—Tenemos que hablar —expresó con frialdad el hombre.
Lin Che levantó la cabeza vacilante y respondió:
—¿Cómo me encontraste?
Cuando ella entró al auto, miró su perfil perfecto, y quedó impresionada por lo atractivo que era. Una pena que su personalidad no coincidiera con su buena apariencia.
Sin embargo, él no se fijó en ella. En vez de eso, observaba con serenidad a un lado y preguntó:
—¿Cuánto dinero tengo que darte para que te cases conmigo?
—¿Qué?
"¿Oí mal?".
—Como no podemos deshacer lo sucedido, tengo que cumplir con mi responsabilidad y casarme contigo —manifestó.
—Je, je. No creo que eso sea necesario.
Lin Che pensó que estaba bromeando. Pero, como si él supiera lo que ella estaba pensando, giró la cabeza y aclaró:
—No estoy bromeando. Necesito casarme contigo. Si estás de acuerdo, podemos firmar los papeles de matrimonio ahora. Te aconsejo que aproveches esta rara oportunidad.
Lin Che se quedó sin palabras; luego empezó a reírse. Ese hombre hablaba como si casarse con él fuera espléndido. Sin embargo, él no era su hermano menor, Gu Jingyu. Si pudiera casarse con Gu Jingyu, ella sin duda no tendría que trabajar tanto para que su nombre saliera a la luz.
—¿Qué beneficios obtendré al casarme contigo? —indagó Lin Che.
Gu Jingze se sintió disgustado cuando la miró a los ojos.
—Si eres mi esposa, pagaré todos tus gastos. También puedo proporcionarte alojamiento. Si tienes un novio o alguien que te guste, te daré el dinero que mereces cuando nos divorciemos para que ningún hombre pueda menospreciarte. Además, puedo eliminar cualquier obstáculo en tu camino. Confía en mí, este matrimonio solo te dará cosas buenas. No te arrepentirás.
Después de escuchar la primera parte de su discurso, Lin Che sintió que esta broma se estaba yendo de las manos. Sin embargo, estuvo un poco tentada cuando escuchó la última parte de la oferta.
De hecho, si se casaba con él no tendría que regresar a la residencia de la familia Lin ni casarse con el retardado de la familia Cheng. Pero ¿podía él de verdad ayudarla?
—Entonces, ¿quieres decir que al final nos divorciaremos? —consultó Lin Che.
"¿Ya está preparando el divorcio? Pero ella tiene razón. Dado que es un matrimonio arreglado, no está mal considerar los beneficios futuros desde el principio".
Gu Jingze asintió.
—Sí. Cuando decida divorciarme, debes cooperar conmigo. Encontraré una excusa razonable y me aseguraré de no dañar nuestra reputación. Pero debo recordarte que firmaremos un acuerdo prenupcial y ya no podrás pedir más.
—Oye, eres realmente grosero. No quiero nada más de ti —dijo Lin Che, ya que se le colmaba la paciencia.
—No necesitamos buenos modales para este matrimonio. No es como si fuéramos a envejecer juntos —aclaró Gu Jingze abriendo la puerta de su Porsche.
—¿Pero estás bien seguro de que en serio nos vamos a casar? ¿Te das cuenta de que acabo de conocerte? No nos entendemos en absoluto.
Lin Che todavía tenía dudas.
Gu Jingze la miró fijo y le contestó:
—¿Qué más necesitamos saber? Conozco cada rincón de tu cuerpo.
—Tú…
Lin Che se sonrojó furiosa al recordar esa noche.
—Eso no fue solo culpa mía. ¡Ya te lo expliqué!
Después de todo, todavía era una niña.
Miró lanzó una mirada feroz a Gu Jingze, pero el rostro de él permaneció pasivo, haciéndola enojar aún más.
Gu Jingze miró hacia atrás y aseguró:
—Bien, no volveré a hablar de eso. Además, sé que el matrimonio es un paso serio. Como mi esposa, prometo respetarte y hacer que nuestras vidas sean lo más cómodas posible. No estoy tratando de engañarte para que te cases conmigo. Ya que he tomado una decisión, seré serio al respecto.
