El suelo se estremeció cuando el comandante de la Legión del Estanque Dorado gritó la orden. Entonces, innumerables rayos de luz surgieron del suelo, y de debajo de la tierra, emergió una libélula gigantesca, ¡chillando!
La libélula tenía diez mil pies de ancho y exudaba un aura increíble que se sentía más poderosa que un acorazado ordinario pero menos que un acorazado dhármico. Su fuerza parecía coincidir con la de un cultivador del reino Falso Inmortal y acercarse a la de un Espíritu Inmortal. Su aparición llamó la atención instantánea de todos en el campo de batalla.