En las fronteras del Reino de Hess estaba un ejército que numeraba en más de 800,000 soldados. En el vasto espacio de tierra, campamentos militares llenaban el suelo como una seria de cadenas de montañas, ilimitadas y sin fin. Ese enorme ejército era, sin embargo, muy organizado.
Pero en frente del campamento militar, había un vasto espacio de tierra vacía.
—Oye, tío Rand. Si el ejército de bestias mágicas ataca, ¿seremos capaces de aguantar? —dijo un joven hombre con armadura quien parecía tener entre dieciséis o diecisiete en un tono suave.
A su lado estaba un hombre musculoso y con barba. Removiendo una pequeña jarra de licor, él tomó un pequeño trago, luego rio ruidosamente y dijo: —Relájate. Esta vez, además de las tropas de élite de nuestro Reino de Hess, los caballeros del Templo Radiante han sido enviados por la Iglesia Radiante, junto con muchos Lords Magos. Los hechizos de los magos son muy poderosos.
—Cierto.