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75.75% Zafiro y su Origen / Chapter 25: La traicion de mis hermanos III

Chương 25: La traicion de mis hermanos III

Amanda para curarse en enojos me encerró en un cuarto y me dijo que dormiría allí hasta que ella cambiará de idea. Efectivamente dormía en el piso a lo que los chicos les daba algo de pena y ellos en parte me "cuidaban" ya que no podía salir sin alguno de los chicos de la casa, así que cada vez que quería salir buscaba a Josué para conocer el terreno y así veía que el terreno era grande pero custodiado como la torre de un castillo y con muchos hombres con espadas y pistolas, esa fue la primera vez que vi unas pistolas Josué no contaba con armas ya que de por si con sus brazos era muy fuerte.

Así que me hice la idea de que jamás saldría de allí, aunque evitaban que Amanda me tocará eso en parte me hacía un poco feliz pero yo quería escaparme ya, mientras estaba tirada en el piso viendo las nubes me acordé de muchas cosas pero un recuerdo llamo mi atención las veces que me despertaba en la madrugada y no sabía por que, eso toco mi mente pero si sentí que era importante, sólo que a un no encontraba las respuestas.

Cuando vi a Esteban con un libro le pregunté si podía leerlo después y me dijo que me dejaría uno más de mi edad y dice

Esteban: ten un libro para niños de seis.

Yo lo miro con una cara de que me está vacilando mientras alzó una ceja y algo incomoda le digo: tengo ocho años Lord Esteban no seis.

Mientras los 3 hombres ríen a carcajadas Esteban dice: Uy valla error, y nada de Lord puede ser Esteban a secas no más guapa, que no pasa nada.

Tome el libro y lo empecé a leer, 'Alicia en el país de las maravillas' en si era curioso el libro pero al ver la ropa de Alicia comenté en voz alta: esa ropa se ve linda.

Lógicamente Amanda no me cambiaba de ropa pero si pedía que me la lavaran y como estaba rodeada de hombres a veces tenía que hacerlo yo misma pero una cosa que si agradecía es que Esteban cuidaba la puerta mientras yo me bañaba y lavaba la ropa; aunque claro debía quedarme allí y esperar que secara, cuando tardaba mucho los hombres me prestaban una camisa de ellos y como me quedaba como pijama bajaba rápido y entraba al cuarto.

Ya cuando había curado mis golpes, Amanda decidió que era hora de irnos y me paso un saco negro y dijo con voz calmada pero de orden: póntelo.

Lo mire nerviosa y con miedo miro a Josué que me dice: hazlo.

Sabía que la voz de Josué no era de orden y hice caso, alce mi mano buscando apoyo y no la tuve enseguida pero si al rato cuando escuché la voz de Esteban y José me calme un poco pero mi cuerpo no paraba de temblar, por el movimiento y no ver nada me dormí pensando a donde iría y en mi cabeza oía muchas voces aunque no entendía lo que decían.

Luego de varias horas llegamos a un puerto donde escuchaba Amanda decir: te traje un regalo.

Y oía como un hombre de voz ronca decía: A ver.

Sentí como alguien me agarraba las manos y el hombre de voz ronca decía: tiene una hermosa piel.

Sentí como alzaba mi vestido y tocaba con 1 dedo mis piernas y decía: piernas fuertes.

Sentí como unas manos ahora frías tocaban mis brazos y decía: son fuertes.

Amanda: si, es una niña fuerte, te lo puedo asegurar.

Este hombre que aún no veo escucho que dice: perfecto, ahora veamos su hermoso rostro.

Cuando destapan mi rostro miro algo sería a Amanda y un hombre vestido de traje blanco y piel blanca como leche y ojos profundos pero negros y una nariz pronunciada dice: adoro ese rostro y más con ese gesto de ira.

Mira mi cabello y revisa mi cabeza, mira mi boca y mis dientes y revisa mis oídos y dice: se ve que está mudando dientes aún o eso espero yo, sino el pago no será completo Amanda.

Ella tan segura como de que su plan tuvo éxito dice: eran de leche los que se le cayeron.

