Remia, Crystel, Bahía de la Libertad - 21 de Junio - Año 525
—Ey Lara, ¿Qué haces por aquí? —preguntó Kora viendo a Lara llegar al estacionamiento. Ella se encontraba sentada sobre un muro de piedras que rodeaba el recinto.
—Oh, hola Kora, supongo que lo mismo que tú, vine a acompañar a Vlas para que hable con Zenda —respondió Lara guardando su teléfono en el bolsillo de su jean mientras se acercaba a ella.
—Ah, ya veo, ¿Qué crees que hablaran? Estoy preocupada por Zenda, ella se veía nerviosa al venir... Vlas no le ha estado hablando y la llamó de la nada para pedirle que se reúnan, ella ya se hizo algunas ideas —comentó Kora, dejando demasiado en claro su preocupación.
Lara se percató que ella realmente quería a su hermana. Esa preocupación tan genuina era la mayor prueba de tal amor.
—No lo sé del todo, Vlas no quiso decirme, pero supongo que es algo en lo que ellos dos están involucrados, no lo sabremos hasta que terminen —respondió Lara intentando evitar la verdadera razón.
—Sí, tienes razón, espero que sea una declaración —declaró Kora emocionada.
—¿Una declaración? —preguntó Lara, ciertamente confundida.
—Sí, supongo que te has dado cuenta, porque es obvio para todo el mundo, menos para ellos, pero Vlas y Zenda se aman, no entiendo porque dan tantas vueltas, si lo único que quieren es estar juntos —aseguró Kora.
Lara sabía a lo que se refería Kora, ya que ella pensaba lo mismo, aun así viendo el panorama actual, una declaración por parte de cualquiera de los dos solo lastimaría al otro al saber que no iban a poder estar juntos. Ella sabía lo que Vlas tenía para decir, pero si Zenda se le adelantaba quizás este no podría hacerlo y la situación se complicaría... Parece que esa fue la principal preocupación de Rhys cuando se refería a una «reacción inesperada».
—Sí, yo también pienso lo mismo, son el uno para el otro, aun así el orgullo parece ser parte de los dos y será difícil que acepten sus sentimientos —sostuvo Lara.
—En eso tienes razón —dijo Kora, riendo—. Oye Lara, ¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó, llamando el interés de Lara.
—Sí, claro, ¿Qué sucede? —preguntó ella, con curiosidad.
—¿Cuándo conociste a Rhys? —preguntó Kora desatando la risa de Lara—. Lo siento, no pensé que reaccionarias así —agregó, mientras Lara intentaba calmar sus carcajadas.
—No, lo siento, pensé que sería otra cosa y me había preocupado —respondió Lara un poco más calmada—. Respecto a tu pregunta; mira, yo conocí a Rhys en primero de preparatoria, él tenía quince años y yo diecisiete... Quizás creas que es una diferencia de edad algo complicada, de hecho lo fue por al menos tres años... Eso hizo que no formalizáramos nuestra relación hasta que él cumpliera los diecinueve y yo los veintiuno.
—Ya veo... Entonces se conocen hace demasiado tiempo... Eso se nota, más que nada porque pasan la mayor parte del tiempo juntos, ya que están casados, y el otro día pude apreciar que tienen una química y confianza entre ustedes muy grande... Creo que incluso es mucho mayor a lo que podemos llamar amor —respondió Kora, tomando un sorbo de agua de la botella que había llevado con ella.
—La verdad que sí, Rhys es una de las personas más importantes de mi vida, junto con Leah... Él estuvo conmigo en los momentos más duros de esta, y creo que eso significa más que cualquier tipo de relación romántica que pueda tener con él, aun sabiendo que es mi esposo y todo lo que eso conlleva —admitió Lara, con una nostálgica sonrisa dibujándose en su rostro.
—Wow... Di en el clavo, realmente me esperaba que su relación fuera tan fuerte, pero saber que siempre te apoyó es algo lindo... Incluso sabiendo que se enamoraron siendo muy jóvenes.
—De hecho sí, todo esto nació en nuestra adolescencia, cuando todos tenemos algún sentimiento que no sabemos cómo apareció y es la primera vez que lo sentimos, pero se siente bien y no quieres que se vaya, ¿Tú has tenido alguno? —preguntó Lara.
—Supongo... —respondió Kora, giró un poco su rostro, como desinteresada—. Nunca tuve un interés de ese tipo, pasé la mayoría de mi vida practicando ajedrez, y no me relacioné con más personas además de Zenda y Vlas, quizás algunas personas del colegio, aunque son más compañeros de clase que otra cosa... Soy algo reservada, no soy de sociabilizar mucho —agregó.
—Entiendo tu punto, eso quiere decir que ahora que estás hablando conmigo es un avance, ¿No? —preguntó Lara, soltando algunas risas.
—Algo así, cuando perdí mi primera partida de ajedrez entendí que no siempre las cosas me iban a salir bien, y que alguna vez necesitaría de los demás, ahí fue cuando comencé a acércame más a las personas y relacionarme con ellas, haciendo esto he estado aprendiendo a encontrarme a mí misma, encontrar nuevos pasatiempos y abrirme un mundo entero que no conocía... Y se siente bien, he podido estar bien conmigo misma —respondió Kora, recordando su partida con Rhys, y la gran cantidad de consecuencias que eso atrajo. Tampoco pudo evitar pensar en Vlas... Aun con lo que su hermana le había dicho de él días atrás.
—Rhys me contó sobre esa partida que te ganó, al principio me moleste con él por haberte hecho eso, pero mis molestias desaparecieron luego de que contó lo que hizo Vlas, eso fue admirable, supongo que ahí fue el momento en el que decidiste tomar otro rumbo, ¿Cierto?
—Si, Vlas me dijo palabras tan hermosas que me hicieron darme cuenta que no necesito de ser la mejor en algo para disfrutarlo, y menos aferrarme a una sola cosa en mi vida, tener una única razón por la que seguir termina siendo perjudicante para uno mismo, ya que cuando la pierdes se dificulta el volver a levantarse y seguir adelante, y más cuando sabes que no tienes nada además de eso, un vacío enorme es lo único que consigues al actuar de esa forma, y siendo sincera, no quiero eso para mí —respondió Kora.
Lara se llevó una gran sorpresa al oír todo lo que ella dijo. Si era sincera consigo misma, no vislumbraba un racionamiento así en ella... Pero al parecer era más sensata de lo que pensaba.
—Me alegro por ti Kora, me pareces una chica muy decidida y talentosa, si eso decidiste para tu vida, solo me queda desearte lo mejor —dijo Lara, regalándole una sonrisa.
—Gracias Lara, no perderé ese camino que decidí para mí.
Ella sonrió también. Alzó su mirada al horizonte, él sol comenzaba a ponerse, la tarde caía bajo sus miradas... Esa tarde de un día que no olvidarían jamás.
Mientras tanto...
—Vlas, ¿Estás bien? Desde que nos quedamos solos estás actuando distante —preguntó Zenda.
Ella realmente estaba preocupada. Primero esas semanas que estuvo sin hablarle, no contestándole ningún mensaje o devolviéndole alguna llamada. Quiso dejarlo pasar, Kora la convenció de que él en realidad estaba con su hermano, y probablemente no estaba concentrado en su celular. Pero esa tarde, cuando recibió su llamada bajo el pedido de que se vieran, comenzó a sentir un poco de miedo, su voz no era la misma de siempre, sin contar que él no le dio ningún tipo de explicación, sólo le dijo que se vieran, y cuando ella aceptó, confirmó la ubicación y cortó. Y desde que Lara se había ido y ellos se quedaron solos, Vlas no había dicho ni una palabra, y ella no podía evitar que esa actitud de su parte se le tornara extraña, él no dejaba de hablar nunca, y más cuando estaba con ella.
