—¡No!
—¿No
Mu Yazhe la miró con dureza mientras él rozaba sus duros y fríos labios contra los de ella.
—Creo que deberías tener claro tu lugar.
Ella le dirigió una mirada asesina y replicó: —Lo sé muy bien; ¡eres tú quien no! ¡Tienes una prometida, pero sigues viniendo a mí!
—¿Sigo yendo a ti?
Él se rio de forma escalofriante. Su hermoso rostro estaba junto al de ella cuando sacó su lengua para lamer tímidamente el lóbulo de su oreja mientras él le preguntaba de nuevo: —Mujer, ¿quién es la que no sabe cuál es su lugar?
—¡Es…! ¡Eres tú! Déjame ir; ¡no me toques!
Ella jadeó de vergüenza y desesperación ante sus burlas.
—¿Me estás escondiendo algo?
Intentó ocultar el pánico que brotaba dentro de ella lamiendo sus labios.
—No…
—Eh, ¿no?
Lentamente, sacó su teléfono y le mostró una imagen ante sus ojos.
Vio la imagen en el teléfono y su corazón se hundió hasta el fondo de las fosas...