Cosa que me hizo preguntarme como sabía que aún no he mudado todos mis dientes, este hombre aún así sonrió y dijo

Hombre de blanco: tengo que ver para creer Amanda.

Mientras Amanda se va y sin mirar atrás dice: hombre de poca fe, espero y nos veamos pronto Mateo.

Cuando veo que Amanda se va miro a los chicos y veo como estos a su modo se despiden de mi, sentí algo en mi interior pero pensé que eran ideas mías Josué con quien fue que durante 1 semana pase más tiempo como mi cuidador me dolió su despedida pero no lloré; había decidido no llorar, pero el sabía mi gesto y sólo negó con la cabeza a lo que asentí para confirmarle que no lloraría.

Los hombres de Mateo me soltaron y solo me ordenaron esperar en la silla, pude observar los al rededores del lugar y se veía que era una casa pequeña y retirada del poblado, habían 6 hombres incluyendo a Mateo, es cierto que no me tenían amarrada pero si vestían de una manera particular todos con trajes negros y sombreros negros y sólo Mateo de blanco, su dialecto español era algo cantado, sabía que no era el Español de Madrid pero se escuchaba lindo en ellos, mire que había ventanas pero cerradas con madera para que entrará muy tenue la luz del sol, también se veía abandonada y algo vieja, estuvimos así hasta la noche donde me dieron un pan y un agua, lógicamente no reclame porque tenía más sed que hambre.

Por alguna razón el Sr Mateo pidió que me dieran la comida de ellos, nada más ni nada menos que pasta y un hombre de color algo bronceado y con ojos color miel me dice amablemente: esta es comida de nuestra amada Italia, un lugar muy bello.

Sonreí y le dije: gracias, es muy amable.

Este hombre me devuelve la sonrisa y come cerca de mi, mientras degustaba la pasta se oye como tocan la puerta y el hombre que me había dado el plato de comer se levanta y va a la puerta y oigo que hablan en su idioma sin yo entender ni una sola palabra, luego cierra la puerta y mientras me ve llama al Sr Mateo y delante de mi le dice que todo está listo para partir; Mateo quien me ve y luego lo mira a el le dice

Mateo: muy bien Paolo ahora tu te encargas de la bambina.

Este asiente y al ver que terminó la pasta y saber que me gustó me lleva afuera y montamos en un carro y dentro del carro me pide que me ponga de nuevo el saco en la cabeza, yo con cara de otra vez acepto sin chistar aunque ya me tenía cansada vuelta y vuelta, ya yo que no podía planear un buen escape y para colocar la cereza al pastel otra vez fuimos a un muelle y yo me preguntaba

Voz mental: ¿Sera que nunca saldré de un barco o como es esto?.

Ya ni sabía dónde estaba creo que con tanto mar ya había recorrido el mundo como Magallanes y Colón.

Llegamos luego de 4 días a otro lugar, este era un poco mas caliente y veía mucha arena, recordé por historias de mamá que a su vez la tía le contó como era Egipto en uno de sus viajes y pensé

Voz mental: 'Esto es una broma, ¿puede ser Egipto este lugar?'.

Y sólo pude hacer un gesto de que era muy posible pero igual debía conseguir una salida cuanto antes, sin importar el riesgo, la cosa es que estaba en lo correcto si estaba en Egipto, subimos a unos camellos que ya nos esperaban y de allí otro de los hombres de Marcos que por fin se dejaba ver más pude notar sus rasgos diferentes, es decir no era tan europeo como Esteban, Marcos o yo ya que se veía que el sol no le afectaba su piel morena sino que le favorecía aunque sus ojos llamaban mucho la atención ya que eran azules claros.

Le hablo a un hombre en un idioma que todos nos vimos las caras y fue hay cuando pensé

Voz mental: 'Esto será difícil y más si sólo hablan su idioma'.

Resulta que a donde iba estaría más difícil pedir ayudar y salir ya que al pueblo donde íbamos aceptaban venta de esclavos y allí lo veían normal el secuestrar y esclavizar a alguien más.


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