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42.46% La Leyenda del Scire / Chapter 31: Capítulo 28: Duelo – Amor de mi vida I  

Chương 31: Capítulo 28: Duelo – Amor de mi vida I  

Remia, Dunch, Distrito Central - 1 de Junio - Año 525

 

 —Sucedió —musitó Rhys.

 Había terminado su combate de una manera arrolladora. Acabando con todos aquellos rivales que se le cruzaron por el camino. Pero apenas se desconectó de su pelea se percató de esa señal que provenía desde Crystel, eso era nuevo... Y él sabía lo que significaba.

 —No sé si halagarte por lo que acabas de hacer o comentar algo al respecto de lo que ambos nos acabamos de dar cuenta —soltó Cole aterrizando a sus cercanías.

Rhys no se dio la vuelta.

 —Me has tenido aquí por algo... ¿Dónde está Rygal? —preguntó Rhys notando el hecho de que la barrera en su casa ya había sido desactivada, pero eso más que ser culpa de Rygal había sido culpa de Vlas. El estallido de poder que fue absorbido por él rompió su sello.

 —No lo sé, yo estoy aquí porque quería probarte, pero no creo que sea una buena id...

No terminó de hablar porque algo impidió que su voz saliera.

 —Mírame maldito... Si te mato ahora ya no necesitarás seguir probándome, creo que eso sí sería una buena idea —declaró Rhys, apretando su cuello con fuerza.

Cole no lo había visto venir, apenas había aparecido a su lado y ya lo estaba estrangulando. Él apretó las manos de su hermano intentando zafarse del agarre, pero ni aunque usara todas sus fuerzas, que en ese momento se le era imposible, no podía hacer nada. Rhys siguió mirándolo con frialdad, devorando a cada segundo su fuerza, hasta que no apretó más... Y lo soltó.

 —No voy a perder tiempo contigo... No tienes la culpa de estar en el lugar el cual estás, quise ayudarte hace mucho tiempo Cole, pero decidiste tomar otro camino... No puedo hacer nada para desviar tu rumbo, solo dirígete hasta tu muerte, por lo que veo es lo que más anhelas —declaró Rhys alzándose ante Cole, con una leve mirada de decepción, mientras este se retorcía en el suelo entre arcadas y tos.

 —¿Quién lo diría? A Rhys Windsor le dio un ataque de misericordia... Te has vuelto blando, Niño Maravilla —dijo una voz a sus espaldas.

Rhys sabía quién era, pero antes de darse la vuelta y retroceder diez pasos en su avance, solamente rio y desactivó su Scire.

 —Te acabo de hacer un favor no matándolo, espero lo tomes como lo es, porque la próxima vez no tendré piedad —respondió comenzando a elevarse lentamente, debía ir a por Lara para luego dirigirse hasta su casa... Si dejaba más tiempo solo a Vlas este se volvería loco.

 —Clio no se encuentra en casa, ella ya sabe lo que acaba de suceder, y la madrugada dejó paso a un ligero ambiente de tragedia... Si vas a ir por Vlas te recomiendo cuidar tus espaldas, Rhys... No debes de confiarte tanto —dijo Rygal.

Rhys sintió un leve tono de ironía en su voz, por eso no pudo evitar reír de nuevo.

 —¿Acaso eso fue una amenaza? Por favor Rygal, deja de soñar... Has amenazas cuando tengas el poder para cumplirlas, porque si lo haces en este momento sólo lo tomaré como un chiste. —Activó su energía para ampliar su velocidad y dirigió su mirada a su padre una última vez—. La guerra ya comenzó Rygal, espero estés preparado —añadió, antes de desaparecer sin más.

 —Así es, Rhys Windsor... Créeme que lo estoy —aseguró Rygal, esbozando una media sonrisa arrogante—. Desde hoy... Todo cambia.

 

Después...

 

Remia, Crystel, Apartamento «104» - 30 de Junio - Año 525

 

 Rhys entró a toda velocidad al apartamento de Lara. Pero este estaba en silencio, a oscuras... No sintió ningún rastro de energía tampoco... Era imposible que estuviera vacío, porque Leah había estado ahí toda la noche. Fue ahí cuando recordó las palabras de Rygal, y que el sello se había desactivado antes de él comenzar su pelea... Conociendo el poder de Rygal, acabar con ellas no le hubiera tomado más de un instante... Y no... No podía ser verdad... ¿Por qué?

 «Mierda». Comenzó a agitarse, al momento de empezar a recorrer los pasillos, y las habitaciones... Pero nada... La preocupación ya no era preocupación, era miedo, era ansiedad.... Era terror... Su mente no ayudaba nada tampoco, ¿Por qué eso tuvo que ser lo primero que pensaba? Justo en ese momento, con lo sucedido con Vlas también... Todo se le iba a venir encima, ¿Y qué haría?

 —Maldita sea, ¿Dónde están? —su desesperada voz rogó respuesta... Casi al borde del pánico.

 —Rhys...

Esa voz.

 —Lara... —Volteó su mirada hacia el pasillo que se encontraba a su izquierda, ella salía de una de las habitaciones.

 —¿Qué haces aquí? —preguntó ella, mirándolo con confusión. Su mano siguió apoyada sosteniendo la puerta de la habitación de la que acababa de salir.

 —Lara... Carajo, ¿Por qué pensé eso? —maldijo Rhys, dando hondos suspiros... Su preocupación fue desvaneciéndose lentamente a medida que se acercaba a ella—. ¿Estás bien? —preguntó, cuando llegó a ella.

 —Estoy bien, ¿Pero qué sucede contigo? —Lara notó su agitación... Y su color de piel... Estaba tan pálido como una hoja de papel.

 —Luego te explico... Pero necesito que me acompañes a casa... Sucedió Lara, y necesito de tu ayuda... No puedo hacerlo solo... Por favor. —Él tomó su mano con fuerza, su mirada, un poco perdida entre tantas cosas que su mente no dejaba de maquinar paró cuando se encontró con la de su amada.

 —Acabo de hacer dormir a Leah, ella estaba nerviosa... Los chicos están en la otra habitación, junto a Dean... Ellos se quedarán aquí... Vamos... Pero yo manejo, tú no puedes manejar en ese estado... ¿Sí? —preguntó, y alzó sus manos hasta el rostro de Rhys—. Quédate tranquilo... Todo estará bien.

 —Te necesitaba, hermosa —aseguró él.

 —Ya veo... Pero debemos apurarnos.

 —Sí... Vamos.

 

Minutos después...

 

 —Mi amor, por favor, ¿No puedes ir más rápido? —insistió Rhys, ojeando el velocímetro, el auto no era tan rápido.

 —Hago lo que puedo, cariño, ¿Por qué no usas tu teletransportación si quieres llegar rápido?

 —Porque Rygal me dijo que cuide mis espaldas, y si se le ocurre atacarme no puedo gastar energía tan deliberadamente... Igualmente no importa, estamos a pocas manzanas... Si mi percepción no me falla sentí aparecer la energía de Vlas hace unos quince minutos, eso quiere decir que ya volvió en sí, y que ya vio a Zenda sin vida —explicó Rhys, tragando saliva ante la última afirmación—. Mierda, no sé porque sentí un nudo en mi garganta al pensar en eso —añadió, confundido.

 —Te entiendo, apenas llegaste al apartamento de Leah y dijiste que ya había sucedido sentí lo mismo, supongo que es una ligera angustia... Es horrible pensar que una chica tan joven como ella perdió la vida... Pero no puedo evitar pensar en el martirio que Vlas está pasando ahora mismo, por eso intento ir lo más rápido que puedo —declaró Lara, pisando el acelerador con fuerza.

 Rhys asintió y mientras miraba por el vidrio parabrisas divisó su casa a la lejanía.

 —Llegamos —avisó sacando su celular—. Frena aquí —señaló, en un borde de la acera.

 —¿Por qué aquí? —preguntó Lara confundida. En su casa tenían cochera.

 —Debemos dejar lugar para que estacione la ambulancia —respondió Rhys, abriendo la puerta—. Toma... Está llamando al 911, pide una ambulancia por favor —añadió, lanzándole su celular.

  —Tendremos que avisarle a sus padres también —recordó Lara, tomando el celular en el aire.

 —Si, quédate tranquila, de eso me encargo yo —respondió Rhys, bajando del auto—. Iré, ¿Si? —preguntó, buscando una confirmación en los ojos de Lara. En esos momentos era cuando más necesitaba su brújula moral. Él casi nunca sabía qué hacer.

 —Ve —asintió ella, dejando ver una ligera tristeza marcada en sus ojos—. Yo estaré aquí —añadió.

 —Gracias bonita —dijo Rhys, y salió corriendo hacia la casa.

 

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 1 de Julio - Año 525

 

Rhys entró a la casa, a esta la invadía un inmenso y solitario silencio, además de una oscuridad donde apenas entraban los rayos del sol del amanecer por las persianas. Subió las escaleras corriendo a toda velocidad, y siguió por el pasillo hasta la habitación de Vlas. Cuando encontró la puerta de la habitación de su hermano posó su mano en la perilla y dudó, pero por más que dudara debía hacerlo, y sin pensarlo mucho solo abrió la puerta... Y lo vio...

