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67.12% La Leyenda del Scire / Chapter 49: Capítulo 15: Imprevisto – La coronación I  

Chương 49: Capítulo 15: Imprevisto – La coronación I  

Fons, Ash, Palacio Real - 3 de Abril - Año 526

 

Sábado 3 de Abril del año 526. La ceremonia de coronación del vigesimosegundo rey de Fons, o como se le llamaba a través de ese título honorífico otorgado por el pueblo desde que Delta creó el puesto: Rey de Reyes, estaba a punto de comenzar. El destino de Lee Ex Fons se había marcado con tal sentencia, habiendo esperado más de veinticinco años desde su nacimiento el momento en el que tuviera que hacer valer su herencia.

Había más de cien mil personas a las afueras del Palacio Real, una fila inmensa que se extendía por casi la mitad de la capital, pasando por la Plaza de la Ciudad y rodeando la Torre Light. Los habitantes de Fons esperaban que por la escalera dorada del escenario colocado en la entrada del palacio bajara el que hacía menos de una semana era el nuevo rey de Fons... Impacientes.

—¿Nada? —preguntó Vlas, recostado a un muro en la cima de la Torre Light.

 La estrategia era básica, Rhys supo usar muy bien su fuerza e intentó no armar demasiado escándalo, no contrató más seguridad que ellos cinco y se habían organizado de una manera en la cual todos pudieran estar al acecho de cualquier tipo de peligro.

 Rhys estaría a metros de Lee, sobre el escenario, donde pasarían los duques y condes de las casas reales a mostrar respeto. Desde ese punto podría ver claramente lo que sucedía con Lara, quien estaba sentada en primera fila junto a Leah, a tan solo cinco metros del escenario. Kit y Dean estarían en el balcón del palacio que daba hacia la multitud, justo arriba del escenario, verían exactamente todo lo que sucediera en el público, y tan solo haciendo una seña hacia abajo Rhys podría identificarlos fácilmente. Por último, Mya y Vlas, ellos estarían en la cima de la Torre Light, el monumento más alto de la ciudad, que estaba exactamente al frente del palacio, el público lo rodeaba, y tenían una vista periférica de todo el ambiente, desde el palacio hasta el escenario, la plaza y el público, cualquier suceso seria fácilmente reconocido por ellos.

—No... Ningún movimiento —respondió Mya, mirando a través de unos binoculares especiales que Rhys les había dado, tenían cien veces más alcance que unos normales, estaban modificados con su energía.

—¿Y esa música? —preguntó Vlas, al momento en el que comenzó a sonar el himno del reino.

—Es Lee... Está subiendo —señaló Mya, apenas dijo eso, la multitud estalló.

Vlas se paró a su lado y ambos apreciaron como el rey se sentaba en el trono.

—Me gusta su traje, el color blanco siempre es hermoso —indicó Leah, viendo con una particular inclinación hacia el traje blanco con detalles dorados que Lee vestía.

—Si, además la decoración es muy hermosa, parece que se esmeraron en la primera coronación del siglo —respondió Lara, sosteniendo su corona de marquesa en sus manos—. Leah, en unos minutos tendré que pasar —añadió, apreciando arriba del escenario todos los guardias comenzaban a moverse. Menos Rhys.

—Sí, lo sé, ve que yo te espero aquí, ahí está Rhys. —Leah lo señaló y este les guiño el ojo.

—Con él en ese lugar estamos seguras, esperemos un rato —respondió Lara, dirigiendo su mirada hacia Rhys y sonriéndole. Él respondió igual.

 La cantidad de casas reales del reino de Fons era de seis... Una de esas era el clan Harch. Michael, el líder, era el duque de Koella, una de las tantas ciudades de la nación, y el hogar de la familia Harch. Años atrás él apenas era marqués, no tuvo ese título tan alto que en ese momento poseía hasta que Thomas Harch murió meses antes de la Guerra de Fons, ahí fue cuando tomó el liderazgo del clan y por consiguiente su estatus de duque. Por el otro lado estaba la heredera del clan, Lara, ella, por ser la hija del anterior duque y la segunda al mando de su familia, era la marquesa de Koella, su ciudad de nacimiento. Ellos habían recibido un aviso en el cual resaltaba que tendrían que pasar segundos, por detrás de la casa Relty, quienes en ese momento subían al escenario, la discusión que Gino había planteado el día de la reunión rindió sus frutos y Lee terminó decidiendo que su clan pasara primero.

Casa Harch. —Se escuchó en el altavoz, era el momento de presentar respeto.

 Cuando Lara se acercó al escenario donde el trono de Lee se encontraba ubicado, vio como caminaba frente a ella su tío, extrañamente se quedó hipnotizada porque este traía un guante para utilizar energía puesto. Que extraño.

 No le dio demasiada importancia, quizás siempre los usaba, pero por lo que ella sabía no era sí, incluso creía recordar que en la ceremonia de la semana anterior también lo tenía puesto, exactamente los dos días que se iba a cruzar con Rhys... Realmente era muy extraño. Pero era Rhys Windsor, ella conocía los antecedentes de ellos dos, y cualquier persona que tuviera problemas con su esposo siempre estaría preparado para cualquier tipo de situación. Por eso no quiso pensar demasiado.

—Subirá Lara —avisó Mya, todavía con su mirada concentrada en el escenario.

—Okey, presta atención, recuerda el pedido de Rhys —recordó Vlas.

—Es el momento de Lara —dijo Dean, girando un poco su muñeca para ver su reloj.

«No saquen su vista de ella, no importa si no sucede nada, de todas maneras, deben estar alerta». Ese fue el pedido que Rhys les hizo algunas horas antes. El cuidado de Lara era su prioridad. De hecho siempre lo era, pero en ese momento la importancia que le daba a eso era mucha más que nunca.

—Ya veo, mira bien el lugar, este es el punto culmine de la tarde, luego de esto podemos tranquilizarnos un rato —respondió Kit, apretando su arma en la cintura, esta estaba recargada con su sangre, podía usar su habilidad sin necesidad de cortarse la mano.

 Todos prestaron atención en el momento que Lara se arrodilló frente a Lee y se quitó su corona, haciendo la señal de respeto característica de cada casa.

 Rhys miraba de lejos cuando sus perceptivos sentidos lo hicieron darse cuenta antes. Sin pensarlo dos veces tocó el suelo y activó su sello al instante, instante el cual sintió acercarse una gran cantidad de energía... Lo sabía, por eso, en menos de una milésima de segundo se teletransportó y apareció frente a Lara y Lee, ahí bloqueó el ataque que venía de parte de Yoh, aunque no pudo evitar que se destruyera el escenario. Tomó su brazo y lo marcó con su Scire, ante esto impactó un puñetazo en su estómago, este fue tan fuerte que terminó lanzándolo lejos.

 Todas las preocupaciones que había tomado fueron en vano, pero él lo sabía, por eso no se sorprendió con el suceso, pero se molestó ampliamente. Todo estaba su cargo, él tendría que dar la cara frente a todo el Consejo y tendría que escucharlos cuestionar sus métodos de nuevo. Pero no había tiempo para pensar en eso, Lara estaba en el ojo de la tormenta en ese momento y no se podía descuidar.

—¡Lara! ¿Estás bien? —preguntó, al conseguir tomarla de la mano. Ella yacía justo en la parte del escenario que había sido destruida.

—¡Rhys! Me lastimó la pierna, no me puedo parar —respondió Lara, cubriéndose la herida que se encontraba en su pantorrilla, sus manos ya estaban rojas.

«Sangre, maldita sea», Rhys quiso matarlo apenas apreciar esa imagen de su esposa herida.

—¡Carajo! —maldijo Rhys mirando a su alrededor, en busca de Lee, Kit y Dean.

—¡Rhys! Sucedió lo previsto, todo se salió de control —soltó Lee, desesperado.

—Lee, quédate tranquilo, puse una barrera que impide a las personas sin energía poder ver a las que son capaces de manipularla, no podrán darse cuenta que es un ataque —respondió Rhys, su sello comenzó a brillar apenas activarlo.

—Eso es bueno, la explicación puedo darla luego, pero primero debemos encargarnos de ese tipo. —Lee señaló a Yoh, quien había alzado vuelo a lo lejos. Otra vez.

—Lo sé —asintió Rhys, en el mismo instante el cual vio bajar a Kit y Dean—. Chicos, ayuden a Lee a evacuar a las personas, es un ataque, yo llevaré a Lara y Leah a un lugar seguro —ordenó.

—Sí, Rhys... Estamos a tus órdenes —respondieron ambos, al unísono.

—Mejor así... Lee, ¿Puedes encargarte de eso? Te prometo que será sólo un momento.

—Ve Rhys... Yo me encargo —asintió Lee, con seguridad.

—Okey, suerte... No tardaré —dijo, para luego alzar a Lara en sus brazos y desaparecer.

Mientras Dean, Kit y la Guardia Real ayudaban a las personas a huir, el lugar comenzaba a convertirse en un caos. La explosión causada al momento del impacto de Yoh destruyó varias construcciones. La avalancha de gente era inmensa, no iba a ser una tarea fácil controlar a cien mil personas. Mucho menos salvarlos a todos, debían resignarse en ese contexto. Habría muchas muertes.

 Lee intentó ubicar a Yoh, pero se llevó una sorpresa enorme cuando vio caer la Torre Light frente a él. La estructura comenzó a derrumbarse desde abajo. No pudo hacer nada, todas las personas que la rodeaban habían sido aplastadas en un instante. Era una imagen horrible, los gritos que retumbaban en su mente lo descolocaron, hasta que se dio cuenta de lo demás.

 «En ese lugar estaban Mya y Vlas. —Comenzó a imaginar lo peor—. No importa, ellos son fuertes, debo concentrarme en proteger mi reino».

 Cuando volteó hacia el frente vio un ejército de al menos cien personas capaces de usar Energía del Alma llegar al lugar, estaban siendo liderados por Yoh, quien sobre los cielos miraba con una sonrisa de superioridad. Lee tragó saliva.

—Vuelve rápido, Rhys... Por favor.

 

Mientras tanto...

 

—¿Así está bien? —preguntó Rhys, estirando la pierna de Lara. Quiso curarla con rapidez, pero Lara tenía poca energía, y él no podía gastar demasiado la suya. Tenía que regularse en ese sentido.

—Sí, puedo moverla mejor —confirmó Lara, intentando apoyarla, al momento en el que Rhys la inspeccionaba se comenzó a oír la alarma de emergencia de la ciudad.