—Sí, no pasa nada, vamos a caminar por la orilla, tengo algo que contarte —respondió Vlas, tomándola de la mano.
—Okey, vamos. —Ella lo siguió, apretando su mano con fuerza, no comprendía muy bien el motivo, pero él dejaba en vilo cierta necesidad de hacerlo. Apenas ella la tomó, él se aferró a su mano, como nunca antes.
Mientras caminaban por la orilla del mar, la cabeza de Vlas daba mil vueltas, no sabía cómo comenzar la conversación ni como incorporar el tema, estaba nervioso, pero con la presencia de Zenda se sentía tranquilo a la misma vez. Luego de darse cuenta de eso, comenzó a querer que ese momento no acabara jamás. Diez días y tenía que poner en una balanza sus vidas, él sabía más que nadie lo que Zenda había hecho por él, todo lo que superó gracias a ella, lo hizo lo que era, y no podía quitarle la vida, sería muy egoísta de su parte... Pero... ¿Ella pensaría lo mismo que él?
Con esa idea frenó, y se sentó en la arena, mirando hacia el horizonte que se alejaba de ellos, esperando que Zenda hiciera lo mismo.
—Vlas, ¿Te sucede algo? —preguntó Zenda, otra vez, sentándose a su lado.
—¿Recuerdas el libro del que estábamos hablando en el mirador antes de la caída de asteroides en Ajax? —preguntó Vlas, ignorando la pregunta de Zenda.
—Emm... Si lo recuerdo, «Una historia que se repite», o algo así, no soy muy buena con mi acento de shi —respondió Zenda, citando el nombre del libro.
—Exacto, supongo que recuerdas de que se trataba, ¿No? —preguntó Vlas.
—Sí, también... Lo de la «bendición genética», ¿No es así? —respondió Zenda, tratando de recordar.
—Yo dije que me parecía algo no tan imposible, y tú me dijiste que sonaba muy estúpido y fantástico —aseguró Vlas, dirigiendo su mirada a ella.
—Sí Vlas, era ficción, aunque sonaba algo un poco creíble no dejaba de contener fantasía... Sigo pensando lo mismo... Pero eso no importa, ¿A qué viene todo esto? —preguntó Zenda. Él no así nada más que confundirla.
Quería que dejara de hablar en condigo, él ni siquiera le había explicado por qué estaban ahí y de la nada salía con el tema de un libro al cual no le dieron mucha importancia en el correr de casi un mes... ¿Qué le sucedía?
—Estás errónea Zenda, en realidad si es posible... Aunque no estoy seguro que sea totalmente cierto lo que dice la historia, la primicia de la «bendición genética» es cierta... Hasta cierto punto, es complicado —explicó Vlas, tratando de no sonar como un loco fantasioso.
Zenda continuaba mirándolo extrañamente, la conversación ya se estaba volviendo bastante absurda.
—Vlas, no entiendo nada de lo que te estás refiriendo, ¿Cómo puede ser real que alguien tenga poderes sobrenaturales? Por Sun, deja de decir esas cosas... Creí que me habías llamado para algo importante. —Ella sintió que Vlas estaba jugando con ella, no podía tomarse en serio lo que él estaba diciendo, la imagen razonable y lógica de Vlas había desaparecido y había pasado a creer en mitos antiguos. Era demasiado irónico.
—Rhys en el muelle —sólo dijo eso. Y Zenda lo miró de inmediato—. Acaso me vas a decir que eso que vimos fue mentira —agregó, en un tono inexplicablemente serio.
—¿Qué sucede con eso? —preguntó Zenda, confundida.
—¿Cómo? ¿No recuerdas lo que sucedió?
Eso había sido bastante sorpresivo, Vlas había notado la insólita honestidad en la pregunta de Zenda. ¿En serio no recordaba lo sucedido?
—Sí, fuimos a un restaurante con tu hermano, su esposa y su hija, comimos y nos volvimos, nada de otro mundo —respondió Zenda con una marcada indiferencia—. Supongo que al decir «Rhys en el muelle» te refieres a cuando desapareció y volvió una hora después... Pero, ¿No había ido al baño? —preguntó, convencida de que esa era su verdad.
A Vlas ya no le quedaban más dudas. Sabía lo que estaba pasando... Quiso maldecir.
—Zenda, ¿Me puedes esperar un momento? Voy a hacer una llamada rápida, quédate aquí, ahora vuelvo —dijo, poniéndose de pie.
—Sí, ignoraré el hecho de que estés tan extraño, aquí te espero —respondió Zenda.
Él asintió, en silencio, antes de salir corriendo. Se alejó lo suficiente como para que Zenda no oyera su conversación, y saco su teléfono el bolsillo de su pantalón. Necesitaba una explicación coherente y había una sola persona que podía tenerla... Así que llamó.
—Hola —atendió Rhys, del otro lado de la línea.
—Rhys, soy Vlas —respondió su hermano.
—Oh, Vlas, ¿Sucedió algo con Lara o contigo? Ya voy para ahí.
Se oyó un movimiento y la línea casi se cortó.
—No, no, no, cálmate, estoy bien —aseguró Vlas—. No ha pasado nada... Todavía.
—Ya veo, mejor así, entonces, ¿A qué se debe ésta llamada? —preguntó Rhys, confundido.
—Estoy con Zenda, y le pregunté si recordaba lo que sucedió en el muelle... —Vlas comenzó a explicar.
—Y no recuerda nada, ¿Cierto? —Rhys terminó por él.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Vlas, sorprendido. Sabía que su hermano tenía que ver con eso, pero le sorprendió que fuera tan rápido. ¿Le había leído la mente?
—Mira Vlas, te lo explicare más tarde, cuando vuelvas, no creo que pueda expresarme con total claridad en una llamada telefónica... Solo te diré que por más que intentes que recuerde lo sucedido no lo hará, esa memoria ya no existe en su cabeza —explicó Rhys.
Vlas suspiró al oír eso... El imbécil de su hermano le había borrado la memoria.
—¿Acaso le borraste la memoria? —preguntó, con la respuesta ya confirmada.
Si Rhys era posible de algo así ni siquiera necesitaba preocuparse por demasiadas cosas en su vida. Podía resolver todo controlando mentes.
—Algo así, pero ahora no puedo explicártelo, te lo explicaré cuando vuelvas, ¿Si?
—Sí, claro, entiendo, pero recuerda que me debes una explicación —remarcó Vlas.
—Sí, no lo olvidaré, tú solo habla con ella, que no recuerde ese momento no interferirá en absoluto.
—Lo haré, adiós —terminó, y cortó.
«¿Borró su memoria? Por Sun, este tipo es increíble», Vlas se quedó pensando en lo que su hermano había hecho, mientras volvía hacia donde estaba Zenda.
La vio a lo lejos sentada en la arena, jugando con esta, con su rostro tan bello como inocente... Quería salir corriendo de ese lugar... Desaparecer, para siempre, y que ella jamás volviera a oír de él... Y aunque que quedara como el villano de su historia, al menos no la lastimaría tanto como si lo haría al contárselo... Pero... Pero... ¿Por qué? La vida era injusta, y él no podía hacer nada frente a tal destino... Que chocaba, y destruía su revalidad, y sueños... Destruía todo... Todo lo que quiso vivir con ella.
—Volví —avisó, sentándose a su lado de nuevo.
—Oye, con respecto a lo que estábamos hablando hace un rato, ¿Puedes decirme de una vez por todas que sucede? —demandó Zenda, ella intentaba no sonar muy autoritaria, pero la confusión que la actitud de Vlas le estaba creando no le gustaba del todo, y quería respuestas rápidamente—. Tu actitud está muy rara hoy y sólo haces que me confunda más con tus preguntas extrañas.
