A pesar de que Elena deseaba permanecer al lado de Carlos hasta que despertara, debía presentarse a trabajar pues el proyecto no podía continuar sin ella. Dos días solo habían transcurrido y ocurrió la primera crisis, alguien había intentado hackear la cuenta del servidor principal.
- ¿Cual es el estatus Benedek? - la voz de la joven no mostraba preocupación alguna, pareciera que preguntaba por el estado del clima.
- Logramos detenerlos antes de que atravesaran la tercera barrera de seguridad - una voz agitada y preocupada del joven de lentes y acento británico. - Lo extraño es que pareciera que conocieran nuestro código, sospecho es un trabajo interno.
- Eso pensé también - lanzo un suspiro - activa el programa Medusa.
- ¿mmm.. medusa? ¿estas segura?- el rostro del joven palideció al escuchar la orden.
- Completamente segura, es tiempo de atrapar algunos ratones. No avises a nadie, esto solo lo sabremos tu y yo, ¿entendiste?
- Por supuesto líder, ¿desea que haga el respaldo?
- Como siempre, pero cambia a la dirección de Hamburgo, no sabemos quienes o que puede escucharnos. Saldré temprano, si alguien pregunta nada paso, ¿ok?
- ¡Entendido jefa! - la palidez del joven desapareció completamente, en su lugar un aura maliciosa impregnaba el ambiente.
Elena lo conocía desde la universidad, solo en el bajo cibermundo era bien conocido de lo que era capaz.
El resto de la plantilla continuo su trabajo, ignorantes de lo ocurrido, pequeños lapsus de lentitud en la red y carga de datos que eran considerados normales. Excepto para aquellos que sabían su maldad...
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En el taxi rumbo al hospital, la joven se hallaba sumergida en sus pensamientos, muchas cosas habían ocurrido recientemente y ni tiempo de bañarse o comer había tenido. Mientras miraba la ventana del coche, el cansancio invadió su cuerpo hasta quedar completamente dormida. En su inconsciencia, una voz familiar hablaba con el taxista y unos brazos familiares la llevaban hacia algún lugar, sus ojos parecían pegados y su cuerpo incapaz de reaccionar a sus demandas. Finalmente, la textura suave y cómoda de la cama toco su piel, dejándola sumergida en su sueño.
Sin embargo, al poco rato comenzo a pensar: ¿Quién era esa persona? ¿Cómo entro a su casa? ¿Por qué la cargo? Estas preguntas la estaban dejando intranquila pero no podía despertar. Finalmente después de mucho batallar, abrió los ojos para encontrarse con un cuarto oscuro y silencioso. Con la poca fuerza que le quedaba se levanto y deambuló por la casa... No había nadie.
'¿Lo habré soñado?', su mente estaba bastante confundida, metió seguro a la puerta, rectifico ventanas y se acostó para dormir profundamente.
Del otro lado de la puerta, una sombra sonreía misteriosamente, alejándose hacia la salida.