Pasaron dos meses desde mi primera cita con Edward y todo iba perfecto en nuestra relación, nos convertimos en la pareja más popular de la escuela y pasábamos bastante tiempo juntos. Él venía cada noche a mi habitación y sólo se iba hasta que me quedaba dormida. Todo iba muy bien hasta que una noche, cuando estábamos teniendo un momento romántico y apasionado, mordí su labio manchando mis dientes con un poco de su sangre lo cual le pareció aún más apasionante haciendo que no se detuviera a pesar de que el labio le punzaba a causa del dolor que sentía, se trataba de un dolor placentero.
A la mañana siguiente, me encontré a mi misma sola en la cama una vez más, él ya se había marchado sin decir adiós como siempre. Era sábado así que me levanté para ir a correr con Alice, íbamos muy bien hasta que se tropezó en la vía de tránsito mientras un carro se acercaba a nosotras con gran velocidad, pudo haberla atropellado si yo no la hubiera empujado hacia el otro lado dejándome vulnerable frente al coche. Lo último que vi fue el capote del auto antes de sentirme en completa oscuridad.
Desperté muy confundida el domingo por la mañana sin saber dónde estaba, así que recorrí la habitación con la mirada mientras intentaba incorporarme hasta caer en cuenta de que estaba en una habitación de hospital. Después de eso, mi hermana menor me detuvo antes de que intentara pararme, me encontraba realmente asustada y sin recordar cómo había llegado ahí.
— Stacy, ¡¿Qué estoy haciendo aquí?!
— ¿No lo recuerdas?
— No, ¡¿Dónde están mamá y papá?!
— Fueron por un café, iré a llamar al doctor. — dijo poniéndose de pie.
— ¡Espera! ¿Qué estoy haciendo aquí?
— Evitaste que un auto atropellara a tu mejor amiga, pero entonces el auto te atropelló a ti y luego te desmayaste así que Alice te trajo aquí luego de avisarnos. Nos diste un tremendo susto hermanita, pero ahora no te muevas de aquí, iré a llamar al doctor.
Luego de que mi hermana se fue, me forcé a mí misma a recordar lo ocurrido pero no pude, apenas y podía recordar mi nombre. Un par de minutos después, Stacy regresó junto con el doctor.
— Buenos días Elizabeth, soy Carlisle Cullen, tu doctor y el dueño de este hospital, ¿Cómo te sientes?
— Me siento bien, de hecho. Sólo un poco confundida y con dolor de cabeza.
— Pues eso es excelente considerando que sobreviviste de milagro. El impacto inicial fue directamente en tu cabeza, te rompiste varios huesos pero, a juzgar por los rayos equis de esta mañana, parece que se están recuperando a la velocidad de la luz. Tuvimos que hacerte un par de cirugías de emergencia pero ¡Tus huesos lucen como nuevos sin necesidad de meter clavos!
— Jaja, soy una mujer fuerte, doctor. — dije riendo débilmente, gesto que hizo punzar de dolor mis costillas.
— O un ser supernatural. — dijo riendo también.
— Claro, quizá sea la próxima mujer maravilla. — respondí en son de broma.
— Bueno, por favor descansa un poco mujer maravilla. Te daremos de alta por la tarde.
— Gracias, ¡¿Dónde está Alice?!
— Está con Edward en la sala de espera, les diré que pasen. — dijo antes de abandonar la habitación.
Regresé a casa a eso de las cinco de la tarde, Alice me ayudó a caminar y luego Edward me cargó por las escaleras hasta mi habitación, tuve que tomar un par de analgésicos antes de conciliar el sueño de nuevo. La mañana siguiente fue muy extraña, me levanté con dolor de cabeza de nuevo pero a este se sumó el dolor de dientes, me dolían como si estuvieran creciendo todos a la vez, así que me levanté con rapidez para cambiarme de ropa antes de ir al dentista. El doctor Cullen me dijo que guardara reposo el resto de la semana así que no fui a la escuela hoy.
Una vez en el dentista, todo se puso aún más extraño porque mientras el dentista revisaba mis dientes, el olor de la sangre que corría por sus venas me provocó un hambre ferviente y entonces mordí su muñeca en un impulso mientras bebía con ferocidad la sangre que emanaba de sus venas a chorros. Cinco minutos después, aquel hombre cayó inconsciente en el piso y fue hasta ese momento que sentí terror por mí misma, sentía que ya no me conocía, la bestia que había bebido toda esa sangre parecía un monstruo sacado de una película de terror totalmente ajeno a mí. Entre mi pánico y mi confusión, a la única persona que se me ocurrió llamar fue a Alice para pedirle ayuda.
— ¡Alice! Por favor ayúdame. Acabo de morder a mi dentista y bebí su sangre hasta que se desmayó y no tengo idea de por qué demonios lo hice, te juro que no fue mi intención Alice, ¡Sé que soy un monstruo pero ahora no sé qué hacer y no supe a quién más llamar!
— ¡¿Que hiciste qué?!... No te preocupes, te ayudaré. Envíame tu ubicación y no te muevas de ahí. Llegaré lo más pronto posible.
Ella llegó un par de minutos después y luego me observó de una manera extraña. Yo me encontraba hecha un ovillo en un rincón de la sala, llorando sin control por lo que había hecho y por el temor de herir a Alice también cuando llegara.
— Calma Lizzy, vas a estar bien. Creo que sé exactamente lo que está ocurriendo.
— ¡¿Qué está ocurriendo?!
— Te estás convirtiendo en un vampiro. Ahora debemos esperar a que el dentista despierte para que lo pueda compeler y que olvide todo esto. Pero primero debo beber un poco de tu sangre Alice — dijo acercándose a mí lentamente — no tengas miedo, está bien. No voy a lastimarte, te explicaré todo cuando esto quede arreglado, sólo deja que beba tu sangre.
Después de lo que me dijo, mordió mi muñeca y luego esperamos a que el dentista recobrara la conciencia. Una vez despierto, Alice lo compelió para olvidar todo eso y para que fuera al hospital diciendo a los doctores que se cortó a sí mismo con un cuchillo por accidente. Luego de que todo quedó arreglado, me llevó a mi casa y después subimos juntas a mi cuarto.
— ¿Entonces qué diablos soy? ¿Un monstruo?, ¿Un... vampiro?
— Sí, me temo que eso eres. Pero tranquila, saldremos adelante juntas, no te dejaré sola.
— ¿Cómo es eso posible?, ¿Quién me convirtió en esta… monstruosidad repugnante?
— No lo sé, no pude haber sido yo, ¿Recuerdas si tu… mordiste recientemente a Edward? específicamente antes de que te atropellaran.
— ¿Edward? ¿Qué tiene que ver él con todo esto? Pero sí, de hecho… lo mordí la noche antes del incidente.
— Oh por Dios, ¿Será posible que…? No, imposible, ¿En qué demonios estoy pensando?
— Alice por favor explícate, no entiendo nada de lo que dices.
— Bueno, es que Edward y yo somos… Mitad vampiro.