—Merlin, mira... —Solomon se puso pálido de golpe. Su expresión de encanto había sido reemplazada por una de terror mientras señalaba hacia el vacío con la mano temblorosa.
—¿Qué ocurre?
—¡Allí! ¡Rápido, mira hacia allí! —La voz de Solomon sonaba completamente diferente.
—¡Demonios! —Lin Yun siguió el dedo de Solomon un poco sorprendido y soltó una maldición.
En la profunda oscuridad podía distinguirse un indicio rojo.
Estaba propagando su luz sanguinolenta, que hacía eco del ruidoso trueno y las sibilantes ráfagas al tiempo que emitía maná enloquecido por todo el vacío.
—Demonios, ¡es la Tormenta del Inframundo! —maldijo Lin Yun. Había visto la misma escena 30000 años después cuando Noscent se acercaba a su final. El cielo se abrió y desparramó sangre y llamas mientras Noscent retumbaba con sus últimos sonidos.