Después de una serie de inspecciones, Sheyan encontró rastros de que el dique de fuego ha sido incendiado recientemente. Eso indicaba que los restos de los aborígenes de Ndipaya seguían siendo devotos hasta el día de hoy, deseando que su deidad del sol les bendijera con un último rayo de esperanza.
Sin embargo... una débil especulación se estaba gestando en el corazón de Sheyan. Si su conjetura no era errónea, eso podría ser un bucle sin salida. Cuanto más ritos ceremoniales de ese tipo se llevasen a cabo, más peligrosa sería la situación de la tribu Ndipaya.
A pesar de que Sheyan ardía en impaciencia y urgía constantemente a Mbenga a buscar la "Escalera del Sol", Mbenga en cambio sacudía la cabeza implacablemente. Miró hacia los cielos, como señal de que el tiempo no había llegado aún. Además, parecía que todavía tenían que esperar mucho tiempo.