—Tú...
Huo Mian nunca lo había mirado tan de cerca a los ojos y repentinamente, no sabía qué decir. Usualmente ella se burlaba de él, pero él nunca se enojaba, y siempre mantenía un tono humorístico. Por lo tanto, ella no estaba acostumbrada a escucharlo hablar en un tono tan serio
—Gracias, no tienes que celebrarme. No soy tan escandalosa —dijo Huo Mian levemente.
—Puedo notar por cómo hablas que te has recuperado. La supervivencia trae buena fortuna.
—¿Estás hablando de Qin Chu? —Huo Mian sentía que esto se aplicaba más a su esposo, quien acababa de sobrevivir una catástrofe.
—No, hablo de ti. ¿Vas a salir? ¿En pijamas? —Huo Siqian no sabía qué decir al ver lo que Huo Mian llevaba puesto. ¿De verdad saldría con ese atuendo?
—Eh, yo quería algo de fruta —respondió Huo Mian honestamente.
—¿Fruta? ¿Por qué vas sola? ¿Acaso los Qin no trajeron nada cuando visitaron a Qin Chu? —se quejó Huo Siqian.