El rubio levantó las cejas.
—Cariño, ¿adónde vas?
—¿No te hemos dado ya el dinero? ¿Qué más quieres?
—Sólo acordamos dejar ir a tu hermano. ¡No acordamos dejarte ir! —El rubio evaluó a Zhuang Keer de arriba a abajo con una mirada diabólica.
—¡¿Qué quieres decir?! Ya tienes el dinero. ¡¿Cómo puedes faltar a tu palabra?! —Zhuang Rongguang se enfureció al instante.
El hombre con la cadena de oro se rio.
—Jaja, nos has dado el dinero, pero lo has retrasado tanto tiempo, así que ¿no deberíamos pedir algo de interés?
—¿Interés? —Zhuang Keer tenía un mal presentimiento sobre eso.
—¡¿Qué estúpido interés?! ¡Creo que sólo estás eligiendo intencionadamente un error! —Zhuang Rongguang estaba tan loco que le dolía el pecho, pero Zhuang Keer lo tiró hacia atrás. Había demasiados de ellos. No les servía de nada ir por el camino difícil.
—¿Quieres más dinero? Puedo conseguir más. ¡Sólo necesito algo de tiempo! —dijo Zhuang Keer.