¡Nunca nadie lograría entender lo aterradora que era Auselia si no se había enfrentado a ella en una batalla! Cuando uno estaba yendo contra ella, la inmensa presión del dispositivo divino sería suficiente para que alguien se arrodillara en el suelo con asombro. Incluso seres poderosos como Felina y Karnose sintieron que sus corazones se volvían especialmente pesados al verla, como si una gran piedra estuviera aplastando su fuerza de voluntad.
—¡Vamos, mis sirvientes, enséñenles una lección! —gritó.