Con una expresión indiferente, Gu Jingze mantenía una postura agraciada y calmada. Su aura extraordinaria era muy agradable.
Tal vez fue eso lo que le hizo sentir a Lin Che que casarse con él no era algo malo en absoluto. Luego, en silencio, ella asintió con la cabeza.
Gu Jingze dejó escapar un suspiro de alivio e hizo un gesto silencioso al conductor para que arrancara el motor.
El casamiento fue un proceso de lo más rápido. Como se trataba de un matrimonio sin amor, todo era tan simple como firmar un contrato.
Afuera, un conductor bajó de un Porsche negro. Caminó hasta Lin Che y respetuosamente tomó su bolso. Inclinó la cabeza y habló con entusiasmo:
—Señora, por favor, entre en el coche.
Lin Che asintió. Todavía no se acostumbraba a que la llamaran "señora". A su costado, el hombre que había estado inexpresivo desde el principio pasó a su lado para pararse junto al coche.
Sin lugar a dudas, su esposo era tan guapo que podía hacer enojar a todos los dioses y hombres. Una cara con una nariz respingona; ojos profundos y tranquilos que podrían enamorar a cualquiera. Bajo su exuberante cabellera, su rostro era pálido y terso, pero sin rasgos femeninos. Su magna figura hacía que cargara un encanto irresistible con él.
Gu Jingze se dio la vuelta. Mientras miraba a Lin Che, le avisó con tono monótono:
—Ya le informé a mi familia que no habrá una boda.
—Eso es lo mejor. Se supone que es un matrimonio secreto. Tampoco quiero que las cosas estallen —respondió Lin Che.
—Después de todo, el método que usaste era inapropiado. Si alguien lo descubriera, serías la que se llevaría la mayor vergüenza —se burló Gu Jingze al escucharla.
—¡Oye, Gu Jingze! ¡Te dije que solo fue un accidente!
El rostro tranquilo de Lin Che se ensombreció. Cada vez que él sacaba el incidente, se sentía culpable por lo que su descuido había causado. Además, ambos habían tenido la culpa; ella no era la única a la que se podía culpar.
Gu Jingze contuvo el aliento. Sabía que había cometido un error, ya que había prometido no volver a mencionarlo.
—Lo siento.
Miró la cara ruborizada de Lin Che y continuó:
—Me disculpo. Firmamos el acuerdo y se supone que no debo volver a mencionarlo. Solo estaba siendo impulsivo. Pero tienes que saber que al casarme contigo no dejaré mi libre albedrío. Yo amo a alguien más.
Lin Che sintió la sinceridad en su voz, y levantó la cabeza para mirarlo de reojo. Honestamente, sintió pena por él. Se vio obligado a casarse con una total desconocida por culpa de su error.
Luego de pensarlo, se calmó.
—Está bien. Entiendo. Nos acabamos de casar y tenemos que vivir juntos en el futuro. Acostumbrarnos el uno al otro es lo principal.
—Sí. Me acostumbraré lo más pronto posible. Espero que cumplas con los términos del contrato.
—No te preocupes. Soy una actriz profesional. Me tomaré en serio nuestro contrato; actuaré como si estuviera enamorado de ti frente a la familia Gu y cumpliré bien mi papel. También espero que tú puedas cumplir el contrato. Como este es un matrimonio falso, no tengamos ningún contacto físico —expresó Lin Che.
—Por supuesto. Sin embargo, debes saber que tendremos que vivir juntos para disipar las sospechas de mi familia.
—Claro. Dije que cooperaría, siempre y cuando no interfieras con mi vida.
—No te preocupes. Nunca me interesaron las mujeres incultas, maleducadas y miserables como tú—aclaró Gu Jingze mientras sus ojos recorrían su rostro.
—Ja, eso es bueno. Tampoco me interesan los hombres que son lobos con piel de cordero sin habilidades en la cama, esos que solo saben usar la fuerza bruta —admitió Lin Che con firmeza.
—Tú…
El hermoso rostro de Gu Jingze se volvió sombrío. Sus ojos ardían de ira mientras miraba a Lin Che. Era inapropiado que ella ridiculizara tan despreocupada su comportamiento en la cama.