—Vlas... —lo nombró, como por instinto.

 Este no reaccionó. Su hermano se encontraba de rodillas al lado de su cama con la cabeza sobre el cuerpo inmóvil de Zenda. Al darse cuenta de la presencia de Rhys levantó su rostro y con una expresión de dolor solo murmuró unas palabras...

—Está muerta...

 Ante esta afirmación, Rhys sintió como una parte de su corazón se llenó de sentimientos que sólo había sentido en su pasado, cuando creyó que no iba a perder a nadie más. Pero más allá de eso, lo único que pudo hacer fue tomarse la cabeza y darse la vuelta para posarse en el umbral de la puerta. Esa pesadumbre se apoderó de él, porque desde ese momento... Las vidas de ambos habían cambiado de igual manera, y ya no podrían hacer nada para regresar a esos momentos en los cuales fueron felices.

 

Mas tarde...

 

Para las 6:30 a.m la ambulancia había llegado... Quizás fue el destino, pero trágicamente ese momento coincidió con el mismo en el cual los Allen frenaron frente a la residencia Windsor... Apreciando el momento justo en el cual los paramédicos sacaban el cuerpo sin vida de Zenda en una camilla.

—¡ZENDA! —gritó Kora, desesperadamente. Saltó del auto apenas se percató de lo que estaba pasando. Pero por más que destruyera su garganta con el nombre de su hermana, ella ya no la escuchaba, no la iba a escuchar jamás—. Por favor Zenda... No me dejes sola —rogó, cayendo de rodillas cuando vio pasar a su hermana, con su cuerpo cubierto por una sábana blanca. Solo pudo apreciar su cabello oscuro caer por un lado de la camilla. Eso destruyó su alma, cada una de sus emociones se convirtieron en una sola... Y el dolor la invadió en su totalidad

 Devastada, sólo comenzó a llorar mientras era abrazada por sus padres. No podía creer lo que acababa de ver, ese recuerdo de su hermana en su mente se grabó permanentemente, y no paró de llorar.

Rhys y Lara miraban con angustia la situación. Ellos se encontraban parados en la entrada. Ambos comprendían lo que veían, ese sentimiento de impotencia y de que tu vida entera se rompa en pedazos, de sentir que ya nada tenía sentido, de perderlo todo. Vivirlo es la única manera de poder ver en su totalidad el panorama desolador que un suceso de esa magnitud era capaz de dejar en una persona.

—No puedo seguir viendo —dijo Lara, bajando su mirada, se tapó su rostro con su mano y negó ligeramente con su cabeza.

Rhys pasó su brazo por alrededor de su hombro y la llevó a él.

—Es triste, cariño... Pero ella ya está en un mejor lugar... Ahora solo debemos estar para Vlas.

—Espero él no se martirice por esto... No es lo mejor para nadie.

Tal vez el deseo de Lara se volvió una maldición, o un presagio, ya que mientras todo eso sucedía afuera, en la oscura habitación de Vlas todo era tristeza, escuchó los gritos de Kora aturdir su mente, y lo único que se le ocurrió hacer fue taparse los oídos, no quería seguir escuchando eso, ¿Por qué tenía que ser tan doloroso? Sentía culpa, demasiada, pero no podía retroceder el tiempo, y desde ese entonces debía comenzar a cargar con algo muy grande.

 Alzó su mano apreciando como de ella colgaba el brazalete de plata que brillaba reflejando apenas un nítido rayo de luz que lo alcanzaba. Eso era lo único que le quedaba de lo que alguna vez fue el amor de su vida.

Las horas pasaron, el sonido del llanto de Kora que taladró su cerebro paró, pero su mete lo había grabado, y se lo recordaba a cada momento. Él tampoco se quedó sin lamentarse, en su solitaria habitación sólo lloró y lloró sin parar, pasaron horas, pasaron días, y ya no sentía nada. Su hermano, Lara y hasta su madre golpearon su puerta varias veces, pero ni siquiera podía moverse, estaba hueco, no era él mismo... Así se sentía estar vacío por dentro, así se sentía perderlo todo...

Debía dejar de sentirse así, pero no podía hacerlo, se sintió miserable por muchos días, no había vuelta atrás... Hasta que el día del funeral llegó.

 

Días después...

 

Remia, Crystel, Cementerio Privado - 3 de Julio - Año 525

 

VLAS

 

El llanto de Kora, la desesperación de su madre y la confusión de su padre. La angustia de todos nuestros amigos, la desolación del ambiente, el dolor de una pérdida... Mi vacío. Todo eso había causado la muerte de Zenda, una inmensa desgracia que azotó la vida de todos, de la misma manera que su presencia nos llenó de felicidad, su partida nos la arrebató.

 Me encontraba en el funeral de Zenda, apreciando como cada persona que pasaba frente a mí me pedía perdón. Sabía que estaba equivocado, quien debía hacerlo era yo, pero no podía, ver el desconsuelo de Kora me hacía sentirme cada vez más culpable de lo que había pasado. Aunque yo sabía que no era así, sabía que me tenía que convencer de lo contrario porque solamente me haría más mal, pero la imagen de ella destruida no me dejaba avanzar... No podía dejarla sufrir sola.

 Alcé un poco mi mirada por encima de mi hombro, ahí estaba la mano de Rhys, y él parado a mi lado, mirándome con una sonrisa, noté cierta mirada cálida bajo sus gafas de sol. No podía quejarme de él, había actuado como mi hermano mayor en todo momento, me había apoyado en cada uno de esos instante que habían significado un infierno, y esas horas eternas cada día. El día antes del funeral de Zenda tuve que salir de mi habitación. Me sentía mal y necesitaba vomitar, corrí hasta el baño y estuve ahí por horas, él estuvo en la puerta todo ese tiempo, esperando que saliera, para que cuando al fin lo hiciera darme un fuerte abrazo... Lo necesitaba tanto. No pude evitar llorar en sus brazos.

 Tampoco podía dejar de lado a mamá, ella sostenía mi otro hombro. Cuando dirigí mi mirada a ella, acercó un poco su mano a mi mejilla, dio una ligera caricia, una de esas que yo amaba recibir, y luego la posó sobre mi cabello. La noche anterior al funeral, ella entró a mi habitación y tuvimos una pequeña charla, ella me hizo saber su tristeza por lo sucedido con Zenda, y también sobre el conocimiento que ella poseía sobre lo que me sucedió. Me pidió perdón, declarando que se sentía algo mal por haberme dejado afrontarlo solo, y que ante eso ella no quería que sucediera lo mismo que pasó con Rhys años atrás. Acepté sus disculpas con gusto, no iba a quejarme de ella, se encontraba atrapada entre lo que Rygal quería y lo que Rhys quería, no podía hacer nada, pero al menos estuvo para mí en ese momento también, como lo había estado los días anteriores. Sin contar que armó mi corbata antes de dirigirnos al cementerio, y en el viaje en carro no soltó mi mano en todo el camino... Comprendí sus actitudes, luego de lo de Rhys ella no quería volver a descuidar los sentimientos de un hijo, y valoraba mucho su esfuerzo, porque sabía que ella me amaba más que a su propia vida.

 Lara también me ayudó. Recordé lo que hizo por mi cuando al volver mi mirada al frente, la vi del otro lado del ataúd, junto con Leah... Ambas recostadas la una a la otra. Ella me preparó comida la noche anterior, no había comido por dos días, y si seguía así me terminaría pasando factura, pero ella no me dejó de lado, e insistió que comiera. A ella le debía la vida, también me dio un fuerte abrazo cuando lo necesité, y me ayudó a elegir las flores perfectas para el funeral. Sabiendo que hizo eso sin esperar nada a cambio iluminó mi alma, ella sí que era una mujer de admirar.

 En el correr de los dos días que hubo entre el séptimo impacto y el funeral no quería hablar con nadie, recibía llamadas a toda hora, no pude atender a nadie, no sabía cómo responder, ya que seguía sintiéndome culpable. Rhys fue quien enfrentó a los Allen cuando pedían una explicación sobre lo que había pasado, se lo agradecí más que nunca, no tenía el valor para ver a Kora a la cara, no podía hacerlo, le había mentido, y sabía que jamás me lo perdonaría, aun así, le había prometido a Zenda, antes de que ella desfalleciera en mis brazos, que le entregaría su carta el día de su funeral, y por más que mi corazón se negara a hacerlo, debía... Ya no podía seguir rompiendo promesas, había decidido cambiar, por ella, y ya no podía seguir culpándome de todo y siendo la misma persona que fui, se lo había prometido, y pasara lo que pasara, lo iba a cumplir.

 

Después...

 

—Lo siento, Vlas, sólo puedo decirte eso por ahora —dijo Rhys, apretando el hombro de su hermano.

Habían pasado unos minutos, él ataúd de Zenda ya había descendido hasta el fondo. Vlas apretó sus puños viendo esa escena, porque el llanto de Kora se oyó más fuerte que nunca en ese momento, y recordó todo eso que sintió con el llanto de ella en su mente esos dos días que tuvo de duelo.

