La velocidad de Qin Wentian y Mo Qingcheng era extremadamente rápida. En ese momento ya estaban muy lejos de su anterior lugar de descanso, con un total de otros cinco persiguiéndolos. Qin Wentian y Mo Qingcheng continuaron avanzando a toda velocidad, sin intenciones de detenerse, optando por conservar su fuerza.
Una luz fría brillaba en los ojos de sus perseguidores. Sus objetivos no perdían en lo más mínimo en cuanto a velocidad, y viendo cómo se separaban de su propio grupo principal, sólo significaría un desastre seguir persiguiendo a los dos, especialmente si se encontraban con algún grupo formado por las otras potencias.
—¿Gente del Salón del Rey Bestia?
En ese momento, una silueta apareció adelante. Qin Wentian y Mo Qingcheng ralentizaron sus pasos, solo para ver que el recién llegado no era otro que Ouyang Kuangsheng.
—Ouyang Kuangsheng, este asunto no tiene nada que ver contigo.