—Mierda... Parece que es grave, ¿Te puedes quedar aquí? Serán sólo unos segundos si voy.

—Si... Ve, yo me quedo con Leah —asintió Lara.

—¿Puedes encargarte de ella? —preguntó Rhys, dirigiendo su mirada hacia Leah, quien se encontraba mirando la situación al otro lado de la sala.

—Sí, claro que puedo —aseguró la chica.

Rhys la miró con confusión cuando notó un leve nerviosismo reflejado en su palpitante tono voz.

—Bien... Ven, tengo que decirte algo. —Rhys indicó que lo siguiera al salir de la sala—. Mira, su herida no está totalmente sana, parece que se fracturó el tobillo, no me da el tiempo de curarla del todo, pero cuando vuelva lo haré, evita que se ponga de pie e intente hacer cualquier otra cosa, te prometo que sólo serán unos minutos —agregó, cuando ambos ya estaban en la otra habitación.

—Entiendo, ve tranquilo, ella estará a salvo aquí, la cuidaré. —Leah estaba repleta de firmeza.

—Lo sé, chica... Tú tampoco te pongas nerviosa ni nada, somos fuertes, no habrá problemas graves, ¿Entiendes? —preguntó, apoyando su mano en el cabello de Leah, en un intento de darle tranquilidad.

—Sí... Creo que sé porque lo dices —respondió ella, con una sonrisa.

—Así es... A él no le sucederá nada, es fuerte y ahora mismo está con Mya, que es aún más fuerte, podrán salir ilesos de la situación, no te preocupes, de igual manera, es mi hermano, nadie la hará daño... Sólo cuida de Lara, por favor, es lo más importante en este momento.

—Así será, Rhys, lo haré... Suerte.

—Gracias chica, nos vemos luego —soltó él, antes de desaparecer otra vez.

 

En la Torre Light...

 

—¡MYA! —gritó Vlas, buscando entre los escombros, con desesperación.

En ese momento escuchó un estruendo a sus espaldas y al mirar vio una llamarada desintegrar toda una gran montaña de escombros.

—¡Vlas... Aquí estoy! —respondió Mya, poniéndose de pie mientras limpiaba su ropa—. Carajo... Eso fue una locura —añadió, tronando su cuerpo en unos cuantos movimiento.

—¿Estás bien? —preguntó Vlas, corriendo hacia ella, intentó encontrar alguna herida en ella, pero parecía estar sana y salva.

—Sí, quédate tranquilo, hay cosas más importantes de que preocuparse —respondió ella, señalando el palacio, y como todas las personas corrían al lado contrario mientras todavía caían los escombros de lo que quedaba de la torre.

—Mya, están aplastando personas... Hay demasiados cadáveres —dijo Vlas, comenzando a temblar, esa imagen entrando en sus ojos lo paralizó.

Era la primera vez que sentía algo igual. Mya lo miró y se percató de su actitud, se acercó hacia él y tocó su hombro, hasta ella se estremeció cuando sintió el corazón de Vlas a punto de estallar. Él estaba entrando en un ataque de pánico.

—Vlas, mírame... Vlas —ordenó Mya, intentando traerlo a tierra—. Vlas, ¡Te dije que me miraras! —Alzó la voz al tomar su rostro, y con fuerza, giró su cabeza hacia su lado, logrando que él la mirada a los ojos.

 Los del chico estaban enormes de la impresión, el rostro de Vlas estaba tan pálido como un papel y sin parar de temblar, había caído bajo la influencia del miedo, tenía que calmarlo.

—Soy Mya...Vlas, cálmate, respira hondo e intenta no bajar la mirada —dijo, tomando sus manos, estas se encontraban heladas—. No puedes tener un ataque de pánico en este momento, Vlas... Tienes que concentrarte en la misión, así como esos cadáveres que están ahí verás cientos de ellos en este recorrido, ignóralos, son personas que ya no tienen salvación, preocúpate por hacer que sean menos, hay miles de personas ahora mismo escapando de un ataque, ayúdalos a ellos, es lo único que podemos hacer hasta que Rhys se encargue, ¿Entiendes, Vlas? Vlas, ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? —repitió, intentando perforar su mente, el chico parecía poseído.

—Mya —la llamó, tragando saliva—. Perdón, quedé en blanco, lo siento, sabía que esto podría suceder y no estaba preparado para ver algo así... Creo que puedo superarlo —añadió bajando la mirada, su panorama fue ocupado por el suelo, donde sólo se veía sangre corriendo por los restos de la torre, era una escena horrible, cualquier persona normal no podría aguantarla... Entonces es que así se sentía la guerra.

«Creo que te entiendo, Rhys... Esto es horrible», pensó.

—Mírame —indicó Mya. Se acercó a él, con cuidado, y le dio un fuerte abrazo—. Sé que esto es horrible, pero esta es la verdadera cara del mundo, Vlas, luchamos para intentar conseguir que ya no suceda más... Toma esa impotencia, ira, miedo, o lo que sea, toma todo lo que estás sintiendo ahora mismo y úsalo en tu energía, concentra todo en el sello, sólo trágate tus sentimientos, pronto aparecerá el culpable y podrás desatarlos todos en él —añadió.

Ella no quiso soltarlo, él no era para nada vulnerable, había aguantado bastante aun con su edad, pero no pudo hacer mucho cuando ese pensamiento se desvaneció al escuchar un sonido metálico acercarse a por ellos, y por instinto, empujó a Vlas hacia adelante, y ella se lanzó hacia atrás, en ese momento vio pasar a alguien frente a ellos. Habían intentado atacarlos.

—Allá va —señaló Vlas, al ver al sujetó alejarse hacia el centro de la ciudad.

—No podemos permitir que llegué muy lejos, su presencia es totalmente densa, tiene una sola cosa en la cabeza... Muerte —soltó Mya, notó el cambio de gesto en el rostro de Vlas, lo había asustado—. ¿Vienes? —preguntó, tomando la mano del chico.

 «Ponto aparecerá el culpable y podrás desatarlos en él». Asi que ahí iba ese culpable. Vlas tomó una decisión.

—Sí —asintió, con seguridad.

Quizás no sabía lo que estaba a punto de hacer, pero no podía quedarse en ese lugar para siempre, vio esa situación como una posibilidad, como una posibilidad para avanzar.

—Bien, sígueme —ordenó Mya, saliendo disparada hacia la dirección que se dirigía el sujeto, y Vlas detrás de ella.

 

En el palacio...

 

 La zona del palacio había quedado vacía en el correr de unos minutos, no había sido una misión exitosa, pero habían impedido la mayoría de muertes. Kit y Dean se encontraban sobre un inmenso pedazo de escombro apreciando el ambiente. Parecía una zona de guerra, probablemente lo era, en ese lugar se estaban por comenzar a desatar varias batallas.

—¿Vlas y Mya estarán bien? —preguntó Kit, mientras caminaba mirando la torre destruida frente a él, con preocupación.

—Todavía siento su energía, y se están moviendo, así que seguramente estén a salvo —respondió Dean colocándose su guante. Apenas hizo eso chasqueó sus dedos para probar su habilidad y un pequeño puente de energía eléctrica se cruzó por sus dedos—. Ya estoy listo.

—Mejor así, entonces creo que tendremos que encargarnos de ellos —dijo Kit, señalando lo que estaba frente a ellos. Los soldados de Yoh avanzaban como hormigas, destruyendo todo a su paso. Eran muchos, demasiados como para que sólo ellos dos y diez guardias reales pudieran hacerles frente. No eran Rhys Windsor, y Mya, la única que poseía un poder destructivo inmenso no estaba con ellos.

—¿Dónde está la comandante? —preguntó un guardia, mirando a su alrededor.

—La comandante está en un lugar a salvo, en cambio... Su comandante por hoy seré yo —soltó Lee, acercándose al grupo. Se paró frente a ellos y activó su sello. 

—Su majestad. —Los guardias sorprendidos ante la presencia de Lee se colocaron en orden e hicieron una reverencia—. A las ordenes, su majestad.

—Vaya, veo que mi hermana los entrenó bien... Mejor asi, ¿Saben lo que tienen que hacer entonces? —preguntó Lee, con determinación, los guardias lo miraron y vieron su imponente mirada decidida. El espíritu de líder se había adueñado de Lee.

—¡Asi es señor! —respondieron todos, al unisonó.

Ante esta respuesta Lee se dio la vuelta y encabezó la defensa. A sus espaldas se pararon Dean y Kit, detrás de ellos, formando una flecha, los guardias

—Chicos... Déjenme al del medio —ordenó Lee, con firmeza en su porte.

Era la primera vez que iba a pelear en serio contra alguien que lo quería muerto. No supo cómo, pero se llenó de valor, las palabras de Rhys y de su hermana hicieron presencia en su cabeza y entendió lo importante que era su presencia en ese lugar. Proteger el reino, su mayor prioridad, para eso había nacido, y aunque su ceremonia sagrada no había concluido en su totalidad ya se sentía con el estatus para poder encargase de esa amenaza... Para encargarse de Yoh Tales.

«Por mamá... Por Ashley... Y por Diane», pensó, besando su anillo.

—Asi que el príncipe quiere al líder, mejor dejemos que él se encargue —rio Dean, mirando a Kit con una sonrisa extasiada. Quería pelear lo más rápido posible.

—Háganselo saber a Rhys cuando vuelva —aclaró Lee.

—Entendido, Lee... Pero creo que es momento de dejar de hablar y lanzarnos —dijo Kit, sacando su pistola de sangre cuando notó que el ejército rival se encontraba sólo a algunos metros de ellos.

—Así es, Kit... Veamos de lo que son capaces... ¡A PELEAR! —gritó Lee, alzando su puño. Con esa señal, todos salieron disparados al frente de batalla.

El viento formado por Yoh los envolvió levantando la tierra del lugar. Esto al principio impidió la vista de los combatientes, quienes corrían sin freno, pero el príncipe se adelantó y con un ademan eliminó todo frente a ellos, despejando el terreno. Para luego de esto alzar vuelo en busca de Yoh, quien había desaparecido con esa distracción.

