En la segunda ronda, los oponentes enviaron a su contendiente más fuerte, desesperados por la victoria.
De pie, con casi un metro y noventa centímetros de altura y con un sonrojo en su rostro, parecía una versión más grande del hermano, causando a las personas dolor de cabeza solo con mirarlo.
—¿Quién desafía al hermano? —preguntó Basil Jaak.
—¡Yo! —Hancock emergió de entre la multitud.
Parecía que ya habían elaborado su estrategia.
—Lucha bien, su debilidad está en la pierna —instruyó Basil Jaak, dando palmadas en el hombro de Hancock.
—Entiendo, Jaak —asintió Hancock.
—Ahora ve, derrótalo —Basil Jaak le dio una palmada en el hombro a Hancock y este corrió hacia el escenario.
El tipo grande mostró gran confianza en su enfrentamiento con Hancock, lanzando un feroz ataque contra él, acorralándolo con sus puñetazos y golpes de codo.
Hancock resistió desesperadamente el ataque del tipo grande pero simplemente no pudo contraatacar. Solo pudo aguantar en silencio.