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9.3% RISE Vol. 2 / Chapter 4: Capitulo 3

Chương 4: Capitulo 3

「Mustard」

Ya ha pasado el tiempo suficiente para que todos sigamos adelante a pesar de la muerte de Redrag.

A pesar de todo he podido mantener controlados los impulsos que me llevaron a decapitarlo.

Hay un cambio drástico en tierras del rey.

Por lo tanto la recompensa por la cabeza del traidor ha desaparecido.

Eso no quiere decir que un no haya gente que quiera matarlo, pues es el culpable de La Hora Cero.

Todos nosotros dejamos eso de lado, ahora llevamos una vida tranquila, seguimos en Hero's Sword, pero pudimos costear un sitio mas grande, donde también pusimos un negocio de vegetales, hemos hecho una enorme plantación esta vez.

La cosecha me hace sentir tranquilo, es satisfactorio ver los vegetales crecer después de el esfuerzo arduo que se les pone.

Desde antes de La Hora Cero he tenido mis problemas de ira, explote cuando asesine a Redrag.

Estoy intentando dejar de lado mis grandes objetivos como crear una mejor monarquía, ya hay personas haciéndolo por mi en tierras del rey.

Tedehm es muy admirable, después de todo se han levantado contra Pendreten, el cual era conocido por sus condiciones precarias ante los soldados, y un arrogante líder.

Si hay algo que me gustaría hacer, es encontrarme de nuevo con Saeny Akito, y darle las gracias.

El día de hoy fue tranquilo, ya era mediodía, y estaba recogiendo las zanahorias de la siembra de hace 3 meses, ya parecían listas.

Fui con la canasta de zanahorias a mi habitación, necesitaba acomodarlas y ponerlas presentables para los escaparates de la tienda.

Entonces note que había alguien en mi cama.

-¿Quien eres? -Pregunte al chico sobre mi cama.

Estaba sentado, totalmente vestido de negro.

-¿Podrías cerrar la puerta? -Me pregunto el chico- Quiero hablar contigo, Mustard.

Su voz era sombría, se le escuchaba un poco cansado.

-¡Mustard! -Me gritaron desde el primer piso, era la voz de Zora- ¡¿Ya están listas las zanahorias?!

-¡Ya casi! -Le respondí- ¡Dame un segundo!

El chico no parecía armado, ni tampoco hostil.

Así que cerré la puerta y me acerque a el.

-¿Quien eres? -Le pregunte.

-Mi nombre es irrelevante -Me respondió- Puedes tomarme como un fan de Mustard el esclavista.

Me altere un poco, pero respire hondo y me contuve.

Mustard el esclavista, una historia que Redrag había creado para ganar recursos para el clan.

La razón por la que a mis amigos les molesto que yo estuviera vivo.

El punto de quiebre para que acabara con la vida de Redrag.

-Lamento decirte esto -Le respondí calmadamente- Pero esa historia es falsa, no hay ningún esclavista malvado llamado Mustard.

-Eso lo se -Me dijo- Yo tampoco se de ningún esclavista malvado, la historia que me se de Mustard el esclavista es de un sujeto que se canso del mundo actual, y tomo la misión de derrocar la monarquía deficiente actual, volviéndose un rey justo.

-No se que historia te contaron -Le respondí- Pero no se oye para nada como la de un esclavista.

-Es mas bien un seudónimo -Me dijo- Y nadie me la ha contado, he sido espectador de esa historia.

-No se a donde vas -Le dije un poco mas bruscamente- Pero necesito que te vayas, ando un poco ocupado.

-Claro que si -Me respondió- Esta cosecha ha sido muy buena, no como la de septiembre.

La cosecha de septiembre, la mayoría de vegetales se echaron a perder, fue cuando plantamos los vegetales que estamos recogiendo ahora.

Pero ¿Como sabe el de esto?

-Llevo un tiempo observándote, Mustard -Me dijo- He escuchado tus planes para cambiar este podrido continente, y las historias de la chica de la marca del traidor.

Saeny ¿Como sabia que tenia la marca del traidor? Nunca he mencionado eso en voz alta desde el asesinato de Redrag.

-¿Que sabes de Saeny? -Le pregunte.

-Una arquera muy hábil -Me respondió- La persona que activo las lagrimas de dios, actualmente esta entrenando para asesinar al traidor de la serpiente, Souki Aiko, cuyo paradero actual es desconocido.

-¿Como sabes tanto? -Le pregunte de nuevo.

-Porque quiero que lleves a cabo tu plan -Me respondió- Se que fuiste quien asesino a Redrag Hymura.

¿Quien es este sujeto? Sabe demasiado.

-¿De quien escuchaste eso? -Volví a preguntar.

-Haces demasiadas preguntas, Mustard -Me dijo- ¿Esta bien si yo te hago una?

