraba

- No puedo usar eso es piel de animal –

- Eso parece, pequeña princesa, pero es imitación no encontraran la diferencia –

- Bien, eso es bueno –

- Señorita Elizabeth la limusina está esperando –

- Eso es perfecto –

- Antes de irnos quiero entregarte este regalo para ti –

- Me compraste algo –

- Es… algo que tenía pensado –

Se acerco a su mochila y saco una bolsa de una prestigiosa joyería la abrió para mostrarla

- Joven señor acaso es la "Corona Lunar", de su madre –

- No esta no es es algo que mande a ser hace mucho tiempo, pero no tenía la oportunidad de darle –

- Es hermosa hermano –

- ¡oh!, pequeña princesa tiene su juego de pendientes y un anillo, no se que tan apropiado sea que lleve el anillo –

- Me gusta lo llevare –

- Lo tomaremos como sujetador de la falda para el baile, salgamos –

La limosina era enorme de color blanco y con puertas Lamborghini, la salida era algo brutal mucha gente les tomaba fotos no sabían que pasaba, un príncipe y su princesa acaso una boda, solo los flash de los teléfonos se veían Leila quedo paralizada, correría o se ocultaría atrás de su hermano, Elizabeth se dio cuenta y camino a un lado de ella

- Recuerda lo que prometiste –

Esas palabras hicieron que tomara aire, levantara la mirada y saludara a todos a su alrededor.

- Vamos hermano –

Entraron a la limosina, la actitud de Heinrich era extraña a la vista de Leila, estaba seria y no se acercaba a ella, el salón de eventos estaba retirado, el tráfico no ayudaba después de cuarenta y cinco minutos llegaron.

- Leila, te sientes cómoda en ese vestido –

- No tanto como incomodo, me siento rara, siento que me veo fea a si –

- Fea, pequeña si eres la mujer mas hermosa que he visto –

- Hermano, ¿eso crees? –

- Estoy seguro –

Al bajar de la limosina ciento de fotógrafos estaban esperando a la caravana de celebridades que se darían cita en el evento, los murmullos no se hicieron esperar, nadie conocía a la joven pareja a demás llegaban solos los flash no se hicieron esperar, los gritos de los reporteros ensordecían a la pareja cuando todo se estaba volviendo un caos el Conde Faure-Dumount camino rápidamente a su encuentro.

- Duque Ventimiglia, Mademoiselle Leila, no saben el placer que es para mi que nos acompañen –

Los gritos de los reporteros no paraban, los dos entraron sin mirar a tras

- Es una lastima que su madre este de viaje y su padre no pudo hacer un espacio en su agenda –

- Son personas muy ocupadas, lamento si eso llegase a ofenderlo –

- No Duque, eso no es posible, su presencia engalana nuestra velada, Mademoiselle Leila, en verdad es una flor muy exquisita –

- Conde Faure-Dumount agradezco sus halagos no soy digna de recibirlos –

- Criatura tan cautivadora pasen por aquí, los llevare a sus asientos –

La mesa de honor contaba con un pequeño palco para los aristócratas

- Si está en su gracia agradecería que dejara que Mademoiselle Leila acompañe a las demás Lady´s que se encuentran en aquella mesa –

- No estoy cómodo con eso –

- Heinrich, en verdad para mí también seria un agradable placer interactuar con las demás señoritas –

- Pero no me siento cómodo –

Toma la mano en señal de súplica.

- Si eso te hace feliz puedes ir, siéntete en la libertad de acompañarme cuando quieras –

- Si, Duque Ventimiglia –

Realiza una reverencia para alejarse con un guardia para ser escoltada a su mesa.

- Siéntase tranquilo –

- Eso lo decido yo –

Se inclina para seguir caminando su lugar estaba alado de Mademoiselle Celine al verlo llegar rápidamente se levanta para darle la bienvenida

- Duque Ventimiglia, la gracias de Dios en su imperio* -

- Mademoiselle Celine, hermosa como una Camelia –

- Duque Ventimiglia, su alago hace que mi corazón se estremezca –

- Me alaga que mis palabras tengan eco, tomemos asiento –

El guardia ayudo a tomar su capa

- Duque Ventimiglia, estaría bendecida si me diera la oportunidad de ir a saludar a Mademoiselle Leila –

- No obstruyo tu camino –

Mientras comenzaba la ceremonia un sinfín de desfile de celebridades y personalidades sociales comenzaron a desfilar para cruzar palabra con el Duque.

