El castillo del Imperio Mágico parecía estar rodeado por una niebla oscura. Aterradores rugidos de bestias provenían de esta, mezclados con gemidos agobiantes y miserables.
Si se tratara de cualquier otro lugar, una situación como aquella habría dado lugar a toda clase de historias de terror. Los niños habrían estado demasiado asustados como para llorar durante la noche, los clérigos habrían estado interesados en purificar a las bestias y los aventureros habrían ido a explorar el lugar. Sin embargo, en la Cordillera Oscura, aquello solo era algo habitual, y era posible que castillos incluso más escalofriantes existieran en otros sitios.