Dentro de la Residencia de la Naturaleza.
Al ver que Iristine y los hechiceros regresaron de nuevo, Martha dijo en tono incisivo.
—No tengo nada más que decir. Si no me creéis, id a informar a Su Alteza Real y al Anciano. Ellos decidirán. Pero antes de eso, por favor manteneos lejos de mí lo más que podáis. ¡El olor de vuestras mentes me repugna!
Felipe y Jurisian parecían bastante tranquilos y relajados, como si las palabras incisivas jamás llegaran a sus oídos. En su lugar, se volvieron para mirar a Iristine.
Iristine respiró hondo y se armó de valor. Le dijo, disgustada.
—Señora Martha, los hechiceros creen que sigues siendo sospechosa, así que necesitan registrar la casa del árbol y la base del árbol...
—¿Qué? ¿Creen que soy sospechosa? —Martha interrumpió a Iristine y preguntó en tono incisivo. Su furia estaba gestándose.
Los elfos que la consideraban como su instructora también se sintieron muy ofendidos y enfadados.