A la mañana siguiente en la mansión Gray.
Davi despertó confundida. Se dio cuenta de que era la mañana siguiente y a medida que recordaba lo que ocurrió en su primera cita, se mordió el labio y su cabeza comenzó a dar vueltas.
Dios mío, ¿qué he hecho?
Se afirmó la cabeza y se tiró el cabello como si fuera una mujer de negocios que acababa de perder su compañía en la noche. Su único pensamiento fue: Mi vida está acabada.
—¿Te duele la cabeza?
La voz de Sei fue como un viento frío, envolviendo abruptamente la consciencia de Davi. Estaba tan asustada que sin pensarlo tomó la manta y se cubrió con ella.
—N-no-no, estoy bien —replicó con una voz ronca.
Los ojos de Sei detrás de la máscara se estrecharon al ver la reacción de la chica. De todas formas se acercó a ella y se sentó en la cama, mirándola.
—Ayer te desmayaste. El doctor dijo que puedes ser fasmofóbica. ¿Es cierto?
Davi aún estaba tensa, pero las palabras de Sei de cierta forma eran amables, haciendo que lentamente bajara la manta, dándole un vistazo como un gato. Después de un rato, asintió.
—Entonces ¿por qué aun así entraste a la casa?
—¿P-porque a ti te gusta el terror?
—¿Quién dijo que me gustaba el terror?
—¿Eh? Pero no fuiste tú el que eligió... —Davi no pudo terminar la frase. Se dio cuenta que no fue él quien la llevo ahí, si no que fue ella la que lo arrastró a él. Espera, ¿fue todo un malentendido?
Davi no podía creerlo y se mordió el labio de nuevo. Al mismo tiempo, Sei con solo mirarla, supo que ella lo pudo haber malentendido.
—Perdón —dijo ella mirándolo, moviéndose con nerviosismo como una linda y tímida niña.
—¿Por qué?
—Porque nuestra primera cita fue un desastre.
—No fue tu culpa —dijo con firmeza. Luego levantó su largo y elegante brazo hacia ella, puso amablemente la mano en su cabeza y le acarició el cabello, sorprendiendo a Davi y dejándola sin palabras. Ese corto momento pareció durar para siempre y ella sintió que todos sus nervios se derretían como chocolate al sol. ¿Q-qué estaba pasando?
…
Apenas abandonó el cuarto de Davi, la gentil aura de Sei se volvió increíblemente fría cuando vio a Zaki.
—¿Qué pasó con aquellas personas que la maltrataron?
—Hmm... bueno, hasta ahora están viviendo descaradamente en esa mansión.
—Destrúyelos.
Las palabras de Sei eran tiránicas como siempre, ni siquiera le dio tiempo a Zaki de expresar su opinión. Pero como era de esperar, la decisión de Sei era la misma que la suya, por lo que respondió con una sonrisa malvada al decirle que ya lo había hecho.
—¿Y qué hay de la casa? Me enteré que ella no quiere volver ahí nunca más. —dijo Zaki mientras con su mirada analizaba la expresión de Sei.
Sei solo respondió— encárgate —sin hacer ni una expresión, causando que Zaki se decepcionara un poco. Pero Zaki era obstinado y estaba intrigado por el estado de ánimo actual de Sei.
—Como sea, Sei... Obviamente has estado enojado desde ayer. ¿Por qué estás enojado? ¿Es porque tu preciosa primera cita con tu esposa estuvo caótica? ¿Porque rompió tu camiseta y te hizo lucir como un desastre por primera vez en tu vida? ¿Porque tu linda mascara de conejo sufrió el mismo destino que tú? Por-
—Cállate.
—Jaja. Ya, ya. Lo entiendo. Pero creo personalmente que estás enojado por lo que le sucedió a ella, ¿no? Estás preocupado por-
—Sal. Ahora.
Bueno, bueno. Me voy, me voy. ¿Por qué no puedes ser agradable conmigo por una vez?