—Ja, Nana se volvió más grande.
El pequeño Elin entró en la enorme habitación del Templo del Dragón e inmediatamente vio a Nana, que había aumentado de tamaño. Elin la rodeó y luego se rió de Link.
—Uh, esta no fue mi idea. Es el resultado de la ayuda de la reina. Link torpemente puso abajo el libro Talismán Mágico en sus manos.
—No es de extrañar. Estaba pensando que alguien tan obsesionada con la magia como tú no haría algo tan innecesario.
Elin asintió, demostrando que lo entendía. Luego, se subió a una silla gigante con cierta dificultad. De pie, su cabeza logró asomarse sobre la mesa.
—Link, voy a volver.
Esta vez, ella vino a decir adiós. Link sonrió.
—Dile a Merlín que te dije hola. Nos ayudó mucho la última vez.
—Ah, en realidad hay algo con lo que necesito tu ayuda —dijo Elin con vacilación.
—Habla libremente.