—Sí, lo haré sencillo —respondió Vlas decidido a decirle, o casi—. ¿Estás bien ahora, no te sientes incomoda o algo por el estilo? —agregó preocupado.
Era importante saber que cuando Zenda supiera todo, ella estuviera en un estado neutral, él no sabía cómo reaccionaría y prefería prevenir su respuesta para saber cómo actuar antes de que todo se le fuera de las manos, y así como él mismo... No supiera qué hacer.
—No, como dije anteriormente, solo estoy confundida por tu actitud solamente. —Ella clavó su mirada en él. Esos ojos azules parecían de cristal, con un brillo radiante.
—Está justificada... A mi actitud me refiero, es que tengo algo muy importante que decirte, pero a la vez, también es muy difícil, y tengo miedo de la reacción que tengas al saberlo... Porque puede ser, o mala o muy mala, no hay punto medio —dijo Vlas, devolviéndole esa mirada que ella definió inicialmente.
—Sea lo que sea, estoy preparada, estás tú aquí, nada malo me pasará, ¿Cierto? —preguntó Zenda, sonriente, y el brillo en sus ojos resplandeció más aun.
«No... Esa sonrisa no», él rogó internamente. Esa sonrisa acabaría con él para siempre, no le permitiría contarle nada, no le permitiría siquiera que sus palabras salieran de su boca. Su pecho se contrajo en respuesta al impacto de ese hermoso rostro en su corazón. Con solo ese gesto se dio cuenta de la inocencia de Zenda, esa inocencia que él amaba, esa inocencia que no la hacía advertir lo que estaba por venir, y esa inocencia que le demostró lo mucho que la lastimaría, aun así, la lastimaría mucho más si solo tomaba esa decisión sin haberle dicho nada, si solamente la dejaba sola sin explicación... Si... Rompía esa promesa, que tanto le significaba.
—Lo siento Zenda... Lo siento por todo, no te mereces esto. —Su voz se quebró en ese momento. Se acercó a ella y con un abrazo demostró su vulnerabilidad ante la situación. Todo se estaba volviendo más difícil de lo que él creía que sería.
—Vlas... ¿Qué te sucede? ¿Seguro que estas bien? —preguntó Zenda, devolviéndole el abrazo. Su voz se escuchó más preocupada que antes, ella no podía hacer más que eso, la extraña actitud de Vlas solo aumentó, y su confusión igual.
—No puedo hacer nada, no puedo evitarlo, no quiero perderte. —Ese lamento venía acompañado de unas desesperadas ganas de no separarse de ella. Pero no fue así.
Con esas palabras, Zenda comprendió que la situación no era sólo Vlas actuando de una manera diferente, esta iba escalando al mismo tiempo que su preocupación y naciente miedo. ¿Qué significaba «perderla»? ¿Acaso lo decía literalmente? Vlas no podía estar hablando en serio. Era mucho más que eso, ella lo sabía, pero sólo esas palabras quedaron en su mente... Perderla... Con que eso significaba tanta complicación y vueltas en su declaración... Se iban a separar.
—Espera... —Ella interrumpió el abrazo y lentamente se separó de él, esas ansias de encontrarle respuesta a lo dicho por Vlas no cesaban, pero no quería escuchar algo malo... De todas formas, no se iba a quedar con la incertidumbre, debía afrontar lo que sea que él tuviera para decirle—. ¿Perderme? ¿Qué estás diciendo?
—No sé cómo comenzar con esto... Comenzaré por el principio, obviamente, espero que lo entiendas y que sepas que pase lo que pase estaré siempre a tu lado... No pretendo dejarte sola jamás.
—No entiendo nada de lo que dices, pero te escucho, dime lo que tengas que decirme, si eso hace que dejes de actuar así... Adelante.
Con esas palabras de Zenda, Vlas se decidió y procedió a explicarle todo lo sucedido.
Mientras más iba avanzando en el relato el rostro de Zenda cambiaba, llegó a mostrar una expresión de miedo, confusión, tristeza, enojo y dolor al mismo tiempo. Ella no podía creer lo que Vlas estaba diciendo, no quería creerlo. Aunque sabía que Vlas nunca mentiría con algo de esa magnitud, sonaba algo totalmente increíble y a la vez imposible de asimilar. Quizás tomárselo a la ligera al principio fue un error. Creer que Vlas estaba siendo extraño fue un error, después de todo tenía demasiado sentido su actitud... Porque ese momento llegó.
Quería que parara, que no siguiera hablando, que no llegara hasta ese momento... Pero cuando escuchó esa frase cruzó ese límite el cual ya no le permitiría volver atrás.
«Alguno de nosotros dos deberá morir...».
Si, eso fue lo que derrumbó su inocencia, su optimismo, su fantasiosa mente que siempre intentaba buscarle el lado bueno a todo, eso fue lo que en retrospectiva anulaba cualquier promesa que antes se hubieran hecho entre ambos, cualquier lugar al que quisieran llegar, cualquier momento que quisieran pasar juntos... Eso fue lo que destruyó todos sus sueños... Para siempre.
—Pensé que te lo tenía que decir, después de todo, es una decisión de ambos, no puedo solo decidir sobre tu vida sin consultártelo antes, y no puedo decidir sobre la mía sin que conocieras mi destino... Porque mis sentimientos por ti jamás cambiarán, y no te mereces sufrir por mi culpa —explicó Vlas, terminando con el relato, mientras Zenda estaba cabizbajo sin reaccionar— Ey, ¿Estás bien? —Vlas se acercó lentamente y le tocó el hombro. Un escalofrió recorrió su cuerpo con la respuesta de Zenda.
—Suéltame. —Con un movimiento tosco ella quitó la mano de Vlas de encima suyo.
—Lo siento... Lo siento Zenda, es lo único que puedo decirte ahora, no tengo una forma de resolverlo, y es culpa mía que reacciones así, puedes odiarme todo lo que quieras, todo es culpa mía... Y eso no va a cambiar.
Ya se había lamentado demasiado, pero en ese momento todavía no se lo había contado a Zenda, y quizás eso era lo que principalmente lo hacía sentir culpable. Él realmente apreciaba y se tomaba en serio las promesas que hacía, y la más importante siempre fue la que tenía con ella... O las que tenía con ella, pero él sabía que rompería una de esas dos... Solamente quedaba elegir cual sería... No hacerla sufrir o salvarle la vida... O las dos al mismo tiempo.
—No, no es tu culpa, tampoco podría odiarte ni estoy enojada contigo, es complicado, Vlas... No sé por qué estoy enojada, ni con quién o qué debería estarlo, sólo es un sentimiento dentro de mí que no tiene razón... De hecho, hay muchos sentimientos dentro de mí que no sé cuál es el motivo por el que están ahí... Son muchas emociones en tan poco tiempo, no puedo dejar de pensar que esto es inevitable y que no podemos impedirlo... Y eso es muy doloroso. —Zenda apretó su puño con fuerza.
Vlas lo notó, ella estaba muy enojada, era la primera vez que la veía en ese estado.
Zenda se encontraba invadida por el mismo sentimiento de impotencia que sintió Vlas cuando se enteró. Quizás era lo único a lo cual le encontraba razón. Si Vlas no podía hacer nada, ¿Qué podría hacer ella? Se encontraba en un lugar todavía peor. O tal vez no, él tenía que tomar la decisión, eso era más duro que sólo saber que podría perderlo... Sí... Podría perderlo, claro, podría perderlo... ¿Cómo no se dio cuenta de eso antes?