El primero en saltar fue Dean, con rayos en sus manos, pero también con una envidiable técnica de artes marciales con la cual fue capaz de sacarse a varios enemigos de encima. Kit apareció a sus espaldas y estiró un lazo que amarró a varios soldados del equipo contrario, permitiendo que el metal de sus armaduras los uniera, ahí fue cuando un choque eléctrico de Dean hizo efecto y entre ellos dos acabaron con la primera línea, mientras los guardias que venían detrás de ellos, también expertos en artes marciales, se movían con habilidad y precisión. Algunos quedaron en el camino, pero los más diestros fueron capaces de neutralizar varios enemigos. A Kit y Dean les sorprendió su capacidad, al parecer fueron entrenados correctamente en el uso eficiente de la Energía del Alma, porque su resistencia sí que era admirable.

 Dean aprovechó su máxima carga de electricidad para canalizar el 50% en un ataque que pretendía arrasar con la mitad del ejército.

—¡Ahora Kit! —gritó Dean, alzando su dedo índice.

Kit captó la señal y vislumbró que era momento de usar su habilidad. Ahí fue cuando destrabó su arma y con la carga de sangre que antes poseía disparó varios proyectiles al cielo.

 Mientras estos, a gran velocidad llegaban a una gran altura, pero cuando perdían esta velocidad comenzaban a caer en punta, Dean lanzó varios rayos que envolvieron los proyectiles, y ahí fue cuando Kit con su manipulación los hizo zigzaguear entre los contrarios, cuando estos los impactaban dejaban en ellos una estremecedora parálisis. Con el control de sangre dentro de ellos Kit debilitaba a los soldados y los guardias que venían detrás de ellos terminaban por rematarlos.

Cuando tan solo quedaba un tercio de los rivales se escuchó un gran estallido en lugar. El suelo entero retumbó, y se todo se despejó. Kit y Dean pararon la carga, y vieron como todos los enemigos empezaban a caer derrotados, y así, en un instante el ejército había sido vencido... Entre los abatidos se hizo paso el causante del impacto anterior, pateando cuerpos, armas y armaduras.

—Eso fue demasiado fácil —declaró, alzando su mirada con arrogancia.

Rhys Windsor había llegado al campo de batalla.

—Rhys, volviste —celebró Dean, con emoción.

—Creí que estarían en más problemas, pero cuando llegué sólo quedaba una minoría, los humillaron de una forma espectacular... Felicitaciones —dijo Rhys, chocando su mano con todos los que habían sobrevivido al combate—. ¿Y Lee? —preguntó, buscando por los alrededor con su mirada. El ambiente caótico sólo se convirtió en silencio luego de su victoria, ni siquiera la presencia de Lee fue fácil de ubicar.

—Dijo que le dejemos al líder, desaparecieron volando apenas comenzamos a pelear —respondió Kit, señalando a lo lejos, donde Lee y Yoh se habían dirigido.

—Ya veo —dijo Rhys, agachándose para conseguir tocar el suelo, y así desaparecer todos los cuerpos de los soldados de Yoh. Separó cadáveres y vencidos, a los que quedaron vivos los envió a las mazmorras del castillo, mientras a los cadáveres los eliminó—. Ya tenemos un problema menos de que ocuparnos... Parece que Vlas y Mya están siguiendo a alguien —añadió, quitándose sólo un lente de contacto.

—¿Te vas a poner serio? —preguntó Kit, con una sonrisa. Que Rhys activara sus Rexyss significaba una sola cosa.

—Sí... Me acabo de dar cuenta de algo —respondió, concentrado en tal detalle—. Todavía quedan más... Y son muy poderosos —agregó, dirigiendo su mirada a su izquierda... Ahí estaban ellos, tres usuarios más de Energía del Alma. Aunque su nivel era muy superior a los cien anteriores.

—Esos deben de ser la élite de la nación —respondió Dean, al darse cuenta que todos tenían chaquetas distintivas de los demás a los que se habían enfrentado—. Son líderes militares —añadió, notando los rangos en los parches de sus hombros.

—Tienes razón, ellos son los líderes de la República de Zardie... Aunque falta uno —dijo Rhys, intentando recordar la organización de la República de Zardie.

—Espera, ¿Por qué republica si tienen lideres militares? —preguntó Kit al percatarse ese detalle.

—¿No estudiaste nada de historia, Kit? Zardie fue uno de los pueblos libres que se formó luego de la derrota de Indil en la Cuarta Guerra Mundial, al principio fue una república, como su nombre lo indica, pero luego sucedió un golpe de Estado que la convirtió en una dictadura, vivieron una guerra civil por al menos quince años, hasta que estos sujetos que tienes en frente se encargaron de derrotar al gobierno de facto y tomaron el liderazgo... Pero parece que se olvidaron de cambiar su nombre, porque su forma de gobierno no tiene nada que ver con una república —explicó Rhys.

 Una nación militarizada donde el ejército posee todo el poder político de esta. El Comandante en Jefe: Yoh Tales, había sido designado en el Consejo formado luego de la victoria en la guerra civil. Tras él se encontraban los cuatro Comandantes Supremos del Ejército de Zardie, seguidos por los generales y coroneles que gobernaban en las distintas ciudades.

 Recordando eso notó que faltaba uno, Sonny Jin, la mano derecha de Yoh y el segundo al mando de la nación, el comandante con mayor rango... ¿Dónde se encontraba?

—¿Dónde está Sonny Jin? —preguntó, alzando la voz.

—Pero si es Rhys Windsor... El frustrador de planes —respondió uno de los tipos, con ironía—. Primero Filii Dei, luego Fons y ahora Fons de nuevo, parece que no te cansas de querer parecer un salvador —añadió, en un intento de burla.

—Te salvaste varias veces Ryck, podría decirse que eres de lo más suertudo, pero la tercera es la vencida, no los dejare salir de aquí vivos —aseguró Rhys, con seriedad.

—Sólo estamos aquí para proteger a nuestro líder, Rhys, no necesitamos pelear —dijo otro. Él, en cambio, se encontraba más tranquilo.

—Pero es Rhys Windsor, Kylian, nosotros juntos podremos derrotarlo —respondió Ryck, con confianza.

—No... Estás equivocado, Ryck, las cosas no son como hace seis años —contradijo Kylian, notando el poder de Rhys, este era distinto. Sus ojos, ese color... Era ese poder.

—Kylian al menos es sensato, a mí no me molesta esperar aquí hasta que esos dos resuelvan sus problemas, después de todo, el rey de Fons es Lee... Pero sólo actuaré de esa manera si dejan a mi equipo en paz, si no se cumple esa condición... Los mataré a todos —aseguró Rhys, levantando la mirada. Sus Rexyss brillaron más que nunca. El color de la muerte.

Ryck se retrajo en su lugar, en ese momento notó a lo que Kylian se refería. No tenía sentido lo poderoso que Rhys se había vuelto. No podría ganarle. Nadie podría hacerlo.

—¿A qué te refieres con dejar a tu equipo en paz? Por lo que estoy viendo ellos están seguros a tu lado ahora mismo —indicó Kylian, señalando a Kit y Dean.

—Me refiero a lo que está haciendo Sonny Jin ahora mismo, él fue el que derrumbo la torre, ¿Cierto? —preguntó Rhys

—Correcto... Creo que ahora mismo probablemente esté peleando con esos dos críos que salieron detrás de él —respondió Ryck.

—A eso me refería, esos «críos» a los cuales te refieres son mi hermano y mi subordinada... No sé qué tiene en mente Sonny Jin, pero si ellos salen dañados no hay nada que puedan hacer para pararme, ¿Han entendido? —preguntó Rhys, con su mirada tornándose más y más amenazante.

—Déjalos pelear, Rhys —habló el tercer integrante de los comandantes.

—¿Qué dices Johnny? —preguntó Rhys, ahora mirándolo a él.

—Sonny sólo quiere probarlos, sabes que desde que Jean Blake le dio una paliza y le bajó el ego quedó traumado con luchar con personas fuertes y demostrar que es el mejor, si tus compañeros son fuertes probablemente le bajen los humos de nuevo —explicó Johnny.

—Con todo respeto, Johnny... No me importa las intenciones del imbécil de Sonny, si tanto quiere pelear con personas fuertes puedo ir ahora mismo y traer a Jean Blake para que lo humille de nuevo, o mejor aún, puedo encargarme yo mismo de la situación... Por esa razón, lo repito, si mi hermano y mi subordinada salen dañados ya saben lo que sucederá —respondió Rhys. Sólo se dio la vuelta, con las cosas claras se alejó lentamente del lugar... Se había dado cuenta de algo muy importante.

 

Minutos después...

 

 Entre todo el caos, Rhys subió hasta la cima del palacio donde había alguien demasiado conocido echando un vistazo al panorama.

—Así que, al final, esto si realmente era todo tu plan —dijo Rhys, parándose a su lado.

—¿No crees que la vista es hermosa? —preguntó Rygal, mirándolo de reojo—. Es para lo único que quiero seguir vivo... Para ver esto.

—Creo que puede estar mejor... Si nosotros peleáramos —respondió Rhys, con una sonrisa.

—Supongo que sería mejor hacerlo en nuestro terreno, ¿No crees? —Rygal inclinó un poco su cabeza.

—No importa el terreno, soy demasiado superior a ti en todo sentido, no me vas a ganar, pero supongo que eso ya lo sabes... Por eso has aplazado tanto el combate... ¿No, Rygal? —Rhys usó el sarcasmo.

—Rhys Windsor... El hombre que se convirtió en dios... ¿Qué se siente estar demasiado cerca de los dioses como para ser humano, y demasiado cerca de los humanos como para ser un dios? No es algo bueno caminar por la cuerda floja toda tu vida, demonio.

—Yo ya sé en qué lado quiero estar, no necesito ese estatus que me hace elevarme, soy más humano de lo que parece.

—Sí, ya lo creo... Por eso es que vienes a enfrentarte a mi sin tus lentes de contacto, ¿Acaso me tienes miedo? —preguntó Rygal, con sagacidad.

Rhys sólo rio mansamente y se colocó sus lentes de contacto, ocultando sus Rexyss.

—¿Mejor ahora? Ya no creo que sientas que soy una amenaza —aludió, con una sonrisa.

—Para nada... Por cierto, me gusta ver el mundo arder, por eso te lo diré... Pero te recomendaría que no confíes tanto en que tu esposa y tu hija están a salvo, Michael Harch pretendía utilizar todo el caos que la invasión de Yoh formaría como distracción, él sabía que tú te encargarías de eso y Lara se quedaría sola, de hecho, le pidió a Yoh si podía hacerlo justo en el momento en el cual ella subiera, para poder debilitarla... Sólo lo digo como un aviso, tú sabes, no quisiera que a tu amada esposa le sucediera algo malo —dijo Rygal, con tranquilidad.

