El sonido del respirador dominaba la habitación, hacia frío y el aroma a formol y alcohol impregnaba su nariz. Apenas podía moverse pero sentía cada parte de su cuerpo como si miles de agujas le atravesaran. Su frente estaba llena de sudor y un escalofrío le recorrió la piel. De pronto, una mano tibia se coloco sobre su frente, mientras otras tomaba fuertemente su mano. Trataba de regresar en si para saber quien era, para saber de donde provenía esa calidez, entonces escucho su voz, suave y tierna, hablándole al oído, "estoy aquí, todo esta bien".
Trato de moverse pero no pudo, no tenía fuerza siquiera para abrir los ojos. Su mente estaba confundida y pareciera que estaba entre niebla, escuchando su voz mientras camina hacia la fuente del sonido.
- Carlos, tenias razón todas esas veces que lo dijiste, soy una tonta, testaruda y distraída. Todo este tiempo has estado a mi lado, todo este tiempo has sostenido mi mano para no caerme, incluso cuando nos separamos, me buscaste, cuando te aleje, regresaste. Eres el único que siempre esta ahí. Si esta vez me hubieras dejado, hubiera... me hubiera muerto... He tardado tanto tiempo en darme cuenta y han tenido que ocurrir tantas cosas... perdóname, espero puedas perdonarme, por ser tan mala, tan infantil...
Elena suspiraba profundamente mientras una lágrima rodaba por su mejilla. Su tono era suave como la calidez que sentía sosteniendo la mano de Carlos. Miraba como se complementaban perfectamente una con otra, acariciándola como un tesoro, totalmente concentrada en pequeños momentos del pasado. En verdad había estado todo este tiempo pensando en que el siempre estaría ahí, esa seguridad que le daba la cegó de ver sus verdaderos sentimientos. Aun con una realidad alterna donde cada quien tomara su camino, creía que no importaría pero, ahora estaba segura que solo quería estar con el.
- Tarde mucho tiempo en llegar hasta aquí, ahora lo se, se que te lastime de tantas formas - beso su mano y recostó su cabeza al lado de su brazo, tratando de no lastimarlo - si puedes escucharme, quiero decirte que... quiero decirte que te amo... y quiero decirlo antes que cualquier otra cosa ocurra.
La mano ligeramente pálida con rasguños ligeros, dio un suave apretón que sorprendió a Elena, era un "te escuche". Ella levantó su cabeza para observarlo pero seguían cerrados sus ojos, quizás su inconsciente fue el que reaccionó. Ella acaricio su mejilla, luego su frente, quería abrazarlo pero debía esperar, ahora ella es la que debía esperar.
- No te preocupes, aquí estoy y no huiré como siempre, esta vez me quedare.
Esa voz entre la niebla reconfortó al joven, sueño o realidad, no importaba pues su corazón estaba lleno de alegría, una infinita alegría.