Xiao Yan frotó ese pergamino negro con su mano, y dejó salir un suave suspiro. La figura de esa elegante jovencita como el loto apareció lentamente en su mente y no pudo ser removida…
—Xun Er, espérame… —Xiao Yan murmuró suavemente mientras sacudía la cabeza con todas sus fuerzas, sacando toda emoción de su cabeza. Luego, dirigió su atención hacia el pergamino negro en su mano.
—¿Cómo debo abrirlo? —Xiao Yan arrugó las cejas y volteó el pergamino de arriba abajo. Definitivamente no era posible abrir esa clase de cosas a la fuerza. De lo contrario, él se lamentaría si dañaba lo de adentro.
Xiao Yan lo consideró un largo rato antes de que un pensamiento golpeara su mente. Intentó manipular el Dou Qi en su cuerpo y entrelazarlo sobre el pergamino. Algo extraño ocurrió en el momento en que la primera hilera de Dou Qi hizo contacto con ese pergamino negro. Él se dio cuenta de que el Dou Qi en realidad fue absorbido por el pergamino.