—¡Ah! —Con un grito, Amanda tropezó directamente en los brazos de Basil Jaak.
—Amanda, ¿estás bien? —preguntó con preocupación Basil Jaak.
—No... No, estoy bien —Amanda, con la cara roja, no se atrevía a levantar la vista hacia Basil Jaak, parada a un lado algo perdida.
—Hmm, ¿así que te atreves a escuchar nuestra conversación? —Kayson, con los brazos cruzados, apoyado en el marco de la puerta, miraba a Basil Jaak con los ojos entornados.
—¿Quién dijo que estaba escuchando? ¡No estoy tan aburrido! —respondió Basil Jaak encogiendo los hombros y negando con la cabeza.
—Entonces, ¿qué hacías en la puerta? Merodeando, era obvio que tramabas algo —preguntó Kayson.