—Gracias Rhys, gracias por estar aquí y acompañarme en otro funeral... Tu presencia no me permite caer —dijo, recordando el día en el cual Demian murió, y la misma sensación que sintió aquella vez atrapándolo de nuevo—. Pasé por esto una vez, pero sé que jamás estaré preparado, fueron dos días en los cuales mi cabeza ha estado en un trance, sin pensar en nada, y todavía tengo que entregarle esa carta a Kora, aún queda demasiado por delante, aunque hoy sólo quiero respetar la memoria de Zenda —declaró, dejando salir afuera esos sentimientos que tenía hacía días.

Rhys lo miró con un rostro comprensivo, y asintió.

—Lo sé, solo quería que lo supieras, si necesitas algo, Lara y yo estaremos por ahí — dijo, señalando un árbol lejos de la multitud.

Lara alzó su mano cuando Vlas dirigió su mirada hacia ella. Él respondió igual.

—Entiendo... Gracias hermano, yo me quedaré aquí hasta que todos se vayan.

—Te esperaré entonces, nos vemos más tarde.

—Sí.

Rhys se alejó caminando lentamente de su hermano. Cabizbajo, pasó al lado de sus padres, y sintió el chistar de Rygal apenas lo esquivó... Se tragó la rabia y siguió su camino, por respeto a la chica, a los Allen, y a su hermano, no hizo ningún movimiento, no era momento de crear un escándalo.

—¿Se encuentra bien? —preguntó Lara, al verlo llegar y pararse a su lado.

—Está extrañamente más tranquilo y sensato... Mejor así, no quiero decir que dejarse llevar un poco por las emociones es malo, pero al menos salió del pozo en el que se encontraba días atrás —respondió Rhys, sacando una caja de cigarrillos de su bolsillo.

—¿Qué haces? —preguntó Lara, notando como encendía uno.

—Lo siento, estoy nervioso, sólo será este, lo prometo —se disculpó.

—Hace mucho tiempo no te veía fumando... ¿No tomaste tu medicación? Estás estresado, y se nota.

—Ya sabes que mi medicación altera mi sistema nervioso, no puedo estar bajo los efectos de un ansiolítico en momentos como este, si mi energía llegara a funcionar mal podría desencadenar en una situación no del todo deseada.

—Okey, pero apenas regresemos tirarás esa caja, no me gusta que fumes.

—Quédate tranquila, lo haré —aseguró Rhys.

—Kit y Dean me contaron que ya tomaron el vuelo de regreso a Fons, probablemente mañana Leah vuelva también... ¿Has pensado cuándo vamos a volver?

—Hmm... Lo antes posible, pero creo que deberías de ir tu primero... Y acompañar a Leah.

—¿Tú crees?

—Si, seguramente lleve a Vlas conmigo, no lo voy a dejar aquí a merced de Rygal, y necesitaría que prepares una habitación para él, donde se sienta cómodo.

—Claro... Lo haré... ¿Tú crees que querrá vivir con nosotros?

—Es lo mejor, no voy a dejarlo solo, así que si no quiere intentaré hacer lo posible para convencerlo, no voy a cometer el mismo error dos veces, Lara.

—Entiendo, entonces quizás tome el viaje de mañana en la tarde, le diré a Leah, ¿Cuántos días te quedarás aquí?

—Máximo tres, eso sí, sí puedo convencer a mamá ella también vendrá conmigo... Estarán todos más seguros a mi lado.

—Eso será complicado Rhys, no quiero decir que tu madre prefiera quedarse al lado de Rygal, pero después de todo Remia es su hogar, quizás prefiera irse a la casa de su clan... O volver a Rem.

—Si, probablemente lo haga, pero de todas maneras lo intentaré, no pierdo nada.

—¿Vas a entrenar a Vlas?

—Primero hay que ver que es lo que él quiere... No voy a obligarlo a nada, pero si me preguntas que es lo que yo quiero... No voy a negar que me gustaría que él se hiciera fuerte, tú sabes, podría servirle mucho como aprendizaje, y podría volverse competente en el uso del Scire, para defenderse también, si algún día llego a faltar yo.

—Ey, no digas eso, no pienses en algo así en este momento... Es lo último que necesitamos.

—Solo decía, no es que yo quiera morir ahora mismo, pero nadie tiene asegurada su vida, y si en algún momento llegara a suceder, es mejor que todos estén preparados.

—Basta tonto —protestó Lara, dándole un empujón en su espalda.

—Perdón, linda, sabes que jamás te dejaría sola —declaró Rhys, acercándose a ella y llevándola hacía él en un pequeño abrazo.

—Gracias Rhys. —Lara aceptó el abrazo, y se recostó a él.

El funeral siguió su curso, hasta el atardecer, cuando poco a poco los presentes comenzaban a irse del lugar.

 

Unas horas después...

 

VLAS 

 

Se había acabado, los asistentes se habían retirado en su totalidad, y sólo quedaba yo frente a la lápida de Zenda. Cientos de flores de todos colores la adornaban, al parecer mucha gente la quería, porque esta estaba llena de cartas y presentes, con el tiempo estos se desgastarían pero al menos ahí estaban. El cariño por Zenda tenía sentido, después de todo ella era única, con un carisma inigualable, sabía ganarse a las personas a su manera. Esa siempre fue su mayor característica.

—Eres muy popular Zenda, supongo que tu deseo de ser recordada por todos no será algo imposible, espero que donde sea que te encuentres estés feliz, yo no puedo evitar extrañarte cada día más, igualmente, todavía tengo que cumplir la promesa que te hice —dije, sacando la carta del bolsillo de mi abrigo. Posiblemente eso fue una señal, porque apenas lo hice escuché pasos a mis espaldas, de una persona en específico.

—No te veo hace dos días, Vlas —declaró Kora, detrás de mí.

—Estuve pensando que hacer conmigo mismo, necesitaba estar solo y procesar todo lo que había sucedido —respondí, sin darme vuelta.

—Con que eso... ¿Y no te harás frente a ti mismo? —preguntó, con el tono sarcástico que había escuchado ciento de veces.

Pero ante su pregunta, no pude evitar no comprenderla.

—¿A mí mismo? ¿A qué te refieres? —pregunté, confundido.

—Ella era todo para ti, lo sabía todo el mundo... Ahora lo que me pregunto es: ¿Cómo harás para no perder la cabeza sin ella? ¿Se enfrentaran el Vlas sin Zenda y el Vlas con Zenda? Alguno de los dos deberá ganar, ¿No es cierto? —preguntó, siendo cada vez más confusa.

—¿Qué estás diciendo Kora? No te entiendo —dije, poniéndome de pie y dándome la vuelta, esto hizo que la terminara por mirar a los ojos, estos se veían vacíos, sin el brillo azul que los caracterizaba, y sus ojeras, marcaban sus ojos como si de una cicatriz se tratara. Ella era quien más lo había sufrido, Zenda tenía razón, Kora no podía estar sola en esto. La estaba afectando demasiado.

—No te mientas a ti mismo, Vlas... Tu sabías que esto pasaría, no estás actuando como actuarias si esto te hubiera tomado de sorpresa —declaró, acercándose a mi— ¿Qué fue lo que paso con Zenda? ¿Por qué me mentiste diciendo que todo estaría bien y que no sabías lo que sucedía con ella? ¿Tienes algo que ver, Vlas? —preguntó parándose apenas a unos centímetros mío. Tantas preguntas en tan poco tiempo me abrumaron, y sólo la miré algo retraído, ella todavía sostenía su mirada.

 Sabía que Kora notaría que algo raro había sucedido, ella era muy perspicaz, y ciertamente tenía razón, estaba muy tranquilo como para haber perdido a Zenda de tal manera. No sé cómo habría actuado si me hubiera tomado de sorpresa, quizás habría sido peor que la vez que me enteré que esto pasaría, o quizás ni siquiera lo habría podido aguantar, por esa razón, debía darle la derecha a Kora, no estaba siendo el mismo Vlas que ella conocía. Y sabía que ella no se movería de su lugar hasta recibir una respuesta de mi parte.

—¿No me responderás? —preguntó, notando que me había quedado en silencio.

Su tono de voz era demandante. Estaba muy enojada, furiosa, la vi cerrar sus puños cuando tampoco respondí esa respuesta, pero no quería que me golpeara, por eso encontré la mejor respuesta.

—No está en mi decírtelo, porque Zenda me lo pidió, pero también me pidió algo más, no sabía cómo hacer esto, así que creo que este es el mejor momento... Toma, Kora —dije, estirando mi mano y entregándole la carta—. Sólo léela, si no quieres verme luego de que la leas te entiendo, sólo quiero que me perdones por todo... Perdón Kora, perdón por romper la promesa, perdón por amarla hasta el final, ignorando todo lo que los demás iban a sufrir, fuimos un poco egoístas, pero no queríamos llorar, ni lastimar a nadie más... Quiero que sepas que ella fue y siempre será lo más importante de mi vida, y nunca me olvidaré de ella, ni de todo lo que hizo por mí... Tampoco de ti, adiós y gracias por todo, Kora... A pesar de todo, espero que al menos tu seas feliz —agregué, antes de darme la vuelta alejarme del lugar, no sin antes dejarle una rosa blanca en su lapida. Como despedida.

