Si no estuviera tan familiarizada con la fragancia de Qin Chu, en verdad lo hubiera atacado.
—Suéltame Qin Chu —dijo, algo nerviosa.
Qin Chu no dijo nada. Tan solo seguía sosteniéndola firmemente entre sus brazos, y luego recostó su cabeza sobre su hombro cerca de su oído y respiró profundamente. Huo Mian se sentía agitada. Un fuerte olor a alcohol inundó el ambiente.
Huo Mian frunció ligeramente el ceño.
—¿Estuviste bebiendo? —preguntó.
Qin Chu seguía sin decir nada. Luego de haber bebido junto a Gao Ran volvió a casa, tomo un Château Lafite raro del estante y terminó bebiendo la botella entera.
Los hábitos son peligrosos. Había logrado por sí solo sobrevivir los últimos siete años. Pero ahora que Huo Mian se encontraba cerca, no podía soportar 24 horas solo. Se había acostumbrado a tenerla cerca, y no era capaz de soportar ni siquiera un segundo en soledad.