Desde la perspectiva del trol, esas plagas eran como un grupo de moscas desagradables. Volando incesantemente pero sin vacilar. Peor aún, había una abeja venenosa escondida en las sombras, rociando agujas furtivas hacia sus ojos. Ese trol se sintió gradualmente más débil por perder demasiada sangre, además, pulsos de dolor abrasador envolvían constantemente su cuerpo. De repente, su ominoso ojo único cambió su visión, usando sus dos manos para cubrirse la cabeza, empezó a correr hacia la dirección de su guarida.
Viendo tal situación, se quedaron totalmente asombrados. Qiao Gun fue el primero en llegar, gritando exasperado.
—¡Persíganlo!