—Uhhh, parece más joven que yo, entonces... ¿unos 200 años? ¿O tal vez 150 años? —Melia adivinó y de repente, toda la sala se quedó en silencio.
Melia murmuró y al escuchar esas palabras, toda la sala quedó en silencio.
—¿Q-Qué sucedió?
¿Por qué me están mirando así? —Melia frunció el ceño.
—¿Es más viejo que eso? No lo parece... —Ella murmuró.
—24... —Después de un largo silencio, Felberta murmuró.
—¿Eh? ¿24? ¿Estás diciendo que tiene 24 décadas? Es una forma extraña de decirlo. —Melia comentó.
—No décadas, Melia, años.
Tiene 24 años. —Felberta reveló y esperó a que la bomba que soltó explotara.
—...
Melia no dijo nada.
Las esposas se miraron unas a otras y todas tenían expresiones similares en sus rostros.
No era la primera vez que enfrentaban una situación así. Por lo tanto, sabían cómo funcionaban las cosas. Melia solo necesitaba algo de tiempo para asimilar lo que había escuchado.