—¿No dijiste que Qin Ran ya no lo perseguiría más? —la voz del Subdirector Shen estaba temblando—. ¡La citación del tribunal ha llegado y el resultado de la sentencia saldrá hoy. Me han suspendido!
Lin Qi había prometido hablar en favor del Subdirector Shen, pero Lin Wan no.
En cuanto había una oportunidad, Lin Wan la aprovechaba.
En sus ojos, Qin Ran era solo la hija de la segunda esposa de su cuñado y era diferente a Qin Yu. Estaba acostumbrada al lujo y poder en Beijing, por lo que ni siquiera le importaban personas como Qin Ran.
Pensaba que este pequeño asunto era fácil de resolver, pero ¿cómo iba a saber que Qin Ran solo había sido encontrada ayer?
¡Y la citación del tribunal había llegado hoy!
Era realmente rápido.
Le fue como un golpe en la cara.
El rostro de Lin Wan se oscureció.
En la familia Lin, incluso Lin Qi tenía que darle la cara. Estaba acostumbrada y nunca antes había tenido oposición.