Huo Yunting puso su sombría, congelada e inexpresiva cara.
Luego de la conversación con los doctores, él caminó a pasos agigantados hacia el pabellón de QiuRan.
—¡Que sea difícil no quiere decir que es imposible!¿Para qué diablos los mantengo aquí si es imposible de curar?—gruñó Huo Yunting ante esto.
Estaba muy enojado, pero se calmó en cuanto entró al pabellón.
—Señor Huo, por favor, ¡de verdad que hicimos lo mejor que pudimos! —El doctor en jefe no estaba en una posición cómoda ya que el señor Huo era, de hecho, la persona que le donaba al hospital muchísimos instrumentos médicos. Incluso había traído a muchos expertos del exterior para curarla más rápido.
El doctor tenía razón. No era imposible de curar, solo era difícil.
Esta dificultad no era culpa de ellos, sino de la paciente misma.
La paciente estaba tan reacia a cooperar que obstaculizaba todo el tratamiento.