Celine camino muy rápidamente la presencia de Heinrich la sofocaba su galantería y su fría expresión la hacían sentir en las nubes cuando se topó con Leila ella estaba de pie saludando a las demás chicas

- Mademoiselle Leila, es un gran honor, tenía gran emoción de volver a vernos –

Al verla se inclina para saludarla

- Mademoiselle Celine, el placer es todo mío, agradezco la invitación su recepción es extraordinaria tiene un gusto exquisito –

- Sus cumplidos me sonrojan, espero que pase una velada agradable, seguiré saludando a los invitados –

Se despiden Leila se inclina y sigue conversando con las demás

- Lady Leila, es verdad que está usted cercana a Duque Ventimiglia –

- Lady Rose, no creo que el Duque Ventimiglia le agrade que cotilleo de su vida –

- ¡oh! Lady Leila, jamás seria esa mi intención –

- No se preocupó también yo creo lo mismo –

Las presentaciones y las platicas se prolongaron hasta que un guardia sin previo aviso abrió las puertas de un solo golpe

- El príncipe heredero y los tres príncipes –

Toda la multitud camina rápidamente para dar la bienvenida a su majestad, todos al unisonó dan la bienvenida

"Príncipe Aren futuro sol del imperio"

Aunque fue criado en buena cuna nunca tenia una actitud, al caminar se dio cuenta que el mejor lugar estaba ocupado por Heinrich, el Conde Faure-Dumount camina rápidamente a su encuentro.

- Príncipe Aren futuro sol del impero, no tenia contemplada su presencia, error mío –

- No tenga preocupación Conde Faure-Dumount, fue decisión de ultimo minuto, mi agenda quedo libre –

- Permítame acompañarlo de este lado de la mesa –

Conde Faure-Dumount mira con angustia a Heinrich que sigue inclinado para dar la bienvenida,

- Me doy cuenta el lugar de honor está ocupado –

Heinrich se levanta.

- Príncipe Aren futuro sol del imperio, Heinrich Duque Ventimiglia, le da la bienvenida, jamás seria esa mi intención –

- Eso es bueno de escuchar –

Camina asta caminar al lugar

- Error mío, espero pueda perdonarme –

- las sillas son sillas y jamás serán algo más –

- Gran Duque Ventimiglia, nos honra con su visita –

- El honor es mío –

- Que siga la fiesta toma asiento aun lado tu presencia siempre es grata para mí –

- Gracias Príncipe Aren –

- Hermanos acompáñenos, es un viejo amigo y siempre es un honor estar a su lado –

La recepción siguió su rutina y era hora de presentar el primer baile, pero el Conde Faure-Dumount había reservado el primer baile con Heinrich, no contaba con la presencia del Príncipe Aren.

- Conde Faure-Dumount, aunque seria un honor acompañar a su hija, dejare que la fiesta siga su programación que el Gran Duque Ventimiglia sea el acompañante de su hija –

- Príncipe Aren, no podría –

- No discuta mis ordenes, reservare el tercer baile para mí –

- Honor que le hace a mi hija –

El maestro de ceremonias comienza la presentación del evento

- Conde Faure-Dumount da la bienvenida a la presentación de sociedad de única hija Mademoiselle Celine acompañada del Gran Duque Ventimiglia hijo del Duque Felipe Ventimiglia "el grande"

Todos aplauden cuando Heinrich se levante hace una reverencia al príncipe y camina directamente a Leila se inclina y besa la mano, se despide y camina directamente a donde esta Mademoiselle Celine y la lleva a la pista.

Tal vez ese fue su error o simplemente era el destino, pero eso llamo la atención del príncipe Aren y de los tres hermanos

- Hermano sabes quién ese Lady –

- Ni idea hermano –

- Intrigante no te parece Aren –

- Si muy intrigante –

Al terminar el primer baile la ronda de aplausos se escucha

- Es el turno de todas las Lady acompañar a Mademoiselle Celine –

Todas las chicas caminan a mitad de pista y los caballeros se levantan, pero los príncipes se disponen a la pista

Y caminan atras del príncipe heredero, se detiene y extiende la mano a Leila la cual queda atónita, Heinrich rechina los dientes desde la pista, pero no puede hacer nada.