—No debería habértelo dicho con tan poco tiempo de antelación, en diez días tendré que decidir y mi cabeza está en cualquier lugar menos en mi decisión, tú no tienes la culpa de nada, no te mereces estar en esta posición, es el momento que demuestre de lo que soy capaz por ti, Zenda, te amo más que nada en este mundo, eres mi vida, y sin ti no podría seguir... Pero sé que tu si podrías sin mi —con esa declaración hecha, se quedó en silencio.
Zenda lo escuchó y ese miedo previo se extendió... Él ya había decidió inconscientemente, ya lo había dejado en claro con esas palabras. Sabía que Vlas no cambiaría de opinión, aunque ella intentara convencerlo... Sabía que lo perdería... Pero al no haber otra opción tenía que aceptarlo, por más difícil que fuera... O tal vez sí había otra opción... Tal vez... Pero él... ¿Sería capaz de aceptarlo?
El silencio prolongado era cómodo, Zenda no se sentía fuera de lugar y Vlas no quería arruinar el momento. Comprendía que con sólo su presencia estaba bien, él únicamente quería estar ahí para Zenda, y que ella supiera que pasara lo que pasara, él nunca se iría de su lado... Ni aun, si la muerte los separaba.
—Vlas...
Al escuchar su nombre él levantó su rostro, y miró a Zenda... Ella lo había casi susurrado, con una suave voz.
—¿Qu...?
«¿Qué?», la pregunta no fue concluida, sólo la pudo hacer en su mente.
Un beso.
Esa pregunta fue respondida con el accionar de ella. Creyó que jamás llegaría ese momento. Diez años reducidos a unos segundos que lo hicieron sentir en el cielo por un lapso de tiempo indeterminado. Supo que ese beso no significaba nada bueno, pero era una mezcla de emociones tan importante e intensa para ambos, que más que un beso fue un punto de inflexión en lo que a su relación refería.
Ese amor era real, más en ese momento que nunca. Ese primer encuentro, ese camino que compartían, ese sueño, ese sufrimiento, esa felicidad... Todo era suyo en ese momento, todo era de ambos. Zenda era de Vlas y Vlas era de Zenda... Esperarían el final, juntos... Era lo único que les quedaba por hacer... Hacerse felices hasta el último momento.
Vlas decidió no hacer nada al respecto y tan solo le devolvió el beso a Zenda, abrazándola en el proceso mientras ella se aferraba más a él. Se sentía muy necesario para ambos.
Cayeron en la arena, Vlas sintió el peso de Zenda sobre su cuerpo y la sostuvo desde la cintura. Ella era pequeña, o al menos así le pareció. La vulnerabilidad los había vencido a ambos, y no encontraron más consuelo a su dolor que ese beso. No les importaba estar en el medio de la playa, no les importaba ensuciarse con la arena, ni les importaba que el frio viento proveniente del mar los abrazara erizando sus pieles. En ese momento comprendieron que la vida era demasiado corta como para preocuparse por esas nimiedades... Y así siguieron.
Pero la inseguridad todavía estaba allí.
—Espera... —Zenda interrumpió el beso, y se puso de pie rápidamente limpiando la arena de su cuerpo—. Lo siento, no sé por qué hice eso... Fue imprudente —añadió, y su rostro se tornó ruborizado.
—¿Imprudente? ¿Acaso no querías eso? —preguntó Vlas, todavía recostado en la arena. La súbita manera de actuar de Zenda lo descolocó.
—Sí, pero... Es que... No lo sé. —Negó bajando su rostro, sus lágrimas comenzaron a mojar la arena—. Lo siento, Vlas.... Me tengo que ir, lo siento... Adiós.
Fue rápido, apenas dijo esas palabras desapareció de la vista de Vlas.
—¡¡Espera Zenda!! —Vlas corrió detrás de ella y la alcanzo unos metros antes de llegar a la muralla que separaba la arena de la calle—. ¿Qué fue eso? —preguntó, tomando su mano.
—¿Por qué? ¿Por qué esto tiene que acabar así? No es sobre ti, Vlas, pero necesito estar sola por ahora, déjame pensarlo y luego podemos arreglarlo. —Sus palabras casi no se entendían al estar asediadas por su llanto.
—¿Por qué luego? No tenemos demasiado tiempo, quiero que lo decidamos ahora, no puedo seguir viéndote llorar, Zenda... Y no puedo seguir con mi cabeza en este dilema, me voy a terminar volviendo loco... Por favor, linda... Por favor —rogó Vlas.
Todavía no podía rendirse, pero el tiempo seguía corriendo y podría terminar arrepintiéndose, y la actitud de Zenda, aunque entendible para él, no ayudaba en nada.
—Lo siento, Vlas, no puedo hacerlo ahora, sólo necesito asimilarlo... Perdóname. —Se dio la vuelta, y limpiándose sus lágrimas se alejó del lugar.
Vlas sólo pudo verla alejarse con un único pedido en su mente: «Mira atrás».
Pero no sucedió.
Abatido, Vlas solamente se quedó parado mirando al horizonte mientras el sol se ponía, no habían pasado ni veinte minutos, había parecido una eternidad. No podía dejar de pensar en el beso y la posterior reacción de Zenda, obviamente se sentiría avergonzada, no quiso seguirla, prefirió dejarla irse, su cabeza daba muchas vueltas, a partir del día siguiente tan solo quedaban nueve días para decidirse, y la reacción de Zenda hizo que todavía se repensara más la decisión que tomaría, sabía que no podría protegerla, aun así, todavía tenía tiempo para cumplir su promesa de no romperle el corazón, aunque viendo como habían salido las cosas, parecía una opción alejada, aunque, alejada o no, haría hasta lo imposible para no marcharse con una promesa rota.
Momentos después...
—¿Ya lo sabe? —preguntó Lara, acercándose a Vlas, este se encontraba sentado sobre la arena.
—Todo... —respondió Vlas, en voz baja—. Ya lo sabe todo.
—¿Cómo reaccionó?
—Como se esperaba, con impotencia y rabia, supongo que fue un gran shock —respondió Vlas, su mano había tomado una piedra. La terminó lanzando al mar, esta ni siquiera salpicó, sólo se hundió—. No pude contenerla, y terminó yéndose sin dejar que habláramos más sobre la situación —agregó.
—Parecía estar desconcertada cuando fue a buscar a Kora, no tenía la misma mirada que siempre, y su actitud era distante, deberías llamarla más tarde, o visitarla en todo caso, sabemos que muy bien no se lo tomó... Y es mejor prevenir que lamentar —dijo Lara, con algo de preocupación.
—Sí, tengo miedo de lo que hará ahora, tendría que llamar a Kora y explicarle la situación, no quiero que cometa una locura —explicó Vlas—. Toma —dijo, extendiendo su brazo, con el botón que Lara le había dado antes en su mano.
—No, quédatelo —sugirió Lara—. Servirá de mucho cuando estés en problemas, al menos quédatelo hasta el día del séptimo impacto —agregó, dándose la vuelta.
—¿Nos vamos? —preguntó Vlas, guardando el botón en su bolsillo.
—Sí, se está haciendo tarde y Rhys se preocupará —respondió Lara, alejándose por el camino en el que había venido.
—Bien... Ahora te alcanzo.
Lanzó una última piedra al mar. Vaya, esa tampoco salpicó... Al parecer su vida no era más que una metáfora. No pudo evitar reír, era lo único que podía hacer... Ya no le quedaba más nada. Lo había perdido todo.
Remia, Crystel, Residencia Windsor - 22 de Junio - Año 525
—Tú —dijo Vlas señalando a su hermano, que entraba a la habitación—. Me debes una explicación, ¿Recuerdas? —agregó, refiriéndose a su charla del día anterior y los recuerdos borrados de Zenda.
