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Yun Shishi cambió su mirada hacia el gemelo mayor, quien yacía inmóvil en la otra camilla. Atraído por todos sus movimientos y sonrisas, la examinaba con mucho intensidad.
Cuando vio que ella lo miraba, su cara se volvió roja como tomate, y él giró apresuradamente su mirada hacia otro lado, sin saber dónde poner sus manos en el apuro.
Lentamente ella extendió su mano y la colocó sobre la de él.
La calidez viajó desde la palma de su mano hasta el corazón de él.
Su cara se sonrojó aún más en esa ocasión, mientras su corazón latía con más fuerza. Bum, bum, bum. Estaba tan nervioso que no se atrevía a mirarla a los ojos.
―¿Estás solo? ―preguntó ella.
―¿Cómo es que no vi a tu padre contigo?
Su cara se volvió un poco hosca ante la mención de su padre.
―Papi ya no me quiere…
Su tono estaba lleno de abatimiento y resentimiento.
―¿Cómo puede ser eso? Él te quiere mucho.
―Él realmente no me quiere…