Me quede callado, estaba procesando la cantidad de problemas que este sujeto podría causarme.

Era demasiado estresante.

-¿No se sintió bien? -Me preguntó.

-¿A que te refieres? -Le respondí.

-El asesinar a Redrag, es realmente liberador ¿No es así? -Me dijo- El como la causa de tus problemas desaparece, estoy seguro que te resulto mas satisfactorio que sembrar zanahorias.

-¿A que quieres llegar con todo esto? -Le pregunte.

-Derrotemos juntos a toda la monarquía actual -Me respondió- Hagamos un mundo donde nadie sea oprimido, llevemos tus ideales, asesinando también a Souki Aiko.

Hay demasiada afición por asesinar a Souki Aiko, es increíble, aun así, yo no tengo nada en contra de Souki Aiko.

-Lo siento, pero no manchare mis cadenas con sangre de nuevo -Le respondí mientras caminaba hacia una esquina de mi habitación a recoger las cadenas con las que peleaba, y me acerque a el, tendiéndoselas- Pareces ser fan del Mustard asesino y lleno de ira, no soy eso ya, te regalo las cadenas con las que asesine a Redrag Hymura, es el símbolo de todo lo que hice, quedatelo.

-Me encantaría -Me respondió- Pero pareces tener un problema mas grande ahora.

El chico señalo hacia la puerta.

Voltee, era Zora, quien me miraba pasmado, asustado.

-Zora -Exclame.

-Lo sabia -Dijo con la voz temblorosa- Todo era demasiado sospechoso, ¿Estas confabulado con la chica peliazul?

El me ha escuchado, ha escuchado todo.

Empece a hiper ventilar.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Zora le contara a los demás, me atacaran.

Seré despojado de la vida tranquila que Saeny me consiguió.

Tenia las cadenas en mi mano.

Instintivamente enrede un extremo en uno de mis antebrazos, haciendo un guante de cadena.

Zora ya estaba lo suficientemente adentro de mi habitación.

Cargue mi brazo de relámpago, y golpee a Zora en el rostro.

Camine un poco hacia el, para golpearlo también contra la pared.

El cráneo de Zora se rompió por completo.

Saltaba sangre por todas partes.

-Que inesperado -Dijo el chico vestido de negro- Luego de todo lo que habías dicho realmente creí que habías dejado todo eso atrás.

¿Que acabo de hacer? Los sesos y sangre de Zora están por todas partes.

-¡¿Que ha sido eso?! -Pregunto Yiro desde el primer piso.

Oía sus pisadas al subir las escaleras.

Me descubrirá.

Este en verdad es el fin.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

El chico de negro se levanto, cubrió su cara con una capucha negra, y camino hacia mi.

-Digamos que fui un asesino misterioso ¿Te parece? -Me dijo el chico de negro.

Entonces la sangre que me había salpicado empezó a levitar lejos de mi, y empezó a manchar al chico de negro.

¿El chico de negro esta controlando la sangre?

El se paro frente al cadáver de Zora, y extendió su brazo, todo se veía como si hubiera sido el quien mato a Zora.

Yiro subió por las escaleras, y al ver la sangre corrió hacia mi habitación.

-¿Que demonios? -Pregunto exaltada.

Y seguido intento golpear al chico de negro, pero el se aparto, y de un salto, salio por la ventana.

-¡Espera! -Grito Yiro enojada, corriendo a la ventana.

Pero el ya se había ido.

El me ha salvado, tal como Saeny lo hizo.

El tiene razón, es satisfactorio.

Zora era parte del grupo de Redrag, el siempre me trataba con desprecio.

Elimine una fuente de estrés.

Es mucho mas satisfactorio que cosechar vegetales.

-Se ha ido -Dijo Yiro- ¿Quien era? ¿Por que asesino a Zora?

Es muy relajante.

-No lo se -Le respondí- Fue un asesino misterioso.

「Ritsuko Hiriko」

El ambiente era sombrío.

Lo ha sido desde entonces.

Desde que el control de tierras del rey paso a los clanes principales.

Aun así, no he dejado de luchar.

Aquel día, fui demasiado débil.

Por eso es que Toshinari murió, fue por eso que Mitsutani termino tan herida.

Estaba todo completamente lleno de niebla.

Y se acercaban.

Una manada de bestias.

Un pequeño puñado de sombras.

Se abalanzaron contra mi.

Deben ser unos 100 como máximo.

Encendí mi fuego, y cree una onda expansiva, deshaciendo a la mitad de ellas.

Desenfunde mi espada, y la cubrí de mi fuego.

Corrí, como si de una pelota de pin ball se tratara, los elimine a todos.

Enfunde mi espada, y todas las sombras habían desparecido.

Estoy en un pueblo muy al este, el cual tiene constantes problemas con las sombras que se escapan del agujero sellado.