 Alejándome del lugar supe que lo que acababa de hacer estaba mal, la había dejado a su suerte con la carta que su hermana le escribió, en soledad, con una declaración que cambiaría su vida, no pude evitar preocuparme por ella con sólo una pregunta en mi mente: ¿Podría asimilarlo?

 Una angustia comenzaba a formarse en mi pecho, no pensé en ella y traicioné la confianza de Zenda, aun así, no era ningún héroe ni nada por el estilo, yo también me sentía vacío, insatisfecho conmigo mismo, había tocado techo y sabía que lo que me estaba pasando era algo necesario, no podía sólo dejar de lado el dolor que sentía, eso era lo que me iba a convertir en la persona que esperaba ser, necesitaba eso, más que nada, sólo me quedaba sufrir, hasta entender de lo que estaba hecho, hasta llegar hasta ese límite, para así al fin poder utilizar aquel poder que Zenda me había dejado... Pero que también me lo había quitado todo.


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Chương 32: Capítulo 29: Adiós – Amor de mi vida II  

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 3 de Julio - Año 525

 

Era tarde en la noche. Casi se tornaba de madrugada. Luego del funeral, todo el día había tenido un tono melancólico. Rhys se encontraba recorriendo los pasillos de la primera planta de la mansión. Todo estaba en silencio. Apreció sólo la luz de su habitación encendida por debajo de la puerta, al parecer Lara estaba despierta. Cuando estaba a punto de entrar en esta, oyó, en el mismo pasillo, otra puerta abrirse, y queriendo saber si era su hermano, volteó... Pero no... Era él.

 Sus miradas se cruzaron apenas Rygal alzó su rostro luego de cerrar la puerta de su habitación. Estuvo a punto de enfilar por el pasillo. Pero se quedó en su lugar, Rhys hizo lo mismo, y estuvieron varios segundos en silencio, sólo con ese duelo de miradas que acabaría apenas el otro lo decidiera... Ninguno quería ceder.

 —Rhys... Rygal... —Clio salió de otra de las habitaciones del pasillo. El baño.

 El duelo de miradas se terminó en ese momento, ya que ambos, conociendo sus propias prioridades, dirigieron su mirada a la mujer que los había nombrado.

 —Te iba a ir a buscar... Me pareció extraño que tardaras tanto —Rygal habló primero.

 —Estaba en el baño... Me sentía mal, te lo había dicho —contestó Clio, siguiendo su camino por el pasillo. Al pasar al lado de su hijo, le dio una mirada, y sonrió—. ¿Qué haces despierto a esta hora? —le preguntó.

 —Salí a fumar un cigarrillo, nada importante... Sin embargo, ¿Qué pasó contigo? ¿Te sientes bien? —preguntó preocupado, la mención de su madre lo hizo ignorar lo demás.

 —Estoy bien, sólo me sentía un poco mal... Con todo esto... Tú sabes —respondió ella, quitándole importancia.

 —Sí, lo sé... Ha sido difícil para todos, mamá —confirmó Rhys.

 —Sí... Por cierto, tú no te duermas tarde, ¿Sí? Sé que has dormido poco estos últimos días, Lara me lo dijo... No deberías preocuparla en vano, ella luego se siente mal por tu culpa, sabes que te quiere mucho —Clio lo reprendió.

 Rhys no pudo evitar sonreír al recibir ese regaño de parte de su madre, le recordó a esos días de su niñez y de su adolescencia, cuando era un poco problemático y ella siempre lo regresaba a su lugar cuando pretendía pasarse de la raya. Al final, esa forma de criarlo de ella lo ayudó mucho en el futuro, cuando se le fue de las manos su propia personalidad, muchas veces, y su recuerdo, y su amor, lo que ella siempre le dejó en claro, tanto como sus palabras. Evitaron que cometiera mucho más errores de los que cometió.

 —Perdón por eso, es que... Andaba algo concentrado en lo que pasaba con Vlas, y todo eso, no podía descansar bien, pero... Ya pasó, ahora que sé que él está a salvo, y que ya no se puede volver atrás luego de todo lo sucedido... Estoy más tranquilo —aseguró Rhys.

 —Bien, voy a dormir entonces... Nos vemos mañana. —Ella siguió su camino, hasta llegar a la puerta de su habitación, donde Rygal todavía se encontraba parado. Esperándola—. Vamos —le dijo a él.

 —Hasta mañana, mamá —se despidió Rhys, luego de verlos entrar a su habitación... Le sorprendió que Rygal no hubiese dicho nada, ni hubiese actuado como siempre actuaba... Era extraño.

 La puerta de su habitación se abrió, lo tomó por sorpresa la aparición de Lara a su lado, mientras todavía se encontraba con su mirada concentrada en el pasillo. Pensando en sus padres.

 —Ey, estabas despierta —señaló, cuando su esposa casi lo choca estando a punto de salir de la habitación.

 —Eras tú —ella dijo—. Escuché voces, quería ver quien era —añadió.

 —Era mamá, me la crucé en el pasillo cuando estaba por entrar, acaba de volver a su habitación —Rhys explicó. En ese momento volteó hacia ella, y entró a la habitación antes que su esposa. Ella cerró la puerta cuando ambos ya se encontraban dentro—. Me dijo que tú le habías expresado tu preocupación porque yo estaba durmiendo poco... Me reprendió —mencionó, entre risas, llegando hasta su cama.

 —¿Sí? Que linda, se lo dije casualmente, es algo normal que tú no duermas mucho, eso ya lo sé, pero se ve que le preocupa que no lo hagas. —Ella caminó hacia él, y cuando él estuvo sentado en el borde de su lado de la cama, se paró adelante suyo.

 —Sí, ella siempre ha sido así —recordó Rhys—. ¿Y mi esposa? ¿Cómo se siente? —preguntó, rodeando la cintura de Lara con sus brazos apenas ella se paró frente suyo.

 —Estoy bien, estaba preparando las cosas para mañana, compré los boletos de avión de la tarde, ya le dije a Leah. —Ella posó las manos en el rostro de su esposo—. Tienes olor a cigarrillo. —Notó.

 —Lo sé, estaba fumando afuera... Perdón, no tiré la caja hoy cuando me lo pediste —dijo. Sus manos siguieron alrededor de ella, pero al alzar su rostro, notó que ella lo miraba algo decepcionada—. Pero ya la tiré, ese fue el último —agregó.

 —Espero, ya te dije que no me gusta el olor a cigarrillo, y no hay excusas en cuanto a tu poder y que en realidad el daño que te causa es nulo, no importa... No me gusta que lo hagas y listo, ¿Bien? —Ella lo miró, buscando una respuesta positiva de su parte. Él sonrió, y asintió, eso fue suficiente—. ¿Quieres...? —Ella se inclinó un poco, reclinando más su cuerpo sobre él, las manos de Rhys alrededor de su cintura comenzaron a bajar—. ¿Quieres hacer el amor? —propuso.

Rhys ya casi se había recostado sobre la cama, eso permitió que ella pudiera colocar sus piernas casi alrededor de él al apoyar sus rodillas a cada costado de sus muslos.

 —Creí que sólo surgía luego de una romántica sesión de besos —él bromeó, también se permitió ir quitándole poco a poco el camisón que la cubría—. Aunque si quieres... No me voy a poner con condiciones. —Sonrió.

Ya se encontraban ambos sobre la cama, y ella, sobre él. Aunque Rhys se levantó un poco, casi llegando al rostro de Lara. Ahí, sus labios se unieron a los de ella... Devorándolos con deseo. Él notó que ella no se contuvo mucho, y comenzó a desprender los botones de su camisa luego de desatarle la corbata. Él jaló con suavidad las tiras de su brasier, y la piel desnuda de Lara se erizó un poco cuando las yemas de su dedo se posaron en ella, él tenía las manos frías. Aun así, estas se contagiaron con el calor del cuerpo de la mujer.

Cuando Rhys menos se dio cuenta, los gemidos de Lara tan cerca de su oído se entremezclaron con su jadeo... Y el ambiente se sentía cálido, el rostro de ella, al que no podía sacarle la mirada de encima de lo hermoso que se veía, estaba ruborizado, con algunos mechones de su cabello escarlata cayendo hacia el suyo, cubriendo parte de su panorama también... Y cuando se envolvieron en las sábanas, los hilos rojos que antes apenas caían hacia su rostro, envolvieron su cuerpo también, como una enredadera, que pareció atraparlo en ese lugar, unido a ella... Por el resto de la noche.

 

Al otro día...

 

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 4 de Julio - Año 525

 

 —Zenda. —Vlas se despertó de golpe de su sueño... ¿Qué estaba soñando? Lo olvidó apenas bajó a tierra. Seguro era un sueño sobre Zenda, era lo único con lo que había soñado desde ese día en el que ella se fue.

 —¿Tuviste una pesadilla? —Leah lo había estado mirando dormir por un rato, él dio varias vueltas en el sillón, y hablaba solo... Nombró a Zenda al final, pero al parecer no lo notó, porque se quedó sentado en el sillón, mirando al suelo, casi perdido en sí mismo—. Estas son horribles, he tenido algunas, no sabes con que puede salir tu inconsciente cuando duermes.