Leila se levanta e inclina para tomar la mano del príncipe, los tres príncipes caminan y dan la mano a tres chicas de su mesa

- My Lady me concede el honor de esta pieza –

- Príncipe Aren futuro sol del imperio, el honor es mío –

Le da la mano y caminan a la pista, el príncipe queda impactado al ver la fluidez de sus movimientos y la delicadeza de su andar al llegar a la pista se inclina en reverencia, después las demás parejas comienzan a colocarse atrás de ellos Heinrich y Celine toman su lugar a un lado del príncipe.

El vals comienza a sonar y las parejas se mueven al compás de la música sin importar lo que pase a su alrededor Leila tiene que comportarse bien y cumplir la promesa que le hizo a su hermano.

Toda la sala esta llena de murmullos debido a la presencia de Leila y de las demás chicas, los arduos estudios en el baile daban sus frutos el príncipe que siempre había tenido problemas con el baile debido a la lentitud de los pies de las damas de la corte ahora era fácil seguir la música es como si bailara solo con un maniquí que se emparejaba a su paso Leila era experta en ser un maniquí, la vigorosa forma de bailar de Heinrich era parecida a la del príncipe, sus manos rudas toman su palma y la hacían girar, aunque el príncipe vigorizo el baile debido a su emoción Leila podía seguir su paso sin ningún problema, por primera vez en su vida podía gozar del baile sin ser pinzado o arrojar a su acompañante a un lado.

Al terminar la canción el príncipe con una sonrisa beso la mano de Leila

- My Lady podría decirme su nombre –

Leila quedo atónita, pero Heinrich llego a su rescate

- Lady Leila es su nombre príncipe Aren –

- Tu acompañante –

- Si su majestad –

Al inspeccionarla para dejarla ir llama su atención el anillo en su dedo medio en la mano derecha se inclina y toma la mano de Celine para su tercer baile como había prometido.

Heinrich se inclina y toma la mano de Leila, se colocan en su lugar y los demás hacen lo mismo

- Lamento no haber sido tu primera pareja –

- No te preocupes hermano eso no es importante para mí, mientras estés conmigo –

El vals comenzó y la pista se volvió un rio de murmullos ahora si Heinrich y Leila podían deleitar a la multitud con su baila eran pareja de toda la vida se conocían todos los pequeños movimientos los giros los pasos siempre sincronizados el vestido de leila giraba como una flor en pleno esplendor el príncipe recibió múltiples pisotones por parte de su acompañante, pero no la soltó, al terminar todos se inclinaron y salieron de la pista para darle paso a los familiares de Celine, Heinrich como su pareja tenía que acompañarla en la ceremonia.

Dejo a Leila en su silla no sin antes susurrarle al oído

- No me gusta que el príncipe te mire así, me hace sentir incomodo –

- Hermano –

- No es nada olvídalo –

Besa su mano y se despide inclinándose, camina y le da la mano a la madre de Celine y comienza el vals, todo el tiempo el príncipe no puede quitarle la mirada, es un hombre frio que no siente amor por nadie, pero si le gusta disfrutar de las bellezas del mundo.

Al terminar el vals todos aplauden y comienza la rotación de las parejas, el príncipe se levanta y va directamente con Leila para pedirle la siguiente pieza

- My lady me concedería ser mi acompañante esta noche –

- No estoy a la altura de tal invitación –

- Yo no pedí su autorización, debería de tener la educación de aceptar –

- No fue mi intención llegar a ofenderle –

Le extiende la mano y ella acepta

Salen a la pista Heinrich está demasiado ocupado con el protocolo como para ser algo solo puede ver de lejos

la gran sonrisa del príncipe lo hace enfermar de colera disfruta el baile, sus hermanos estas tan emocionados jamás había sido tan feliz en todos estos años después de la muerte de su madre había dejado de sonreír, pero ahora se sentía liviano en el baile que le provocaba una ligera paz.

Al terminar el baile el príncipe le pidió acompañarlo al balcón para tomar un poco de aire fresco leila pidió, si podía quitase la capa ya que era un poco incomoda, el príncipe rio y acepto con un ademan para caminar a su mesa, los nervios no la dejaban así que el príncipe le ayudo.

- Es usted muy amable –

- No es nada –

Extendió su mano para que Leila la tomara y caminaron hacia el balcón, el clima estaba frío, pero era refrescante sentir la fresca brisa

- Lady Leila que titulo tiene –

- No su majestad yo solo soy una doncella –

- ¡oh!, me sorprende su etiqueta dice lo contrario –

- Estoy bajo la gracias del Duque Ventimiglia –

- Ahora todo tiene sentido –

Un aire frio invadió el cuerpo de Leila

- Deberíamos regresar –

- Si está bien –

Un mesero les llevo dos copas de champagne y los dos brindaron caminaron muy despacio asta entrar otra vez a la recepción las miradas estaban puesta en ellos y por supuesto Heinrich que desde la mesa principal los observaba.

