Perpleja por las palabras de Sei, Davi estaba a punto de responder cuando la cabeza le punzó tan fuerte, que le jaló con fuerza el cabello a Sei. Gimió por el dolor, enterrando el rostro en su pecho. Sei volvió a su estado de pánico.
—¿E-estás bien? —le preguntó ansioso, pero Davi no respondió. Solo le agarró la camiseta abrazándolo con fuerza.
En ese momento, los latidos de Sei se descontrolaron. Mientras más la veía y la sentía sufrir, Sei no pudo evitar tener miedo. Tenía miedo de que le pasara algo malo.
Por ello, es que llamó de nuevo a Zaki para que contactara de inmediato a cualquier doctor que estuviera disponible. Pero antes de que marcara, se abrió la puerta de la habitación y entró Zaki.
—Zaki, ¡llama al doctor Sou ahora! —la voz de Sei sobresaltó a Zaki. Cuando lo vio, se quedó en silencio por un rato, luego se encaminó hacia él.