—Es porque no los mereces.
Dicho eso, caminó hacia Yun Shishi y la cubrió con su abrigo.
Yun Shishi le agradeció en silencio. A pesar del desastre, se veía etérea.
Él sintió un poco de dolor al verla. Debió haber sabido que, sin querer, pasaría pararse sobre varias superiores al ser una novata en un gran evento.
Las mujeres son propensas a los celos, en particular en la industria del entretenimiento. Él sabía que estaba lleno de competencias desagradables y peleas de gatos resentidos y, aun así, no la protegió bien.
—Lo siento, no te cuidé bien —dijo mientras fruncía su ceño, como reprendiéndose.
—Tendría que haberme asegurado de estar a tu lado en todo momento en esta gala.
Ella se sorprendió con sus palabras. No obstante, con amabilidad, lo consoló y le dijo: —Estoy bien. No tienes que culparte.
Con amabilidad, apretó sus hombros y la acercó para abrazarla. En su oído le susurró, —No te dejaré sola otra vez.