Bajo la serena sombra del árbol de mango, Carlos estaba embebido en la lectura. La verdad es que era guapo, su cabello fino, color caoba, caía suavemente sobre su frente, resaltando su perfil. Su piel lozana y tersa denotaban aun facciones infantiles. Sus labios no eran finos pero tenían un toque sonrosado natural. Todas las niñas de secundaria lo consideraban una belleza silente. Desde el primer día muchas intentaron aproximarse a el, solo para toparse con su timidez. Jamas faltaba el respeto a ninguna y las rechazaba amablemente, de tal forma que nadie podía guardar ningún rencor.
En cambio para el sexo opuesto, no era mas que un raro y ñoño que seguramente era "gay", por lo cual, pasaba desapercibido.
Mientras a su alrededor todos corrían y jugaban, el permanecía inamovible leyendo o escribiendo e incluso dibujando.
Una vez, en quinto de primaria, dijo que el quería ser artista, vivir para retratar la belleza de la vida y las personas. Esta respuesta dio mucha ternura a su maestra y género burla entre sus compañeros. 'Morirás de hambre' dijo uno, generando risa en los demás.
Carlos solo se sentó, cohibido por el resultante efecto de sus palabras. Sin embargo, siguió en lo mismo y nadie lo convencería de lo contrario.
Elena, caminaba con sus amigas en la hora de receso, buscando donde sentarse para desayunar. Mientras miraba alrededor, logro vislumbrar a ese chico 'lindo'. Era simplemente un enigma encantador para ella. Tenia todos los atributos que le gustaban de sus estrellas de pop: alto, piel blanca y tersa, ojos almendrados de pestañas largas, mirada profunda y cabello lacio. No lo había visto sonreír pero sospechaba que la dejaría embobada si lo hacia. La hacía suspirar y querer conocerlo.
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En la sala de urgencias entre ruidos de personas llorando y gimiendo, como doctores y enfermeras llamando o pidiendo cosas, la chica se paro súbitamente. La escena era caótica. Mas de treinta personas estaban siendo ingresadas por el accidente. Elena no sabia que había pasado o porque había pasado, solo quería encontrar a Carlos.
- Doctor, doctor - dijo frenéticamente al primer hombre en bata blanca que se topo - ¿Donde esta Carlos Duran? ¿puede ayudarme? debo encontrarlo.
La cara del medico era de shock y sorpresa, miró el rostro lleno de lágrimas de la joven para girar y observar alrededor. Una vez que localizó su objetivo, sin decir nada, le señaló una puerta.
Se notaba que el medico estaba abrumado por la situación y el agotamiento. La joven entendió el ademán y se dirigió presurosa a donde le indicó.
Esta parte del hospital estaba mas silenciosa que la anterior, estaban camillas separadas por cortinas. Los pacientes estaban algunos conscientes, otros no. Elena miro los rostros tratando de encontrar alguno familiar. Sin éxito, se dirigió hacia una de las enfermeras que colocaba el suero nuevo a uno de los pacientes.
- Señorita, perdón que la moleste, busco a un paciente que ingreso, Carlos Duran - la chica se sentía mas calmada, quizás era un buen indicio, quizás él estaba bien.
- Ahh claro! yo hable por teléfono con usted - dijo la enfermera con aspecto calmado - pase por aquí, la están esperando.
El corazón de la joven comenzó a latir rápidamente ante el tono serio de la enfermera.