Realizo el exterminio de estas, y me pagan por eso.

De esa manera puedo costear los gastos de los tratamientos de Kentaro Tanaka.

Mitsutani esta en coma, sus órganos fueron destruidos casi por completo cuando peleó con Kaiki Ishigami.

Los minerales que Kentaro utiliza para su restauración son muy caros, por eso consigo el dinero.

Kentaro tuvo un golpe fuerte cuando el éter desapareció, el espectro que generaba lograba que muchas sustancias hicieran reacción, ahora que no esta, se han perdido muchos compuestos.

El es un alquimista sorprendente.

Me dirigí al pueblo, a la cabaña del gobernante.

Entre por la puerta tranquilamente.

-Los he matado a todos -Dije al gobernante, que estaba sentado en su escritorio.

-¡Es sorprendente! -Exclamo- ¡Muchas gracias!

Se acerco a mi para estrechar mi mano.

-No es nada -Le respondí- ¿Como han estado sus hijos?

Le sonreí, el es una buena persona.

-Siguen muy graves -Dijo- La medicina es muy extraña, por lo tanto muy cara, y todos los alquimistas que hemos visitado, han resultado siendo estafadores.

Bastante conveniente.

-Yo conozco a uno muy bueno -Le respondí- Cuando quiera vaya a tierras del rey, se lo presentare.

-No podría pedir tanto -Me respondió- Me parece mal abusar de su bondad.

-No es nada -Le respondí sonriendo- Hoy esta ocupado por temas privados, pero yo le avisare cuando este disponible.

-Muchas gracias -Me dijo- En verdad.

Me pago el dinero acordado por el exterminio de las sombras.

Luego me despedí, y utilice un teletransportador para irme a tierras del rey.

Los hijos del gobernante del pueblo tiene una enfermedad llamada Darkharsis, ocasionada por la exposición a las sombras.

Se que Kentaro puede curarla, he visto como cura a otros soldados de eso.

Las sombras han estado actuando agresivas, por lo tanto ha habido soldados que llegan con esa enfermedad después de enfrentarlas.

Parecen un tipo de sombras mas evolucionadas, pues nadie contrajo Darkharsis en la batalla contra las sombras.

El cuerpo empieza a pudrirse, se llena de las nubes oscuras que las sombras generan.

Cuando el cuerpo entero es consumido, se vuelven sombras.

La Darkharsis es otro método de reproducción para ellas.

No se puede tratar con elementos que iluminen, o el miembro se caerá con la Darkharsis.

La medicina es un repelente interno que elimina las raíces de la Darkharsis.

Cuando estuve en tierras del rey, me dirigí al laboratorio de Kentaro.

-Hola -Dije al entrar.

-Ritsuko -Me dijo Kentaro- ¿Que tal estas?

-He traído lo de esta semana -Le respondí.

-Ya veo -Me contesto Kentaro- Déjalo sobre el escritorio, ya tengo reunidos los minerales, ya se los proporcionare a Mitsutani.

-Gracias -Le respondí.

-Oye, Ritsuko -Me dijo.

-¿Que sucede? -Le pregunte.

-¿Estas segura de seguir haciendo esto? -Me pregunto- Su cuerpo esta muy mal, mi tratamiento la esta curando, pero no creo que logre salvarla antes de que sus órganos dejen de funcionar.

-Lo se -Le respondí- Ya me lo habías dicho, y estoy bien haciendo esto, si hay la mas mínima probabilidad de salvarla, me aferrare a eso.

-Es mas probable que fallezca -Me dijo- Esto esta mal, si tuviera aun el espectro del éter, podría hacer una medicina mas rapido.

No dejo que esto me afecte.

Puedo salvarla.

Se que puedo salvarla.

La salvare a toda costa.

-Por cierto -Me dijo Kentaro- ¿Algún día me dejarías analizar tu cuerpo?

-¿A que te refieres? Espero que no hables de nada indecente -Le respondí intentando bromear.

-No es eso -Me respondió- Es solo que tu fuego es muy inusual, nunca había visto uno así, es demasiado intenso, tienes un poder enorme.

-Claro -Le dije- Pero sera en otra ocasión, ahora debo hacer otra cosa en el territorio de las salvajes.

-Esta bien -Respondio Kentaro- Nos vemos-

-Adiós -Le dije.

Me quede frente a la puerta, viéndolo, me quede quieta, para mi era difícil abandonar el lugar, era difícil dejar allí a Mitsutani.

-¿Que ocurre? -Me pregunto Kentaro al notar que yo seguía en el laboratorio.

-No es nada -Le respondí intentando que mi voz no se quebrara- Solo cuida a Mitsutani, por favor.

Seguido de eso me fui, mordiendo mi lengua para evitar llorar.


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