—Sí, recuerdo —respondió Rhys, dando un sorbo a su taza de café.
—¿Entonces? La estoy esperando —insistió Vlas
—Ah sí... Espera —señaló Rhys, despreocupado, mientras intentaba quitarse la venda que siempre llevaba en su mano derecha.
—¿Qué haces? —preguntó Vlas confundido. Al parecer con sus manos ocupadas no podía desatarla y movía su mano de un lado al otro.
—Ayúdame por favor, ¿Puedes quitarme está venda? —preguntó estirando su brazo.
—Si, a ver, déjame desatarla —dijo Vlas quitándola. Fue desvaneciendo capa por capa hasta llegar a ver la piel de la mano de Rhys... Se percató de algo—. Espera... ¿Qué es esto? —preguntó señalando una marca de la palma de Rhys.
Un círculo con una estrella de cinco puntas dentro. En cada uno de los espacios que la estrella permitía dentro del círculo había un dibujo diferente... Notó los cuatro más obvios, uno en cada esquina; Una balanza, una calavera, un arco y una espada... Luego en dos espacios dentro de la estrella reconoció el símbolo del infinito y el del vacío... Para terminar con los espacios restantes ocupados por varias palabras escritas con una extraña caligrafía y en un idioma imposible de entender... Quizás eso era lo que lo hacía más único.
—Esa es la razón del por qué Zenda y Kora no recuerdan nada —alegó Rhys, antes de terminar el sándwich que tenía en su mano.
—Pero... ¿Qué es? ¿Un tatuaje? —indagó Vlas, con curiosidad. No podía sacar la vista de la marca, era tan extraña.
—Se llama «Infinesse» —respondió Rhys, cambiando su acento al hablar en shi.
—¿«Infinidad» en shi? ¿A qué viene ese nombre?
—En realidad es una derivación del nombre original, que es «Infinitum Esse», que significa «Existencia Infinita» en el idioma del Scire —explicó Rhys, tomando asiento frente a su hermano.
—Espera... ¿Entonces «Scire» qué significa?
—Scire ni siquiera es el nombre original del poder, también es una adaptación shi... Significa «La Verdad», aunque hay varios escritos antiguos que afirman que esa palabra en realidad si existe en el idioma del Scire y significa «Saber».
—¿Y cuál es el nombre original entonces?
—«Scientia», significa «Conocimiento».
—Wow, vaya clase de idiomas acabamos de tener... Pero eso no termina por cerrar la idea principal... ¿Qué es el Infinesse?
—Es la fuente de poder del Scire.
Al final era lo que Vlas había sospechado.
—Oh, claro, ¿Eso es lo que te permite usar tus poderes? —preguntó Vlas, un poco entusiasmado.
—Exacto, gracias a esto puedo materializar Energía del Alma y usarla en habilidades o en mi cuerpo —explicó Rhys.
—Sí, eso lo entendí perfectamente, ahora, ¿Eso que tiene que ver con que hayas podido borrarle los recuerdos a Zenda y Kora? —intentó averiguar.
—Hay varias habilidades ocultas o únicas que el Scire posee, una de ellas es el Possessionem, o como lo llamo yo para que suene más sencillo, Control de Almas... Verás que cambiar a shi cada que tengo que explicar alguna habilidad es cansino, así que solamente les pongo un nombre yo mismo.
—Sí, eso me di cuenta, ya que «Possessionem» significa «Posesión» —adicionó Vlas— Así que Control de Almas, ¿Cómo funciona eso?
—Te lo explicaré —respondió Rhys, uniendo sus manos e inclinándose hacia adelante—. Como sabes, todas las personas tienen alma, el Scire funciona a través del control de tu propio alma... Al poder controlarlo al 100% puedes superar tu nivel espiritual y de una forma puedes controlar el alma de distintas personas mediante el Infinesse —agregó.
Vlas lo miró con atención intentando hallarle entendimiento a lo que su hermano explicaba.
—Quieres decir que de algún modo manipulaste el alma de Zenda y Kora con tu sello y entraste a su mente borrando el recuerdo de ese momento especifico, ¿Cierto?
—Así es... Lo entendiste con gran rapidez.
—De hecho no es difícil de entender, aunque hay algo que no me cierra, ¿Cómo fue que pudiste controlar su mente? No es que tenga demasiado que ver con el alma.
—En realidad si, la mente tiene mucho que ver con el alma, el cuerpo entero forma parte del alma, y el cerebro no deja de pertenecer a este también, así que controlar la mente es una consecuencia directa de poder controlar el alma.
—¿Y cómo lo haces?
—Dame tu palma —pidió Rhys, su hermano lo miró con extrañeza.
—Si toma —dijo igualmente, dándole la palma a Rhys.
En ese momento Rhys tocó con su sello la mano de Vlas, este sintió un extraño cosquilleo extenderse por su brazo. Cuando Rhys quitó su mano de la de suya, dejó ver una marca igual a la que él poseía dibujada en la palma de su hermano.
—Esto no puede ser posible... ¿Cómo hiciste eso? —preguntó Vlas, repleto de sorpresa. Acarició su palma con la yema de sus dedos, no era un dibujo, era real, eso era parte de su piel. No podía ser posible.
—¿Sorprendente, cierto? —preguntó Rhys, riendo frente a la actitud de su hermano. No dejaba de mirar su mano como si de un bebé descubriendo un nuevo juguete se tratara.
—Es que... Rhys... Me acabas de marcar la palma solo con tu mano, es increíble —declaró Vlas, con todavía su mirada puesta en su palma. Era hipnótico.
—Ahora mira esto —indicó Rhys, chasqueando los dedos.
Luego de esto, la marca en la palma de Vlas comenzó a brillar, y el de Rhys también.
—Está brillando —señaló Vlas, atónito.
—Así es... Ahora mismo entré a tu alma, así fue como les borré los recuerdos a Zenda y Kora —explicó Rhys.
—¿Estoy siendo controlado por ti en este momento? —preguntó Vlas, confundido.
—No, no, eso es imposible para mí... De hecho no del todo, hay algunas cosas que no puedo explicarte porque necesitas un conocimiento más profundo de la misma Energía del Alma, pero resumámoslo con que en este contexto no puedo hacerlo.
—¿Por qué?
—Cuando la persona que intento controlar tiene la misma sangre que yo, se vuelve imposible —contestó Rhys.
—Entonces, ¿Cómo me marcaste? —preguntó Vlas, alzando su mano con la marca.
—Eso puedo hacerlo con todos, pero cuando una persona tiene mi sangre también posee parte de mi alma, se complica demasiado controlar algo que hasta cierto punto es muy peligroso, porque si la otra persona tiene un buen dominio de su energía puede revertir el control y terminar siendo yo el controlado, además de que es un proceso mucho más largo que con alguien ajeno a nuestra línea sanguínea, porque tengo que reconocer hasta el más minino detalle de su alma, para certificar que no soy yo —explicó Rhys.
—¿Proceso? —inquirió Vlas.
—Sí, para esto se utiliza la Energía del Alma —especificó Rhys.
—¿Y cómo se lleva a cabo?
—Seré breve... Cuando toco a la persona y la marco con mi sello, a través de este infundo Energía del Alma, con mi energía dentro del cuerpo de la persona, tomo posesión de este y me fusiono con su alma, tomando el control de su espíritu, mente y cuerpo, de esta forma puedo hacer cosas bastante increíbles, como por ejemplo, borrar sus recuerdos.
—¿O sea que puedes poseer un cuerpo con tu Energía del Alma? —preguntó Vlas.
Su confusión había llegado hasta el punto en el cual no podía dejar de hacer preguntas.