Rhys lo miró y comenzó a reír, él sabía que Rygal no estaba mintiendo, era tan predecible.

—Por Sun, Rygal, ya ni me sorprendes... No confió en ti, pero te conozco, así que ahora mismo me encuentro en una encrucijada, por eso deberé irme a verificar que Lara y Leah se encuentren a salvo... Eres un gran manipulador, lo sabes —dijo Rhys, dándose la vuelta. Colocó sus manos en sus bolsillos y comenzó a caminar por el borde, dispuesto a irse volando.

—Ahora que vas a matar a Michael tu esposa tendrá que explicarle a su clan lo que sucedió, ¿Quién sabe? Quizás pierdan toda la confianza que le poseen y el clan decida, en unanimidad, que ella deje de dirigir la empresa familiar... ¿Qué harás ahora que ya no vas a tener más al clan Harch en la palma de tu mano, Windsor?

La ironía de su padre siempre lo hacía irritar.

—No voy a matar a Michael, primero lo haré sufrir mucho, por todo lo que hizo sufrir a Lara, luego de eso, si me quedan ganas, quizás lo mate... Y en cuanto a su clan, bueno... Si se revelan tendré que ponerlos en su lugar.

—Vaya, vas a cometer una masacre dentro de una de las familias más importantes del mundo, no dejas atrás ese instinto asesino nunca, ¿No, Rhys?

—Así es, cada día crece más, ¿Y sabes? Pronto será tu momento Rygal... No estés tan tranquilo.

La amenaza realizada por Rhys fue lo último que salió de su boca antes de que su figura se dejara de ver luego de dejarse caer por cornisa. Tomó vuelo antes de llegar a tocar el suelo.

—Eres tan interesante, Rhys Windsor —soltó Rygal, al final, antes de hacer lo mismo por su lado.

 

Minutos después...

 

 Rhys aterrizó frente a Dean y Kit. En su rostro la imagen del enojo se hacía notar. Kit fue el primero en darse cuenta, lo confirmó cuando camino hacia ellos con un gran ímpetu emanando de su ser. ¿Qué le había sucedido?

 —Dean... Ven conmigo. —Rhys pasó a su lado, dejando solamente esa orden en el aire, y siguió caminando.

Dean y Kit se miraron confundidos. Pero Kit comprendió la situación y asintió, Dean le hizo caso y siguió a Rhys.

 —¿Qué sucede Rhys? —preguntó el chico, cuando por fin pudo alcanzarlo.

 —No debería de decirte esto, Dean, pero lo haré de igual manera, porque es para lo que más te has preparado en tu vida, y más que mi deseo, es tu decisión... Dime, ¿Quieres vengar la muerte de tu padre?

Esa pregunta viniendo de Rhys lo paralizó, parecía muy serio como para que estuviera bromeando, quitando el hecho de que él no bromearía con algo así.

 Desde que se enteró de quién era el asesino de su padre siempre pensó en que tenía que acabar con su vida, por más de que eso significara que se iba a convertir en un asesino y tendría sus manos manchadas de sangre por el resto de su vida... ¿Era capaz de superar ese límite?

 Era muy difícil luchar contra ese impulso, la ira lo consumía siempre que recordaba a su padre cubierto de sangre, apenas murmurando sus últimas palabras que se convirtieron en su maldición: «Has justicia». ¿Justicia por qué? Quizás por lo injusta que fue su muerte, quizás por el sufrimiento el cual él y su hermana tuvieron que arrastrar, quizás por muchas cosas que él todavía no podía entender, porque todavía no había hecho justicia.

 —Rhys, debo hacerte una pregunta antes de tomar una decisión así... ¿Qué voy a sentir luego de eso? —preguntó, cabizbajo.

La inseguridad ante convertirse en un asesino lo invadió. Kit alguna vez le dijo que eso no era necesario, que no tenía sentido volcarse al lado oscuro, que eso sólo lo volvería alguien igual o peor que esa persona a la cual quería matar... Perdería mucho, sacrificaría mucho... Y no ganaría nada.

 —Nada... Sentirás un vacío enorme y te darás cuenta de que la venganza en realidad no lleva a nada más que una satisfacción momentánea, probablemente luego te culpes por haber asesinado a alguien, que quizás se lo merecía, de todas maneras tú no eres nadie para juzgar... Pero tal vez también puedas vivir en paz, puedes darle un nuevo sentido a tu vida cuando dejes atrás ese fantasma, cuando rompas esa cadena que te ata a tu pasado, cuando exorcices esa maldición... No te estoy alentando, tampoco te lo estoy prohibiendo, solamente te di los dos panoramas que puedan llegar a acometerte si lo haces, es tu decisión, Dean, después de todo, la venganza también es una apuesta al destino.

 Él miró a Rhys y este no cambiaba su rostro de seriedad, le estaba pidiendo una decisión inmediata, todavía le parecía extraño que de la nada le hiciera esa pregunta. Tenía curiosidad ante lo que estuviera sucediendo, y al por qué su decisión era tan importante en ese momento.

 —¿Por qué me haces elegir ahora? Creí que lo harías cuando estuviera preparado, ni siquiera me lo dijiste el día de la reunión —preguntó el chico.

 —El día de la reunión no sabía que algo así iba a pasar, Dean, el día de la reunión no creía que a Michael se le ocurriría atacar a Lara y Leah cuando yo no estuviera y ellas se encontraran desprevenidas... Por eso te lo estoy pidiendo, porque si me encargo yo, lo terminaré por matar, y prefiero que tú tomes tu decisión antes de que algo así suceda... Es el motivo por el cual me sigues después de todo, no sabemos si todo tu martirio se irá junto con él, pero ya te lo dije, no lo sabrás nunca —respondió Rhys.

 —¿Lara y Leah están en peligro? —Todo lo que Rhys había dicho no terminó por entrar en su cabeza, solamente eso había sido claro.

—Lara no puede moverse, y Leah, aunque tiene cierto control en la energía, no es un oponente para Michael, tú sí Dean, tú eres muy fuerte... Tengo fe en ti, si no quieres matarlo no tienes que hacerlo, pero al menos protege a Lara y Leah, no permitas que ellas sufran algún tipo de daño.

El pedido de Rhys se vio acompañado de una gran cantidad de confianza que se le fue otorgada al chico. Se sentía mal haciendo lo que estaba haciendo, intentando convencerlo de llegar hasta el límite de sus principios y su moralidad... No era bueno que Dean se volviera un asesino, ni para él, ni para nadie. Pero era lo que el chico quería, y él... ¿Y él qué podía hacer? Jamás decidiría por el destino de otra persona... Porque sabía lo que eso significaba.

Dean lo miró impasible, con confusión, con determinación, pero también con miedo, con enojo, y con ese deseo venganza naciente en él. Quizás no tenía que hacerlo por su padre, él no iba a volver aunque matara a Michael mil veces. Quizás debía hacerlo por su hermana, por él, por Lara y por Leah, quizás tenía que hacerlo para proteger a las personas que en ese momento tenían salvación, él podía ser esa salvación. No iba a vivir con el arrepentimiento, no iba a permitir que esa pena durara para siempre, ni tampoco lo iba a seguir por siempre ese fantasma como sucedió con su padre... Quizás, esa era su decisión.

—Iré, evitaré que lastime a Lara y Leah, si es necesario inclusive pelearé con él, pero la decisión sobre llevar a cabo mi venganza todavía no ha hecho presencia en mí... No lo voy a matar, Rhys, todavía no soy capaz —dijo, aunque decidido, no del todo.

Por primera vez en su vida, no vio la necesidad de ocultar su honestidad detrás de una broma, no vio la necesidad de usar esa mascara que le quitaba confianza, él sabía lo que quería, pero solamente... No tenía el valor, porque él, él no era un asesino... Y no lo iba a ser jamás.

—Mejor así Dean, aquel que entra en la oscuridad jamás se separa de ella, tienes que buscar una luz salvadora, pero aunque puedas salir adelante, la culpa siempre estará ahí... Y tú no te mereces eso, eso sí que sería algo injusto —respondió Rhys, apoyando su mano en el hombro de él—. Protege a Lara, Leah y a mi hijo por mí, Dean... Estaré agradecido contigo de por vida, yo debo de encargarme de algo más —añadió, asediándolo con su mirada.

Esa era la mayor característica de Rhys. Dejarte ver su alma. Su espíritu imponente. Esa resolución y esa fortaleza interior que dejaba ver cuando su carisma salía a la luz, ese aviso, esa ayuda, esa apariencia decidida y empática que dibujaba una sonrisa capaz de trasmitir una confianza única. Para que quien la recibiera supiera que siempre iba a estar a salvo a su lado... Eso entendió Dean. Eso lo terminó por convencer.

—Lo haré Rhys, no voy a decepcionarte... Por todo lo que ustedes hicieron por mí... Lo haré —se decidió.

—Gracias, Dean... Ten cuidado, ¿Sí? Cualquier inconveniente sabes qué hacer... Sólo te pido que no mueras.

—Claro no lo haré.

—Eso quería escuchar... Suerte, Dean —deseó Rhys.

Dean se dio la vuelta y le dio una última mirada decidida antes de desaparecer frente a él, fue en ese momento cuando el sentimiento de preocupación que había tenido desde que Rygal le había informado lo de Michael se desvaneció. El chico podría encargarse, y todo estaría bien.

«Sí, todo estará bien».


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Chương 50: Capítulo 16: Otro héroe, otro crimen sin sentido – La coronación II  

Fons, Ash - 3 de Abril - Año 526

 

—Así que quieres pelear contra mí, Lee Ex Fons... ¿Te tienes tanta confianza? —preguntó Yoh, haciendo notar su soberbia.

Yoh se había dirigido hacia el lugar más recóndito de Ash. Kilómetros y kilómetros de un terreno baldío, nada que los molestara, nada que pudiera evitar que usaran todo su poder... Nada que se entrometiera en su ajuste de cuentas. Sólo ellos. Sólo Yoh. Sólo Lee.

—Confianza tienes tú al creer que puedes invadir mi reino y arruinar mi coronación sin salir ileso... No pienso dejarte escapar —respondió Lee, con confianza. No veía desventajas en su pelea, de hecho, hasta se sentía más fuerte.

