—Estoy bien —el rostro de Qin Chu estaba tan pálido como un fantasma, al contrario de su firme negación.
Como trabajadora de la salud Huo Mian de inmediato pudo notar que él no se sentía bien.
—Vamos Qin Chu, dime que anda mal —estaba extremadamente nerviosa, ¿qué diablos había sucedido? Estaba bien hace unos momentos.
—Duele un poco aquí—dijo lentamente señalando su abdomen.
Huo Mian miro el lugar que señalaba.
—No es apendicitis, no es en ese lugar. Vamos, no podemos retrasar esto, vamos al hospital ahora.
—Estoy bien, no es nada grave.
—No, tienes que oírme —estaba furiosa, como un doctor de una de las mejores universidades del mundo, ¿cómo podría siquiera pensar en hacerse del rudo cuando no se sentía bien? No tenía excusa.
—Es solo enteriditis, no es grave —finalmente dijo la verdad.
Huo Mian fue tomada de sorpresa.