—Algo así, aunque no lo llamaría «poseer» totalmente, si bien la idea principal es esa, en realidad el resultado final es solo una porción de mi energía dentro del alma de otra persona, aun así gracias a mi sello puedo potenciar mi propio alma haciendo que solo un porcentaje de esta sea tan fuerte como el alma de un humano normal.
—Ahora entendí, aunque parece simple, es difícil de entender a la primera, pero supongo que comprendiendo totalmente qué es y cómo funciona la Energía del Alma se hace más fácil —aseguró Vlas.
—Algo así, de hecho es más difícil ponerlo en práctica, yo estuve mucho tiempo puliendo esta técnica, ya que hay muchas habilidades que utilizo que necesitan de este proceso... Aunque hay una sola que hace de todo esto inútil, pero acarrea muchas consecuencias con ella, y es algo así como mi última opción —resaltó Rhys.
—¿Tienes habilidades más allá de las que ya has usado? —preguntó Vlas, se interesó rápidamente.
—Sí, la teletransportación es una de ellas por ejemplo —respondió Rhys, notando que su hermano volvió a mirarlo sorprendido.
—¿Teletransportación? Pero eso es físicamente imposible —alegó Vlas.
—Si, al igual que el vuelo y la materialización del alma, aun así, el Scire es algo que rompe con la realidad, y el control va más allá de lo que un ser humano puede entender —explicó Rhys.
—¿Quieres decirme que no importa que tan imposible sea algo, el Scire puede hacerlo igual? —inquirió Vlas.
—No del todo, para poder crear una habilidad y usarla en el Scire necesita tener una lógica dentro de los límites del sello, no se puede hacer lo que quieras —dijo Rhys—. La Energía del Alma te da el poder de controlar la materia a nivel atómico, pero con un límite que te rodea en un radio de diez metros, en cambio, el Scire no tiene ese límite, eso hace que sea mucho más flexible en la creación de habilidades, se toman leyes de la naturaleza que físicamente podrían ser imposibles, y se vuelven realidad usando el control de nuestro alma, esto hace que también sea posible darles nuestro propio toque personal —agregó.
—¿Leyes de la naturaleza? —Su hermano lo miró con cierta duda.
—Exacto, probablemente si te las explico de esa forma las entenderías fácilmente, pero al mezclarlas con el dominio del alma y la fuerza espiritual del ser humano se vuelve algo difícil de comprender y de ponerlo a prueba sin un Scire —explicó Rhys, poniéndose de pie—. Te mostraré algo —agregó, tomando la taza vacía que había usado para luego ponerla del otro lado de la sala.
—¿Qué harás? —preguntó Vlas, mirándolo con atención.
—Te mostraré la teletransportación —dijo activando su Scire. Este comenzó a brillar de nuevo—. Apareceré donde está la taza, mírala y no pestañees, presta atención —agregó antes de desaparecer frente a Vlas.
Vlas quedó mirando la taza por unos minutos hasta que se percató que Rhys no había reaparecido.
—¿Rhys? —llamó pero nadie respondía, la casa parecía estar vacía—. ¡Rhys! —gritó subiendo el tono de su voz, y comenzando a asustarse.
Cuando menos se dio cuenta, su cuerpo comenzó a desaparecer y se vio viajando por una infinita oscuridad, no veía nada, estaba ciego. Hasta que cuando parecía haber recuperado la vista, vio a Rhys enfrente suyo.
—¿Qué sucedió? ¿Qué fue eso? —preguntó desconcertado. Todo había pasado tan rápido que su cuerpo no había podido asimilar la situación. ¿Acaso sintió cómo moría?
—Eso fue la teletransportación, tenía pensado no usar la marca que dejé en ti pero me pareció mejor que lo vieras con tus propios ojos, y vivas la experiencia de viajar por el Vacío Temporal —respondió Rhys, dándose vuelta, comenzando a caminar por un sendero—. Ven conmigo, demos un paseo, te explicaré cómo funciona esto —agregó, alejándose de su hermano.
—Okey —dijo Vlas, alcanzándolo—. ¿Que fue eso? —indagó, confundido.
—Vamos por partes, comenzaré con lo básico: ¿Cómo lo hago? Mira, como dije antes, el Scire funciona gracias a mi alma y gracias a eso puedo marcar cualquier cosa que toque e infundirle mi energía, ¿Cierto? —preguntó a Vlas, y este asintió—. Okey, cuando dejo una marca con una porción de energía está todavía tiene una unión a mi cuerpo, ya que una parte del alma es lo que llamamos espíritu, las personas pueden estar en cualquier lugar gracias a él, pero el cuerpo físico impide que esto pasé, entonces lo que hice fue desagrupar todas mis partículas, desintegrando mi cuerpo físico, dejando mi espíritu libre para que se una con cualquier parte de mi alma marcada en algún lugar donde mi sello lo hizo, al volver a unirse con esta, las partículas de mi cuerpo que estaban guardadas en la marca hecha anteriormente se integran de nuevo en ese lugar, haciendo que mi cuerpo y espíritu se unan otra vez, en cambio contigo lo que hice fue sólo desintegrar tu cuerpo, tú no tienes Energía del Alma activa, por lo que se me hizo fácil cuando infundí la mía e hice pasar tu alma como si fuera yo —explicó Rhys.
Vlas escuchó con concentración, la explicación de su hermano le recordaba algo.
—Wow, esa explicación parece una de física cuántica —declaró.
—De hecho si, la física cuántica es lo más cercano y útil para explicar cómo funciona el Scire, pero no entremos en esos conceptos, no todo se puede explicar con datos científicos —dijo Rhys, mientras tomaba asiento en un banco.
—Se necesita un control perfecto de tu alma para unir las tres partes en una, ¿Cierto? —preguntó Vlas, sentándose al lado de su hermano.
—Me tomó dos años poder controlarla a la perfección, un solo error podía hacer desaparecer mi cuerpo y morir físicamente, fue todo un reto —respondió él, riendo.
—Espera, hay algo que no entendí, dijiste que el espíritu viaja por el Vacío Temporal, ¿Qué es eso? —preguntó Vlas, recordando la explicación de Rhys.
—Ah sí, no te lo expliqué, mira... El «Temporalis Inanis» en el idioma del Scire o «Tempnis» en shi, es, como su nombre lo dice... El Vacío Temporal, es la ausencia de tiempo en el alma del ser humano, o sea, una dimensión alterna donde van a parar las almas sin cuerpo físico en este universo... El espíritu y la mente son entidades inmateriales, y al no ser compuestas por materia, son inmortales, no sufren el cambio del tiempo, todo lo contrario al cuerpo, que al ser algo hecho de materia, el paso del tiempo influye en su desarrollo y por eso puede llegar a destruirse causando la muerte física de una persona, cuando esto sucede, el espíritu junto con tu mente ya no sienten el paso del tiempo, y ahora son solo entes que existen en un plano distinto a las personas vivas, este es el plano al cual llamamos Vacío Temporal, estuviste ahí hace un rato porque tu cuerpo se destruyó y desapareció toda evidencia física de tu existencia en este universo... Y al no haber tiempo en ese lugar todo parece que pasa en menos de un segundo, lo que suceda ahí no afecta a la realidad, puede pasar una eternidad en el Vacío Temporal, pero aquí solo un instante —se explayó Rhys.
—¿O sea que no importa cuánto vivamos físicamente? El espíritu y la mente nunca morirán —asumió Vlas, con una sonrisa.
—Algo así... Hay excepciones, como cuando el alma de una persona es sellada o condenada —respondió Rhys.
—Con sellado te refieres a quitarle el alma a una persona usando el Scire, ¿Cierto? —preguntó Vlas.