La llevo a su asiento y se dirijo a su mesa.

La cena se sirvió un mangar para el paladar, pero Heinrich no comió su estómago en esos momentos solo toleraba el alcohol serio mas de lo usual espero asta que terminara la cena y el brindis. Se levanto de su mesa hizo una reverencia al príncipe y camino directamente hasta donde estaba Leila, al llegar con una voz gutural.

- Ponte el abrigo –

Sin decir nada mas lo quito de la parte de atrás de la silla tomo su brazo y la ayudo a levantarse para ponerle el abrigo, su mirada daba miedo, volteo a verle la cara y sus mejillas estaban sonrojadas

- Te sientes bien –

- No hermano, me estoy sintiendo mal –

- Saliste, afuera y sin abrigo después de bailar, que clase de lógica es esa –

- Hermano –

- Tendremos que irnos –

Le extendió su mano y esta la tomo

- Iremos a despedirnos, estas resfriada –

- Hermano –

Al llegar a la mesa todos estaban reunidos

- Lamento mi descortesía, pero mi acompañante no se siente bien –

El príncipe mira fijamente a Heinrich, pero al girar y ver a Leila se da cuenta que no es mentira

- Llamaremos al doctor Nolan –

- No es necesario su alteza afuera nos están esperando para irnos informe ya a mis guardias –

- Quiero ser de ayuda, me siento responsable –

- No tiene que sentirse a si ella es demasiado frágil de salud –

- Heinrich eso no me hace sentir mejor –

- Necesitamos irnos espero entienda las circunstancias –

- Claro, Dios cuide su camino –

Se inclina y recarga a Leila en su regazo salieron de la fiesta y el chofer ya estaba en la puerta

- Hermano no nos iremos en la limusina –

- No iremos directo a casa –

- Pero y mis cosas –

- Pediré que las lleven después, duerme y descansa –

Preocupado por su falta de tacto el príncipe Aren pidió que le informaran acerca de la salud de Leila, pero era casi imposible, nadie conocía su paradero o la ubicación exacta de su residencia solo quedaba esperar y poder contactar a su madre, pero ya era muy tarde tendría que ser mañana.

- Príncipe Aren Lady Estefanía no se encuentra en la ciudad el día de mañana estará disponible si quiere una audiencia –

- Bien –

- Lady Camil, quiere una audiencia con usted –

- Lady Camil, la hija del director, me atrae la idea, dile que venga –

La chica era una belleza tenia el rostro de una muñeca ojos color ámbar piel bronceada y cabellos ondulado su cuerpo volvía loco al príncipe, ella lo sabia y le gustaba sacarle provecho siempre tratando se sacarlo de control era la única mujer que lo había hecho pedir disculpas por su comportamiento.

- Lady Camil, que agradable sorpresa a los ojos, muchos hombres se han de sentir bendecidos –

- Príncipe Aren futuro sol del imperio, como mi presencia eclipsa su belleza –

- No cree que es demasiado tarde llegar a esta hora –

- No, su majestad yo he estado todo el tiempo aquí –

- Y te aburrió la velada y decidiste visitarme –

- Príncipe Aren, esta fiel sirviente del imperio, jamás tendría pensamientos tan impuros –

- Entonces cual es la razón por la cual no viniste a mi antes –

- Su majestad, usted tenia una pareja de evento, con qué derecho podría yo interrumpir su velada, yo que no soy nadie para su majestad –

- Lady Camil, me complace saber que tienes buen control de tus sentimientos, me as alegrado la velada te gustaría acompañarme lo que resta –

- No soy digna de ese honor –

- Yo soy quien decida eso, ven acompáñame –

El juego de palabras solo había demostrado una cosa, que ella estaba celosa pero que lo perdonaba.

Cuando por fin después de un largo camino llegaron a su casa, Leila se sentía con fiebre

- Joven Señor, la señorita Leila, se ve mal –

- No te preocupes y no le digas nada a nadie, estoy acostumbrado solo un baño en agua tibia y unos analgésicos y se sentirá mejor, no quiero que mi madre se preocupe ella podría tener un accidente por la preocupación –

- Como usted ordene, ¿necesita que le ayude? –

- Puedes por favor abrir la puerta –

- Por su puesto –

El vestido de verdad era brumoso y pesado, como podía haber aguantado todo este tiempo.

