Después de comunicarse con Benedek, Elena estaba lista para su rutina de ejercicio de la mañana, todos los días daba unas vueltas al complejo habitacional, era una costumbre que aliviaba su tensión. Con sus audífonos rosas y su musica favorita, estaba concentrada en sus siguientes movimientos, debía desaparecer por un tiempo para cumplir con su cometido, ¿debería decirle a Carlos o debería dejarlo? Quizás un pretexto de trabajo, esto rompería su corazón. No pensaba que las cosas iban a ser de esta forma, después de todo el programa Medusa era algo que no estaría a su cargo, sino del grupo del Primer Ministro, sin embargo, después de la prueba preliminar se encontró con que esta asociación no era tan altruista como decían, el motivo oculto de salvarla e integrarla finalmente fue por ese proyecto, todo encajo perfectamente, no había duda que algo mas oscuro estaba detrás de esto. Comenzaba a tener dolor de cabeza. De pronto, la luz de su brazalete comenzó a parpadear, conectó los audífonos a el, antes que pudiera decir palabra escucho a Benedek decirle lo que había pasado, 'Rayos, ni siquiera 24 horas de descanso', pensó.
- Benedek, hay que emigrar lo mas pronto al búnker - su voz era suave sin emoción pero su corazón estaba agitado, quizás por la caminata pero se sentía a punto del pánico.
- ¿Estas segura? Pero y los... - antes de terminar su pregunta, Elena lo interrumpió.
- No podemos ir a buscar a los gemelos, solo somos tu y yo, nuestro contacto en la ONU aun no ha sido descubierto y hacer que mueva gente no sabemos en quien confiar, esto solo se puede lograr si ponemos nuestro empeño en el programa, te veo en 2 horas, no dejes rastros - su mente iba a mil por hora pensando en lo que debía hacer y preparar.
- Ok... ¿le dirás a Carlos? Después de todo si saben de nosotros irán en busca de el, mis abuelos están seguros pero... - se detuvo sin saber sin continuar o no, después de todo Carlos era una persona común e ignorante de la vida secreta de Elena, una decisión difícil.
- Entiendo, lo sabrás cuando llegue - sin mas, corto la llamada. No se detuvo a pensar, había tomado una decisión, corrió lo mas rápido al departamento.
Mientras Elena estaba fuera, Carlos preparaba el desayuno aun con pijama y despeinado, era aun temprano y su día de descanso. Pensaba en lo que podían hacer el día de hoy y quizás aprovecharse de Elena, este pensamiento lo hizo sonrojarse y sonreír con picardía. De pronto la puerta se abrió, una Elena agitada y sudorosa apareció con cara de preocupación, el joven que servía el café le sonrió sin percatarse de su expresión.
- Regresaste antes, ya hice el desayuno, bañate y ven que debes de estar hambrienta - su voz era tranquila y algo rasposa por que aun estaba adormilado.
Después de cerrar la puerta, Elena se quedo pegada en su sitio, en su mente pasaban muchas ideas, como decirle la verdad, o no decirle nada y solo secuestrarlo, hacer como si nada y desaparecer... ¡¡La cabeza le empezaba a doler mas!!
De pronto, un ruido extraño llego a sus oídos, como de un zumbido, casi como... ¿un dron? Volteo hacia la ventana instintivamente, era un dron, su rostro cambio totalmente, ahora si estaba llena de pánico. Corrió a la cocina y sin explicar nada, tomo a Carlos del brazo y la jalo hacia abajo, para esconderse detrás de la alacena. El joven anonadado por la acción iba a preguntar cuando la mano suave de Elena tapó su boca, haciendo un gesto de silencio con la otra. No hizo mas, espero, sabia que debía haber algún buen motivo, Elena nunca era de arranques de este tipo.
Finalmente el sonido se alejo, Elena presiono un botón en su brazalete y escaneo los alrededores, nada, estaba seguro. Lanzo un suspiro de alivio y se sentó en el piso, sus piernas se habían entumido por estar en cuclillas y haber corrido tanto. Masajeo los lados de su frente tratando de aliviar su tensión.
- ¿Que fue lo que paso? - la voz de Carlos irrumpió sus pensamientos, regresandola a la realidad. Lo miro solo para toparse con la mirada cuestionante y extraña de él. Lanzó otro suspiro como tomando fuerzas...
- Tenemos que hablar - dijo finalmente, Carlos sintió escalofríos por todo su cuerpo al escuchar esas tres palabras.