—Exacto... Y en cuanto a un alma condenada se refiere a cuando una persona no es capaz de dominar sus emociones o controlar sus sentimientos por un suceso en específico, sean negativos o positivos, induciéndolos en un estado frenético y automático, del que es imposible salir —respondió Rhys.
—¿Controlar sus sentimientos?
—Como dije antes, el alma se divide en tres secciones, una de ellas se llama alma emocional, aquí se controlan las emociones humanas, y para poder usar al 100% tu Scire, debes poder dominarlo, pero hay una gran desventaja, nuestro inconsciente reprime emociones e instintos que llegaron a darnos traumas o son potencialmente peligrosos para nuestra psiquis, al intentar controlar el alma emocional esta puerta se abre, las consecuencias pueden ser variadas, algunos consiguen aceptar todo lo sucedido, otros lo logran controlar y solo aceptar lo que ellos desean, pero algunos no y encuentran las peores cosas que se puedan imaginar ahí, convirtiéndose en monstruos que ya perdieron el juicio de realidad, su inconsciente los dominó y nada hará que puedan volver a ser como antes... A menos que acepten para siempre los que los hizo de esa manera.
La explicación de Rhys se vio interrumpida cuando su teléfono comenzó a sonar.
—¿Quién es? —preguntó Vlas.
Rhys leyó el nombre del contacto y un leve sentimiento de preocupación nació en él.
«Cariño».
¿Acaso había sucedido algo con Lara?
—Es Lara... Que extraño, se supone que está en una reunión —respondió Rhys intentando no pensar en cosas malas—. Hola Lara, ¿Qué sucede? —indagó, al atender la llamada.
—Hola Rhys, te habla Leah. —Se escuchó la voz de la chica del otro lado. No podía ser posible—. Te llamo del celular de mamá para avisarte que tuvo un colapso, ahora mismo está en el Hospital Norte del Distrito Sur —agregó.
La alarma de Rhys se encendió rápidamente, y su preocupación se convirtió en miedo.
—Entiendo Leah, gracias por avisarme, estaré allí en un santiamén. —Rhys cortó la llamada y bajó su rostro, comenzó a caminar de un lado al otro, dando vueltas por el lugar, invadido por los nervios—. Esto no puede estar pasando, maldita sea —maldijo tomando su cabeza.
—¿Pasó algo malo Rhys? —preguntó Vlas, la actitud de su hermano no tenía respuesta y lo confundió.
—Debemos irnos rápido Vlas... ¿Puedes aguantar esa sensación que tuviste hace un rato, otra vez? —preguntó, señalando su palma. Se refería a la teletransportación.
—Sí, claro, no tengo problemas, pero, ¿Pasó algo?
—Lara está en el hospital, debo ir ahora mismo, no la voy a dejar sola —respondió él.
—¿Lara está en el hospital? ¿Qué le sucedió? —preguntó Vlas, comenzando a preocuparse también.
—No lo sé, Leah me llamó y me dijo que tuvo un colapso, no me dio más explicaciones y tengo miedo de que sea algo grave —respondió Rhys, guardando su teléfono— ¿Estás listo? —preguntó, tomándolo del hombro.
—Hazlo —asintió Vlas, cerrando sus ojos con fuerza.
En un segundo esa sensación vino a él otra vez y la oscuridad lo encerró.
Después...
Remia, Crystel, Distrito Sur - 22 de Junio - Año 525
Reaparecieron en el tejado de un edificio. Era el hospital. Rhys rápidamente abrió la puerta de las escaleras de servicio y las bajó casi corriendo. Pasaron muchas puertas con números encima, pero la recepción quedaba en el segundo piso. Vlas solo siguió a Rhys intentando igualar su paso, aunque era difícil, él no lo quería demostrar, pero estaba casi desesperado, la preocupación por Lara era inmensa... Ya se volvía terror el desconocimiento de su estado. De todas formas, ambos suspiraron cuando vieron el número dos en una puerta, y Rhys la abrió, entrando al piso.
—Buenas tardes. —Rhys se acercó hacia la zona de consultas y saludó a la recepcionista apoyándose sobre el mostrador.
Vlas se quedó apoyado en la pared al lado del ascensor.
—Buenas tardes joven, ¿Qué buscaba? —preguntó la chica, con una gran predisposición.
—Una paciente, entró hace aproximadamente una o dos horas, me dijeron que tuvo un colapso, quisiera saber en qué habitación está —dijo Rhys, jugando con sus dedos sobre el mostrador, era lo único que al menos podía disminuir sus nervios, no podía formar un cigarrillo dentro del hospital, además de que Lara se enojaría con él si se enteraba.
—A ver... ¿Me puede decir su nombre? —preguntó la chica, colocándose sus gafas al tiempo que acomodaba el monitor.
—Sí, su nombre es Lara Harch, fonsesa, es joven, tiene treinta años, cabello escarlata y ojos azules.
Luego de decir todo eso se percató de que quizás no era necesario, los datos de ella aparecerían apenas colocara su nombre en el buscador, pero los nervios lo comenzaban a inquietar.
—Lara... Harch, aquí la encontré —dijo la recepcionista al buscar en la computadora—. Está en la habitación «204» de la tercera planta —agregó.
—Entiendo, muchas gracias —agradeció Rhys, pero a punto de irse la chica lo interrumpió.
—Espere... La señorita Harch no puede recibir visitas —avisó.
—¿Qué? —preguntó Rhys dándose la vuelta.
—La señorita Harch acaba de salir de una operación, está descansando y no puede recibir visitas hasta que los médicos permitan —explicó la chica.
—Ah, ¿Y no puedes hacer una excepción? Soy un familiar —insistió Rhys.
—No, lo siento.
—Por favor... Prometo que serán solo diez minutos... Ella es muy importante para mí y estoy demasiado preocupado por lo que haya sucedido con ella... Sé que puedes abrir tu corazón y permitirme ir a verla —pidió Rhys, guiñándole el ojo.
Lara lo mataría si se enteraba de lo que estaba haciendo, pero todo sea por ella.
—Quizás pueda... Pero solo por hoy, ya te dije dónde queda la habitación, que no te vean entrar, alguien más ya la está cuidando —respondió la chica.
—Gracias linda, te lo recompensaré, tenlo por seguro —dijo Rhys esbozando una sonrisa. Pudo notar como ella desvió su mirada a causa del rubor que en su rostro había hecho presencia—. Vamos, Vlas —avisó a su hermano, que miraba lo que sucedía al otro lado de la sala de espera.
Unos minutos después…
Subiendo por el ascensor en silencio, Rhys tenía su mirada alta y firme, con sus manos dentro de los bolsillos intentaba reflejar seguridad, pero todavía seguía intranquilo. Vlas se percató de eso, pero tenía una pregunta que hacerle.
—¿Me pareció a mi o tú estabas coqueteando con la recepcionista? —preguntó, rompiendo el silencio.
—No me hubiera dejado pasar si no actuaba así —respondió Rhys, dándole una mirada, dejando ver en su rostro una ligera sonrisa.
—Eso está mal Rhys, estabas jugando con ella.
—Eso es subjetivo, si a ella no le molestó, no fue ofensivo. —Rhys alzó sus hombros.
—Supongo —contempló Vlas—. ¿Sabes? No creo que a Lara le guste si se entera de la forma en la que te dejaron entrar —agregó, intentando aguantar la risa mientras expresaba seriedad.
—No serías capaz —señaló Rhys, dándole otra mirada, y negando con su cabeza.
—¿Qué? ¿Decirle que estabas ligando con la recepcionista? ¿Acaso me estás subestimando? —Soltó una leve risa mordaz.
—Fue por el bien de ella, me entenderá —respondió su hermano, riendo nerviosamente.