—Uno contra uno... Debemos saldar las cuentas aquí, si pierdes me dejas tu reino, si ganas cesaré mis intentos de invasión y dejaré a tu nación en paz... Pero si pierdes y no me entregas el reino, prometo comenzar una segunda Guerra de Fons, veremos si eres capaz de soportar algo así en tu mandato... Quizás, por fin veamos la caída de la monarquía —propuso Yoh, esbozando una gran sonrisa sagaz.

—No fallaré... No perderé mi lugar en la vida, mi reino es mi hogar —aseguró Lee.

—¿Puedo preguntar algo, Lee? —Ante la mirada determinada de Lee, Yoh se sorprendió, y algunas dudas vinieron hacia él.

—¿Qué? —preguntó el rey, pasmado ante el cambio de actitud de Yoh. De todas maneras, no se confió, quizás era una estrategia, hacerlo bajar la guardia para luego atacar sin problema.

—¿Por qué decidiste ser rey? —preguntó Yoh.

En ese instante, con esa pregunta, Lee recordó todo su pasado.

La Academia Militar, la guerra y los amigos que perdió, su madre, su hermana... Todos los que apoyaban su mandato, el legado de Delta... Era mucho, pero realmente eso no fue el inicio de todo, eso sólo alimentó su ambición, aquello que despertó su voluntad fue otra cosa... Y cuando intentaba hacer memoria sobre eso también, solamente el recuerdo del rostro de ella llegaba a su mente... Lo había decidido por Diane Schalke. Y por su memoria, aún permanecía ese sentimiento en su mente también.

—¿Tu amas a alguien, Yoh? No, mejor reformularé mi pregunta: ¿Hay alguien a quien ames tanto que tu único motivo para seguir adelante es querer verle feliz?

—Sí... No soy un insensible, mi padre vivió su vida entera luchando por una causa, y se murió por culpa de la invasión de tu nación a la mía, ustedes terminaron destruyendo sus sueños, sin quitar todo lo horrible que vivió mi chica al ser sirviente del gobierno corrupto que Fons apoyaba... No quisiera que siga sufriendo, y destruí todo el gobierno anterior por un bien mayor, porque también amo a mi nación y a las personas que viven en ella, sólo quiero recuperar lo que nos pertenece —respondió Yoh, dándole una mirada a su sello.

Lee lo entendió. Así que ese era su objetivo.

—Yo también amo a mi nación y a mi gente, parece que somos más parecidos de lo que creemos... ¿También comprendiste tarde que aunque un rey tenga sus obligaciones también puede amar?

—Lo comprendí cuando me di cuenta de que me estaba perdiendo a mí mismo por un propósito, a mí también me duele matar personas, Lee... Pero debo ser cruel para que mi nación no se vea amenazada, son sacrificios que se deben hacer por un bien mayor, la crueldad es sólo una forma de ocultar la debilidad del ser humano, y como rey debes de saberlo, no podemos ser débiles.

—No... No podemos serlo —respondió Lee, colocándose en posición—. Te comprendo, Yoh, pero es mi reino, y no permitiré que dañes a mi gente —añadió, con esa seguridad que aún persistía en él.

—Lo mismo digo, Lee... Entonces, que gane el mejor rey —soltó Yoh, que sin pensarlos dos veces, ni esperando que Lee terminara de prepararse, se lanzó al ataque.

 Cuando Yoh se lanzó al ataque tomó por sorpresa a Lee... Este intentó esquivar algunos golpes, el estilo de artes marciales de Yoh era algo distinto al que él había aprendido, predominaban los puñetazos rápidos, casi no usaba las piernas y tenía un gran movimiento de cabeza, no podía atinarle ningún golpe, Yoh era demasiado bueno.

 Sí, vaya que lo era. Cuando Lee lanzó un puñetazo, Yoh lo esquivó y utilizando su agilidad se coló por debajo de su brazo y lo derribó fácilmente, estrellando su cuerpo contra el suelo. Lee sintió todo su cuerpo golpear un montón de rocas y seguido de esto un puñetazo acercándose, instintivamente puso su mano frente a su rostro y lo bloqueó, este iba con tanta fuerza que la onda expansiva lo hizo enterrarse unos metros bajo tierra, y cuando abrió los ojos vio el gran hoyo que había causado el impacto.

 Todavía apretando el puño de Yoh se impulsó y se puso de pie saltando hacia atrás... Ese tipo era bastante bueno luchando.

 Miró a su alrededor y notó que él ambiente se había calmado, cuando habían llegado a ese lugar aun escuchaba la alarma de evacuación de Ash, pero esta había parado, al parecer se habían encargado del problema principal en la capital... La acción hecha por Rhys le había ayudado demasiado también, un terremoto o algún suceso natural, esa podría ser la excusa para dar frente a los habitantes, pero no podía pensar en eso en ese momento, primero tenía que ganarle al monstruo que tenía enfrente.

—Eres bueno —dijo Lee, agitado. Su brazo le dolía mucho, la llave que Yoh había usado para derribarlo casi lo fracturaba.

—Me crio un veterano de guerra, exmilitar, me entrenó desde los cinco hasta los quince años, pelear es una forma de vida para mí —respondió Yoh, apretando su colgante... Ese objeto guardaba tanto, su pasado y los deseos de su padre estaban seguros con él.

 «Les juro que recuperaré lo que es nuestro... Maestro... Padre».

 

Trece años atrás...

 

Republica de Zardie, Meta - 7 de Octubre - Año 513

 

YOH

 

 Mis padres murieron en la guerra que mi país tuvo con Fons cuando yo apenas tenía cinco años... Ellos eran médicos, su vida se basaba en salvarle la vida a los demás, aunque irónicamente jamás se preocuparon por las suyas de la misma manera.

 La guerra era cruel, mientras me quedaba en los refugios veía tanto sufrimiento que para la mente de un niño de cinco años era imposible que no le afectara, de igual manera, yo siempre tuve la muerte presente en mi vida, después de todo, mis padres hablaban de ella con tanta soltura que siempre pensé que era algo común en los seres humanos... Por eso el día en el que recibí la peor noticia de mi vida no sentí nada, pero claro, esa nada que había sentido era el vacío de haber perdido lo único que tenía, mi vida había dejado de tener sentido... Y la muerte lo había tomado todo.

 La zona en la que se encontraban mis padres había sido tomada por Fons, asesinaron a cualquier persona que se metiera en su camino y se adueñaron de toda la región oeste de la Republica de Zardie.

 No entendía nada de política, sólo sabía que los malos eran los que atacaban y los buenos eran quienes se defendían... Que equivocado estaba, años después, luego de ver todo el panorama de lo que realmente había sido la guerra comprendí que ni los buenos eran tan buenos, ni los malos tan malos.

 No pasó mucho tiempo luego de la muerte de mis padres hasta que un exmilitar se hizo cargo de mí... Y tal como se esperaba de alguien con ese repertorio, me crio de una forma demasiado estricta.

 Fueron diez años que viví con él, diez años en los que me entrenó peleando todos los días, en los que me hizo amar a mi país más que a mí mismo... Quizás de ahí nació ese sentimiento nacionalista que poseo hasta el día de hoy, aquel que me hacía saber que por mi gente haría lo que fuera... Por mi país sería capaz de todo.

 Yo siempre desconocí su faceta como militar, un veterano de guerra probablemente hubiese recorrido un largo camino, hubiese perdido más de lo que ganó y posiblemente también acarreara con un sufrimiento enorme... Y así era, lo descubrí aquel día que mi sentido de vida se fue del todo, y a lo único que le encontraba razón era a la muerte, después de todo, para eso vivíamos... Para morir.

Lo entendí muy tarde.

 La maldita guerra no acababa jamás, más de diez años en guerra era una locura, era una locura saber que a Fons no le afectaba para nada y por otro lado Zardie estaba siendo destruida social, política y económicamente. Todo lo que mi pueblo había peleado era en vano. Las bajas eran tantas que se comenzaron a reclutar a los militares retirados y a los cadetes en las academias, y en una de esas elecciones mi padre fue selecto, y tal como lo supuse, eso era sólo el principio del fin.

 Fue la noche más fría de mi vida... Ir a reconocer un cuerpo se sentía tan extraño, y lo era. Entré a la oscura habitación donde había una cama en el medio, me acerque lentamente, aunque ya sabía perfectamente lo que me esperaba ahí todavía tenía esperanzas de que fuera un error... Pero no lo fue, corrí la sábana blanca que lo cubría para ver el rostro de la persona que me había criado. Quizás nunca fue amoroso conmigo, ni demostraba sus sentimientos, pero fue la única figura paterna que tuve, él me había dado un techo, comida y educación cuando no tenía nada, y verlo ahí sin vida era desolador... Quizás ese fue el sentimiento que activo mis lágrimas, lagrimas que jamás había visto en mi vida, no lloré la muerte de mis padres porque era muy pequeño para comprender el peso de la vida, pero en ese momento, luego de tantas cosas vividas, pude decir con total seguridad de que esta era una mierda... La vida no merecía ese valor si a cambio se tenía que sufrir tanto, ¿Qué sentido tenía todo? Si al final íbamos a morir de igual manera.

—Esto es para ti, fue lo único que nos pidió que te entreguemos —dijo el que parecía ser el líder de su escuadrón al darme un sobre.

