—Suena bien —dijo Huo Mian asintiendo.
—¿Lo ves? Te dije que nuestra Huo Mian iba a aceptar.
—¿Puedo marcharme ahora, director encargado Guo?
—Oye, ¿Cuál es el apuro, hermanita? Aún no he cenado, y he oído que la cafetería es buena. ¿Puedes llevarme a cenar ahí?
—Yo...
Huo Mian quería negarse, pero el director encargado dijo: —Claro que puede, usted ha donado tanto. Por supuesto que Huo Mian aceptaría algo así.
Huo Mian no tuvo otra opción que tragarse sus palabras. Llevó a Huo Siqian a la cafetería. La hora de la cena ya habían terminado, así que el director encargado ordenó a los chefs que prepararan algunos platillos para Huo Siqian. Huo Mian y él se sentaron frente a frente en la gigante y vacía cafetería.
—Tengo curiosidad. ¿Por qué estás haciendo esto?
—Solo estoy intentando hacer una buena acción.
Huo Siqian rio.
—No te creo, un astuto empresario no haría nada que no lo beneficiara.