—Ey... Todavía no me has contado la historia de cómo fue su relación hasta su casamiento... Yo sé que la amas y todo eso... Pero a veces me doy cuenta de que ella es mucho más para ti que sólo tu esposa... Es que, mira cómo te pusiste al saber que ella está aquí, nunca te vi tan nervioso.
—Bueno, es que... Ella es mi vida entera, la razón por la que todos los días despierto en las mañanas y sigo adelante... Hace tiempo le hice una promesa a alguien muy importante, que fue estar con ella toda la vida, fue una promesa hacia su padre, y es la única que no he roto hasta ahora, implica mucho y terminó siendo una promesa a mí mismo también... Porque si pierdo a Lara, realmente lo perdería todo.
Esas palabras estaban llenas de sentimientos, nostalgia, amor y algo de melancolía. Guardaban mucho más que una historia de amor, el dolor se mezcló entre esos sentimientos también.
—¿Una promesa a su padre?
—Sí, hace unos años un incidente hizo que nuestras vidas cambiaran para siempre, perdimos demasiadas personas importantes, incluido sus padres, yo intenté ser fuerte y no perder nunca la razón, pero con Lara no fue igual, ella estaba fuera de sus cabales, destrozada, solo seguía adelante por instinto, y no podía ser clara con lo que quería... Lastimosamente, mi intento de ser fuerte no salió del todo bien y acabé muy mal, pero ahí apareció ella, aunque estaba rota por dentro luego de sus pérdidas, volvió... Había sufrido sola, yo la había traicionado al no cumplir la promesa que le había hecho años atrás... «Estaré contigo siempre y no dejare que caigas», le fallé, pero ella nunca se alejó, sino que todo lo contrario, volvió para que nos ayudemos a sobrellevar nuestro dolor mutuamente... El tiempo pasó y pudimos salir adelante, ahí fue cuando decidí que no podía seguir lastimando a la única persona que estuvo siempre a mi lado, en las buenas, en las malas, y en las que ya no había marcha atrás, entonces recordé la promesa que le había hecho a su padre, quería estar con ella toda mi vida, y sabía la forma perfecta para hacérselo saber —contó Rhys, una inmensa sonrisa se enmarcó en su rostro... Pensar en Lara era la verdadera cura a todo lo que le pasaba.
—Y así fue como se casaron, eso es hermoso Rhys, son el uno para el otro... Pero, ¿Cómo fue que le hiciste la promesa a su padre?
—Supongo que sabes que su padre fue asesinado, ¿Cierto? —preguntó Rhys, a lo que Vlas respondió asintiendo—. Yo lo admiraba demasiado, él junto Lara fueron los que me ayudaron a recuperarme luego de la peor etapa de mi vida... Lo apreciaba mucho, lastimosamente fue asesinado y yo no pude hacer nada, él ya venía siendo vigilado hace meses y yo le había prometido a Lara que estaría con el todo el tiempo, lo protegería y evitaría que lo asesinaran.
Recordar eso le erizó la piel... Seis años habían pasado, pero no podía olvidarse de esa sensación.
—¿No llegaste a tiempo?
—No... Confié en quien no debía, unos hombres me llevaron a un lugar donde intentaron aprisionarme, gracias a mis habilidades pude escaparme, pero cuando llegué al lugar de la reunión entre Thomas y los demás, él yacía en el suelo cubierto de sangre... —Su voz tembló—. Intente hacer lo posible para que aguantara unos minutos, al menos hasta que llegara la ambulancia, pero no pude, y hasta el día de hoy me persigue la imagen de su rostro cubierto de sangre, agonizando mientras apretaba mi mano con fuerza... Antes de morir me pidió que cuidara de Lara, de ahí la promesa de la que te hablé antes... Murió en mis brazos con una sonrisa, dejándome en claro que se iba en paz sabiendo que su hija no correría peligro a mi lado —terminó, cabizbajo.
—Por eso siempre estás a su lado y te preocupas mucho por ella, pensé que sólo eras atento porque la amabas, jamás creí que había tanto trasfondo detrás de eso —declaró Vlas, algo conmovido con la historia de su hermano.
Realmente el mundo era cruel, y muchas personas habían sufrido en el pasado, incluso si hoy en día lo ocultaban detrás de una sonrisa. Como su hermano, o Lara.
—En su funeral Lara estaba destrozada, y yo no podía hacer nada, había roto mi promesa y no podía ni siquiera consolarla... Desde ese momento juré que nunca más vería a Lara sufrir, y si de mi dependía que fuera feliz, haría hasta lo imposible por ella... También luego de ese día juré que esa sería la última vez que tendría la sangre de algún ser querido en mis manos, y que nunca los volvería a despedir en un cementerio de nuevo... Pero las rompí, a ambas... Lastime a Lara y vi morir a demasiados amigos, no era lo suficiente ser fuerte, no era lo suficiente ser un prodigio, tener talento, ser un asesino... Nada era suficiente... Por eso debía cambiar, no podía seguir viviendo con la idea de que había luz detrás de tanta oscuridad, y que al final el destino pondría a todos en su lugar, me di cuenta de que yo debía cambiar ese destino.
»Y así me terminé convirtiendo en lo que soy ahora, con mucho de lo que encargarme, con mucho para proteger, pero respaldado por un pensamiento firme que no cambiará por nada del mundo... No quiero estar atado al pasado, pero tampoco quiero olvidarme de lo que alguna vez fui, esos momentos en los que era distinto me formaron para ser alguien nuevo en el presente... No mato por placer, no peleo por placer, no soy cruel por placer, estoy consciente de lo que hago, pero demuestro que a veces la crueldad humana es tan grande que la única forma de erradicarla es con más crueldad, que no hay muchas opciones con personas que no entienden de otra manera, que el monstruo y la maldad existen, y que el dolor no es inevitable... Por eso protegeré lo que más amo, incluso si tengo que convertirme en lo que más odio, jamás me retractaré de mi palabra, por Lara, por ti, por Leah, por mamá, y por todos los que me rodean, por el recuerdo de Demian, y el poder que me dejó a cambio de su vida, por las promesas que hice, aquellas que rompí, aquellas que todavía siguen vigentes... Puedo ser el bien o el mal, todo depende de mi camino, ese camino que seguiré hasta el final de mis días... Todo por ese futuro que alguna vez les prometí.
Rhys era una persona esclava de su propio destino. Él había decidido erradicar todo lo que evitara que las personas que quería fueran felices, y en ese camino, sacrificó su humanidad, su futuro, su felicidad y su propia salud física y mental por tal propósito. Esa era su misión, hacerlos feliz a ellos, pero en cambio, sin él serlo jamás. Quería que nadie más sufriera lo que él sufrió... Por todas las vidas que arrebató, familias que destrozó y futuros que arruinó, había decidido cambiar el mundo para pagar su deuda, y si su castigo era ser infeliz, inhumano y solitario hasta el día de su muerte, así lo aceptaba, ya que podía ser las dos caras de una moneda, usando su poder para cumplir con su cometido, sacrificando todo lo que era en ese camino. Esa era su condena y a la vez su salvación, había nacido maldito y ya nada revertiría lo que era, ese era él, ese siempre fue él... El Demonio de Remia o el Niño Maravilla... Ya no importaba, porque él sabía que ambos eran uno, ambos eran Rhys Windsor... Y así, como la única persona que vivió todo eso que él vivió, podía asegurar que sólo él conocía a la perfección esa figura que asediaba su mente, y daba sentido a su camino. Y el Prodigio Divino que Rygal odiaba, era su ser completo... El Más Fuerte... La Última Esperanza... El rey que se eleva por encima de todo... El Príncipe Maldito... O el Príncipe Prometido... Todo formaba parte de sí... Una única persona... Condenada por la eternidad... Su lucha era su destino... Y sus miradas, su salvación.
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