 Me alejé de la morgue con un nudo en la garganta, sentía tantas emociones y al mismo tiempo ninguna, pero noté fácilmente la impotencia apoderándose de mí... Paré en una parada de autobús y me senté a leer la carta que este había dejado, la carta que decidiría mi destino:

 «Yoh... Tú sabes que jamás fui bueno con las palabras ni con las acciones, pero quiero que primeramente sepas que eso jamás fue culpa tuya, mi vida siempre estuvo llena de dolor, cuando era joven perdí a mis padres en un accidente, cuando me enlisté en la milicia conocí al amor de mi vida... Nos casamos y tuvimos un hijo, fueron los momentos más felices de mi vida, pero tú sabes, nada es para siempre, la guerra comenzó y la vida de ellos terminó... Envuelto en furia, odio, rencor, soledad e impotencia fui a luchar para al menos sentir que hacía algo por recordarlos y sentirlos todavía vivos dentro de mí, pero sabía perfectamente que no era así, jamás fue así... La guerra es tan deprimente que acabé hundiéndome en mi propia miseria, quite muchas vidas con mis manos en nombre del futuro del país... ¿Y sabes, Yoh? Eso fue lo único que me dio un poco de consuelo, asegurar el futuro de las nuevas generaciones a cambio de venderle mi alma al diablo creo que fue un trato justo, después de todo, yo ya no tenía nada y quería irme de este mundo al menos creyendo que había hecho algo por él... Cuando me retiré viví en soledad demasiado tiempo, era lo que quería, no necesitaba a nada ni a nadie, ni tampoco lo merecía, o eso creí hasta que tú apareciste... En ti vi el reflejo de mí, vi mi vida pasar frente a mis ojos en un instante, encontré lógica a mi lucha, aquella de «asegurar el futuro las nuevas generaciones», eso era lo que estaba buscando, ver crecer todo lo que había hecho con mis propios ojos, y tú, Yoh, tú eras el futuro que yo quería... Te crie para que salieras fuerte y decidido, para que si tuvieras un sueño lo cumplieras, te crie para que fueras la cara de una nueva generación, para que lucharas por el futuro de todos y para que nada te venza... No sé si alguna vez podré verte cumpliendo tus sueños, pero ahora estoy aquí, en un campo de batalla luchando por lo mismo que luché toda mi vida, el futuro de toda una nación, sé que eso no debería cargar en la espalda de un único hombre, pero es lo único que hice toda mi vida, y es para lo único que sirvo... Por eso, Yoh, terminando por aquí, quiero decirte que si jamás nos volvemos a ver, sepas bien quién eres y para lo que estás hecho, no te dejes perder nunca, sigue adelante y demuestra de lo que eres capaz, lucha por tu sueño y cúmplelo, para eso existen... Adiós Yoh, espero tengas una larga vida, y aunque yo no esté ahí, seas feliz... No sé si alguna vez sentiste lo mismo por mí, pero esta vez, escribiendo desde lo profundo de mi corazón, quiero decirte que te amo... Gracias por aceptarme y ser mi hijo, gracias por no abandonarme jamás... PD: Hay un regalo para ti dentro del sobre».

 Vi la tinta correrse cuando me di cuenta que estaba llorando, no podía calmarme y sentí mi corazón palpitar tan fuerte que creí que me iba a morir, pero me calmé cuando abrí el sobre y saqué el colgante que él siempre llevaba puesto, en él estaba la vida de un hombre que lo perdió todo y nunca luchó por él, con un sueño casi imposible que una nación se lo terminó por arrebatar... Amó mucho pero nunca lo demostró, y de la misma forma, jamás pude despedirme de él.

 Me ganó la rebeldía cuando me enlisté en el ejército y partí a la guerra, desperté un sueño que comencé a perseguir, y esas palabras que mi padre me había escrito nunca se irían de mi mente... Yo tampoco tenía nada, así que abrir paso a un nuevo camino para los que vinieran después de mí era lo mínimo que podía hacer, la vida no tenía sentido y no quise seguir hundiéndome con la idea de que lo único que podía llegar a tenerlo era la muerte, así que si la vida no tenía sentido, lo iba a crear y viviría por él. Un sentimiento de arraigo a mi pueblo nació en mí cuando vi todo lo que Fons le había hecho a mi nación. Mi padre había muerto luego de que lo había perdido todo en manos de Fons, no pudo recuperar nada, y en pocas palabras, murió creyendo que su vida fue en vano. Pero yo iba a demostrar lo contrario, la vida de nadie era en vano, Zardie se liberaría de las ataduras de Fons para siempre y yo me iba a encargar de hacer ese cometido realidad... Para darle, por lo menos, luego de mucho tiempo, sentido al legado de mi padre.

 

Años después...

 

Republica de Zardie, Meta - 24 de Abril - Año 515

 

 Cuando la guerra terminó a principios del año 515 yo era otra persona, mi mente había sido demacrada por esta misma, estaba tan afectado que no podía ver un poco de sangre sin quedarme paralizado. Tenía dieciséis años y había visto las peores acciones jamás hechas por un ser humano, el pánico no era irracional... Sí, habíamos ganado la guerra, pero habíamos perdido demasiado, toda la región oeste, cerca del 20% de la población y estábamos en la lona como país.

 Cuando volví a Meta no tenía nada, ahora sí, realmente no tenía nada. Pero tenía un sueño, y tenía que ponerme a punto si quería llevarlo a cabo.

 En la guerra escuché muchas historias sobre un profeta que daba poderes al otro lado del continente, para ser más exactos, en la Región Autónoma de Muliche. Una nación al otro lado del Gran Desierto de Infiana donde vivían aislados de todos los países del Continente Central. Nunca había ido ahí, para ser más claros, jamás había salido de Zardie en realidad, pero quizás ese era el momento de que mi viaje comenzara, ese era el momento de comenzar a buscar mi sueño... Entonces un día partí.

 Estuve dos meses cruzando toda la frontera entre Fons y Remia para llegar hasta al Gran Desierto de Infiana. Cuando menos me di cuenta ya habían pasado cuatro meses y estaba perdido en el medio del desierto, sin agua, sin comida, sin nada alrededor, sólo eran montañas y montañas de arena que me rodeaban. Hasta que un día vi mi vida pasar por mis ojos, y al no poder aguantar más, caí en la arena esperando sólo morir sepultado en alguna tormenta. No podía pensar claramente, por eso no me angustie ni pensé que mi vida había sido un fracaso, en ese momento morir era lo único que quería, sería lo único que me salvaría, por eso cuando cerré mis ojos y dejé de sentir mi cuerpo sólo un sentimiento de alivio vino hacia mí... El sentimiento de la muerte. La resignación.

 Pero el destino hizo de las suyas de nuevo, ya que al parecer todavía tenía demasiado por recorrer... Porque sobreviví.

 Abrí mis ojos algunos días después, para encontrarme dentro en una carpa, acostado sobre lo que parecía ser una manta. Tomé asiento cuando vi entrar a un anciano con un bastón, este tenía una gran barba, tenía puesto un extraño gorro en su cabeza, parecía un bonete, y largas telas que actuaban de ropa, su cabello era oscuro, aunque tenía algunos mechones plateados, y sus ojos de color esmeralda, tenía un ligero parecido a muchas personas ancianas de mi nación. Como si todos vinieran del mismo lugar... Eso fue lo más extraño que llegué a divisar.

Has despertado niño —dijo, en el idioma y acento más extraño que jamás escuché en mi vida.

 Quedé en blanco, no sabía qué responder, porque ni siquiera sabía que había dicho en primer lugar. Sólo lo miré con confusión y moví mis hombros en señal de que no había entendido nada.

—Oh... No debes de comprender indyl, lo siento por eso —dijo, otra vez, pero esta vez sí entendí cada palabra.

¿Indyl? ¿Qué era eso?

—Lo siento, pero, ¿Dónde estoy? —pregunté, desconcertado. Mis alrededores eran tan extraños y distintos a lo que normalmente conocía que no pude evitar alarmarme, ¿Quién sabe a dónde podría haber terminado?

—Región Autónoma de Muliche... Has dormido por al menos dos semanas desde que te hemos encontrado en el desierto —respondió, alcanzándome un vaso con bebida.

—¿Qué es esto? —pregunté, tomando el vaso. Estaba caliente.

—Infusión de hierbas.

—¿Té? 

—No, infusión de hierbas, se hace de una manera distinta, tómala y verás la diferencia —respondió, sentándose a mi lado.

Tenía razón, era una bebida totalmente distinta. Vacié el vaso en un sólo sorbo, me sentía tan deshidratado que la necesitaba.

—Muchas gracias —agradecí, devolviéndole el vaso—. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo fue que sobreviví?

—Es una historia algo larga... Te encontramos enterrado en la arena, en el medio del desierto, te ubiqué fácilmente gracias a tu energía —respondió, apoyando su dedo índice sobre mi pecho.

—¿Energía? ¿Te refieres a algún tipo de clarividencia que tienes, o algo por el estilo? —realmente estaba confundido cuando pregunté eso.

-—Ja... No, estás bastante alejado, ¿Tú no sabes que eres un usuario de Energía del Alma?

—¿Qué? Lo siento, estoy cada vez más confundido, no entiendo a lo que se refiere.

—Ya veo, entonces te contaré la historia de nuestro pueblo, y ahí mismo entenderás cuándo y cómo fuimos capaces de controlar nuestra Energía del Alma... Control que tú también posees.

 Casi cincuenta años atrás el mundo era totalmente diferente al que se podía divisar en la actualidad. De las once naciones que existían en el presente, sólo había seis: Fons, Bellum Giant y Filii Dei eran las tres principales. Remia todavía no era fundada. Y las cuatro naciones fronterizas con Fons eran una sola, o lo fueron por más de cien años antes de la Cuarta Guerra Mundial, el suceso histórico en el cual esa nación que se encontraba al norte del Continente Central y comenzaba a rodear Fons, fue abolida por este mismo... Esa guerra en la cual se provocó la caída del Imperio Indil... Para siempre.

El Imperio Indil fue una nación fundada casi doscientos años atrás, luego del final de la Tercera Guerra Mundial, cuando un dictamen del rey Anthony Ex Fons amenazó la existencia de los pueblos autóctonos del norte con la indicación de que comenzaría una carga contra ellos, para anexarlos a Fons a través de una conquista. Los pueblos no aceptaron tal orden, por lo que se unieron en una sola fuerza, para poder defenderse de la invasión de Fons. Con ese primer propósito, los años terminaron fortaleciendo los vínculos políticos y sociales de los pueblos, las culturas se mezclaron, y la religión se volvió una sola. De esta manera, en el año 356 el Imperio Indil ya era una nación instaurada. Y así fue por los siguientes cien años. 

En su momento, Indil fue la única nación, aparte de Bellum Giant, que pudo rivalizar con Fons en un contexto militar. El crecimiento acelerado en todo sentido de Indil amenazó la existencia de Fons, de la misma manera, la de Bellum Giant también, y con el miedo de que esta nación se convirtiera en un Filii Dei del Continente Central, por primera y única vez en su historia, Fons y Bellum Giant se unieran en una alianza para acabar para siempre con Indil. 

 Este genocidio orquestado por las dos naciones más grandes del mundo en el correr de la Cuarta Guerra Mundial terminó con el naciente Imperio Indil para siempre. El hecho llevó a grandes consecuencias para el mundo entero, la principal de todas fue la fundación de la nueva nación que nació de algunos pueblos que volvieron a unirse luego de la destrucción de Indil: El Reino de Remia, que en pocos años logró posicionarse como una de las cuatro principales potencias mundiales... Otra de estas fue la división de pequeñas provincias que pertenecían a Indil, convirtiéndose así en las naciones de Zardie, Vyrial, Esteli y Synrial. Y más allá del desierto, aquellos que escaparon al oeste fundaron Muliche.

