Luego de haberse preparado durante todo el día para conocer a la señora Shen, Lu Xinyi no había comido mucho, pero sí había tomado bastante antes. No ayudaba que sentía que la escudriñaban muchos extraños. Podía sentir que la mirada de alguien estaba fija en ella y miraba cada movimiento que hacía.
Quizá era imaginación de ella, pero casi que podía sentir esos ojos mirándola desde lejos. Lu Xinyi escuchaba en silencio a Shen Xue y Xiao Lan, mientras que esperaban a que sirvieran la comida.
—¿Eres el chaperón de Xinxin? —preguntó Xiao Lan molestando a Shen Xue, cuando ella los encontró a los dos en uno de los palcos cerca del salón de baile.
Había empezado a llamar a Xinyi Xinxin, cuando encontró a su amiga jugando con los dos perros Akita como una nena chiquita ¿Quién no se conmovería por ver algo así? Lu Xinyi tenía una sonrisa brillante y, claramente, estaba disfrutando de pasar el día con las mascotas.