—¡¡¡Perra!!! ¡Cúrame!!!
—¡Devuélveme mis piernas!!!
Yu Qi los miró sin ninguna emoción. —Señor, ¿en qué puedo ayudarle aquí? —preguntó a los oficiales que también estaban presentes allí con ella.
—¡Silencio!!! De lo contrario, haré que sus lenguas también desaparezcan —dijo el policía con voz amenazadora a los dos hombres.
Los dos hombres rápidamente cerraron la boca ya que no querían perder otra habilidad. Sin embargo, aún miraban fijamente a Yu Qi.
—Señorita Tang, en realidad queremos preguntar la identidad del sindicato de tráfico de humanos a estos dos hombres. Pero ellos han exigido verte primero a ti. Por eso te llamé aquí —explicó el policía.
—¿Verme? —Yu Qi inclinó la cabeza—. ¿Por qué?
—Eso... Déjales que te lo digan... —El policía tampoco sabía por qué.
Yu Qi se acercó a la cama de estos dos hombres. Todos los policías se enfrentaban a la espalda de Yu Qi, así que no miraban su rostro en ese momento. Yu Qi puso una sonrisa fría en su rostro.