Bajo el envolvente humo blanco, los ojos de Zhou Li miraban con calma a Doudou.
—¿Robaste su cuenta?
—¡Sí, créeme! Todo este tiempo ha sido la Hada Ouyang hablando contigo por internet. Con solo mirar el contenido del historial de chat, siento que es tan sentimental. ¿Como podría soportar hablar con un hombre como tú de esa forma? —Doudou alzó su voz. Con tal de proteger su castidad, ¡él sintió que necesitaba anunciar la verdad!
—Jejejeje —el humo que rodeaba el rostro de Zhou Li se volvía cada vez más espeso. Él dejó salir una amarga risa y dijo—. Doudou, no tienes que consolarme.
—¿Qué? —Doudou estaba confundido.
Dos columnas de humo salieron de las fosas nasales de Zhou Li.
—En realidad, he pensado en detalle anteriormente, tienes razón. Un hombre como yo que gasta todo su tiempo persiguiendo un pekinés por todo el mundo, ¿qué tipo de mujer me querría?