 —No fue una pesadilla —corrigió él, alzando su mirada, hasta lograr divisar el rostro de la chica—. No sé qué fue, pero no fue una pesadilla... Conozco la sensación que me dejan, y en este caso no fue así.

 —Ya veo... ¿Te sientes mejor? Te he visto poco últimamente. —Ella caminó un poco en su dirección, no llegó al sillón, pero estuvo cerca—. Perdón por lo que sucedió con Zenda, Vlas... Sé que la amabas mucho —dijo, ella no le había dado el pésame todavía.

 —No debes sentirlo... Son cosas que pasan, y era inevitable... Ahora ella está en un lugar mejor, y yo aquí... Aún bajo el dolor de su ausencia, todavía tengo mucho camino por delante... Pero he hecho lo posible para no hundirme en un pozo.

 —Sabes que... —ella comenzó, pero cuando los ojos de Vlas comenzaron a brillar apenas ella encontrarlos con su mirada, tragó saliva—. Sabes que puedes contar conmigo si necesitas hablar con alguien, o sólo un poco de compañía... No debes enfrentarlo solo, hay muchas personas que están dispuestas a estar a tu lado en este proceso —pudo terminar.

 Vlas sonrió. De nuevo las palabras de Leah eran certeras, y le gustaba saber que ella seguía siendo igual que esos días anteriores cuando estuvo a su lado muchas veces, era una gran chica, y claro que él sabía que podía contar con ella, no era necesario que se lo dijera, pero sabiendo que en realidad no quería molestar a nadie, que se lo recordara era algo que apreciaba de igual manera... Ella era capaz de comprenderlo... Y eso era invaluable.

 —Gracias Leah. —Él se puso de pie. Recordó algo que quería hacer desde hacía tiempo en realidad—. ¿Puedo darte un abrazo? —preguntó, usando las mismas palabras que ella ese día.

 «No le digas que sí... Sólo hazlo», ella pensó, queriendo replicar exactamente lo que él hizo ese día por ella. Y así, abrió sus brazos, y cuando él se acercó, paso a paso, terminó por sentir su cuerpo cerca de ella. Cerró sus ojos cuando apoyó su barbilla en el hombro del chico... «Quiero seguir viéndote», deseó internamente. Pero no lo dijo, porque sabía que su deseo se iba a hacer realidad, con lo dicho por Lara y Rhys esa mañana, al parecer Vlas se iba a ir a vivir con ellos... Ese abrazo iba a ser sólo uno más de los tantos que podía seguir dándole siempre que él los necesitara... Y su ayuda, no sería la excepción.

 —Vlas... En realidad, vine a despedirme —dijo, él todavía seguía abrazándola, ella no quiso separarse suyo tampoco.

 —¿Te vas? —le preguntó.

 —Probablemente... Debo volver a casa... Pero... Nos vamos a volver a ver... Lo sabes —aseguró, cuando él se separó suyo, y la miró a los ojos, con esa suave sonrisa en su rostro, que le encantó.

 —Lo sé —él asintió—. Nos vemos luego... Leah. —Le dio un beso en la mejilla.

 Ella se dio la vuelta luego de las palabras de Vlas. Y antes de salir de la habitación, volteó. Abrió su boca, a punto de decirle algo más... Pero no era el momento, lo sabía, ¿Por qué se le pasó por la cabeza algo así conociendo la situación de Vlas? No podía ser tan egoísta como para darle otra responsabilidad... Así que sólo se tragó sus palabras, ya tendría el momento para hacérselo saber más adelante, porque como él había dejado en claro, todavía tenían mucho tiempo por delante. Le regaló una última sonrisa en su lugar... Luego, sólo abandonó la habitación.

 —Gracias... Bonita —se aseguró de que ella no lo oyera al decir eso—. Gracias por todo.

 

Después...

 

—Ey Vlas, tienes una llamada.

La puerta de la habitación de Vlas se abrió de par en par, y detrás de ella, apareció Rhys.

—¿Eh? —preguntó él, buscando su celular entre las almohadas de la cama—. Pero si está apagado. —Lo mostró, cuando pudo encontrarlo.

—Abajo tonto, ya sé que tienes el teléfono apagado, por esa razón llamaron al teléfono principal —respondió Rhys, riendo.

Vlas sintió extraño que lo llamara para avisarle de una llamada, normalmente su hermano diría que él no tenía ganas de hablar y cortaría. Aunque quizás era importante.

—Oh, claro, ya bajo —avisó, para que después de un ademan Rhys se fuera y cerrara la puerta de la habitación detrás de él. 

 Al salir de su habitación, Vlas tomó camino por las escaleras y bajó hasta la planta baja, al llegar a la sala vio el teléfono descolgado, pero no había nadie en ella. Le pareció extraño, quizás Rhys estaba en la cocina o algo por el estilo. Sus padres habían vuelto al trabajo, y Lara y Leah habían salido, por lo que sólo se encontraban ellos dos en la casa.

—¿Hola? —dijo tomando el teléfono, atendiendo la llamada.

—Necesito verte —rápidamente respondió la voz del otro lado.

—¿Kora? ¿Sucede algo? —preguntó preocupado. Esa era la voz de ella, era demasiado reconocible.

—Si, obviamente sucede algo, por eso te llamé, te espero en la playa en media hora, ve rápido por favor —respondió, antes de cortar.

 Eso fue lo menos esperable de todo. Vlas pensó que ella no le hablaría jamás luego de haberle entregado esa carta, pero al parecer todavía tenía algo pendiente con él, no tendría sentido que lo llamara si no se tratara sobre eso.

—¿Quiere verte? —preguntó Rhys, apareciéndose detrás de su hermano.

«¿Ya lo sabe? Cierto, él puede leer mentes», pensó Vlas.

—Sí, pero estoy un poco nervioso, no sé cómo actuará —respondió, con honestidad.

Verdaderamente tenía miedo, no sabía cómo iba a actuar Kora y sentía que iba a suceder algo parecido a lo que sucedió cuando se lo contó a Zenda. Pero no podía esperar nada más que odio, o enojo de su parte, y lo iba a aceptar, actuara como ella actuara, porque el dolor ya lo tenía, no le iba a afectar seguir acumulando sensaciones así... Después de todo, se trataba de Kora, sólo de ella podía ser capaz de aceptar algo así.

—Iré contigo —indicó Rhys.

—¿Seguro? Sabes que no es necesario.

—Si lo es... Ahora que tienes el sello eres un objetivo, y tampoco sabes cómo usarlo, por lo que si sucede algo contigo puede que todo se salga de control, será mejor que esté cerca, tú sabes, para prevenir... No tienes que preocuparte por mi presencia, no interferiré en tu reunión con ella, sólo vigilaré de lejos... ¿Está bien? 

—Si, claro... Tienes razón, pero vamos rápido, Kora me dijo que en media hora esté ahí.

—Bien, vamos.

 

Unos minutos después…

 

Remia, Crystel, Bahía de la Libertad - 4 de Julio - Año 525

 

 Gracias a la teletransportación de Rhys el viaje a la playa no duró mucho más que algunos segundos. Todavía faltaba tiempo para que Kora llegara, por lo que Vlas y Rhys decidieron caminar hasta el rompeolas y sentarse en uno de los bancos que daba hacia la bahía.

—¿Qué tal lo vas llevando? —preguntó Rhys, rompiendo el silencio.

—Desde lo sucedido luego del funeral he estado mejor, no he dormido mucho, me desvelé mirando alguna de las fotos que tenía con ella y leyendo un poco, hasta compuse una melodía inspirada en ella —respondió Vlas, se sintió capaz de tomárselo con gracia, por eso rio un poco.

—Ya veo... ¿Sigues con el piano?

—No, lo dejé hace años, de hecho nunca fue algo con lo que pretendía seguir toda mi vida, he probado muchas cosas sólo porque parecían ser interesantes, pero no significa que todas se hayan vuelto mi pasión, aunque todavía no dejo de lado las ciencias y el baloncesto.

—¿Y el patinaje?

—El año pasado tuve una caída, luego de eso fui alejándome de él, pero eso no quita que algún día pueda volver a subirme a una patineta... Son hobbies, Rhys, soy muy bueno en muchas cosas, y eso no es algo normal, estoy bastante orgulloso de ser un prodigio, pero mi verdadera vocación siempre serán mis seres queridos, y creo que luego de lo sucedido con Zenda voy a dejar muchas cosas atrás que me harán recordar a ella, como una forma de protección, al menos hasta que su recuerdo ya no me afecte tanto... Aunque estoy seguro de que nunca la podré superar en su totalidad.

—Te entiendo, yo dejé muchas cosas de lado luego de haberme ido de Remia, y no las he retomado desde entonces, pero eso no quita que nunca significaron algo para mí, la vida se trata de etapas, y siempre intento guardar lo mejor de cada una de ellas, ahora estoy en mi etapa de ser una persona más enfocada en lo que realmente debe, también mi seres queridos son lo más importante de mi vida, y debo protegerlos, por eso tomé este camino.