 De todas formas, había un pequeño grupo selecto de personas que eran la élite de la nación, liderados por dos poseedores del Scire, y todos capaces de controlar Energía del Alma. Veinte años después de la guerra, junto con la ayuda de Remia, que por cierto, fue fundada por uno de esos dos poseedores del Scire, quien era Ryhan Di Rem, su primer rey y padre del actual rey, Ryder Di Rem, y líder de facto, Rygal Di Rem, aunque tuviera el título de Primer Ministro; pudieron fundar una nueva nación al otro lado del Gran Desierto de Infiana, ahí era donde me encontraba en ese momento... La Región Autónoma de Muliche.

 Con toda esa información, la historia me cuadraba mejor que nunca, esa era la guerra que mi padre había peleado, por esa razón el sentimiento de nacionalismo era tan grande, no sólo les habían quitado su territorio, sino que también su identidad, sociedad, religión, cultura... Todo. Les habían arrebatado todo.

 También por la misma razón la guerra con Fons se había hecho tan larga, después de todo; Muliche, Synrial, Vyrial y Esteli tenían contratos con Remia, la condición de estos era que si por alguna razón a Fons o a Bellum Giant se le ocurría invadir estas naciones, Remia tendría, no sólo el derecho, sino que también la obligación de entrometerse en el problema.

 Yo lo supuse desde un principio, pero cuando me lo confirmaron me sentí orgulloso de haberme dado cuenta de algo así. El tratado con Remia no fue firmado por Zardie, por la simple razón de que la facción que tomó control de la región que ocupaba era la oposición al liderato que Ryhan poseía en el antiguo imperio. No sólo eso, la «guerra» con Fons al final fue un movimiento político llevado a cabo por los líderes de la nación que tenían alianzas con Fons. Ellos querían unir la republica al reino, pero obviamente la población no iba a estar contenta con una decisión así, después de su historia con Fons era lo último que querían. Esto llevó a la guerra civil que se llevaba a cabo en Zardie cuando yo nací, porque sí, yo estaba muy equivocado, nunca fue una guerra con Fons... Siempre fue una guerra contra nosotros mismos.

—¿Así que ustedes son descendientes directos del último gran imperio que se quiso enfrentar a Fons? —pregunté, uniendo los puntos de la historia.

—Además de la Familia Real de Remia, somos los únicos que quedan de aquella élite Indil — respondió el anciano.

—¿Familia Real de Remia? —pregunté, confundido.

—El fundador de la nación de Remia, Ryhan Di Rem, y yo éramos los líderes de Indil hace cincuenta años, en plena guerra... Ryhan tenía una gran visión de liderazgo y fue capaz de mantener un enfrentamiento constante con Fons sin demasiadas bajas, hasta estábamos ganando bastante territorio, pero ni siquiera un genio militar como Ryhan pudo lograr revertir la aplastante derrota que nos dieron cuando Bellum Giant se unió a la lucha.

—¿Tu ya tenías tu Scire en esa época?

—Yo era el actual poseedor del Scire, pero jamás tuve el tiempo suficiente para perfeccionarlo, sólo dos años después de que se me fue otorgado la guerra comenzó, eso limitó mi tiempo y también cavó nuestra tumba, sin un poseedor del Scire competente nuestra derrota era algo inevitable.

—¿Entonces Ryhan cuándo obtuvo su Scire?

—Un año luego de que la guerra terminó, ese fue el periodo de tiempo en el cual una parte de la nación escapó hacia la Isla Rem, y tan solo dos años después de esto, Ryhan fundó Remia en la isla... El resto de la nación emigró hacia el desierto y en un proceso de dieciocho años con la ayuda de ellos fundamos el lugar en el que te encuentras ahora.

—Remia llegó muy lejos, ya es considerada una de las cuatro naciones principales, y si todo lo que me dices es cierto, eso no le tomó más de cincuenta años.

—No es tan así, Remia era una pequeña nación hacía al menos veinte años, pero luego de que los hijos de Ryhan tomaran el liderazgo del reino todo cambió, su crecimiento fue exponencial, y probablemente eso se deba a la mente maestra de Rygal Di Rem.

—¿Quién es ese?

—El Primer Ministro de Remia, es el primer hijo de Ryhan, luego viene Ryder, el actual rey... Rygal también posee un Scire... Y no sólo eso, probablemente sea el poseedor más fuerte del mundo en este momento.

—¿Él es una amenaza? 

—No... Al menos por ahora, protege a todas las naciones descendientes de Indil, aunque probablemente sea un movimiento político y militar, a la vez que una trampa... Porque sí, Remia puede involucrarse en intentos de invasión hacia nosotros, pero de la misma forma, si Remia se ve involucrada en un suceso así, tenemos que responder y luchar a su lado... Indil ya no existe, pero Remia logró recuperar el 20% del territorio que antes este poseía, más el territorio de las demás naciones que formamos parte del tratado llega a cerca del 70% previamente poseído por Indil... En algún momento las cosas se desvirtuaran y Remia, al mando de Rygal Di Rem, terminará destruyendo todo Fons, él no se va a quedar tranquilo, tiene mente de asesino, es un genio y ambicioso a mas no poder... Créeme, no dentro de poco, el mundo será suyo.

 Al decir esas palabras mi sangre se heló. No conocía a este tal Rygal Di Rem, pero escuchar como el anciano decía algo así con tanta seguridad me hacía querer dudar sobre si realmente podría encargarme de liderar una revolución solo. El mundo estaba lleno de fenómenos que ni me imaginaba que existían, aun así, terminó por alimentar mi determinación. Scire, Energía del Alma, sellos, poderes. Jamás se me ocurrió creer que el mundo fuera tan loco.

—Conociendo tu verdadera naturaleza me acabo de dar cuenta de que tú eres la persona que estaba buscando —dije, identificando al «profeta» del que tanto me habían hablado.

Correcto niño —respondió, de nuevo en ese extraño idioma.

—¿Debería de aprender a hablar indyl?

—No es necesario, aquí hablamos indyl porque nos recuerda a nuestras raíces, y lo usamos sólo como una jerga, no es nuestra lengua oficial.

—Ya veo... Entonces, ¿Me ayudarás?

—Primero debo saber qué es lo que quieres.

—Ser fuerte, lo suficientemente fuerte como para poder volver a Zardie y comenzar una revolución.

—Ya veo —respondió, uniendo sus palmas—. Respira hondo —agregó.

En ese momento lanzó un golpe a mi pecho, lo sentí tan fuerte que mi pecho se hundió y caí inconsciente al instante.

 

Horas después...

 

 Cuando abrí los ojos estaba durmiendo en una cama dentro de una gran habitación. Estaba oscuro, al parecer habían pasado horas. La noche se me vino encima.

—¿Qué sucedió? —pregunté cuando vi entrar al anciano a la habitación.

—Activé tu energía, sólo golpeé tu pecho con fuerza, quédate tranquilo, no te hice daño, el desmayo fue a causa de la cantidad de energía que de repente fue disparada por todo tu cuerpo, es una reacción normal y hasta necesaria —explicó.

—Entiendo... ¿Eso quiere decir que ahora puedo usarla?

—Con el entrenamiento adecuado... Dime Yoh, ¿Estás de acuerdo con quedarte a entrenar en Muliche algunos años?

—No tengo nada que me ate a no hacerlo... De hecho, es lo único que puedo, y debo hacer ahora.

Ese era el camino que había elegido.

—Bien, Yoh, entonces mañana comenzamos, prepárate mentalmente, no es un entrenamiento leve —dio aviso.

—Claro, señor... Me he preparado por años —respondí determinado, apenas comenzaba a soñar.... Con la libertad.

 

Años después...

 

Republica de Zardie, Meta, Residencia Presidencial - 22 de Noviembre - Año 521

 

—Aquí no hay más, Yoh —avisó Sonny. saliendo de la sala— Parece que todos huyeron... El lugar es nuestro —añadió, con una sonrisa satisfactoria.

—Jamás iban a poder contra un pueblo entero... Sal y avisa a toda la nación, Zardie al fin es libre —respondió Yoh, eufórico. Al fin lo había logrado.

Todo había comenzado dos años antes, con el estallido de la Guerra de Fons, una crisis sociopolítica lo suficientemente grande como para desbalancear un reino entero. Gracias a eso la presencia militar de Fons en Zardie fue retirada. Fons prefirió pelear contra los grupos revolucionarios de su reino antes que defender un territorio ajeno, esa fue la posibilidad que Yoh vio para por fin conseguir la libertad de su pueblo.

Luego de perder algunas batallas que libró en su camino hacia conseguir su propósito Yoh se planteó la idea de que la única forma de lograr la victoria en el mundo no era más que otra que la fuerza bruta, después de todo, sus derrotas se debieron a que era más débil que sus rivales... Aunque mejor se podría decir, rival... Rhys Windsor. La mayor piedra en su camino.

 No se sentía mal una derrota luego de saber que esa persona es ampliamente superior a ti, pero igualmente seguía siendo una derrota, perder conllevaba demasiado. Por eso la victoria frente a su gobierno corrupto y autocrático recién se dio cuando consiguió el Scire que su maestro le entregó.

Un año después de la Guerra de Fons, y uno antes de asediar la capital con su grupo revolucionario, él viajo hacia Muliche con el fin de que su maestro le quitara el sello que Rhys Windsor le había colocado luego de perder contra él en la guerra. Se llevó una gran sorpresa cuando se le fue informado que su maestro estaba a punto de morir. La esperanza de su padre había sido transferida a él, y en ese momento, en el lecho de muerte de su maestro, comprendió que la de él también se le sería transferida.

«Eres la única esperanza para restaurar todo lo que alguna vez se nos fue quitado», pronunció esas palabras antes de desfallecer en los brazos de Yoh, no sin antes traspasarle su Scire, dándole así a su pupilo, la última pieza del rompecabezas que debía armar para derrocar el gobierno de su nación... Para siempre.

En su regreso a Zardie, ya nada era igual, la batalla en Meta fue la llave que abrió la puerta a la libertad. Luego de meses en los cuales el Ejército Nacional fue capaz de contener su ofensiva, todo se terminó cuando Yoh Tales decidió usar la violencia de una vez por todas.

Frente a este suceso hay muchas versiones, aunque la única correcta es que Yoh entró al palacio por túneles subterráneos que supo reconocer gracias a vestigios de Energía del Alma de algunos soldados y políticos que rondaban el lugar. Dentro del palacio no tuvo piedad, asesinó uno por uno a toda la élite de Zardie, permitiendo el paso a su ejército luego de certificar que ya nadie podía incidir en su determinación.

