El hombre lo miró con curiosidad mientras Li Hanlin caminaba hacia la entrada. Con dos palmadas de sus manos, dos guardias de prisión emergieron con sus porras de policía.
Uno de ellos apuntó con su bastón a su cabeza y golpeó con fuerza, haciendo que ésta girara.
El asistente ordenó: ―El prisionero no coopera; se necesita persuasión.
―¡¿Qué quieres decir con eso?! ¡¿Qué vas a hacer?!
El hombre gritó mientras lo colocaban de espaldas en el asiento que ocupaba. El guardia de la prisión le cubrió la cara con una toalla, y de pronto sintió que agua le lanzaban sobre la cara.
―Boo boo…
La tortura con agua era considerada como uno de los métodos más crueles del mundo.
La toalla, que poco a poco era empapada con agua, quedó pegada, pesada y húmeda sobre la cara. Debido a su alta tasa de absorción de agua, su nariz y boca estaban completamente bloqueados. Le era imposible respirar.
Estaba en peligro de asfixiarse.