—¿Tú crees que está bien que no haya podido llorar desde el funeral?

—No lo sé, todos toman el duelo de una manera distinta, yo nunca fui una persona que llorara demasiado, un par de lágrimas cada tanto no hacen mal a nadie, pero lo que si hace mal es reprimir sentimientos... Si quieres llorar, hazlo, será mejor que creer que estás bien e ignorar lo que sientes, tienes tiempo de sobra para comenzar a encontrarte a ti mismo, y comprender tus sentimientos.

Rhys le dio una ligera mirada, su hermano se encontraba mirando al frente, asintiendo con una sonrisa.

—Gracias por preocuparte, Rhys, pero estoy bien, también agradezco que estés aquí conmigo, todo este proceso es distinto si me siento acompañado —respondió Vlas, recordando las palabras que Leah le había dicho esa mañana—. Por cierto, ¿Dónde está Lara? No la he visto en todo el día.

—Oh, ella ya volvió a Fons, ha pasado tiempo y quería encargarse de su empresa, Leah también debía volver al colegio, y bueno... Tenemos una vida allá, estas cuatro semanas fueron como una pequeñas vacaciones, pero ahora todo tiene que volver a la normalidad

—Claro... ¿Sabes? Estoy muy agradecido con ella, nunca nadie me había ayudado tanto sin esperar nada a cambio desde Zenda, y sé que no fue sólo porque soy tu hermano, sé que realmente ella es así, y que está en su personalidad ser tan empática.

—Si, así es... Lara ha pasado mucho en su vida, y ella no sabe lo mucho que ayuda a los demás... En consecuencia a algunos errores cometidos en su pasado se había encerrado en una burbuja donde creía que no era nada buena su presencia en la vida de los demás, creyó que no nos merecía, tuvo una etapa donde ni ella misma sabía que quería... Salió adelante haciendo esto, demostrando que ella en realidad es todo lo contrario a lo que creía, no es ella la que no nos merece, somos nosotros los que no la merecemos... Esa mujer es una ángel, a mí también me ayudó mucho, más allá de ser mi esposa, mi compañera de vida y la persona que amo con todo mi alma, más allá de muchas cosas... Creo ella posee un don especial, tú sabes, como alguien realmente capaz de iluminar la vida de los demás, ella es luz.

—Vaya, sabía que algún día dejarías salir todo lo que piensas de Lara por encima de lo que amas de ella como tu esposa.

—Por más de que sea mi esposa sigue siendo un ser humano, y como ser humano es demasiado autentica, es de admirar el hecho de que sea capaz de encargarse de tantas cosas y de todas formas llegar a casa con una sonrisa al final de cada día... Conozco la ansiedad y el estrés que causa el peso de las expectativas, sé lo que significa tener que mantener todo bajo control porque de ti depende la vida de muchas personas, por eso cuando ella se siente agobiada, o cansada, estoy ahí, porque yo también me he sentido así y ella nunca me dejó de lado... Y estoy demasiado feliz de ser la persona que ella eligió para esto, junto con mis defectos y virtudes, junto con mis problemas, con mis traumas, con mis promesas rotas y por cumplir, junto con mi deber, junto con mi sueño... Junto con todo lo que conlleva ser Rhys Windsor... Ella me aceptó igual, ¿Cómo no podría amarla con mi vida?

—Así que todo eso... Yo estoy seguro de que alguna vez me sentí así al lado de Zenda, nuestra vida ha sido complicada, Rhys, pero hemos encontrado personas que nos han aceptado como somos... Por eso me dolió tanto la muerte de Zenda, y por eso no estoy totalmente seguro de poder superarla, o de que si esta etapa de salir adelante sea fácil de llevar o dure poco tiempo... No estoy seguro de nada, sólo de que no quiero seguir mi camino en soledad, porque ella tenía razón, y porque creo que, a pesar de todo, merezco ser feliz... ¿No crees?

—Claro que sí, Vlas, tú más que nadie... —dijo Rhys, tomando el hombro de su hermano, y desviando su mirada levemente hacia la calle, fue ahí cuando notó como a lo lejos se acercaba una persona caminando, la pudo distinguir fácilmente, creyó que ya se había vuelto a Fons—. Ey, ahí viene alguien que quizás te caiga muy bien. —Señaló a Mya quien ya estaba a pocos metros de ellos. 

—Al fin te encontré, hasta le envié un mensaje a Lara preguntando por ti, me dijo que apenas había subido al avión de regreso a Fons, y que tú te habías quedado aquí —manifestó, Mya acercándose a los hermanos. Rhys la miró y sonrió.

—¿Acaso no tienes mi número? ¿Por qué no sólo me llamaste a mí?

—Porque lo hice, pero no contestabas... Me decía que era una línea desactivada o algo por el estilo.

—Cierto... —dijo, golpeando su frente—. Había olvidado que cambié de número, olvidé de avisarte a ti y a los chicos.

—Vaya, siempre tan misterioso tú, ¿No? —preguntó Mya, riendo—. Bueno, pero no importa, ya te encontré —añadió, quitándole importancia.

—Si, por cierto, ¿Para qué me necesitabas? —preguntó Rhys, con curiosidad.

—Decidí volver a Fons, así que vine a preguntarte si no necesitabas mi ayuda o que me quedara un poco más de tiempo aquí.

—Oh, eso... No lo creo, puedes irte tranquila, no habrá más problemas desde ahora —aseguró Rhys.

—¿Tú crees que ese tal Cole no volverá a atacarnos?

—No, no lo hará, tenlo por seguro. —La decidida sonrisa de Rhys confirmó la situación.

—Oh, cierto, me enteré que le diste una paliza, se lo merecía después de lo que le hizo a Lara, y a tu hermano —manifestó Mya, emocionada.

—No fue una paliza, de hecho ni siquiera use el Scire, tampoco lo llegué a golpear, solamente fue un pequeño aviso —aclaró Rhys, con un poco de modestia.

—¿Eh? ¿Peleaste con Cole? —preguntó Vlas, mirando a su hermano sorprendido.

—Si, me olvidé de decírtelo, fue el mismo día que el séptimo impacto, fue lo último que se me ocurrió luego de todo lo sucedido —respondió Rhys, volviéndose hacia su hermano.

—Ah, claro... Emm, de igual manera, tengo una pregunta más, ¿Quién es ella? —preguntó Vlas, señalando a Mya.

—Yo soy Mya, ¿No me recuer...? Ah, no, cierto, tú estabas noqueado —respondió la chica, esbozando una sonrisa.

—¿Noqueado? —preguntó Vlas, confundido.

—Así es, fue luego de que Cole te atacara, como tú estabas dormido no sabes quién es Mya, pero ella si sabe quién eres tú —respondió Rhys señalando a uno, luego al otro.

—Mya Draghi, mucho gusto, Vlas Windsor —saludó Mya, estirando su mano.

—Mucho gusto también... Mya —respondió Vlas, tomando su mano sin quitarle la mirada de encima.

Ella era muy hermosa, tenía el cabello color negro azulado, este llegaba hasta sus hombros y estaba entre medio del rizado y el ondulado, unos penetrantes e intensos ojos grises, y una brillante sonrisa. Su forma de vestir era bastante curiosa, llevaba pantalones ajustados de cuero negro, botas de tubo cortas, color negro también, Vlas no podía darse cuenta pero quizás también eran de cuero, y una chaqueta del mismo material, que hacía juego con todo lo anterior, parece que realmente le gustaba el negro, y obviamente el cuero, hasta parecía motociclista. Ella era alta, quizás unos ciento setenta centímetros. Su postura era de alguien demasiado despreocupado, y su forma de hablar denotaba tanto seguridad como confianza, ella era atractiva en todos los sentidos, había anonadado a Vlas.

—Ey, me enteré de lo que sucedió entre tú y Dean... ¿Cuándo es el casamiento? —bromeó Rhys.

—¿Qué dices tonto? Fue algo un poco extraño, todavía nos debemos esa charla —respondió Mya, tornándose un poco ruborizada.

—¿En serio nunca te diste cuenta de lo que él sentía? Y siendo tan perspicaz como eres Mya, realmente me sorprende viniendo de ti.

—Fue un poco de distracción, ¿Si? A veces cuando no quieres que eso pase intentas ignorarlo, fue inconsciente, pero supongo que me lo veía venir... Por cierto, ¿Tú lo sabías, no es así?

—Obviamente, lo sé todo... No quisiera que todo esto termine en que se separen, tienen una bonita amistad, deberían intentar arreglarlo, ¿No crees?

—No nos vamos a separar, llegamos a una solución entre los dos, nos vamos a tomar un tiempo para poder pensar las cosas con claridad, y luego de que ambos tengamos nuestras respuestas podremos seguir adelante... Creo que es necesario.

—Lo es... Bien, Mya... ¿Nos vemos en Fons?

—Claro, espero verlos a ambos de nuevo... Seguramente pronto necesites mi ayuda, ¿Cierto, Rhys Windsor? —preguntó ella, con una arrogante sonrisa. De ahí su confianza también.