Así fue como el 22 de Noviembre del año 521, luego de la masacre al Consejo Presidencial de Zardie, el golpe de Estado concluyó y la guerra civil terminó... Con una victoria para Yoh Tales. 

—Espera Sonny... ¿Y eso? —preguntó Yoh, cuando escuchó unos sollozos en uno de los pasillos.

—Deben de ser ratas —respondió Sonny, tocando el suelo, en busca de señales de Energía del Alma—. No, equivocado, es un ser humano —añadió, al salir corriendo hacia el lugar.

—¡Espera! —gritó Yoh, siguiéndolo. Tenía que asegurarse que no fuera alguien inocente, Sonny no dudaría en matarlo, fuera quien fuera.

La sorpresa fue muy grande para ambos cuando abrieron la puerta de la habitación de donde venían los ruidos y encontraron una chica llorando en un rincón.

—¿Quién es? —preguntó Sonny, acercándose lentamente.

—Ten cuidado, puede ser una trampa —respondió Yoh, caminando detrás de él.

 En el momento que Sonny movió la viga que cubría a la chica, se develó su rostro. Era una niña hermosa. Quizás no era una niña totalmente, tenía rasgos de superar la adolescencia, pero lo que si era obvio es que no era mayor que ellos.

 Ella levantó la mirada y vislumbró a Sonny mirándola fijamente, su intimidatoria mirada hizo que ella retrocediera su cuerpo, encogiéndose aún más contra la pared.

—Sonny... La estás asustando —dijo Yoh, moviéndolo hacia un lado para poder agacharse frente a la chica—. Ey, no te haremos daño... ¿Cómo te llamas? —preguntó, con suavidad.

—Michelle —respondió ella, apenas dejando salir su voz. Su temblor llegaba hasta sus labios, esas palabras estaban llenas de miedo.

—¡¿Puedes hablar más alto?! ¡No escuché nada de lo que dijiste! —exclamó Sonny, asustando a Michelle de nuevo.

—Sonny, por Yva... ¿No ves que está asustada? Si gritas sólo la asustas más... Michelle, eso fue lo que dijo, ¿Puedes por favor salir de la habitación mientras hablo con ella? Vigila que no venga nadie —ordenó Yoh, señalando la puerta.

—Lo haré, Yoh, pero sólo porque tú lo dices... De todas maneras, te aseguro de que si ella termina siendo una de nuestros enemigos no dudaré en matarla —Sonny amenazó, dándose la vuelta, sus frías palabras quedaron en el aire. El suspiro se atascó en la garganta de Michelle, esa amenazaba sonaba tan real.

—Sí, Sonny, lo que digas, ahora sólo ve y déjame con ella, puedo encargarme —respondió Yoh, para que luego Sonny abandonara la habitación dejándolo solo con Michelle—. Lo siento por la actitud de mi compañero, pero hemos estado algo perceptivos últimamente y debemos de tener cuidado de las personas con las cuales nos encontramos... ¿Puedo preguntar qué haces aquí? —preguntó, sentándose a su lado.

—So... Soy una sirviente del Comandante en Jefe... Pero yo no tengo nada que ver, ¡No me maten por favor! —rogó, cubriéndose el rostro.

—Ey, quédate tranquila... No te haré nada, eres sólo una víctima después de todo... Te hicieron mucho daño, ¿Verdad? —respondió Yoh, acercándose a ella, en ese movimiento le dio un abrazo—. No importa, todo eso se terminó, yo estoy aquí y te cuidaré desde ahora, ¿Bien? —preguntó, y al apoyar su mano en la barbilla de la chica alzó su rostro. Le limpió algunas de las lágrimas con la yema de sus dedos y esbozó una ligera sonrisa.

 Michelle suspiró e intentó responder igualmente con una sonrisa a las palabras del chico que la abrazaba con fuerza, después de tanto tiempo, al fin se sentía protegida... ¿Quién era él?

—¿Puedo al menos preguntar tu nombre?

—Yoh Tales... Ese es mi nombre.

 

Presente...

 

Fons, Ash - 3 de Abril - Año 526

 

Lee enfrentó a Yoh de nuevo, lanzándole algunos ataques que este último esquivó aun con más facilidad que los anteriores. Parecía que a medida que avanzaba la lucha más comprendía el estilo de pelea de su rival, acostumbrándose a este, eso permitía que pudiera contraatacar con más rapidez.

 Y así terminó sucediendo. Yoh tomó su brazo y lo jaló, enredándolo con el suyo a través de un lazo, tras este movimiento comenzó a golpear con la palma el pecho de Lee repetidamente gracias a que el rey no podía defenderse.

 Lee activó su sello y atrajo una roca a lo lejos, Yoh la vio venir y lo soltó, dando un salto hacia atrás, en ese momento Lee encontró la oportunidad perfecta, y aprovechando que la roca bloqueaba la vista de Yoh, se movió hacia detrás de él con rapidez.

 Yoh lo distinguió de reojo y cuando tenía pensado lanzar un puñetazo de espaldas escuchó un extraño ruido que venía desde la palma de Lee. No dudó ni un segundo y saltó hacia la izquierda, para luego sentir como un inmenso calor abrazaba el lugar... Había sido una explosión.

 «No me esperaba que pudiera formar explosiones de esa magnitud... Eso me lleva a un gran problema, si me toca de nuevo estoy muerto», pensó Yoh, al ver el humo dispersarse, logrando distinguir la figura de Lee a lo lejos.

 «Diez segundos», Lee contó el tiempo hasta que por fin pasó ese lapso entre explosiones, y se lanzó al ataque de nuevo.

—Mierda —maldijo Yoh, viéndolo venir. Notó fácilmente también el brillo que este tenía en su palma... Así que esa era su habilidad, crear explosiones, tenía que encontrar la forma de descubrir cómo lo hacía para poder anularla.

 Aunque la habilidad de Lee era básica, de todas formas no era muy fácil darse cuenta de cómo funcionaba. Era una acumulación de gases en su palma que salía disparada luego de usar su energía como combustible, para un poseedor del Scire esto era demasiado fácil de hacer, pero Lee lo llevaba a otro nivel, quizás igual de fuerte que una granada, pero ese era sólo su mínimo, no quería terminar estallando toda la ciudad por lo que sólo podía limitarse a usar ese ataque y no el Hongo. Un poder capaz de asemejarse a la explosión de una bomba atómica.

 «Maldita sea... No puede ser que su habilidad sea perfecta para tenerme contra las cuerdas», pensó Yoh, analizando la situación. Tenía una estrategia en mente, pero sabía que era arriesgado, igualmente sólo necesitaba cerciorarse de algo.

Cambiando su rumbo, tomó camino de nuevo de frente a Lee, si quería sacarse esa duda debía atacar rápidamente.

 «¿Un ataque directo? Estás loco, Yoh», pensó Lee, recargando su sello de nuevo.

 Cuando este estaba a la distancia suficiente para recibir el impacto, Lee quitó el seguro y activó la explosión al tocar a Yoh. Esta vez fue más fuerte que la anterior y alrededor de Lee no quedó nada más que un pequeño cráter de aproximadamente cinco metros de diámetro.

—¿Eso es todo? —preguntó Lee, confundido, era extraño que Yoh dejara vencerse así de fácil, obviamente era una forma de distracción, el real todavía estaba por ahí.

 Miró alrededor y no lo logró ubicar. Era extraño, ya que él había destruido todo el lugar, no había forma de esconderse sin dejar rastro.

 «Así que son diez segundos», pensó Yoh, en su escondite.

 Su habilidad condicionada era la Transparencia. Esta era capaz de permitirle ver a través de objetos, paredes, bajo el suelo o más allá del cuerpo humano. También podía hacerse a sí mismo invisible, dejando su imagen a un clon que se difuminaría cuando él volviera a su estado inicial. La desventaja de tal técnica era que para poder mover su clon necesitaba no mover su cuerpo, y lo mismo sucedía con su cuerpo, para moverlo necesitaba no mover su clon. Lo que era capaz de hacer con su cuerpo, gracias a su Scire, también era capaz de hacerlo con todo en lo que usara su energía. Principalmente en armas. 

 Lee caminó unos metros hacia la izquierda y escuchó un extraño sonido, eran rocas quebrándose.

«Mierda», pensó, dando un salto.

Yoh salió disparado desde abajo del suelo a una gran velocidad. Luego del salto, Lee estiró su brazo, colocando su palma al frente. Cuando estaba por tocar a Yoh sintió que su mano traspasaba el cuerpo de su rival. En ese instante bloqueó su habilidad, no le servía gastar una carga si ese no era Yoh. Pero se dio cuenta del truco muy tarde, apenas hizo eso, la imagen de Yoh que se había formado frente a él se desvaneció, y el verdadero Yoh apareció detrás, su mano todavía seguía estirada, y frente a este movimiento, pagó su ingenuidad cuando rápidamente Yoh hizo aparecer una daga en su mano y con un corte limpio en su palma desactivó su sello... No iba a poder usar su habilidad otra vez.

 Dio una voltereta en el aire e intento alejarse lo más posible de su rival... Esa había sido una mala jugada, él no poseía regeneración automática como Rhys, ¿Qué haría ahora?

—¿Qué pasa rey? ¿Ya te rendiste?

Al escuchar esas palabras Lee subió la mirada, y lo vio volando frente a él. La mirada de Yoh era fría... Su mano no paraba de gotear, había caído ante la trampa de Yoh y su Scire iba a ser inútil el resto de la batalla.

—Maldita sea... Eso será un gran problema —asumió Lee, sin quitar la mirada de Yoh, quien comenzó a descender lentamente hasta apoyar sus pies en el suelo otra vez.

«Es la única solución, debo traerlo a menos de seis metros de mí... Necesito hacerlo caer en mi Zona Vacía», Lee ya había formulado esa estrategia en su mente, sin saber lo que pensaba su contrincante.

«Ahora puedo hacerlo, debo usar mi Zona Vacía», notando la desventaja de Lee sabía que no iba a poder escaparse de su rango si lo atrapaba.

—Veamos que tienes... Rey... Soldado.

Casi como leyendo la mente del otro, ambos dijeron la misma frase al unisonó, antes de lanzarse al ataque... Con la misma idea, con la misma estrategia.

Alguno debía ganar.


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