- Deja mis cosas en el sillón yo subiera Leila, te puedes retirar estoy muy cansado y quiero dormir –

- Necesita que me quede por si se le ofrece algo –

- No es necesario vuelve a casa a de ser todo un caos el departamento, ayuda a la Señorita Elizabeth en lo que necesite, mi madre esta por regresar no quiero que se tope con un lugar revuelto –

- Claro que sí, hasta pronto Joven Señor –

Subió escaleras arriba y acostó a Leila en la cama, para poder moverse se quitó la capa, el saco y todos los demás complementos para quedar solo con la camisa y el pantalón.

Camino a la cama y enderezo a Leila ella despertó levemente al quitarle la capa su cuerpo estaba mojado par la fiebre

- Hermano tengo calor –

- Tengo que quitarte la ropa ayúdame por favor –

- Si hermano –

Pero no se movió solo cerro los ojos.

Rápidamente la inclino para ver la parte posterior de su vestido, después de un rato pudo quitar todos los botones pero no traía sujetador, se sintió un poco incomodo pero no era la primera vez que la veía desnuda, la recostó y fue a buscar una toalla, la envolvió y la dejo un momento camino al cuarto de baño y comenzó a llenar la bañera, regreso y empezó a deslizar el enorme vestido para poder sacarlo lo dejo a un lado y le quito las zapatillas la cubrió con la toalla y salió a buscar el medicamento.

A pesar de que no era la primera vez que la había visto desnuda era la primera vez que le había parecido una mujer que había provocado sensación de deseo por ella recordó claramente cuando la vio salir de la recamara tan hermosa y perfecta su cuerpo era de una diosa quería tenerla en sus brazos y probar esos labios que ahora se veían sensuales, despejo su mente y subió para llevar la medicina.

La bañera estaba lista, así que se quito los zapatos, cargo a Leila para llevarla al baño, sentía como su respiración estaba agitada sus mejillas estaban ardiendo sentía su cuerpo hirviendo como si una fiebre se apoderaba de el pero era una sensación extraña quería su cuerpo junto al de ella, cuanto trataba de meterla Leila lo abrazo en el cuello, esto hizo que perdiera el equilibrio y cayeron los dos en la bañera.

- ¡Leila mira lo que hiciste! –

- Toda mi ropa esta empapada –

- Quédate así un instante, solo quiero pensar que no eres tu y yo no soy yo –

- Leila que dices –

No dijo nada y lo abrazo fuerte mente Heinrich sintió una excitación que no pudo controlar por mas que buscara fuerza en su interior, se movió en la bañera y puso encima de el a Leila se recargo su espalda en el respaldo levanto su cara y comenzó a besarla el agua se caía por los lados al tener una posición incómoda metió sus manos en el agua y se aferro fuete mente a su cintura sus pechos desnudos rozaban su camisa húmeda y esto sin saberlo provoco aun mas el libido de Heinrich la inexperiencia y la desesperación no pudo contener y modio los labios de Leila, esta dio un gemido de dolor y que la hiso apartar su cara de su boca salía sangre y esto los sorprendió Heinrich rápidamente se levanto y cogió una toalla para ayudarla el sangrado era abundante pero se calmó unos segundos después.

- Perdóname, Leila yo no se qué me paso –

- Hermano está bien –

- Te traeré la medicina toma tu baño –

- Hermano estas mojado –

- Si, lose–

Se quieto la ropa y se puso la toalla con la que trajo a Leila, salió del baño y fue directamente al cuarto, al regresar después de calmarse leila esta sentada en la tasa con una toalla de manos puesta

- Toma esta toalla y tomate este medicamento –

- Hermano entra en la tina, te espero afuera –

Se puso la talla y tomo la ropa de Heinrich la puso en el sesto y se fue

Heinrich no podía concebir lo que había pasado la había mordió como un animal en celo le había hecho daño y ella ni siquiera se preocupaba después de calmar sus nervios encontró en la cama a Leila dormida busco su pijama y se la puso se recostó a un lado de ella, pero no la abrazo, el movimiento de la cama la despertó se giro y busco el cobijo de su hermano.

- Tengo mucho sueño hermano abrázame –

Los dos se quedaron profundamente dormidos


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