—Probablemente, así que no descuides tu entrenamiento y práctica tu energía —recomendó Rhys, guiñándole un ojo.

—No creo que sea necesario pero lo haré para darte el gusto —respondió Mya, entre risas—. Me iré... Nos vemos luego —saludó una última vez, mientras se alejaba del lugar. Dejando su mano en alto antes de perderse entre las personas que pasaban por la acera.

—Es linda, ¿Cierto? —preguntó Rhys, dirigiendo su mirada a Vlas.

Él se había quedado con la suya colgada mirando como Mya se alejaba.

—¿Eh? ¿De qué estás hablando? —preguntó Vlas, volviendo en sí.

—Estuviste todo el tiempo mirándola como un tonto, deberías ser más disimulado —respondió Rhys, riendo ante la actitud de su hermano.

—Cierto, es que... No sé qué me sucedió, pero me cautivó su figura, Mya es muy hermosa —dijo Vlas, bajando la mirada, su rostro se había sonrojado.

—Lo sé, todos en el grupo piensan lo mismo, pero que no sólo su apariencia te sorprenda, aunque la veas así, ella es la más fuerte de todos —contó Rhys.

Vlas no pudo evitar llevarse una ligera sorpresa. Aunque se lo esperaba.

—Si, se nota, aunque no me di cuenta fácilmente, sí que tiene rasgos de ser bastante fuerte, además de que se demuestra segura de sus habilidades. —Advirtió Vlas.

—También lo es... Ella tuvo una vida muy difícil, vivió en la calle mucho tiempo y tuvo que ver lo peor que el mundo le ofrecía, aun así, se hizo fuerte sola y pudo salir de ese lugar tan horrible, eso la llevo a ser más independiente y segura de sí misma, pero aunque por fuera parezca una chica dura, ella es muy empática y se preocupa por los demás más de lo que demuestra.

—Eso veo, ¿Y ella es la única del grupo aparte de ti y Lara?

—No, todavía faltan Kit y Dean, los restantes... A veces se nos une Leah, pero a Lara no le gusta tanto que ella se involucre mucho en esto, prefiere que se concentre en sus estudios.

—Claro, es entendible de su parte... Pero, ¿Todos ellos son mayores que yo, cierto?

—Si, Mya por ejemplo tiene veintiún años, Kit creo que veinte y Dean tiene dieciocho, cuando los conocí a todos eran adolescentes.

—Claro... ¿Y tú crees que pueda llegar a llevarme bien con todos ellos? 

—Sí, claro que sí... Ellos saben muchas cosas de ti que les he contado, y además de eso, eres mi hermano, probablemente te den una cálida bienvenida, si quieres intentarlo deberás empezar pronto.

—Puedo intentarlo, necesito conocer nuevas personas y relacionarme con ellos, eso me ayudará a seguir adelante, creo que necesito a los demás a mi lado, no puedo quedarme solo... Ya te lo dije.

—No lo harás, yo me encargaré de que no te sientas así, hay muchas personas que estarán felices de apoyarte, Mya es una de ellas, creo que Leah fu muy clara con eso también el tiempo que estuvo aquí... Pero primero debes conocerlas bien, no quiero que te sientas incómodo cuando el momento llegue.

—Gracias hermano, decidí cargar con mis decisiones y promesas hasta que todo esto acabe, necesito terminar algo antes de por fin decidir qué haré con mi vida, se lo prometí a Zenda, y si no quiero estar atado a mi pasado por siempre debo cumplir mi cometido.

—Eso suena extraordinario, y te tengo una propuesta más... ¿Recuerdas lo que te conté aquella vez en el ascensor? Creo que dejé en claro lo que estoy persiguiendo, mi camino, y hay algo que deseo con mucho anhelo, y es que mi hermano esté a mi lado... Por lo que te pregunto, ¿Me ayudarías en mi sueño, Vlas?

—Esperaba que me lo preguntaras, Rhys... Lo haré, debo emprender un viaje para encontrar la manera de vivir por mí, y aunque a veces sufra, no lastimar a los que quiero, y la mejor forma hacerlo es a tu lado, desde que volviste no me he sentido solo, y has estado para mí en todo momento, no me quiero alejar de ti, te necesito más que nunca... Y si tu sueño es que todos nosotros seamos felices, más feliz estaré yo al saber que pude contribuir en él.

—Eso se oye demasiado bien viniendo de ti, yo te prometo que estaré contigo en ese viaje, para lo que necesites, no te dejaré solo, haré lo que sea por ti, hermano.

—¿Ves? Por eso te necesito, porque eres mucho más que mi hermano, estos momentos son los que quiero atesorar por siempre... Pero ahora debo ir a cerrar mi última cuenta, para poder irnos a buscar ese futuro que ambos queremos, y que haremos lo imposible para conseguir.

—Claro que sí, hermano —respondió Rhys poniéndose de pie, Vlas hizo lo propio—. Ve, aquí te espero... Vlas Windsor —añadió, con una sonrisa inmensa en su rostro.

—Gracias... Rhys Windsor.

 

Minutos después...

 

 «¿Dónde estará Kora?», pensó Vlas, notando que no había rastro de nadie en la playa.

Procedió a sentarse en la arena y mirar al mar esperando que Kora llegase. Esa escena le hizo recordar a cuando le contó todo a Zenda, también el mismo día de su primer beso juntos, y cuando entendieron que desde ese momento jamás se separarían de nuevo. La extrañaba demasiado, sólo pensar en ella hacía latir su corazón con rapidez. Pero debía ser fuerte, se lo había prometido.

—Llegaste temprano —dijo Kora, sentándose a su lado.

—No, tú llegaste tarde —respondió Vlas, esbozando una sonrisa.

—Volviste a ser tú —manifestó Kora, girando su rostro y mirándolo a los ojos.

—¿Yo? Nunca dejé de serlo —declaró Vlas.

—Así es... Nunca dejaste de serlo... Lo confirmé estos días, Vlas... Porque ya lo sé todo, Zenda lo escribió en la carta... Al principio no lo quise creer, pero luego de investigar un poco encontré algunas historias parecidas, y cuando comencé a recordar noté que eran muchas coincidencias, el libro del que hablaste luego de la primera caída en Ajax fue la primera cosa que se me vino a la cabeza, no podía creerlo... No, no fue eso, en realidad no quería creerlo, sonaba a una historia de fantasía, amo la fantasía, la historia, y muchas cosas más, pero dime, ¿Como podía creer que mi hermana había muerto a causa de una decisión tuya por un mandamiento de un dios y del destino? Pensaba que estaba loca, y que lo que estaba leyendo eran solo ideas mías, pero no, eran reales, y lo siento mucho por desconfiar de ti, lo siento por culparte de cosas de las cuales no tenías control, lo siento por tratarte así, creo que nunca comprenderé el infierno por el cual tuviste que pasar para tomar esa decisión... Todavía no he aceptado que ella haya sido quien entregó su vida, pero conociendo a Zenda hasta lo más mínimo en su alma, sé que te fue difícil convencerla y hacerla entender que tú no querías que así sucediera, pero así siempre fue Zenda, así de terca y empática, por más contradictorio que suene, y lo dejó muy en claro en la carta, por lo que quizás esté un poco aliviada por saber que se fue tal y como vino al mundo... Feliz.

Ese discurso de Kora parecía ser un inmenso desahogo, que dirigió hacia Vlas. Porque él era el único que podría entenderla en ese momento.

Él sabía que Kora había sufrido demasiado los últimos cuatro días. La muerte de su hermana, apreciar el dolor de sus padres, la actitud de su mejor amigo, ver un panorama desolador, y hacerlo todo sola... Pero en ese momento parecía firme y consciente de lo que decía. Vlas admiró su valentía, admiró su fortaleza... Él no habría podido recuperarse de algo así en años. O quizás, como le dijo a su hermano... Nunca lo haría.

—Me iré —soltó Vlas, para luego dejar un pequeño silencio en el aire.

—¿Eh? —preguntó Kora, su mirada se tornó confundida, junto con su rostro—. ¿Dijiste que te irás o escuché mal? —agregó, acercándose más a él.

—Lo acabo de decidir, hace un rato, ya se lo hice saber a mi hermano.... Me iré a con él, a Fons, a otro lugar, lejos de aquí... En cualquier momento muchas personas comenzarán a buscarme para intentar matarme culpa de mi Scire, así se llama el poder que recibí... Rhys me contó que todo el gobierno está detrás de un sucio plan que ocupa a los poseedores del Scire, Rhys todavía no sabe de qué se trata, pero me dijo que pretendía protegerme de ello, y quizás entrenarme para poder hacerme más fuerte y poder protegerme a mí, y las personas que aprecio, como tú —respondió Vlas, dejando a Kora sin palabras.

Ella comenzó a negar levemente con su cabeza.

—¿Es una broma, cierto? ¿Matarte? Esto no puede estar pasando, Vlas, por Sun —se rehusó ella, tomando su cabeza entre sus manos, todavía sin poder creerlo.

