Yan Bingqing regresó triunfante a su sala de descanso. Habiendo descargado su ira, ahora se sentía completamente refrescada.
En el camino se encontró con un asistente de producción, y como estaba de buen humor, se dignó a saludarlo.
Dentro del equipo de producción, ella tenía fama de ser arrogante y esnob. Debido a su adinerado patrocinador, estaba acostumbrada a pavonearse toda altiva y poderosa y a hacer lo que se le antojara en el set.
No trataba a nadie con una buena actitud y siempre los miraba sobre su hombro. Ni hablar de los saludos corteses, si no ponía los ojos en blanco, sólo ello ya se consideraba que estaba de buen humor.
Por lo que, el asistente de producción se sintió un poco nervioso y luego volvió a sonreír con un saludo.
—¡Hermana Bingqing!
Ella le habló.