—¿Qué esperas? Inserta el catéter, apresúrate, le haré una transfusión de sangre.
—Ah, ¿sabes el tipo de sangre de la paciente? —pregunto Huang Yue sin saber qué hacer. Muy dentro suyo se sentía hueca porque esta operación era demasiado riesgosa. No muchos lugares realizarían este tipo de operaciones, porque preferirían matarse antes que algo salga mal.
—Ya lo verifiqué, es AB. Ya tome un par de bolsas de sangre del banco de sangre —respondió calmadamente.
—Mian, dime algo que no sepas, ¿cómo lo sabes todo?
Huang Yue estaba tan abrumada que quería llorar. Había conocido a Huo Mian por más de medio año pero en un momento así, la mujer normal que era Huo Mian se convertía en alguien capaz de todo, como la mujer maravilla.
—No estés nerviosa, está bien, solo has lo que siempre haces y yo me encargaré del resto —le aseguró Huo Mian, al ver lo ansiosa que estaba Huang Yue.