—Sé que no entiendes nada de lo que ha estado pasando, pero tampoco quiero que lo sepas, Kora... Detrás de todo esto hay algo malo, muy malo, y no quiero que te involucres, ya perdí a Zenda, no quiero perderte a ti por estar cerca de mí, decidí que lo mejor será alejarme hasta que sea lo suficientemente fuerte para que quienes me rodean no corran peligro a mi lado, espero lo entiendas.

A medida que su explicación avanzaba, Vlas sintió como ese nudo en su garganta comenzaba a intensificarse más. No quería alejarse de Kora, pero le había prometido a Zenda protegerla, y se había prometido a sí mismo no romper ninguna promesa jamás, y sabía que si estaba cerca de ella tan solo la haría sufrir, y la iba a lastimar mucho más de lo que ya lo había hecho. No podía, ni quería volver a hacerlo. No existía otra opción más que irse, por el bien de ambos.

—Vlas... —Kora se lanzó hacia él, le dio un fuerte abrazo, y comenzó a llorar entre sus brazos— ¿Por qué todo lo que tengo lo termino perdiendo? Eres lo último que me queda, no puedes irte y dejarme sola en este lugar, por favor quédate conmigo... Por favor —rogó ella, en un profundo llanto, y sin soltarlo.

—Lo siento, Kora, pero aunque no lo creas, lo hago por tu bien, no puedo seguir siendo la misma persona que fui, lo hice por Zenda, perdí lo que más amaba en este mundo y no quiero hacerlo de nuevo... Escucha: «Si pudiste abrirte más a los demás sola, podrás salir adelante de cualquier caída... Recuérdalo, tú eres Kora Allen, mi mejor hermana mayor, la mejor ajedrecista de la historia... Lo tienes todo para triunfar en lo que sea que te propongas, confía en ti, cariño, y hazlo por ti también, eres única, no cambies jamás» —respondió Vlas, citando las palabras de Zenda en la carta que le había dejado a su hermana.

Al escuchar esto, Kora quedó quieta con su rostro escondido entre los brazos de Vlas por unos minutos. Esa frase otra vez había entrado en su mente.

—No sabía que habías leído la carta —dijo separándose de él, y limpiándose sus lágrimas con un pañuelo que sacó de su bolsillo.

—Ella me la leyó, quería saber qué opinaba, pero no pude decir nada, todos sus sentimientos estaban plasmados en ella, ¿Qué podría haber dicho yo que ya estaba vacío por dentro al saber que la iba a perder? ¿Qué podría haber dicho yo sabiendo que lo que ella sentía por ti jamás lo podré comprender? —preguntó Vlas, dirigiendo su mirada hacia el océano.

Las olas golpeaban con fuerza la arena. El atardecer comenzaba a dejarse ver, dejando en claro que la tarde caía, y la noche se acercaba.

—«Eres única, no cambies jamás», esas palabras me siguen dando escalofríos... Tengo mucho miedo de no poder seguir adelante, nunca me di cuenta de lo dependiente que era de Zenda, me hubiera gustado poder disfrutarla más, ella sí que realmente era única — respondió, haciendo lo mismo que Vlas. Sintió una última lagrima correr por su mejilla. Pero la limpió, y no lloró más.

—Ella todavía vive en ti, eran las dos partes de una sola, tenían una conexión especial, una conexión especial que ahora es más fuerte que nunca... Ahora es toda tuya, ella logró ver lo mejor de cada persona, también lo hizo en ti, y no sólo eso, sino que se fijó en ti más que en todos, y tenía razón, tú puedes lograr lo que te propongas; «No cambies jamás», y estoy seguro de que lograrás ser feliz. —Vlas se puso de pie.

Tomó un último suspiro, y limpiando la arena de sus pantalones comenzó a caminar de regreso a donde su hermano.

—¡¿Volverás?! —gritó Kora, apreciando como Vlas se alejaba, dejándola atrás.

—Si me esperas lo haré —respondió Vlas, siguiendo su camino, sin darse vuelta.

—Te esperaré hasta el fin del mundo si es necesario... No me voy a olvidar de ti jamás, Vlas Windsor —manifestó Kora, con determinación.

Esto ultimó dibujó una sonrisa en el rostro de Vlas.

—Entonces espérame, ten por seguro que volveré por ti... Kora Allen —fueron las últimas palabras de parte de Vlas que llegaron a Kora, antes de que se perdiera de su vista al momento exacto de que la tarde se acabó, dejando paso a esa separación que se resolvería en el futuro, con un incierto reencuentro... Que todavía se encontraba muy lejos.

 

KORA

 

 Lo había perdido, nunca imaginé que en un lapso tan corto de tiempo perdería lo que me hacía despertarme cada mañana, el motor de mi vida, y las personas que pensé que estarían conmigo hasta el fin de mis días... Lo más importante que alguna vez llegué a tener.

Zenda era la parte de mí que no podía estar unida a mi cuerpo, aquello que odiaba pero no podía dejar de amar al mismo tiempo, aquello que me hacía ser lo que era, aunque siendo algo externo a mí, aquello que me daba vida, siendo ella misma... Mi todo.

Vlas era mi antítesis, todo lo contrario a lo que quería ser, pero a la vez lo que necesitaba para balancear mi vida, un pequeño descanso a mi mente, un poco de humor, un poco de cariño, un poco de todo, con él no solo conocí el valor de una amistad, sino también que me conocí más a mí misma, y el valor de lo que yo significaba para los demás.

Jamás se lo quise decir a ninguno de los dos, ya que no demostraba emociones más que la felicidad de amar los momentos que pasábamos juntos, porque siempre tuve el miedo de perderlos y me intentaba convencer a mí misma de que no lo haría, evitando la melancolía o la tristeza, ellos me la quitaban con solo un abrazo. Pero los amaba, los amaba más que a nada en el mundo. Y al verlos irse, al no tenerlos conmigo, entendí que hice mal en sólo quererlos a ellos, jugaba ajedrez sólo para evitar pensar en mi futuro, me daba miedo enfrentarme sola al mundo que veía, luego de irme de Basil y alejarme de todo lo que genuinamente quería, solo me aferre a Zenda, y al estar ella aferrada a Vlas, termine haciendo lo mismo.

No iba a permitir atascarme en eso, quizás ya no tenía una razón para seguir adelante, pero no perdería mis ganas de vivir, encontraría una nueva, ya que perder algo era la mejor forma para empezar a buscarlo otra vez. Quería volver a verlo, y para eso debía dejar de estar atada a ellos, seguir adelante y aprender a valerme por mí misma. Planeaba dejar un poco de lado lo que me hacía ser Kora, cambiar de aires, pero sin dejar de ser yo misma, no comenzaría todo desde cero, pero haría lo posible para demostrar que las palabras de mi hermana eran ciertas, y que yo era capaz de ser lo que quisiera.

Quizás nunca tuve una esencia única, ella estuvo siempre ahí, pero no importaba, porque lo que si tenía era tiempo para crear una y exprimirla al máximo, ya que luego de lo sucedido con Zenda lo entendí... La vida era efímera, haberla perdido me dio una gran lección: No debía atarme al pasado, este se iría junto conmigo algún día, y no quedaría nada más que arrepentimientos. Solo importaba mi presente, y lo que quería ser, porque la vida se vivía a cada momento... Por eso, solo viviría con una pregunta en mi mente: ¿Qué quiero ser? Y buscaría una respuesta, quizás por la eternidad, pero jamás daría marcha atrás. Desde este día daría un paso hacia adelante, y seguiría sin mirar hacia atrás, porque Zenda caminaría conmigo. Lo había perdido todo sin poder hacer nada, y eso no volvería a pasar.

—Espérame en lo alto, Zenda, yo también te mostraré mi sueño hecho realidad.

 

VLAS

 

 Esa era mi última cuenta cerrada en Remia. Había aceptado mi dolor y vivir por siempre con la carga de la muerte de Zenda. Nunca olvidaría eso, pero tampoco me podía aferrar al pasado, sufrí lo suficiente como para comenzar a apenas entenderme a mí mismo y darme cuenta de que no debía ni podía hacer feliz a todos, solamente a aquellos a quienes más quería y apreciaba, y le había dejado a Kora ese último momento que esperaba atesorar en una instancia de mi vida, que ya había llegado a su final.

Sólo me quedaba partir, y hacerle frente a mis propios fantasmas y demonios internos que fui cosechando con el paso de los años en los que Zenda me alejaba de esos sentimientos. Iba a ser un largo y complicado camino, porque iba a comenzar otra vez desde cero, aprender, a prueba y error, lo que quería para mi vida. Pude entender que por más que lo deseara, las cosas no siempre saldrían bien, y sólo debía seguir hacia adelante sin mirar atrás.

Zenda no volvería, eso lo tenía bien en claro, lo único que me quedaba de ese recuerdo era Kora, y me había prometido a mí y a ella no lastimarla ni dejarla caer sola, esa era la razón por la que debía irme, debía irme a vivir por mí, o al menos comprender lo que significaba esa frase, que se había vuelto mi lema de vida. Debía irme, para sanar, para seguir adelante, y para algún día volver a verla, siendo una persona nueva, demostrando que por más que el mundo nos intente destruir, podremos salir adelante... A pesar de todo.

 —Porque así es la vida... Así siempre será.

 

Parte I: El Scire – Fin.


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