Un pecho tonificado, abultados músculos abdominales, la toalla alrededor de su cintura, gotas de agua deslizándose sobre su bronceada piel...
A medida que se acercaba a ella, a Su Qianci le pareció que la habitación se calentaba, haciendo que se le secara la boca. De forma inconsciente, dio un paso atrás y se aclaró la garganta.
—Aunque estemos casados, solo nos hemos visto dos veces antes de la boda. Creo que aún no nos conocemos muy bien. Mantengamos la distancia por ahora.
Viendo su comportamiento, a Li Sicheng se le iluminó la mirada y luego se calmó de nuevo.
El silencio de él le puso a Su Qianci algo nerviosa. Ella continuó:
—Así que creo que es mejor que durmamos separados. Tú también lo prefieres, ¿verdad?